jueves, enero 24

Amor verdadero

Hace un par de días, mi amiguete Ione (más popularmente conocido como Raxar, mi gurú friki), me pasaba la siguiente información:

Una editorial rusa venderá una novela escrita por un programa informático. (20 Minutos)

El programa informático ruso PC Writer 2008 «escribe» su primera novela. Si el experimento tiene éxito, será aún mayor el número de escritores que engrosen las filas del paro. (ABC.es) [1]

Pues vamos apañados. Que si las nuevas tendencias provocan que el negocio de los libros se tambalee, que si las descargas ilegales obligan a las pequeñas editoriales a sacar menos libros, que si el mercado de lectores de pdf puede provocar que la literatura de género peligre, que si vivimos un momento de recesión, que si la literatura de género vuelve a ir para abajo… y ahora esto. La vida del escritor bordea el continuo infarto. Si ya éramos pocos, al final parió la abuela, y el retoño vino con teclitas y disco duro integrados. La competencia se llama PC Writer y es capaz de sacarse de la manga un libro en tres días. Y el vástago de esta nueva alma de metal lleva por nombre: Amor verdadero (que ya es un rato cursi… ¿quién se lo habrá puesto Wri o su amo?).

El caso es que no deja de ser curioso que el hombre recurra a un ordenador buscando un nuevo recurso que, independientemente de la forma y el fondo, tendría que ser ideado por la mente humana. No deja de ser una paradoja que una fría alma de metal nos ofrezca una historia sobre seres humanos. Me parece aberrante y un paso más hacia nuestra propia autodestrucción como seres humanos. Si el experimento queda en eso, en un simple experimento, resultará curioso y punto final. Pero no podemos adeudar nuestra cultura a la inteligencia artificial (igual que no podemos adeudar actividades íntimas relacionadas con nuestra vida cotidiana); la comodidad del hombre y su propia evolución como ser individual y colectivo siempre han ido aparejados a su propio intelecto. La literatura, por tanto, ha sido el reflejo de las cualidades humanas, del deseo, de las aspiraciones, del arte. Hablar de libros es hablar del propio ser humano y de sus inquietudes.

Me gustaría que leyerais un fragmento de mi última novela: «El verdadero saber de la humanidad se encuentra en los libros que detallan la salvación del alma. Los libros fueron los únicos confesores de los hombres. Ni hermanos, ni reyes, ni esposas fieles. Los libros, señor Barros, sólo los libros. Ante ellos el mentiroso se vuelve sincero y el adúltero casto.» Sin duda es una exageración llevada a su máximo exponente, pero no deja de ser una reflexión sobre la necesidad que nos aboca, ineludiblemente, a esa unión entre el hombre y el papel a través del tiempo. El libro, además de analogía de diversión, saber, cultura y entretenimiento, se convierte en una huella del ser humano en el presente y en el pasado. No se me ocurre imagen más fría que un superviviente del holocausto entrando en una biblioteca de libros escritos por máquinas. Suena aterrador.

No me parece que nos encontremos en el umbral de una nueva generación de escritores con mente de microprocesadores y corazón de metal. El hombre intelectual todavía tiene que dar mucho de sí y no creo que haya llegado el momento de vender nuestro legado cultural a una conciencia artificial. El ser humano debe seguir avanzando hacia una sociedad global y más cómoda, en la que la máquina, inevitablemente, acompañará al hombre. Pero nuestro intelecto es nuestro intelecto. Nosotros escribimos nuestra propia historia, nuestras inquietudes, nuestras leyendas, y no creo que todavía haya llegado máquina alguna que pueda sustituir nuestra capacidad de imaginar.

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[1] Lo que ha olvidado decir el artífice de esta noticia es que de ahí a que salga un cerebro artificial capaz de clonar a un periodista hay un suspiro. Al fin y al cabo, las tareas siempre se comienzan por la parte más difícil.

By David Mateo with 10 comments

10 comentarios:

Bonita reflexión pero utopica. No creo que los ordenadores sustituyan a los escritores.

Hay una lista interminable de utopías que se han hecho tópicas en los últimos años…

Ola David, manheor por aquí.

Me parece terrible la noticia; terrible de verdad ¿Pero a que nivel de mercantilismo estamos llegando? Porque, evidentemente, una máquina escribiente lo que realizará será una versión standarizada siguiendo unos protocolos que le permitan emular el estilo best-seller más funcional, una ecuanción matemática que nada tiene que ver con el esfuerzo emocional e intelectual que significa el escribir...

Terrible de verdad; lo único que le he agradezco a la noticia es darme la idea para un relato.

Un saludo compañero.

La verdad es que la historia da para un buen relato, sí. Bueno... suerte con él, compañero.

Tampoco creo que la situación vaya a ser tan extrema (esperemos). Siempre entramos en el terreno de la especulación y no creo que ninguna mente maquiavélica llegue tan lejos. Pero los pequeños pasos, tarde o temprano, tienden a convertirse en grandes zancadas y acaban abocándonos a la entropía.

Relato de terror, espero

O de cifi... como la Penélope haciendo de Princesa de Comando Ge.

Otra vez dando noticias viejas, amigo David.

Las novelas escritas con programas informáticos, sin la participación activa de un escritor activo hace mucho que están en el mercado.

Se me vienen a la cabeza esa del niño Jesús que es una chica y hay un cuadro o dos de nosequien.. y sus secuelas y precuelas.

Son muy populares, pero vacias y sin interés.

Los que las leen y no leen nada más no interesan como lectores, porque no saben leer, sólo comprar lo que está de moda.

Por cierto, me cuentan que una persona que se las da de leer mucho, de tener mucho dinero y ser muy culta, tiene en su mesita de noche un ejemplar fotocopiado del librito en cuestión.

¿Quien quiere lectores de esa calaña?

Un saludín

No te preocupes David, tengo un referente que tiene mucho en común con esta noticia. Bueno, para entrar al caso, una de mis múltiples ocupaciones es la de traductor. Recuerdo que hace algunos años, salió con bombos y platillos, la noticia de que los portales de internet contaban con programas que podían traducir en un santiamén, cualquier documento, sin importar el idioma. Por aquellos tiempos, algunos traductores temblaron en sus sillas, imaginando que serían reemplazados por las frías máquinas, pero la realidad fue muy diferente de lo esperado y dichos programas resultaron ser un fiasco mayúsculo, ya que una máquina nunca podrá tener el sentido común que se necesita para una labor como esta.
Estoy seguro que el mismo principio se aplica al famoso programa escritor, algo que no pasará de ser una novedad pasajera, para los frikis tecnológicos.

"Los cerebros plateados" de Fritz Leiber. En el futuro todas las novelas las escribe una supercomputadora, y el papel de los escritores es sólo hacerse la foto de la contraportada del libro.

Espeluznante... esperemos que nunca lleguemos a eso. ¡¡Estaríamos bien jodidos!!

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