Los chicos de Zona Negativa ya han sacado el trailer de los Muertos vivientes, la que promete ser la serie de la temporada que viene. Romero es Dios y Kirkman su pastor.
El tejido de la espada de José Miguel Pallarés. Una saga familiar, los Heredia, lucha por conquistar su destino en las mágicas tierras de Brumalia. En Brumalia, un mundo cuyos confines se desdibujan entre nieblas, se enfrentan a muerte las matrías, hermandades de brujas bajo cuyo yugo viven y padecen hombres e inmortales por igual. Un imperio lejano los vigila y controla, pero no hace sentir su presencia hasta que la magia no sufre una profunda alteración que pone la vida de todos en peligro. En esta tierra convulsa, Germán Heredia lucha también por superar su maldición personal, el destino que ha dispuesto su madre, la vieja bruja Liduvina, y que se cierne como una maldición invisible sobre él y sus hermanos. Es en Nictálope, la espada maldita, donde se oculta la clave de todo, pero mientras tanto, pende sobre su cuello como una amenaza maligna o incluso... liberadora.
Elemental querido Chaplin de Rafael Marín. Sherlock Holmes existió, y Charles Chaplin da fe de ello en un manuscrito donde narra sus aventuras de infancia y juventud junto al célebre detective, con el que efectuará una trepidante investigación que los llevará desde los suburbios de Londres hasta Lausanne, para desenmarañar una trama de sectas esotérico-diabólicas y extravagantes planes de clonación. Esta novela es un fresco divertimento especulativo con todos los elementos de la mejor ficción policíaca, por donde desfilan personajes tan dispares como Albert Einstein y Alistair Crowley, Oscar Wilde y Fu Man Chu.
El susurro del bosque de David Mateo. Es en la oscuridad donde moran los secretos que todos deseamos mantener ocultos. La aldea de San Pedro, situada entre los bosques de Kangucha, ha permanecido aislada desde que Francisco Pizarro arrebató los territorios de Nueva Castilla al emperador Atahualpa. Pero los parajes bañados por el río Oxoca no se han librado de una presencia tenebrosa que se esconde entre los árboles, un monje fantasma armado con una guja española que acecha a los inocentes habitantes de San Pedro.
El libro electrónico pone contra las cuerdas a Barnes & Noble.
La gran cadena de librerías de EE UU anuncia su posible venta.
Se quiera reconocer o no, el empuje del libro electrónico está cambiando a velocidad de vértigo el negocio editorial en EE UU. El empuje es tal que ha puesto de rodillas a Barnes & Noble, la mayor cadena de librerías del país con 720 establecimientos. A la vista del desplome que están sufriendo sus ingresos por la explosión de las ventas a través de estos dispositivos, sus gestores han anunciado que están pensando en vender la compañía.
El de Barnes & Noble no es el único síntoma de una enfermedad cuyos males se hacen sentir incluso en la atonía empresarial de lo más crudo del crudo verano. El superagente Andrew Wylie (apodado no por casualidad El Chacal) sacudió hace unas semanas los cimientos tradicionales de la edición al anunciar el inicio de un contrato con Amazon para publicar en formato digital libros de algunos de sus autores más consagrados, como Philip Roth o John Updike.
Para ver que ambos asuntos están conectados basta fijarse en cómo han descendido los beneficios de explotación de Barnes & Noble y en el hecho de que a Amazon le han sobrado tres años para vender más libros electrónicos que soporte tradicional.
Hace una década, la cadena, presente en todas las ciudades grandes o pequeñas de EE UU, estaba valorada en unos 2.200 millones de dólares (1.675 millones de euros). El martes, antes de hacer público el inesperado anuncio al cierre de Wall Street, se mantenía a duras penas en los 700 millones. Leonard Riggio, su fundador, dijo que la opción de la venta es para dar valor a los inversores. Y de momento, lo ha conseguido.
Solo la idea de que Barnes & Noble cambie de manos ha disparado sus títulos un 25%. Esto es, la compañía vale ahora cerca de 1.000 millones de dólares (761 millones de euros). Pero ese respiro de un día no va a ser suficiente para sobrevivir en un negocio en plena transformación, donde la inversión en nueva tecnología digital es clave para la supervivencia.
Barnes & Noble, que vende unos 300 millones de libros anuales, lanzó el pasado verano su propio lector electrónico, el Nook, para sacar tajada de ese mercado en ebullición. Pero llegó muy tarde, y con un dispositivo que convenció poco. Paralelamente, las ventas de libros en papel se están trasladando hacia grandes cadenas comerciales de descuento como Wal-Mart, Target y Costco.
Pese a ello, los gestores de la cadena creen que la marca cuenta "con una ventaja competitiva única". Aunque no dan detalles de cómo corregir el rumbo. Una posibilidad es ponerla en manos de un grupo de inversores. En ese caso, estará por ver cuál sería el papel del fundador, que controla el 29,9% del capital.
La presión de los inversores es alta. Frente a Riggio se encuentra Ronald Burkle, que controla el 19% y reclama un cambio radical en el equipo de gestión y mayor participación en el capital. Una batalla interna que crea dificultades adicionales para que la compañía pueda adaptarse a los nuevos tiempos.
Hace tres años, Barnes & Noble era una fuerza capaz de imponer lo que iban a leer los estadounidenses. Bastó una simple conexión a Internet para que las reglas del juego cambiaran. Amazon aprovechó esa ventana con su megatienda electrónica y eso explica que la marca valga hoy 55.000 millones de dólares (41.800 euros), 15 veces más que hace una década.
Borders, la segunda cadena de librerías en EE UU, atraviesa por una situación aún más delicada, hasta el punto de que desde el año pasado se especula con que podría declararse en suspensión de pagos. A comienzos de este también se lanzó al negocio del libro electrónico para limitar daños.
Guerra por los derechos electrónicos.
Actualmente la industria editorial se encuentra en polémica con la decisión de uno de los agentes literarios más influyentes, Andrew Wylie, de prescindir de las editoriales para publicar en edición digital en Amazon, las obras de los más de 700 escritores que representa. Sobre el tema reproduzco la noticia publicada en Público (España) con una información complementaria de El Periódico (España) con respecto a una maniobra parecida del agente Guillermo Schavelzon para las letras hispanas. Pienso que es interesante seguir como evoluciona este asunto.
Andrew Wylie ‘El Chacal’ muerde a los editores
Guerra en el mundo editorial. Andrew Wylie, el gran agente literario, apodado El chacal, y que gestiona los derechos de más de 700 escritores en todo el mundo, ha escandalizado a la industria con un anuncio ambicioso y muy inteligente: pretende publicar en formato electrónico clásicos como Lolita de Nabokov, o Los Desnudos y los Muertos de Mailer directamente en Amazon, sin contar con las editoriales. Es una táctica que puede traer graves consecuencias, ya que ¿para qué se necesitarán a los editores si el escritor vende sin estos intermediarios sus libros en una página web?
La reacción de las editoriales ha sido inmediata. El gigante Random House, que tiene los derechos digitales de muchas obras que quiere editar Wylie, ya ha anunciado que rompe sus relaciones con él. “No negociaremos ningún trato a nivel mundial en obras de lengua inglesa, hasta que este asunto se resuelva”, aseguró uno de sus portavoces.
Todo empezó el pasado miércoles cuando el agente señaló en un discreto artículo en The New York Times, que produciría en exclusiva para Amazon libros electrónicos de obras de su catálogo ya publicadas. Para ello, su intención es crear una editorial, Odyssey Editions, que le sirva como herramienta para negociar directamente los royalties de sus autores con la tienda on-line.
En principio, la idea es forzar a las editoriales a pagar más por los derechos digitales. “Debe haber un ajuste con lo que están dispuestos a hacer”, decía Wylie a The New York Times. De hecho, según un artículo publicado en The Guardian el pasado jueves, son muchos los autores que se han quejado de que la oferta de las editoriales por este tipo de derechos es todavía demasiado bajo. En el Reino Unido, los derechos en papel están en el 25% del precio de venta al público (PVP). Los autores han exigido un 50% para los e-books. Amazon, por su parte, ya ofrece el 70%. La decisión para muchos es evidente.
Con esta táctica quien gana es el escritor, pero también el agente. En estos momentos, en España, el editor se lleva un 30% del PVP. Si este porcentaje desaparece al no existir este intermediario, el autor y su agente serían los grandes beneficiados.
La polémica de los muertos
De momento, Odyssey, la iniciativa de El chacal, empezará con 20 obras, entre ellas El hombre invisible” de Ralph Ellison, Miedo y Asco en Las Vegas de Hunter S. Thompson o Hijos de la Medianoche de Salman Rushdie.
El tema de los derechos digitales, sobre todo para los autores más famosos ya fallecidos, es extremadamente controvertido, como ha pasado en el cine y la música. Y Wylie tiene en cartera a muchos de ellos: Norman Mailer, Richard Avedon, Saul Bellow, Roberto Bolaño, Jorge Luis Borges, Vladimir Nabokov, Arthur Miller, Paul Bowles, William Burroughs, Diane Arbus, John Cheever, Raymond Carver, Irving Penn e Evelyn Waugh, entre otros.
Las editoriales aseguran que los ingresos digitales ya están incluidos en los contratos que firmaron en su momento con sus estrellas, antes de que existieran los e-books. Sus herederos, sin embargo, cuestionan el planteamiento. Piden que se renegocien los derechos y se quejan del porcentaje residual que reciben de los editores (entre el 25% y 30%)
En el mundo de los vivos, tampoco le va nada mal al Chacal. Entre el elenco de talentos solamente hay un español, Antonio Muñoz Molina, pero a su lado está el quién es quien de la vida literaria internacional, política e intelectual pasada y presente: Martin Amis, Phillip Roth, V.S Naipaul, Amos Oz, Salman Rushdie, A.M Homes, y celebridades como la fotógrafa Annie Leibovitz.
Todo esto sucede en un momento en el que Amazon ha anunciado que en el último trimestre había vendido más libros electrónicos que en papel (sin ofrecer nunca cifras). Algo “asombroso”, según el fundador y consejero delegado de Amazon, Jeff Bezos.
La siguiente cuestión es, si una vez eliminados los editores, el escritor también se comerá al agente.
Avalancha de historias sobre muertos vivientes
Libros, películas, cómics y videojuegos muestran el vigor de un imaginario que resurge en tiempos de crisisLos zombis nos invaden. Y, lo que resulta más sorprendente, parece que nos gusta. La avalancha de libros, cómics, películas, videojuegos y derivados de todo tipo de este fenómeno es imparable. Si el número de títulos publicados y filmes estrenados en los dos últimos años es estratosférico, la tendendia está lejos de acabar: a los zombis les queda mucha cuerda. No es de extrañar: según asegura Max Brooks, el hijo de Mel Brooks, en Zombi. Guía de supervivencia (Berenice), los muertos vivientes tardan de tres a cinco años en descomponerse. Así que esta misma semana veremos el estreno en cines de Zombis nazis, que suma nacionalsocialismo y muertos vivientes, humor oscuro y muchas vísceras, en un fiordo noruego. Y el propio Brad Pitt se ha apuntado al carro produciendo y protagonizando Guerra Mundial Z, una película que llegará en el 2012 y está basada en la novela homónima de –de nuevo– Max Brooks y en la que se narra la guerra con los zombis desde una década después de su finalización. Pero el paso de libros y cómics al cine y la televisión será más abundante: el magnífico cómic Los muertos vivientes, de Robert Kirkman, publicado por Planeta DeAgostini, llega en octubre en forma de serie televisiva a la AMC americana dirigida por Frank Darabont (La milla verde). Y la novela Orgullo y prejuicio zombis (Umbriel), exitoso remake zombi de la novela de Jane Austen a cargo de Seth Grahame-Smith, contará con Natalie Portman como protagonista. Adam Marcus hará un remake del clásico Yo anduve con un zombi, de Jacques Tourneur. E incluso habrá una boda india zombi en Bollywood zombi, dirigida por Maninder Chana. Pero...
... ¿por qué nos gustan tanto los zombis? Para Jesús Palacios, que acaba de publicar en la editorial Valdemar la antología La plaga de los zombis y otras historias de muertos vivientes, un libro en el que además recorre la historia del género y reflexiona sobre su evolución, "el zombi es el único monstruo que queda en nuestra época que aún nos da miedo. El vampiro ha sido convertido totalmente en una fantasía romántica, mientras que el zombi todavía nos relaciona con aspectos poco fáciles de asumir como la muerte y sirve como metáfora que vehicula elementos próximos que nos asustan como la experimentación biológica, las armas nucleares o el bioterrorismo. Así que es el recurso más de moda para los que buscan darnos miedo y crear emociones fuertes". Como comprobarán los asistentes a la primera edición de la Semana del Horror, que se celebra en Madrid desde ayer hasta el próximo domingo y que consagra un ciclo a los zombis.
Consumidores y esclavos. "El zombi –prosigue Palacios– no piensa, come, vive, mata, aumenta el círculo de la infección, es más difícil llevarlo a una situación emotiva que al resto de los monstruos. De hecho, es una cáscara vacía poderosa que llenamos de múltiples significados. Por ejemplo, el de una sociedad masificada, deshumanizada, con masas sin personalidad, como nos recuerdan las películas del género ambientando la acción en centros comerciales donde llegan a confundirse con una masa de consumidores. Pero también puede ser metáfora del subproletariado actual, masas empobrecidas". De hecho, en una original película reciente –Fido– los zombis son vendidos como esclavos.
El zombi post-Romero. Todo esto, puntualiza Palacios, hablando del zombi post-Romero, esto es, posterior a La noche de los muertos vivientes, la mítica película de 1968 que configuró, explica, el zombi más popular hoy. La evolución desde el zombi haitiano del vudú que llegó a la cultura americana en los años veinte a través de libros como La isla mágica ha sido enorme. "En Haití probablemente se hacía creer a la gente que había muerto y resucitado para controlarles bajo ese terror y hacerles trabajar como esclavos. Cuando estas historias llegan a EE.UU. se extienden tanto que acaban en la cultura popular, aparece el zombi pulp y toma su lugar natural junto a los otros personajes del terror, y no sólo como producto del vudú, también de la ciencia, de invasiones extraterrestres...". Además, en la época del maccarthysmo y el comunismo, el vaciado de personalidad no es un tema menor. Y, prosigue, con el zombi de George A. Romero y su influencia posterior: La noche de los muertos vivientes plantea la supervivencia de los pocos humanos que quedan y "muestra hasta dónde es capaz de llegar el ser humano para seguir vivo, sacando lo peor de cada uno y convirtiéndose en igual al zombi. El boom actual está muy asociado al de los temas apocalípticos y milenaristas, y más que de terror, que también, se concentran en la acción, casi bélica, a lo Mad Max. Todos estos zombis tienen un aspecto en común: el miedo a la pérdida de la individualidad, la identidad".
Depredadores. Para autores como John Langan, cuyos relatos forman parte de Zombies –una de las dos recomendables antologías sobre el género que ha publicado Minotauro, y que incluyen incluso un relato de John Connolly sobre la resurrección de Lázaro–, "con el zombi nos tenemos a nosotros mismos, bastante como somos, quizá un poco más estropeados y consumiéndonos los unos a los otros. Nada de erotismo, nada de violencia animal, tan sólo un apetito incontenible". Otro de los autores antologados, David Barr Kirtley, señala que "hay un segmento de nuestro cerebro que ha evolucionado a base de escapar de las manadas de depredadores, y las historias de zombis nos brindan la oportunidad de sacar de paseo esa parte primigenia". Otra autora, Nancy Kilpatrick, señala que los zombis han sustituido a los romantizados vampiros en el aspecto depredador. "Reflejan el miedo de la sociedad a que algo nos posea, nos haga menos que humanos".
Evasión. Para José López Jara, editor de Timun Mas y Minotauro, dos editoriales que han apostado fuerte por el género con las citadas antologías y con novelas como Septiembre zombi, de David Moody, ya adaptada al cine, o la trilogía de David Wellington iniciada con Zombie Island, también hay un factor de evasión nada desdeñable en el triunfo actual del zombi. "La gente tiene más ganas de leer cosas de terror", y por eso van a seguir el filón con obras como Feed, que habla de una sociedad que ya convive con los zombis. Otras editoriales también han apostado fuerte por el género: Dolmen ha lanzado cómics como Zombee, con samuráis, y novelas como Apocalipsis Island, y Planeta DeAgostini, además de Los muertos vivientes, publica La noche más oscura, tebeos en los que los superhéroes de DC, como Supermán, se enfrentan a viejos conocidos aparentemente muertos. La editorial planea publicar en septiembre el cómic Toe Tags, del propio George A. Romero. Para su editor, David Hernando, el éxito del género se debe a que "son historias muy entretenidas que, además, te hacen pensar. Por ejemplo, cuando nos vemos rodeados de muertos vivientes es cuando nos obligamos a vivir". Además, las historias significan "un brutal regreso a los orígenes, con protagonistas que no son héroes". Por supuesto, el auge ha llevado a productos autóctonos: DeBolsillo ha publicado un Lazarillo cazador de zombis y Manel Loureiro, que se dio a conocer con Apocalipsis Z (Dolmen), ha pasado a una gran editorial como Plaza Janés con Apocalipsis Z. Los días oscuros, ambientada en Tenerife.
Autoayuda para zombis. El mercado sobre zombis se ha desbordado de tal manera que es posible encontrar casi de todo, y que además venda muchísimo. Max Brooks, el hijo del actor Mel Brooks y antiguo guionista del Saturday night live, propone en Zombi. Guía de supervivencia (Berenice), una guía de protección completa contra los muertos vivientes que ya va por su décima edición en España y que aclara aspectos imprescindibles para sobrevivir en caso de brote zombi. Pero si lo de Brooks es una seria humorada, David P. Murphy ha escrito en Zombies para zombies (Cúpula) un manual de autoayuda para realizar en buenas condiciones la transición de 72 horas de humano a zombi una vez mordido y contagiado del virus. El autor considera que es mejor leer el libro que ir a urgencias de un hospital en caso de mordedura: con lo que tardarán en atenderte será inútil. Eso sí, te retirarán el DNI, el derecho a voto y el carnet de conducir, pero a cambio no tendrás que trabajar. Y además la inteligencia está sobrevalorada. Eso sí: ¿por qué descuidarse en la posvida? Este libro incluye incluso los catorce hábitos de los zombis altamente efectivos. Y, en otra ironía, un capítulo se titula Sopa de cerebro para el alma: historias reconfortantes de éxito.
Economía zombi. El éxito del fenómeno ha desbordado las fronteras de la imaginación y se ha infiltrado en el mundo de las matemáticas o la economía. Hay matemáticos canadienses que se han dedicado a calcular las probabilidades de la desaparición del género humano ante un brote de zombis. Según su modelo, si eso ocurriera, la civilización sufriría un rápido colapso a menos que haya una respuesta desde los primeros instantes agresiva y radical, golpeándoles fuerte.
Pero quizá son más plausibles los daños que causan los zombis a los que se refiere el economista australiano John Quiggin en un libro que publicará en noviembre la Universidad de Princeton y que ha causado expectación: Zombie economics o cómo las ideas muertas todavía caminan entre nosotros. En la cubierta se puede ver un Adam Smith zombificado y, sobre todo, una mano que emerge de la tumba para hacerse con un puñado de dólares. Ideas como que el mercado siempre es la mejor solución sea cual sea el problema, que es necesario desregularlo todo o que las políticas planteadas para beneficiar a los ricos son buenas para todos son puestas en la picota, o en la tumba, en un libro lleno de humor que utiliza la fascinación por los zombis. Como dice un profesor de Berkeley al comentar el libro, "matar vampiros y hombres lobo es muy fácil. Pero ¿cómo acaba uno con los zombis económicos, ideas que deberían haber muerto hace mucho pero aún siguen caminando?".
Y quizá la reflexión no sirve sólo para la economía.