«Los goonies», «Cuenta conmigo», «It», «ET el Extraterrestre»… historias protagonizadas por chavales, unidos por un vínculo de eterna fraternidad, y cuyas vidas se entrelazan en los suburbios de esa América profunda con la que siempre hemos soñado. Abrams tenía muy claro el modelo que quería seguir a la hora de crear «Super 8»: ese modelo que llenó los cines de familias y palomitas en los ochenta y que, con la llegada de los noventa, se transformó en una elipsis de acción delirante que arrasaba con cualquier intento de crear un guión coherente.
Si alguien va al cine esperando encontrar la película del año que se olvide, porque «Super 8» no es «Avatar» ni «Dark Knight»; es una película familiar con grandísimos efectos especiales y que sabe mantener una coherencia argumental entre las desventuras personales de los muchachos y las situaciones que se dan en el pueblo con la llegada del extraterrestre. Por supuesto, no es una película familiar de las de ahora, sino de las de antes, de esas que salías del cine con un gratísimo sabor de boca por el trabajo de los actores (grandes y pequeños) y con la mente abducida por las divertidas situaciones que has encontrado a lo largo del film.
Super 8 recrea un mundo de cámaras de video antiguas (de esas que grababas y veías el resultado al cabo de los tres o cuatro días), de radiocassetes, de walkmans, de superéxitos radiofónicos, de bandas sonoras… que nos seduce desde el mismo comienzo. Y ahí están los chavales para llevarse todo el mérito. La banda formada por Joel Courtney, Elle Fanning, Riley Griffiths, Ryan Lee y Gabriel Basso funciona a la perfección desde el principio, cada uno asume su rol y es fácil identificar a otros personajes que ya forman parte de nuestro pasado como Gordy, Data o Tapón, pero esta vez con roles muy ajustados al leitmotiv de la película: la grabación de una película de zombis (sí, más zombis). Simplemente la escena del tren es maravillosa, lo mejor de la película, ellos interactuando ante el objetivo mientras ves venir lo inevitable. Sobresaliente para Abrams.
Por cierto, la película está llena de guiños frikis: desde las escenas a través de una cinta de cine que recuerda a los experimentos de Perdidos hasta ver al doblador de Homer Simpson vendiendo coches de segunda mano (lástima que el doblaje español no haya caído en ese detalle), amén de referencias inevitables a Monstruoso, los zombis de Romero o Star Wars.
Para mí, éste (junto a los simios) es el blockbuster del verano. He dicho al principio que Super 8 puede que no sea la mejor película del año, aunque ahora que lo pienso mejor, cabe la posibilidad de que me haya equivocado. El mejor halago que se puede hacer a este film es que es imposible no enamorarte de él.
Si alguien va al cine esperando encontrar la película del año que se olvide, porque «Super 8» no es «Avatar» ni «Dark Knight»; es una película familiar con grandísimos efectos especiales y que sabe mantener una coherencia argumental entre las desventuras personales de los muchachos y las situaciones que se dan en el pueblo con la llegada del extraterrestre. Por supuesto, no es una película familiar de las de ahora, sino de las de antes, de esas que salías del cine con un gratísimo sabor de boca por el trabajo de los actores (grandes y pequeños) y con la mente abducida por las divertidas situaciones que has encontrado a lo largo del film.
Super 8 recrea un mundo de cámaras de video antiguas (de esas que grababas y veías el resultado al cabo de los tres o cuatro días), de radiocassetes, de walkmans, de superéxitos radiofónicos, de bandas sonoras… que nos seduce desde el mismo comienzo. Y ahí están los chavales para llevarse todo el mérito. La banda formada por Joel Courtney, Elle Fanning, Riley Griffiths, Ryan Lee y Gabriel Basso funciona a la perfección desde el principio, cada uno asume su rol y es fácil identificar a otros personajes que ya forman parte de nuestro pasado como Gordy, Data o Tapón, pero esta vez con roles muy ajustados al leitmotiv de la película: la grabación de una película de zombis (sí, más zombis). Simplemente la escena del tren es maravillosa, lo mejor de la película, ellos interactuando ante el objetivo mientras ves venir lo inevitable. Sobresaliente para Abrams.
Por cierto, la película está llena de guiños frikis: desde las escenas a través de una cinta de cine que recuerda a los experimentos de Perdidos hasta ver al doblador de Homer Simpson vendiendo coches de segunda mano (lástima que el doblaje español no haya caído en ese detalle), amén de referencias inevitables a Monstruoso, los zombis de Romero o Star Wars.
Para mí, éste (junto a los simios) es el blockbuster del verano. He dicho al principio que Super 8 puede que no sea la mejor película del año, aunque ahora que lo pienso mejor, cabe la posibilidad de que me haya equivocado. El mejor halago que se puede hacer a este film es que es imposible no enamorarte de él.
5 comentarios:
A mí también me ha gustado la película. Una mezcla muy interesante entre Monstruoso y los Goonies. Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien en el cine.
Vaya, pues dado lo mucho que me ha gustado el Origen del Planeta de los Simios y que pones este film al mismo nivel, supongo que tendré que darle una oportunidad...
Y ciertamente, como casi todos, adoro a los Goonies, asi que lo tienen facil conmigo... XD
Pues lo clavas, David. La vi ayer y me encantó. Me llevó de cabeza a las pelis de los ochenta, cuando efectivamente, la acción desbordante no se imponía al guión a cualquier coste. No es la película del año -aunque la escena de la vieja estacion, tela- pero sales bien contento de pagar la entrada.
Habrá que ver Cow-boys contra alliens, que dicen que, contra todo pronóstico, está muy bien.
Precisión (valor añadido al comentario). No exactamente cámaras de vídeo, sino de cinta, o film, que decían los castizos.
Precisión 2. Ya era hora... gandulazo.
Sí, he estado perraco perraco últimamente. Aunque seguía escribiendo, claro!!
Siento contradecirte, pero sí que es posible no enamorarse de "Super 8" xD
Con esto no quiero decir que no me haya gustado, sino que simplemente no me ha entusiasmado. Es una peli harto reverencial con el cine de Spielberg y aventuras ochenteras de grupos de chavales, y se queda ahí, pienso que debería haber dado un pasito más. Pero vamos, que divierte.
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