viernes, febrero 29

Esa peña, esa peña...

Tal como comentábamos ayer, estos son los rostros de los mini-criminales que se esconden tras los cuentos de los pequeños escritores. Digo mini-criminales porque ayer, en 6ºB perdí diez años de vida (y de voz).

Por orden, los alumnos de 6ºA: Sergio, Abel y Javi (no me pidáis que los distinga porque son iguales), Cristina, Desi e Igone. En la segunda fila: Marina, Raquel, Coralita, Aroa y Alex. Abajo: Mark y Dan.

Bueno, para ser fieles a la verdad, debo decir que esta clase es una balsa de aceite comparada con otras.


Aquí los elementos peligrosos de la clase, aunque el más peligroso es cierto individuo que es del Barça (es decir, que su equipo está a punto de quedar expulsado de la copa del rey a manos del glorioso Valencia) y que lleva la camisa roja.

El grupo de las chicas. Serias, trabajadoras... son la antítesis de las chicas de 6ºB. Además, ¿a que todas tienen cara de serias? Pues lo son, lo son.

Igone tiene el defecto que es del Barça (otra que llorará el día 20), pero muy en el fondo es una chica genial (siiiiiiiiiiiiiiiiiii, aunque sea del Barça). Arriba Abel (o Javi, vaya usted a saber) y abajo Coralita y Marina, las tímidas de clase.


Y para finalizar, la única e inigualable: ¡¡Desiiiiiiiiiiiiiiiii!!

Bueno, ahora llegamos a los culpables de que el 80% de los jueves por la noche me vaya a la cama con un dolor de cabeza del carajo.


Las femme fatales de 6ºB: Gemma, Sonia y Alba. Aunque no están todas "las peligrosas", simplemente Gema y Alba se valen por sí mismas para reventarte la clase. Estas dos chicas son capaces de sobresaltar a un sordo sin sonotone. Sonia es más tranquila y, el año pasado, quedó finalista en el concurso literario.

¿Habéis visto alguna vez la típica foto donde se reunen los marines más rudos y peligrosos del ejército de los EEUU? Pues esos, hermanitas de la caridad comparados con semejantes angelitos.
El tumbado es Rokas, por arriba Tatiana, Carlos (que no ha visto la película de Chuki), Sonia, Alba y Gema (¿es verdad o no es verdad que forman una mafia?), Noé, Marien y Laura. Abajo: Jose (que ayer fue la primera vez que aguantó una clase entera sin que lo tirase... ¡¡enhorabuena Jose!!), Aarón, Miriam y Paula Monsonis (ojito con estas dos, un día se me ocurrió sacarlas juntas a exponer un trabajo y a día de hoy todavía me estoy arrepintiendo... peligrosísimas), Faeka y Nadia Chamrid (ésta también forma parte del grupo de las femme fatales, pero ha caido mal en la foto).

Aquí pasamos de todos los que hemos visto ya, y nos vamos a los nuevos: arriba Nadia Hassan (este es un comando libre, pero vale por todos los demás... es como Rambo, Tomb Raider y John Mclein todo junto), abajo Lorena, Tatiana y Angela (sí, en esta clase hay niñas buenas... bueno... de vez en cuando).

No os dejéis engañar. Son peligrosos.

Muy peligrosos.
Y muchos autores de fantasía los han padecido...

y otros los padecerán :D:D


By David Mateo with 6 comments

jueves, febrero 28

Perversa en Inquedanzas Editoriais

Mientras sigo paseando por callejones oscuros y continuo aprendiendo cosas sobre ese grupo académico valenciano llamado Los Nocturnos, voy preparando las naves para afrontar la inminente salida de mis dos próximos libros. Del primero, «El susurro del bosque», ya he hablado alguna vez exhaustivamente. Hace unas cuantas semanas, dejé caer por estos lares el siguiente mensaje, pues bien, puedo ampliar un poco más la información sobre ese libro. Se titula PERVERSA, va a salir a la luz con Inquedanzas Editoriais, una editorial que no es de género, y la portada (espléndida donde las halla) es de un tío al que quiero un montón: Juanmi Aguilera.

¿Que qué es PERVERSA? Creo que ya muchos lo sabéis, incluso alguno ha tenido la oportunidad de ver los primeros esbozos de la magistral portada de Juanmi. De momento sólo puedo adelantar que es una colección de estremecimientos oscuros que a nadie dejará indiferente.

Espero poder añadir algo más próximamente.

By David Mateo with 15 comments

miércoles, febrero 27

Una maleta que bien vale un tesoro

Algunos van al trabajo con un maletín lleno de papeles que no pesa ni un gramo y parece que arrastran un baúl de más de diez quintales. Otros vamos al curro con una maleta que pesa quintales y la arrastramos como si fuera una pluma.

Pues bien, ayer ésta fue mi herramienta de trabajo:

Mola, ¿eh? Al menos una clase de mis talleres suelo reservarla para llevar un cachito de mi biblioteca a los niños y que disfruten y conozcan los libros de género. Tengo la firme convicción de que la mejor manera de que el niño ame los libros es, precisamente, poniendo en su entorno un capazo de libros. Vivir rodeado de libros significa amar los libros.

Cuando propusimos montar el taller literario en Moncofa, le comenté a Toni Casares —coordinador del Casal de la Juventud— montar una excursión a la Biblioteca Municipal de Valencia o a algún centro comercial donde estuvieran los mejores libros de fantasía. Ante la imposibilidad de mover a tanta masa chiquillera por cuestiones de permisos paternos, pensé un nuevo plan: si Mahoma no va a la montaña, que la montaña vaya a Mahoma, así que vacié media librería en cajas, las metí en el coche y me fui con todos esos libros que tanto significan para mí al cole.

Lo cierto es que sólo me atrevo a hacerlo una vez al año, ya que mis pobres libros regresan muy castigados. Imaginaros que los objetos más preciados de vuestra colección pasan por las manos inquietas y cojoneras de más de veinte niños. Pero creo que vale la pena. Cuando los chavales ven por primera vez la Historia Interminable, con sus letras rojas y verdes, descubren a Robert Howard y el mundo Hyborio, cuando empiezan a comprender qué es la Tierra Media, ven las batallas navales de En costas de extrañas, disfrutan con las Crónicas de las Dragonlance o comprenden que Star Wars o Willow no acaban en el cine, algo cambia en ellos y comienzan a sentir mayor entusiasmo por todos esos mundos que alguna vez nos hechizaron a nosotros.

Además, conforme transcurre la clase, invito al profesor o a la profesora de turno que abra El Hobbit y lea la primera página. Sólo la primera página. ¿Por qué? Porque conmigo funcionó. Todavía conservo el recuerdo de aquella profesora que en 6º de EGB emprendió la lectura de un fragmento de la obra de Tolkien y todo lo que supuso para mí. Esa misma tarde me compré la novela en la librería de mi barrio y, desde entonces, ya no he podido dejar atrás el mundo de la fantasía. ¿Quién sabe si a alguno de mis alumnos puede sucederle algo parecido?

Lo cierto es que cuando acaba la clase y comienzo a recoger los libros, más de un chaval me muestra la lista de libros apuntados. Otro me insinúa que va a ir a la biblioteca en busca de la Historia Interminable, o de la Princesa Prometida, o del propio Hobbit. Ya veis, qué satisfacción para mí. Eso hace que la maleta pese aún menos cuando la arrastro por los cuatro pisos que conducen a mi casa.

Lo importante es que la faena de educación y aproximación del niño al mundo del libro no acabe ahí. La verdadera labor está en manos de los padres. Los padres igual que buscan sus momentos de ocio, tienen que llevar una y otra vez a los chavales a la biblioteca o a la librería. Igual que nos gastamos el dinero en una cena, en las entradas de un cine, en el cubata del sábado por la noche, tenemos que destinar una cantidad módica al mes en comprar libros e inculcar un hábito de lectura inteligente en el chaval. El niño debe tener la capacidad de elegir, de encontrar el género que más le gusta (sea fantasía, aventura o romance), lo importante es que se encuentren a gusto entre libros, que piensen que ir a una librería es algo divertido, que disfruten de la diversidad de libros y colecciones que nos ofrecen las estanterías de los grandes almacenes. Que aprendan a elegir, que formen sus gustos porque, en definitiva, eso significa que adquirirán firmeza como personas y voluntad de elección.

Fotos de los chavales que están participando en el nuevo taller coordinado con las Bibliotecas Municipales de Yecla, impartido por Claudio Cerdán.


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martes, febrero 26

Un debate sin talante

Se acabó el debate, la semana que viene más. Y a todo esto, a mí lo único que me ha quedado claro es que en los próximos meses va a nacer una niña que va a vivir de la hostia, o al menos eso aseguró Rajoy al final de la machada. Al resto de los españoles que nos zurzan.

Vamos a hacer un pequeño ejercicio de memoria. ¿Alguien recuerda alguna promesa electoral que se hiciera a lo largo del debate de ayer? Tienen cinco minutos para pensar y estrujarse el coco.

Tic, tac.

Tic, tac.

Tic, tac.

Tic, tac.

Tic, tac.

¿Siguen devanándose los sesos como yo? Pues nada, sigamos devanándonoslos un poco más.

Tic, tac.

Tic, tac.

Tic, tac.

Tic, tac.

Tic, tac.

¡¡Campana y se acabó!!

¿Y bien? ¿Alguna promesa electoral? ¿Algún compromiso tangible que se debatiera sobre la mesa? ¿Alguna idea constructiva para mejorar la vida de los españoles?

Yo no recuerdo ninguna.

Vamos, que el debate de ayer fue algo parecido a Crónicas Marcianas pero con política como telón de fondo (y el presentador un poco más desabrido que el Sardá, porque mira que era estirado y, para más inri, la cagó cuando le pidió perdón a Zapatero por no llamarle presidente durante el debate… que yo sepa, a estas alturas, ambos son candidatos a la Presidencia del Gobierno).

El caso es que Zapatero pecó de maleducado y Rajoy se dedicó a sacar trapos sucios. Al final, a éste último también se le hincharon las pelotas (uys, perdón, los escrotos) y se dedicó a interrumpir al otro. Hubo un momento bastante interesante, cuando la conversación giró entorno a Serrat y los amigos culturetas de ZP (¡¡viva la cultura!!), en ese instante, Rajoy, cansado de decir tantas veces «que barbaridad» «que barbaridad», le soltó un guantazo en los morros a ZP diciéndole que él había insultado a las víctimas del terrorismo (por otro lado, un discurso que a todos nos pilló por sorpresa… igual que el de la inmigración o el de la inflación). Más de uno nos frotamos las manos al ver que ZP se ponía rojo de indignación y parecía a punto de saltarle al cuello. Pero nada, estaba todo pactado. Ni hubo reacción Belén Esteban, «te voy a meter una yoya», ni reacción Anita Obregón, «te voy a meter una querella». La cosa quedó en un bluff y ZP no tardó ni cinco segundos en recomponer el gesto.

Lo que me mola de los políticos es la capacidad de verlas venir y quedarse igual. Uno llamó al otro mentiroso y el otro se la devolvió a los dos minutos. ¿Vieron ustedes alguna muestra de sonrojo? Les juro que a mí me llaman mentiroso en un plató de televisión y se me cae la cara a cachos. Pero ayer por la noche uno le recriminaba mentiras al otro y ambos seguían con una expresión incorrupta, tan panchos. Y la divina providencia tiende a decir que en un diálogo de dos en el que se lanzan acusaciones mutuas alguien debe faltar a la verdad… pero nada, nada, aquí los políticos españoles siempre siempre siempre están en posesión de la verdad, aunque hayan opiniones confrontadas.

Así que el debate quedó en una retahíla de acusaciones y otra retahíla de recuerdos de pasadas legislaciones. Del futuro se habló más bien poco, al principio y al final, pero no se fue más allá de un parco discurso en el que todos los temas se tocaban aleatoriamente y de manera muy soslayada, sin entrar en detalles. Ahora, a toro pasado, si escuchan unos medios de comunicación el vencedor habrá sido Rajoy y si escuchan otros habrá ganado Zapatero. La mayor parte de los periodistas snobs se felicitarán por la gran muestra de democracia que se dio ayer en España con El Debate (sí, sí, así, con mayúsculas) y el restos de los mortales no dejaremos de preguntarnos si esto que pasó en televisión no es lo mínimo que se les puede exigir a dos candidatos que pretenden llegar a la Moncloa. Lo que uno no deja de preguntarse es por la niña de Rajoy… joder, sea quien sea, con todo lo que le prometió el candidato del Partido Popular, cuando nazca se lo va a pasar de la hostia.

By David Mateo with 12 comments

lunes, febrero 25

Carnivale: comienza el espectáculo

En un solo día cayó toda la primera temporada de Carnivale, una de las series que tenía pendiente de ver. Y sólo puedo definirla de una manera: bizarramente maravillosa. Es cierto que, en algunos momentos, el pasteleo entre los personajes se hace un pelín cargante, sobre todo el romance entre Sofie, Libby, Jonsey, Rita Sue y Stumpy (¡a cinco bandas… ahí, con cojones), pero es que toda la atmósfera que envuelve a Carnivale es tan genuinamente freak, que uno no puede dejar de alucinar con cada plano, con cada estampa del desierto, con el trabajo de los feriantes, con las panorámicas de la gran noria estrella rodando entre el polvo.

Cada personaje conforma una entidad arrolladora dentro de la serie: si Samson se come la pantalla cada vez que camina ante la cámara, personajes como Lodz (¡que magistral demonio!), Lila, Ruthie o el propio Hawkins conforman un elenco que otorga a la serie un saborcillo de lo más retorcido. Mención a parte merece Clancy Brown en su papel del hermano Justin Crowe. La atmósfera que rodea al castigado reverendo es desasosegante. Las pruebas que debe afrontar antes de convertirse en la mano del diablo —aunque en un momento dado, Crowe llega a decir que él es el mismísimo diablo— son terribles. Y a su alrededor moviéndose la víbora de Tommy Dolan e Iris, la hermana de Crowe, que a cada capítulo da más yuyu.

Brutales los dos capítulos que conforman el ciclo de Babylon. Daniel Knauf, creador de la serie, logra meternos en el pueblo más siniestro de la frontera norteamericana y hacernos pasar momentos de verdadero desasosiego. La suerte de la pobra Dora Mae, colgada de un árbol y con la palabra RAMERA grabada en la frente, no es nada comparado con el último atisbo que hacemos de ella.

Carnivale es una joya de la televisión, igual que lo fue Roma. Las actuaciones de los actores son impagables, la fotografía inmejorable y la banda sonora iguala el resto de aspecto técnicos. Pero la esencia de la serie es el clímax al que nos abocan los personajes. Cada vez que el Hermano Crowe predica, el corazón se te apelmaza en el pecho. El joven Hawkins vaga por el mundo igual que un alma en pena, y sus encuentros con el misterios Henry Scudder son a cual más gore y tenebroso. El resto de los personajes son licenciosos, lascivos y provocativos, como debe serlo cualquier hijo de vecino procedente de la parada de los monstruos.

En fin, que parece que sólo queda por delante una temporada más. Que las siete que en un principio Daniel Knauf tenía pensadas se quedan en sólo dos ya que la HBO decidió cerrar el grifo y finiquitar la que es, sin duda, una de las mejores series jamás filmadas. Ojalá en algún futuro se encuentre la forma de resucitar esta grotesca parada de los monstruos sobrenatural, mientras tanto voy a disfrutar intensamente los otros doce capítulos de la serie antes de que los feriantes de Carnivale pongan en marcha otra vez la caravana y el espectáculo acabe para siempre.

By David Mateo with 18 comments

domingo, febrero 24

Pequeños grandes escritores

Vampiresas, casas espectrales, mutantes, minas encantadas y brujas que evolucionan con la luna llena… Cuentos oscuros para días oscuros.

¿Qué los niños no pueden crear cuentos tenebrosos? Pasaros por "Pequeños grandes escritores" y veréis lo que es el verdadero terror.

By David Mateo with 6 comments

sábado, febrero 23

El dios de los mutilados, de Claudio Cerdán


Con esta portada tan espectacular, mi colega de talleres Claudio Cerdán, presenta su primera obra: El dios de los mutilados. Claudio, para los que no lo conozcáis, viene del género negro y su obra está definida por un marcado humor sátiro que tiende a mecerse entre la fantasía y la personalidad fúnebre, sucia, de los personajes que maneja. Viene del mundo de los guiones, no en vano ya ha hecho sus pinitos tras la cámara y ha paseado sus cortos con bastante éxito por alguna que otra sala alicantina y murciana.

Sus cuentos suelen tender hacia el desasosiego, dominados por diálogos de barra, callejones oscuros y personajes introspectivos y castigados con ese marcado deje a lo Frank Miller. Claudio ha quedado finalista en alguna ocasión de la Semana Negra (su descarnado relato «La más hermosa de las palabras» ha sido publicado recientemente en Historias Asombrosas), ha recibido la beca de la Semana Negra de Gijón y ya ha tenido la oportunidad de foguearse entre los maestros del género negro.

Pero por contra de lo que era de esperar, la primera obra de Claudio Cerdán es de fantasía (espero que no tardemos demasiado en encontrar al Claudio de la novela negra), y se marca un libro bastante interesante de género épico que, estoy seguro, poco tendrá que ver con lo que hemos leído hasta ahora sobre elfos y orcos.


Muy pronto El dios de los mutilados llegará a Equipo Sirius.



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viernes, febrero 22

Arigote, arigote, Harry Potter quien no bote


Pues nada, ya tenemos «Harry Potter y las reliquias de la muerte». Vaya por delante que no soy lector habitual de la Rowling, pero tampoco tengo nada en contra del niño mago. Es más, sus películas cada vez me parecen más divertidas y es de lo mejorcito en fantasía que pasa por las salas de cine. Si los libros están la mitad de bien que las películas, chapó por la Rowling.

El caso es que me divierte poner la tele el día en que sale algún libro de la saga y ver como la cara de esos periodistas snobs y culturetas, que van de sesudos por la vida, componen una expresión meliflua y balbucean delante de la cámara: Ha salido Harry Potter. Me imagino a los cámaras y a los regidores de alrededor gritando: ¡¡Biennnnnnnnnnnn!! Luego esas colas interminables delante de las librerías de toda España, compuestas por hordas de seguidores al borde de la taquicardia. No puedo evitar preguntarme si alguno de esos intelectualoides que campan por los pastos internáuticos, esos individuos que despotrican de los frikis que suelen opinar en Internet y nos llaman «bichos raros» porque nos gustan los elfos, los príncipes y los hechiceros, no estará ahí, amagado entre la muchedumbre harrypotiana, enfundado en su casaca negra, con su bufanda, sus gafas de pasta y con el dibujito del rayo en la frente.

Pero ¿sabéis lo que más mola? Ver a los dueños, dependientes y encargados de las librerías plantarse frente al stand de turno, vestidos con el disfraz hortera de mago, abrir el primer embalaje de libros (la primera caja de un millón doscientas mil que aguardan en el almacén), volverse hacia las huestes y gritar a pleno pulmón: ¡¡Arigote, arigote, Harry Potter quien no bote!! Entonces te fijas bien en las facciones que hay debajo del gorro, arrugas el ceño y te preguntas: «coño, ¿ese no es el hijoputa que me miró mal cuando le pedí el último libro de Elric?»

Por supuesto, durante este día tan magno, el mundo entero se entrega al mayor festín de la hipocresía. La alabanza de la fantasía. Sí, ayer fue por séptima —y probablemente última vez— San Fantasía. Esta festividad tiene una cadencia peculiar porque al contrario que el día de la madre o el día de todos los santos no se celebra año tras año, sino que se produce cada vez que a una señora se le ocurre publicar un libro. Entonces los cielos de España y del mundo entero se vuelven rosa, la gente cree en dragones y, si me apuras, incluso en la magia (luego llegan los reyes magos, el niño pide la caja de magia Borrás y el papá de turno le dice que se deje de mariconadas y pida cosas útiles).

Además, el acto de presentación del libro coincidió con el inicio de la campaña electoral y la pega de carteles de los distintos partidos políticos. Estoy seguro que a eso de las 18:30 a más de uno se le alegraría la cara al doblar una esquina y ver a la muchedumbre apostada en la calle. ¡¡Qué gran decepción al pasar frente a la librería y darse cuenta que los carteles de los escaparates no son los que esperaban ver!! Pero no se preocupen, queridos políticos míos, que estamos hablando de cultura… CULTURA DE GÉNERO, de libros, de fantasía… aunque de fantasía también saben un poco ustedes. Así que mejor no nos metamos en más charcos de esta índole que acabaremos escaldados.

¿Serán estos dos señores fervientes seguidores de la literatura de género?


Pues nada, que pasó San Fantasía. A ver si dentro de poco algún otro autor le da por escribir algo parecido, cae en gracia y vuelve a declararse esta magna festividad. Al resto de los autores de fantasía (sí, esos muertos de hambre que rezamos para que al librero se le ocurra reponer nuestro libro cuando se vende) sólo nos queda la esperanza de que a alguno de los soldados rasos de la horda harrypotiana se le ocurra pensar que hay más libros parecidos en la estantería, se de una vuelta mientras le baja el subidón de adrenalina, y engancha uno de nuestros libros. Pero, claro, los palets de la Rowling están situados muy lejos del rincón del friki.

Declaración de intenciones:

¿Tengo envidia de la Rowling?: Sí.

¿Me gustaría vender tantos libros como la Rowling?: Sí.

¿Me gustaría que Stephen King opinara sobre el final de mis libros?: Sí.

¿Me gustaría que Hollywood me pagara un porrón de millones por filmar la película de uno de mis libros?: Sí.

¿Me gustaría erigir un palacio en la Albufera de Valencia con los ingresos de mis libros?: Sí.

¿Me gustaría que cada vez que saliera uno de mis libros a la venta se declarara la ley marcial en España?: Sí.

¿Me gustaría que mis libros los ilustrara el dibujante de Harry Potter?: Diosss, no…

¿Me gustaría eclipsar la campaña electoral con uno de mis libros?: Sí. Mayormente ese es mi objetivo cuando escribo.

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jueves, febrero 21

Cabos sueltos

No sé si os sonará el nombre de Chris Claremont. Supongo que a la mayoría de los presentes sí. Para los neófitos en el cómic, decir que Chris Claremont fue el guionista inglés que junto al dibujante John Byrne elevó la serie de la Patrulla X a todo un hito de los comics books de superhéroes. Si no me equivoco, cogió la colección a finales de los setenta, cuando nadie daba un colín por ella, se puso manos a la obra y la convirtió en un producto superventas que sigue coleando hoy en día.

Chris Claremont supo dar matices a los perfiles de los superhérores que hasta ahora ninguno de los guionistas anteriores había sabido plasmar. Convirtió sus sagas en un continuo trasiego alrededor del mundo. Introdujo el concepto de aventura en un universo que andaba un pelín desinflado tras la reestructuración llevada a cabo en la antigua formación de la Patrulla X. Además, supo cohesionar elementos de ciencia ficción pura como «Días del futuro pasado» con situaciones dramáticas como las que se daban en la saga de Fénix Oscura.

No obstante, si Claremont tuvo (y digo “tuvo” porque no he seguido sus últimas incursiones en las colecciones mutantes) en sus guiones una característica especial que a mí siempre me ha fascinado, fue la de ser capaz de dosificar un sin fin de cabos sueltos en decenas de colecciones y retomarlos en el momento preciso. Claremont fue un maestro del detalle. Sabía situar a sus personajes en situaciones extremas, solventarlas con éxito (o no con tanto éxito, debo admitir que el final de Fénix Oscura siempre me pareció un poco deux machine), pero también sabía dejar al azar pequeños detalles inconclusos que más adelante retomaría. Recordemos a Illyana Rasputín (la hermana de Coloso), una niña inocente incapaz de desarrollar sus poderes mutantes hasta que el hechicero Belasco, un demonio que reina en el Limbo, la secuestra y obliga a la Patrulla X a acudir a su rescate. La aventura se desarrolla en tan sólo unos minutos, pero el tiempo entre nuestro mundo y el Limbo no transcurre de igual manera. Illyana pierde su inocencia como esclava de Belasco. Obtiene sus poderes mutantes: abrir portales dimensionales por nuestro mundo, pero a cambio sacrifica su niñez y acaba traumatizada por la mala vida que Belasco le da en las entrañas del Limbo.

Pues bien, esa pequeña aventura de cuatro o cinco números es el detonante de uno de los crossovers más macabros que la editorial Marvel ha publicado en mucho tiempo: Inferno. En él asistimos a la invasión de los demonios del Limbo a la Tierra. Luchas fraticidas, guerras entre superhéroes, una Manhattan que poco a poco se transforma en una suerte de hervidero incandescente en donde los objetos cobran vida y los edificios se demonizan. Durante veinte cómics muy intensos, hay momentos memorables; los ascensores del Empire State devorando a turistas y vomitando ríos de sangre y huesos, o los túneles del metro de Nueva York convertidos en un nudo de pasadizos infernales en donde las peores pesadillas de Daredevil se hacen realidad. En este paisaje infernal es donde Claremont desarrolla la verdadera saga de la Niña Oscura, cuya semillita nació muchos años antes. Illyana (o Magik, llámenla como quieran) es tentada por S’ym, el jefe de los demonios del Limbo, para convertirse en la Niña Oscura. Belasco introdujo en ella una sombra maligna que amenaza con convertirla en una reina tenebrosa, así que Illyana debe combatir contra los demonios que tratan de dominarla mientras intenta conservar los ideales que la convierten en una verdadera heroína.

Sin duda Inferno fue una de las sagas más impactantes publicadas por Marvel (que le da mil vueltas argumentalmente a bodrios infumables como la Civil War), pero cuando nos detenemos a estudiarla, vemos que la historia tiene unos cimientos de hormigón armado. Claremont se preocupó durante años de diseminar una serie de pistas por todas las colecciones mutantes que desembocaron en algo más grande. Al contrario que otros guionistas actuales, fue fiel a sí mismo, se mantuvo al frente de la editorial con un producto denostado, lo reinventó y jugó con él argumentalmente. No usó elementos artificiosos creados gratuitamente. Tampoco desvirtuó a los personajes, sino todo lo contrario, los potenció, los trató con cariño y los elevó a mitos del comic boock norteamericano. La saga de la Niña Oscura es tan sólo una muestra de los grandes momentos que el guionista de Londres nos obsequió a lo largo de su estancia en la Patrulla X. El juicio de Magneto, la resurrección de Jean Grey, la masacre de los mutantes, el virus del Legado… son claros ejemplos del talento que caracterizó a Claremont y de la extraordinaria capacidad creatividad que volcó en sus obras.

Claremont fue el maestro de los cabos sueltos. Era capaz de dejar un detalle sin resolver para una década más tarde volver sobre él y atarlo de alguna manera sorprendente. Su capacidad no tenía límites. Pocos autores en la historia del comic boock de superhéroes han mostrado una exhaustividad tan prolífica como la del escritor inglés.

By David Mateo with 3 comments

miércoles, febrero 20

Flotar sobre otras vidas


Me gusta escribir en el tren. Pero no crean que saco mi portátil y comienzo a aporrear teclas. Ni siquiera tengo portátil. No, que bah. Empleo mi pequeña agenda, mi bolígrafo de los viajes y, mientras observo por la ventanilla, dejo volar mi imaginación.

El tren tiene algo especial, algo diferente a los aviones, a los largos trayectos en carretera. Cuando vas en tren parece que flotes sobre otras vidas: te da tiempo a reflexionar mientras contemplas paisajes que, con las manos en el volante, no llegarías a ver. Es como si la vida cambiara de ritmo y todo se volviera más lento. Hay lugares en el que la vida, para bien o para mal, cambia su «velocidad». La sensación aislante, como si el mundo dejara de palpitar, se hace más poderosa. La naturaleza se adueña de ti. Ves montes, bosques, llanuras interminables a través de ese pequeño marco que es la ventanilla del tren. En ocasiones, incluso, pasas por algún pueblo perdido entre altozanos y distingues a una persona asomada a la ventana de su casa. Entonces te das cuenta de que hay vidas completamente distintas a la tuya; vidas que nada tienen que ver con tu entorno cotidiano. Gente que todavía disfruta del solaz retiro entre montañas. Entonces, cuando el tren pasa frente a su hogar, cuando dos personas diferentes, de mundos opuestos, que van a verse una vez en la vida y ya no van a coincidir más, conectan en un mismo instante, algo despierta en tu subconsciente y te llena de añoranza. Basta un cruce de miradas para que esa carga de nostalgia detone en tu pecho y te haga sentir cosas.

¿Y acaso el oficio del escritor no es plasmar esas mismas cosas en un papel? El tren tiene algo cálido en el ambiente. No llega a la frialdad que rezuman los aviones, en donde los gestos, las conversaciones, los murmullos suelen ser más nerviosos. En el tren hay una penetrante sensación de seguridad que te hace viajar más sereno. Puedes matar las horas viendo una película, leyendo, pero para qué voy a engañarles… a mí lo que me gusta es escribir. En ocasiones comienzo a rellenar hojas en blanco y me salen tres mil, cuatro mil palabras (debo admitir que son largos esquemas o inmundas peroratas carentes de sentido), una cantidad que frente a la frialdad del ordenador cuesta alcanzar. En el tren no existe esa ansiedad espartana que te aferra cuando estás delante del ordenador y te hace pensar: «ahora voy en serio». En el tren divagas, respiras, sonríes, piensas, miras por la ventana, ves otros mundos, y toda esa sensación de placidez acaba volcándose en el papel. Parece que la conexión con esos otros paisajes ignotos, esas miradas cruzadas con extraños que habitan lugares aun más extraños, despiertan vibraciones en tu pecho que te abocan, inexorablemente, a la reflexión.

En un viaje en tren a Barcelona vi a la más hermosa Neferet, alta, huesuda, parapetada tras su ordenador portátil, refugiada tras unas oscuras gafas de sol. Vestía de manera sobria y apretaba los labios al concentrarse. Era la viva imagen de la más exultante solemnidad. En mis frecuentes travesías a Moncofa, extiendo las líneas argumentales de mi próxima novela: juego a ser actor sobre un escenario, sueño con interpretar al Mío Cid a través de los ojos de Guillén de Castro, pongo música pegajosa a los labios de un demente que todavía llora por sus padres, trato de pensar como dos adolescentes que intentan entenderse mutuamente cuando hablan idiomas tan distintos como el día y la noche. En el asiento de un tren, he visto a Hansel traicionando a su hermana por la pasión de una bruja que rabia por vengarse del mundo. En el tren he visto la muerte merodear sobre la cama de un hospital y me ha hecho divagar sobre el sentido de la vida y lo vulnerables que somos ante el capricho de esa mano severa que sostiene las cuerdas de nuestro destino.

Vivimos inmersos en una larga autopista sin final. Nosotros elegimos el nivel de estrés que estamos dispuestos a asumir. Elegimos cómo nos movemos por esa autopista: más rápido, más lento, ordenadamente, de manera audaz, pero hay ocasiones en los que hay que abandonar la autopista por una salida y, como he dicho al principio, flotar sobre ella. Sólo entonces somos conscientes de quienes somos respecto al mundo. Abrimos un paréntesis para la reflexión, para la contemplación, para el pensamiento… y en ese paréntesis, en ese lapso de tiempo en el que todo se detiene y sólo se percibe un murmullo monótono, puedes llegar a encontrar imágenes y pensamientos que, en cualquier otra situación, jamás pasarían por tu cabeza.

Sí, definitivamente, me gusta escribir en el tren.


Pequeño esquema manuscrito de los diferentes capis de mi próxima novela.

Monólogo de un personaje, en primera persona. Luego lo cambiaré en la novela.

Hago muchos tachones cuando escribo, ¿verdad?

Primeros esbozos de un cuento que estoy escribiendo para la antología NOCTE.

Los escribí ayer mismo en el viaje a Moncofa. De esto al resultado final media un abismo.



By David Mateo with 10 comments

martes, febrero 19

Wall-e, wall-e, wall-e...


En el ranking: Eres más ñoño que el Parada en los programas de Navidad, entra un nuevo competidor que desbanca al gato de Shrek de la primera posición:


¿Que quién es?


OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOHHHHHHHHHHHHHHHHHH
¡¡Que bonitooooo, que bonitooooooo, que bonitooooooooo!!

By David Mateo with 2 comments

Más Tajundra

Hoy toca hablar de la Taju, porque entre tanto proyecto que nos llevamos entre manos, no nos olvidamos de la amazona más cachonda que campa por las redes internauticas. De momento, os subo la tira de Sedice, que es continuación de la anterior y cierra el ciclo de la "Historia Terminable". Así que pongo las dos para que veáis la mini-historieta.

Por cierto, si le dais al líder Kon-Ejos de más abajo, saltaréis al blog de Tajundra, que esperemos en breve mute en una verdadera web.

El caso es que alguien amenaza con hacerse con los servicios de nuestra amazona favorita, así que Rafa Alonso se está pegando un curro de los buenos para ponerle el traje de gala. Muy pronto podréis ver a Tajundra con esta guisa:

¿Dónde? En marzo lo descubriréis.

Por lo demás, anunciaros que Historias Asombrosas ya es Superventas 2008 en Cyberdark. Estamos que no cabemos en nosotros mismos de gozo. Gracias a todos los lectores por la confianza. Sois lo mejor de lo mejor, guachos.


(Ahora tocaría proclamar a los cuatro vientos: ¡¡hemos ganado el premio Cyberdark!! Pero como uno no es muy pincha, me lo ahorro.)

By David Mateo with No comments

lunes, febrero 18

Títulos diferentes para un libro

Bueno, para relajar el ambiente de lo de ayer, todos los nombres que se han barajado para la novela «El monje de San Pedro» que, obviamente, al final no saldrá como «El monje de San Pedro»:

El monje de San Pedro: demasiado solemne para los críos. ¿Qué chaval compraría un libro en el que en el título apareciera una palabra secular? Vale, descartamos Fray Perico y su borrico.

El bosque maldito: Según la editorial tenía connotaciones muy adversas y había que cambiarlo.

El susurro del bosque encantado: Hay no se qué libro en la misma editorial que también tiene la palabra BOSQUE en el título. Hay que cambiarlo no vaya a ser que los posibles compradores se confundan.

El susurro del valle encantado: Este convencía mucho, hasta que llegó Rafa Marín y dijo que lo cambiáramos no vaya a ser que los críos se lo llevaran pensando que era un libro de dinosaurios.

El susurro del valle maldito: Seguía teniendo oscuras connotaciones.

Al final, si la cosa no vuelve a cambiar, se queda como:

EL SUSURRO DEL BOSQUE ENCANTADO

(y el que venga detrás que arree).


By David Mateo with 9 comments

domingo, febrero 17

Las cosas claras...


Bueno, tras pensármelo bastante y darle muchas vueltas, me gustaría dejar claras unas cuantas cosas en la entrada de hoy. Hasta ahora, si me he caracterizado por algo en este mundillo ha sido por la humildad y el trabajo, y todo el que me conozca un poco lo sabrá. Uno de los principales objetivos que ha guiado mi trabajo literario ha sido el gusto por, primero, trabajar por mis libros y, segundo, ayudar a autores nacionales a difundir su obra. En este blog se promocionan otras obras de autores nacionales porque, simple y llanamente, me da la gana. Hay mucha gente que se limita a pipiar las verdades del barquero pero a la hora de la verdad: nastic de plastic, sólo piensa en sí mismo y en el grupo endogámico que le rodea (sí, parece que esta palabra está de moda, pues nada, dejemos que siga de moda), pero si te paras a observar, siempre se hablan de los mismos nombres y la misma gente. En este blog se hablan de autores conocidos y no conocidos, de todas las editoriales que hay en el mundillo, empezando por Equipo Sirius y acabando por Espiral, Parnaso, AJEC o Minotauro. ¿Sabéis por qué? Porque, de verdad, me la sopla quién edite, a mí lo que verdaderamente me importa es el autor que se esconde al otro lado. Me importa que esto funcione. Me importa que cada vez haya más autores que publiquen, porque en esencia, que hayan más autores que saquen sus libros al mercado supone un paso más hacia la estabilización del género. Es algo que llevo hablando estos día con el bueno de Pallarés: el triunfo del autor nacional es el bien común del género, porque el autor nacional es el verdadero dinamizador del cotarro.

Bueno, que me enrollo y me voy por la tangente, dejadas claras estas premisas, debo decir que a la persona que más respeto en este mundillo es a mi lector. La persona que se conecta a este blog y se chupa mi paja mental matutina o va a la tienda de turno y compra alguno de mis libros (y gracias a Dios, cada día hay más… incluso a uno ya lo reconocen frente a la sección de fantasía de la Fnac y le piden que le firme una novela delante de otros autores). A todos vosotros gracias. Por supuesto, esta entrada de blog no va por ninguno de mis lectores y amigos.

El caso es que ya me he cansado de hacer el gilipollas en algunos aspectos, y me gustaría dejar claras ciertas cosas antes de que alguien me pida algo más (así se ahorrará un NO rotundo que le pueda doler y a mi me ayudará a no tener que dar una respuesta que posteriormente también me dolerá).

1º) Que nadie me pida una presentación más en Valencia: ni editores, ni autores, ni páginas web, ni Rita la Cantaora. Porque no se la pienso montar. Se cerró el grifo. Montar una presentación me lleva mi tiempo, pedir favores, desplazamientos y llamadas de teléfono aquí y allá, y os puedo asegurar que en Valencia hay buenísimos profesionales, como mi amiga Susana de Ateneaglam, que se dedican a hacer esto a un precio módico y adecuado. Por supuesto, en esas presentaciones, no he pedido nada a cambio, y a veces no he recibido ni el mísero libro que se presentaba. Uno, si quiere venir a Valencia, sentirse protagonista y no dar las gracias a nadie, recurre a un profesional, paga lo que tiene que pagar, y Santas Pascuas. Así que a partir de ahora veré los toros desde la barrera y me dedicaré a preparar mis propias presentaciones y participaré gustosamente cuando se me invite.

2º) Que ninguna organización, tienda o asociación me pida favores respecto a otros autores o autoras. La gente no puede imaginar en los compromisos que me mete cuando me pide ciertas cosas. Creo que esos autores trabajan para sus editoriales, tienen contactos en ellas e incluso agentes literarios que se encargan de negociar y estipular precios de desplazamiento. Yo mismo tengo varios talleres y si debo coger un compromiso con cierto autor considerado de primer nivel, me toca pagarlo de mi bolsillo y asumir ciertas condiciones. Incluso en ocasiones, para esos autores, atender a mi petición puede suponer un compromiso, así que como yo organizo mis propios actos y en ocasiones tengo que pedir favores a esos mismos autores, prefiero ser un poco egoísta en ese aspecto. Seguro que alguno estará pensando: qué gilipollas está siendo el Tobías. Pues bien, debo deciros que en las últimas dos semanas me han pedido hasta cuatro veces (repito, hasta cuatro veces) que invite a una autora determinada a tal o a cual evento. Y en alguna ocasión, a mi ni se me ha hecho mención de ir… que ya es el colmo de los despropósitos.

3º) No soy un experto en antologías y por lo tanto que no me busque absolutamente nadie responsabilidades pasadas. Expertos en antologías sólo conozco a tres personas que garantizan un trabajo sobresaliente: Domingo Santos, Julián Díez y Juanma Santiago. A mí, la experiencia y la dedicación que he tenido en Tierras de Acero MGZN y, ahora, en Historias Asombrosas, me han ayudado a coger cierta capacidad intuitiva y a conocer a un montón de autores que confían en mi manera de trabajar y a los que les estoy muy agradecido. Es más, en Historias Asombrosas jamás he pedido que la estructura de un cuento cambie. Conmigo, en su día, Julián hizo un excelente trabajo en el relato titulado «Reina de sangre», que salió publicado en Artifex. Eso sólo puede hacerlo una persona capaz y con experiencia garantizada de muuuuuuchos años leyendo textos. A partir de ahí, dejo bien claro que sólo he llevado una antología: Sepulcralia, que la cogí cuando el anterior antologista la denostó, hice un viaje a Madrid para publicarla, conseguí un acuerdo con una editorial y algunos autores montaron la Mundial al ver un contrato que sí, pudo tener sus errores, pero era un contrato digno teniendo en cuenta la situación actual del mercado en España. Pues bien, al final, al editor se le hincharon los cojones y una antología más a tomar por culo. Por cierto, a los autores que reventaron la antología con tanta queja: yo no sé si vosotros habréis podido publicar ese relato o lo tendréis muriéndose de asco en un cajón, yo sí que lo voy a publicar.

Que la cosa salió mal, vale. Que nos jodimos todos, también. Pero que quede bien claro que Sepulcralia fue un proyecto que Juan de Dios Garduño empezó con mucha ilusión pero mal enfocado. Que yo cogí ese proyecto cuando estaba muerto, traté de revitalizarlo y estuvo a punto de ver la luz. Que tendríamos que ver qué habría pasado si ese proyecto lo hubiera cogido otro o, simplemente, nadie se hubiera tomado la molestia de menearlo. Y que ya empiezo a estar un poco hartito de que se me mencione tanto Sepulcralia cuando pongo encima de la mesa otra antología que no tiene nada que ver con las anteriores. Si alguien duda de algún proyecto propuesto, que simplemente no acepte. Si no pasa nada. Pero, por favor, basta ya de despertar ciertos fantasmas.

4º) Últimamente voy bastante agobiadillo escribiendo mis libros y los trabajos que requieren otras editoriales. Cuando algún antologista acude a mí y me pide algún cuento porque piensa que voy a aportar algo a su libro, yo lo hago encantado. Y bien sabe la gente del mundillo que nunca pido pasta y que hago el trabajo gustosamente y dando las gracias por la oportunidad que se me brinda. Ahora bien, si el antologista es el que viene a mí pidiéndome un trabajo y yo escribo para él: que asuma después ese trabajo. Todavía no ha ocurrido el caso: pero que nadie me pida que escriba expresamente un cuento para luego descartarlo porque se cree el mejor antologista de España, porque en este país, como he dicho antes, sólo hay dos o tres personas con experiencia demostrada para realizar estas funciones a las mil maravillas. El resto de los mortales, y me incluyo en el saco, somos animales de instinto que nos dejamos llevar por nuestros gustos personales y nuestras manías a la hora de escribir.

Extrapolemos esta situación a Historias Asombrosas: si yo, como editor, voy a Joaquín Revuelta y le pido un cuento, es porque Joaquín Revuelta me ofrece las garantías suficientes para obtener un cuento excepcional o porque para mí, como profesional, me ofrece una línea de calidad que no encontraré en otros autores. Y si luego el cuento no me gusta, trato de arreglarlo estilísticamente y me lo trago, porque para eso le he hecho perder el tiempo a Joaquín Revuelta.

Otra cosa bien distinta es si yo acudo a un antologista ofreciendo mi cuento, entonces seré yo el que tenga que adecuar mi trabajo a sus exigencias. Y si después de pegarme la panzada a escribir, ese cuento no llega a ningún sitio, me lo tragaré con todas las consecuencias. Pero, por favor, seamos un pelín profesionales y hagamos las cosas bien.


Sé que me ha salido una entrada de blog un pelín durilla, que puede herir susceptibilidades, pero si he decidido ponerla es porque estoy harto de ciertas situaciones y porque en algunas ocasiones he pasado incluso alguna noche chunga con todos estos temas. Y si yo hago las cosas bien, que otros también las hagan y no traten de sacar tajada de donde no se debe sacar. Que el esfuerzo de hacer ciertos trabajos otros lo cobran bien cobrado y yo, en algunas ocasiones, me llevo unos bocados terriblemente amargos. Así que, a partir de ahora, que otro baile con la más tonta.

By David Mateo with 17 comments

sábado, febrero 16

La pierna mutilada de Jasso

Os recuerdo que hoy, a las 19:30 de la tarde, andaré por la Fnac San Agustín presentando el libro de Andrés Díaz: El Imperio contra Dios (Equipo Sirius). Para los más despistados recordaros que este libro no va de guerreros y bárbaros, como suele ser habitual en Andrés, sino de naves espaciales.



Por cierto, ayer, en el taller de Moncofa, realizó su clase magistral el escritor de terror David Jasso. Una vez más, los nanos disfrutaron de lo lindo mientras David hacía una disertación superacertada de lo que era el miedo. Pero el momento espectacular de la charla llegó cuando el autor sacó de una bolsa de viaje un bulto que llevaba tapado con una sábana blanca. ¿Adivinan lo que había debajo? ¡¡Una pierna mutilada!!

Pero, no, no, no se alarmen. No es que David Jasso se hubiera dado un paseillo por Raccon City o se hubiera dedicado a recoger miembros amputados de la última película de Romero, se trataba de una pierna de goma. Pero los nanos, lejos de horripilarse, rompieron en gritos de entusiasmo y algarabía al verla. A estas alturas, no sé a quién debe temer más la humanidad: a los psicokillers en serie de las películas de terror o a las pequeñas criaturitas que rondan por los pasillos de casa y se sientan con ustedes en el sofá. Niano, niano, naaaaaaaaaaaaa…


By David Mateo with 5 comments

viernes, febrero 15

Salamina de Javier Negrete

Hoy toca promocionar otro libro de un buen amigo: Salamina, de Javier Negrete. Y nada mejor que haga él las presentaciones:


Foto manguteada a mi amigacho David de Cyberdark. Compren muchos libros en Cyber, sobre todo los míos :p


¡¡Pues nada, como siempre pasa con Javier, otro libro que esperamos con muchas ganas!!
Suerte, maestro.


By David Mateo with 4 comments

jueves, febrero 14

Indiana Jones ya está aquí




By David Mateo with 10 comments

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