viernes, mayo 28

Ayer...

Lo primero que suelo hacer al levantarme es abrir la agenda y ver lo que me aguarda a lo largo del día. Se acaba el año escolar y desde abril hasta junio, mis jornadas laborales se convierten en un baile esquizofrénico de talleres, reuniones y charlas.
La agenda me dice que:
9:00 horas – Clase en el Centelles de la Vall d’Uixó
Pensamiento: ¡Yupiiiii, volveré a ver a una profesora buenorra que estaba en Moncofa!
12:00 horas – Reunión con Maria de A3 y con la Caja de San Isidro para buscar financiación para la Feria de la Vall.
Pensamiento: Que rollo. ¿Qué ropa me pongo? Asuntos bancarios requieren ropa elegante, pero antes hay que pasar por el taller, lo que supone meterse en el fango, así que mejor una combinación de zapatos, pantalones formales y camisa clásica.
16:30 horas – Reunión con la nueva profe de arte.
Pensamiento: Lo que es la vida, un día vas a ver al gestor, te para una chica de la cruz roja y ya tienes otra colaboradora en nómina.
18:30 horas – Reunión con mis amigachos José Simeón y Luís en Xilxes para planificar un acto literario que tengo el sábado en Almenara.
19:00 horas – Taller de adultos en la Biblioteca de Xilxes.
Pensamiento: Puffff… vaya día más largo.
Actualizo el blog.
A las ocho salgo de casa camino de La Vall. Cuarenta y cinco minutos de camino.
Pensamientos: El cabrón del Marín se aprovechará de que no estoy y le meterá caña a Lost. ¿Cómo serán los alumnos de hoy? Recuerdo una clase en la que un niño se desplazó desde el final de la clase hasta su pupitre arrastrándose ante la mirada impotente del profesor. Por favor, por favor, por favor, que El Centelles no sea como ése. Por cierto, vuelvo a recordar que allí hay una profesora muy potente con la que ya coincidí en otro centro… para ella no pasan los años, simplemente la esquivan. El Centelles es un colegio agradable y los profes son amigables, será un día tranquilo y llegaré fresco a la reunión con los bancos. He hecho bien en anunciar ‘Piel de fantasma’ en el blog, así Marín se amansará y no seguirá metiéndose con Lost. Yolanda se va a Barcelona, a una reunión sectaria de esas que hacen en Abacus, espero que tenga buen viaje. Luego la llamaré. Tengo ganas de volver a mi novela de zombis.
Llego a la Vall. Me da mucha vergüenza meterme en la sala de profesores, así que siempre espero en el coche hasta el momento en el que los críos entran en el cole. En el Centelles da gusto currar. El jefe de estudios es agradable y los profes más. No veo a la profesora buenorra… que pena, ya aparecerá.
Primera clase, más de veinticinco niños en el aula. ¡Peligro! ¡Peligro! ¡Peligro! Hay un profesor muy activo que me cubre las espaldas. Cojonudo, todo va a salir bien. Mientras voy soltando la perorata me crezco. Soy todo un pofesional. Los niños se ríen, cogen con ganas la actividad y la clase pasa rápido.
Pensamiento: Las vacaciones están más cerca. La profesora buenorra sigue sin aparecer. Oooh, que pena.
En el recreo veo a la profesora con la que estaré en la siguiente clase. Hablamos de Delibes, de Dostoievski y de las diferencias entre el profesorado de antes y el de hoy. Sale a colación la problemática del profesorado actual. Alguien dice que esa tarde va a haber tormenta.
Pensamiento: El cielo está nublado, espero que no llueva.
Recuerdo que la profesora con la que comparto el patio controlaba muy bien a los niños el año pasado, así que la segunda clase va a ser un paseo triunfal.
La segunda clase es un paseo triunfal. Los niños le meten ilusión al trabajo y todo sale la mar de bien. Se ríen mucho con mi anécdota de la niña que le dice al niño que tiene mucha hambre y le va a pegar un palo a sus compañeros para robarles los bocadillos (se siente, no voy a contar la anécdota entera que es muy larga).
¡Da gusto trabajar en el Centelles! La clase pasa volando y se han hecho las doce. Que pena, no he visto a la profesora buenorra. A correr a la librería A3 donde me espera Mari para reunirnos con los bancos.
Hay un montón de niñas adolescentes en su librería haciendo fotocopias… esto va para largo. Reviso mi agenda, ordeno mis compromisos próximos. El martes tengo una reunión muy importante con Metro Valencia y tengo que currarme el proyecto que les vamos a presentar. Aysss… cuánta faena y qué poco tiempo tengo.
Pensamiento: ¿Habrá llegado Yolanda ya a Barcelona?
La llamo mientras las niñas siguen haciendo fotocopias. No me lo coge. Las mujeres llevan el teléfono de adorno.
Mari ya ha despachado a las niñas así que nos vamos a la Caja de Ahorros. Tenemos todos los papeles preparados. Se los entregamos a la jefa. A la mujer le encanta el proyecto. A Mari le encanta el proyecto. A las bibliotecarias les encanta el proyecto. Al ayuntamiento le encanta el proyecto. Pero nadie tiene dinero para financiarlo.
Pensamiento: Para una feria literaria no hay dinero, pero para sacar dos toros a la calle que valen lo mismo que una feria sí.
La encargada que nos ha atendido promete pasarle el proyecto a la junta rectora. Se renuevan las esperanzas. Aún así, vamos a otra caja para hablar con otro director de sucursal para que apoye nuestro proyecto. Al director, muy amable, le interesa la idea. Le parece que la Vall necesita algo así, le vendría muy bien al pueblo. Pero… no hay dinero en estos momentos.
Pensamiento: Para una feria literaria no hay dinero, pero para sacar dos toros a la calle que valen lo mismo que una feria sí.
Salimos de la oficina algo esperanzados. El cielo está encapotado. Le digo a Mari que va a llover, Mari dice que no, que aguantará.
Pensamiento: Que aguante, que aguante.
Estoy algo frustrado porque no veo muy claro lo de la Vall, tampoco he visto a la profe potentorra y Yolanda sigue sin llamar. Además, el día está tristón. Por suerte, a falta de la clase en Xilxes a última hora del día, casi casi he acabado los trámites más formales.
Me salto un STOP y el morro de mi coche acaba besando el lateral de un Focus… si es que ,al final, el amor entre Fords resulta incuestionable. La chica que está al volante pone cara de mucho mosqueo. Que asco, ya se ha terminado de torcer el día. Me bajo del coche y veo que mi Mondeo no ha sufrido ni un rasguño. Parte de la carrocería del Focus está hundida. No me parece muy bien dar muestras de euforia ante el mosqueo generalizado de mi adversaria, así que pongo cara de niño bueno, le digo que no se preocupe y que los seguros se ocuparán de todo. Un tío sale corriendo al retén de la policía para dar la voz de alarma.
Pensamiento: Iba a buenas, pero como me multen por culpa de ese capullo, el parte a mi compañía va a demorarse mucho mucho mucho.
Al final todo se resuelve de manera amistosa. La policía llega y se muestra aún más amistosa. Vamos, que se largan en dos minutos. Eso sí, uno de los sheriffs, para hacerse el listillo, suelta: ni se lo ocurra irse sin darle el número de teléfono.
Pensamiento: Ya salió el típico notas que se cree John Wayne.
Al final, es ella la que se pira sin darme parte de la información del vehículo… ni su número de teléfono. La vida es así de irónica. Ya veremos si me aceptan el parte sin su matrícula.
Como en un bar, hablo con Yolanda (el viaje bien, la comida mejor y ahora a esperar la reunión)… yo le cuento mis peripecias y se desvanece un poco el malhumor.
Me pongo a escribir en mi agenda de viaje. Trabajo en una escena de la novela de zombis que más deseo narrar. Un grupo de mujeres que contemplan un Madrid arrasado por el fuego y hacen una comparación entre los edificios que quedan en pie y la necesidad de los hombres de recrear pollas gigantes. Dentro de poco introduciré una guerrillera canaria que practica Krav Maga. ¡Me está quedando una novela cojonuda!
Mientras espero a que llegue la chica de la cruz roja, escucho las noticias deportivas por la radio. El Valencia ha vendido a Zigic ¡¡¡bien, ya no tenemos delanteros!!! y el Arsenal no esta por la labor de vender a Fábregas al Barça.
Pensamiento: ¿Y si Llorente no hubiera tenido tanta prisa por vender a Villa al Barça? Ahora Laporta no tendría ni a Cesc ni a Villa y perdería el culo por fichar al Guaje por el doble de precio.
Llega la hora de reunirme con la candidata, la chica de la cruz roja. Lloramos porque el arte está cada vez más devaluado, porque ningún político apuesta de verdad por la cultura y, a mitad de la conversación, se nos acerca un político y también llora porque las cosas van muy mal en el ayuntamiento.
Pensamiento: Yo lloro. Tú lloras. Él llora. Nosotros lloramos. Vosotros lloráis. Ellos lloran. España es un mar de lágrimas. Gracias ZP.
La chica me cae muy bien y me encantaría darle trabajo. Es una tía cojonuda. Así que salimos del bar, le enseño unos cuantos proyectos y nos vamos al Casal Jove de mi amigo Toni. Nos echamos unas risas, hablamos del último capítulo de Perdidos y acabamos hablando del tiempo. Toni dice que no va a llover. El cielo está encapotado, pero qué demonios… ¡ya estamos en verano!
Me voy a Xilxes, llego justo a las 18:32 y Pepe Simeón y Luís ya me están esperando en el Casal. Al rato aparece Antonio Valera, el escritor de Moncofa del que ya os he hablado alguna vez. Nos vamos a un antro de Xilxes… pero antro antro de verdad. No hay luz eléctrica. Parece una cueva. Hablamos sobre el acto del sábado en Almenara y acabo dándole mis condolencias a Simeón por el turbio futuro que le aguarda ante la llegada del Libro Electrónico. También hablamos de próximas promociones en institutos y colegios y Luís y Pepe ponen de relieve que quieren montar una asociación cultural en Almenara pero que nadie les ayuda.
Pensamiento 1: Yo lloro. Tú lloras. Él llora. Nosotros lloramos. Vosotros lloráis. Ellos lloran. España es un mar de lágrimas. Gracias ZP.
Pensamiento 2: Para un acto cultural no hay dinero, pero para sacar dos toros a la calle sí.
¿Esto no lo había pensado ya antes? Momento deja vú.
Nos echamos unas cuantas risas, hasta que llega el momento de entrar al taller. La gente ya me está esperando. Ir a este taller da gusto. Toda mi vida peleándome con niños y adolescentes y, de repente, se abre un olimpo grandioso en el que los alumnos DE VERDAD sienten interés por la escritura y atienden con atención mis consejos. ¿Existe el edén laboral? Sí, está en Xilxes.
Acabamos el taller a eso de las 20:31. «Pues parece que chispea», dice Simeón. Aún así, somos valientes y nos quedamos un rato en la puerta de la biblioteca hablando de frikadas y libros.
A las 20:45 vuelta a Valencia. Me llama el gran Felip para ver cómo va todo en el taller de Xilxes y en el de Vila-real (sí, incluso yo tengo jefes). Habla como un robot atragantado, supongo que será cosa de la cobertura. Llamo a José Rubio para recordarle que mañana, hoy, tiene que estar en Onda dando unas charlas. Por supuesto, José Rubio ya lo tiene todo más que controlado. Sólo trabajo con profesionales. Intento llamar a Yolanda, pero no me lo coge.
A la altura de Sagunto, veo una enorme masa negra que cubre la montaña y los chalets dispersos por la ladera. ¡Dios, que vista más sobrecogedora! La electricidad bulle entre las nubes. Caen rayos que dividen el mundo en dos, en tres o en cuatro. Ya casi es de noche y pienso que fuera del coche el olor a ozono debe de ser apabullante. Comienza a llover.
Pensamiento: Puto día.
Aún así subo la música del coche, el camino es largo, pero la música me eleva a un estado de bienestar que pese a las penurias económicas, pese a la ausencia de Yolanda y la inmortalidad de los toros, me hace sentir bien. Soy feliz con mi vida y mi trabajo. Pienso en futuros libros, en «Noches de sal», en mi novela de Zombis, en una próxima reunión con Rosa de Tandem… la vida no me trata mal.
Cuando llego a casa, tengo la sensación de que la gota fría se ha adelantado este año cuatro meses. No llueve, jarrea. Recojo como puedo todo el material de trabajo y entro en casa a última hora del día empapado. ¡¡Que cansancio llevo encima!! ¡¡Que ganas que lleguen las vacaciones!!
Me pongo el pijama y mientras consulto el correo electrónico, Neven Spahija se despide de la afición del Power Electronics después de ganar una copa europea. ¿Qué pasa en los clubs valencianos? ¿Estamos de rebajas y lo vendemos todo?
Hay casi veinte correos por contestar en la bandeja. ¡¡Menuda pereza!! Por suerte, las guerras lostianas parecen haber acabado y mi blog ha recuperado una cadencia normal. Vuelvo a llamar a Yolanda y sigo sin hacerme con ella. Contesto a mis amigos, a los correos más urgentes y a los emails de trabajo. Me detengo en un mensaje de un chico que no creo reconocer, se llama Miguel Angel y es profesor de matemáticas del IES de un pueblecito de Sevilla. En los últimos tiempos, ha levantado la biblioteca municipal con recomendaciones de libros y… ¿sabéis de dónde salen esas recomendaciones? De aquí mismo. No es la primera vez que una biblioteca me pide consejo para buscar libros de fantasía, pero lo que ha hecho Miguel Angel es una pasada. Convertir mi blog en una referencia para su biblioteca... ¡waw!. El chico me manda un email muy amable dándome las gracias y reivindicando la publicación de «Heredero de la alquimia». Pongo un par de fotos de la biblioteca.



Ese último email del día, esa última nota de color, hace que me sienta liberado y exultante. Los autónomos vivimos una vida desenfrenada, viajando mucho, cobrando poco y pasando las de Caín. Si nuestro trabajo está vinculado con la cultura, siempre habrá un toro que nos robe los pocos céntimos que podemos echarnos al bolsillo. Pero al final, todos esos rostros, amigos, desconocidos y lectores, todas esas compañías, todas esas conversaciones, pasan a formar parte de un universo envolvente que te abraza y te hace sentir orgulloso de ti mismo y de la hazaña que supone cada día el simple hecho de ponerse en pie y pelear.
Me voy a la cama agotado, ha sido una jornada laboral maratoniana, de 07:00 a 22:00, con bancos, políticos, libreros, niños, escritores, lectores, bibliotecarios, profesoras, chica de la cruz roja, siniestros automovilísticos y toros hijos de puta. Y lluvia, mucha lluvia. Me siento en paz conmigo mismo y eso me hace aún más feliz.
Me llega un mensaje de Yolanda: La reunión bien. Todo OK. Buenas noches.
Buenas noches, Yolanda.

By David Mateo with 13 comments

jueves, mayo 27

Piel de fantasma, de Rafael Marín

Con esta deliciosa portada -joyita macabra donde las haya- se presenta 'Piel de fantasma', publicada por Grupo AJEC, la nueva antología de cuentos de terror del maestro Rafael Marín. Todos los que conocemos a Rafa y admiramos su obra, percibimos en sus textos la belleza del lenguaje y el precioso fluir de las palabras. Rafa es uno de los últimos magos del lenguaje y 'Piel de fantasma' es una de esas antologías que no deberías dejar pasar por nada del mundo. Imprescindible.



Rafael Marín está considerado como uno de los mejores autores de la literatura fantástica en castellano. Con novelas como “Lágrimas de luz”, “La leyenda del Navegante”, o “Mundo de dioses” ha conseguido el reconocimiento tanto de público como de crítica.

Pero es en su faceta como autor de relatos donde Rafael Marín ha alcanzado algunos de sus mejores textos literarios. En “Piel de Fantasma” se reúnen doce relatos entre los que se encuentran –recopilados por primera vez- algunos de sus textos más representativos e importantes como “La sed de las panteras”, “Bibliópolis”, “Ragnarok en las playas de Itaca”, “Una canica en la palmera”, “La piel que te hice en el aire” o “Son de piedra”.

Relatos que aúnan el misterio con la mejor literatura fantástica para sumergirnos en un universo donde todo es posible.

By David Mateo with 7 comments

miércoles, mayo 26

Perdidos: una historia de principio a fin

En la anterior entrada analizamos pormenorizadamente el último capítulo de Perdidos: «The end». Como casi todos habréis captado, es un capítulo que a servidor, tras el primer visionado, le dejó bastante frío y, tras un segundo visionado, la cosa mejoró algo. «The end» lleva al máximo exponente el lema de los guionistas: «Aquí lo importante son los protagonistas y no la isla». Es decir, que el señor Abrams y los señores Carlton y Damon tenían clarísimo que la isla, esa isla maravillosa, mágica, tecnológica y sobrenatural, iba a ser un personaje secundario que se iba a quedar de fondo y que aquí, los que iban a cortar la pana, por decirlo de alguna manera, eran los Jack, Sawyer, Kate, Sayd, Jin, Sun, etcétera etcétera… Y lo cierto es que si cogemos la primera temporada y la superponemos a la última, entronca perfectamente, por lo que los señores guionistas algo ya tenían en mente al arrancar la serie.
En la primera temporada de Lost vemos apariciones sobrenaturales, personajes que buscan su redención y situaciones extremas que ponen de relevancia el halo fantasmal de la isla. No se nos menciona a Jacob, pero los guionistas afianzan su primera ancla argumental en esa partida de backgammon que mantienen Locke y Walt y que viene a anticipar los sucesos que se ponen en marcha a partir de la tercera temporada: allanar el camino para la llegada de una inteligencia superior llamada Jacob. Recuerdo perfectamente las palabras de uno de los guionistas que dejaba entrever algo en ese sentido tras el famoso capítulo de la cabaña allá por la tercera temporada: «Jacob es real y al final de la serie será algo así como el Emperador de la saga Star Wars».


Dudo mucho que el monstruo estuviera predestinado a ser el antagonista de Jacob, pero tampoco era una criatura sin juicio tal como nos lo tratan de vender algunos fans descontentos. El monstruo fue bautizado como el sistema de seguridad por los Otros, pero también condujo a Locke hasta el corazón de la isla y le hizo ver que el lugar que otros tachaban de siniestro y hostil, en realidad era un paraíso que valía la pena defender de la mente científica de Jack. Podría decirse que, ya desde la primera temporada, el humo negro se cameló a Locke mientras se iba cepillando a aquellos que no veía válidos para su cruzada. Y cuando uso el verbo ‘ver’ no me equivoco en absoluto, ya que el capítulo de la muerte de Eko demuestra perfectamente que el sistema de seguridad, razona, piensa, evalúa a la víctima y la mata siguiendo sus propias directrices morales. Con todo ello, vuelvo a repetir, no quiero justificar a los guionistas. Si os soy sincero, desde la segunda temporada uno se ve venir de largo que Carlton y Damon van a tientas por un terreno resbaladizo y que en realidad son unos tramposos de cuidado porque plantean una trama sin tener todos los cabos bien amarrados, dejándose llevar por la improvisación con tal de sorprender al telespectador, pero también hay que decir que estos señores han sabido sacar petróleo de donde sólo había barro y han planteado una serie a largo plazo estirando correctamente las tramas.


Y ojito, léaseme bien porque utilizo el plural y no el singular para referirme a la serie: TRAMAS. Porque la historia no va de unas almas perdidas que llegan a la isla para encontrar su redención, ni tampoco de una isla maravillosa que tiene unas cualidades especiales… va de eso y va de muchas cosas más.


Ya desde la primera temporada nos encontramos con unos individuos llamados los Otros que se dedican a secuestrar niños y a hacer pruebas con ellos. Y cuando aparece Walt en escena, un chiquillo peculiar con poderes especiales —tal como se demuestra en el flashback… Walt no desarrolla sus poderes en la isla, cojones—, los Otros pierden el culo por captarlo y empezar a investigar con él. En ese momento, arranca una de las tramas paralelas de la serie: la experimentación con los niños y el problema de infertilidad de las embarazadas. Una subtrama que engarza, directamente, con la de Desmond y la de Danielle, otros dos parias que han sido abandonados en la isla y que aseguran que hay un veneno en el aire que vuelve loca a la gente. Desmond es una de las últimas reminiscencias de Dharma —o un pobre desgraciado que ha ido a parar al lugar más inadecuado— y Danielle es una víctima más de los desmanes de Ben y de los juegos elementales de esos dos grandes desconocidos que son Jacob y el humo negro (¿o es que hemos olvidado ya el salto de Jin en el tiempo en el que vemos como el humo negro adopta la forma de los franceses para que acaben matándose entre ellos?). Al final, la psicosis apocalíptica de Desmond no es tan descabellada como parece y es que, tal como descubrimos en la quinta temporada, en el corazón de la isla aguarda una bomba de hidrógeno llamada Jughead cuya detonación desatará altos niveles de radiación y la posterior infertilidad de la isla.


Perdidos no es una serie que ofrece respuestas evidentes, sino que busca la reflexión del espectador y va dosificando esas respuestas a muy largo plazo, por lo que las subtramas se enredan y se enredan hasta conformar una agresiva selva de enigmas. Y es ahí donde aparece otro de los elementos claves del argumento: Benjamin Linus, el jefe de los Otros y el maquiavélico verdugo que acaba con sus compatriotas de Dharma. Es, sin duda alguna, el secundario estrella de la serie, ambivalente, amoral y despiadado, tan pronto compañero de los losties como encarnizado enemigo de Locke, al que desde un principio ve como su igual. Linus es un superviviente. Sobrevive a su padre y a los hippies científicos de Dharma y busca crear su propia comuna entre los Otros del inmortal Richard Alpert. Se cree el candidato de Jacob y el amo de la isla, hasta el punto que su egocentrismo le lleva a desviarse del camino elemental —proteger la isla— y reafirmar su liderazgo entre un grupo de fanáticos supervivientes —recordemos que la isla siempre va recabando almas que llega a sus costas—. Ben acaba con Widmore, su rival en OtherVille y se convierte en el guía espiritual de los Otros. No es un líder al uso, pues en varias ocasiones vemos como hay otros hombres y mujeres que también imparten su ley, pero sí que es un mecenas que ha conseguido el favor de Richard Alpert, el consejero de Jacob. Con el tiempo, la enrevesada trama de la serie, pone al descubierto las intenciones de Ben: acabar con la infertilidad de la isla y conseguir que las mujeres puedan procrear. Supongo que nuestro maravilloso tirano en algún momento soñó con la inmortalidad, desafiar a la propia isla y que su rebaño de fieles siempre estuviese bien nutrido de nuevos adeptos.


Otra de las ideas básicas que sirve como eje de toda la serie es la eterna dicotomía entre fe y ciencia. Los enfrentamientos entre Jack y Locke son continuos a lo largo de todas las temporadas. Jack es un líder en potencia que sólo cree en lo que ve. Locke, en cambio, es un convencido; ama la isla, confía en ella y, a la larga, esa será su perdición. Sin embargo, el sacrificio de Locke, saca a la luz todo lo bueno que hay en Jack y lo sitúa ante la mismísima copa de Jacob que le otorga el cargo de guardián oficial de la isla.


El enfrentamiento entre ciencia y fe es un axioma que sobrevuela cada una de las temporadas: desde el famoso ordenador en el que había que introducir los numeritos a los distintos roles que Widmore busca en los científicos que llegan a la isla: Faraday, Miles y Charlotte. Perdidos es una serie de ciencia ficción, pero también es una serie de fantasía, así que volvemos otra vez a la dicotomía de ciencia y fe. Faraday y Eloise Hawking nos ayudan a conocer las leyes que rigen el movimiento de la isla: leyes que rompen el orden fundamental de las cosas. Pero a su vez, la propia composición de la isla, llena de energías telúricas que la recorren como las arterias de un coloso dormido, nos hablan de un lugar especial que se rige por las leyes del caos. La isla es capaz de desplazarse en el tiempo y en el espacio. Es un gigante atemporal capaz de acoger a una civilización procedente de tiempos inmemoriales y a una comuna hippie que se dedica a taladrar sus entrañas en busca de los secretos más recónditos.


La serie, para un servidor, alcanza momentos sublimes justo entre la cuarta y la sexta temporada, cuando Widmore hace desembarcar a sus mercenarios en la isla y comienza la matanza. Personajes como Danielle y Alex mueren ante los ojos incrédulos de Ben y, justo en ese momento, el pacto de no agresión entre Charles Widmore y Benjamin Linus se rompe. El capítulo en el que Ben se presenta en la suit de Widmore y lo amenaza con matar a Penny, lleva la trama de Lost a un punto álgido en el que las traiciones y las revanchas se vuelven casi casi esquizofrénicas. Por otro lado, el uso de los flashbacks y de los viajes en el tiempo, convierten el arranque de la quinta temporada en un torbellino aventurero que va a más en cada capítulo. Pero todo lo bueno tiene un final y la decadencia de ese segmento trepidante de la serie comienza cuando los losties se establecen en el campamento de Dharma; a partir de ahí sobreviene la desmitificación de la Iniciativa y los romances y la lentitud se apoderan de la acción, salvo en los momentos en que la trama regresa al presente y el conflicto entre Ben y un resucitado John Locke cada vez alcanza cuotas más interesantes.


Superadas las tramas de Walt, los niños, los conflictos internos por el liderazgo de los Otros y los viajes temporales, arranca la última temporada y quizás la más polémica de todas: la conspiración entre Jacob y su hermano anónimo y el viaje que nos llevará hasta el mismísimo corazón de la isla. La sexta temporada es la más floja de los últimos tiempos. Los personajes van y vienen por la isla, llevados por el azar de Jacob y los malos deseos del humo negro. Desmond se convierte en el comodín capaz de atravesar nexos interdimensionales y los personajes se mueven entre la realidad y un purgatorio que se desvelará al final de la temporada. Los guionistas, conscientes de que no pueden contradecirse a sí mismos —desde el principio dijeron que la isla no era un purgatorio—, trampean la serie y convierten la trama paralela en un flashforward muy lejano en el que los personajes se reencuentran tras su muerte y se preparan para el tránsito. En ese instante, los losties se convierten en los personajes principales y los conflictos entre Jacob y el humo negro y todos los secretos de la isla en los secundarios de lujo, hasta el punto que muchos de los seguidores de la serie se quedan con un palmo de narices cuando el conflicto de la isla se resuelve atropelladamente convirtiendo a Hugo en el nuevo Jacob y a Ben en una especie de Richard Alpert consejero.


Es demasiado pronto para juzgar la serie sin tener en cuenta este punto turbio de la historia. No me cabe duda de que los guionistas querían contar la historia de un grupo de marginados sociales que llegan a la isla para encontrar su destino, alcanzar su redención y convertirse en personas importantes en el continuo devenir del tiempo, pero precisamente el estiramiento de la serie en seis largos años provoca que esa premisa se pierda en la lejana primera temporada y la isla se convierta en la reina de la fiesta, desluciendo al resto de los invitados. El error más grande de los guionistas ha sido querer volver al origen desechando un montón de tramas y subtramas que han coronado a la isla como la verdadera protagonista de Perdidos… y difícilmente los fans van a perdonar ese final emotivo, pero soso.


Sea como sea, en este extenso post he querido hablar de Lost como serie, no centrándome en el capítulo final. Los guionistas han hecho historia en la televisión con el uso magistral del flashback y flashforward, han compaginado pasado, presente y futuro con una maestría envidiable, elevando la épica, la emoción y el romanticismo hasta cuotas inalcanzables. Es cierto que se han quedado cabos sueltos en el tintero a lo largo del argumento (ojo, cabos sueltos, pero no subtramas); un servidor, lejos de molestarse por el tema de los famosos números, que pueden recibir una explicación metafísica, o por la persecución en las canoas de la quinta temporada, se queda con una espinita clavada que proviene de uno de los capítulos más escalofriantes de la serie: la llegada de Ben a la isla. ¿Qué fue de aquella niña llamada Annie que le regala al pequeño Ben una muñeca de trapo? Precisamente la muñeca que Ben contempla con añoranza cada cumpleaños. ¿Se queda Ben fuera de la Iglesia aguardándola? Me gustaría pensar que sí.


Hoy es el primer miércoles que no tendremos Perdidos… y lo peor es que no volveremos a tenerlo nunca. La serie ha terminado y a uno, pese al agridulce sabor del último capítulo, se le queda una sensación de vacío en el estómago. Ya no habrán disputas entre Jack y Sawyer, Kate no volverá a camelarse a los dos machos dominantes de la isla, no veremos a Aaron y a Jin Geon de mayores, ni sabremos si Walt se une a la Patrulla X para desarrollar sus poderes mutantes. Se acabaron los conflictos entre Locke y Ben, jamás sabremos que artimaña usó Ben para expulsar a Widmore de la isla, ni sabremos si Richard Alpert regresa a las islas Canarias para terminar sus días en paz. Lost se ha acabado… ¿o no? Perdidos, en plural, trataba sobre los personajes. Y los guionistas han puesto de manifiesto que no volverán a hablar del tema. Pero la isla, más allá de Jack, Sawyer, Hugo o Kate, todavía guarda demasiados misterios que merecen una respuesta. Ojalá algún día podamos volver a pisar sus costas.
¡¡Larga vida a Perdidos!!

By David Mateo with 17 comments

martes, mayo 25

Análisis de Lost: The end

Un análisis un tanto especial...

By David Mateo with 6 comments

lunes, mayo 24

El final de Perdidos


Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. ¡¡Y vaya cómo ha acabado!!


Terminó Perdidos, los más acérrimos ya hemos visto el último capítulo y la sensación con la que me quedo es la de haberme convertido en uno de esos osos polares con los que experimentaba la iniciativa Dharma. El último capítulo es una extensión más de lo que ha sido toda la serie: momentos trepidantes, momentos superemotivos, enigmas que jamás se cerrarán y, sobre todo, experimentación. Todos los espectadores hemos sido un poco Truman en un show televisivo en donde los guionistas han llevado la batuta de una orquesta en donde se han tocado piezas incongruentes y piezas magistrales.
Hay que ser francos, desde el principio todos sabíamos que Perdidos era un truco, que los enigmas se acumulaban en una lista interminable y que difícilmente podrían casar unos con otros. Y aún así, hemos seguido adelante, aceptando el juego que nos proponían y buscando respuestas que jamás iban a llegar.
¿El final? Entre lo genial y lo absurdo, entre lo incongruente y lo predecible, entre lo precipitado y lo inaudito. Uno se queda con la sensación de que los señores Carlton y Damon tienen la cara más dura que el cemento armado y, sin embargo, son unos genios por lo que han logrado hacer: disfrazar la mentira de un gran evento televisivo que incluso al final, mientras arrancabas el papel de regalo de la caja y lo desenvolvías para constatar que estaba vacía, ha logrado emocionarte.
Si os parece vamos a desgranar el último capítulo. Huelga decir que a partir de ahora van a caer un montón de spoilers que no deberíais leer si no has visto la finale.
Primero lo peor: el final en sí, que todo se resuma en Jack, en su visión y en su perspectiva de la vida y la muerte. Que Jack se convierta en el personaje capital que preside el panteón de almas que aguardan su llegada en esa dimensión paralela que surge de la detonación de una bomba y que no es más que la representación onírica del tránsito entre la vida y la muerte de los pasajeros del 815. Que Ben se quede fuera de la iglesia resulta significativo, porque indica claramente que él no está en el grupo y que son los supervivientes, sólo los protagonistas de la primera temporada, los que han montado todo el meollo y que son ellos los que están muertos. Al final, Carlton y Damon demuestran su cobardía acudiendo a la teoría más sencilla que desde el principio ha pululado por foros y blogs, la isla no es más que un espejismo de un grupo de almas que desde el principio estaban muertas.
¿Es Jack el que en sus últimos segundos de vida, justo después de que se estrelle el Oceanic 815, monta toda la pirula de la isla? ¿Surge de su mente los nombres de los otros pasajeros del 815, la iniciativa Dharma, la lucha entre esas dos criaturas primigenias como Jacob y el humo negro, las disputas entre Ben y Widmore, el romance maravilloso entre Desmond y Penny o la trágica epopeya de Richard Alpert? Se me antoja casi casi imposible. ¿Entonces es la mente colectiva de todos los pasajeros, individuos anónimos en el primer capítulo, la que recrea la isla o es la isla la que reclama sus conciencias? Si es así, ¿entonces por qué esa última imagen de Jack tendido en la selva y Vincent sentándose a su lado, tal como arrancó la serie? ¿Por qué esa última conversación entre Jack y su padre cuando el resto de los protagonistas también merecían su minuto de gloria?
Se me antoja, tal como he dicho un poco más arriba, que llegados a este punto, Carlton y Damon tenían demasiadas incógnitas encima de la mesa y, en vez de complicarse demasiado la existencia recreando una mitología interesante o unos cimientos tangibles para la isla, han decidido tirar por el camino más sencillo y dejarnos con un enigma más en la cabeza: ¿Están todos muertos? ¿Hemos asistido a un espejismo?
Cobarde decisión por parte de los guionistas. Eso sí, ellos ya han dejado bien claro que después de seis años proponiendo más y más enigmas que jamás tendrán resolución, no piensan volver al escenario de Lost. Mayor cobardía si cabe porque son conscientes de que ni ellos mismos tienen las respuestas a nuestras preguntas y lo más fácil es abandonar el barco por la puerta de atrás.
Más detalles escabrosos: la muerte del humo negro. ¿Cómo es posible que Kate mate a Locke con un tiro por la espalda? ¿Se había vuelto el humo negro vulnerable después de que retirasen el tapón de la isla o la herida que Jack le infringe le había devuelto cierta humanidad? ¿Y dónde quedan los personajes de Jacob y el antijacob tras este final, esos seres primigenios que jugaban con la voluntad de los protagonistas y que en realidad son unos pringaillos que pasaban por ahí? ¿Y de qué sirve ser candidato o elegido si todo acaba con un tiro a quemarropa o incinerado en una hoguera? Al final, toda la grandeza del humo negro y ese halo sobrenatural de Jacob se esfuma con la misma precipitación que su aparición en la serie. Y lo que más me fastidia: ¿tanta falta hacían capítulos tan maravillosos como «Ab Aeterno» —por cierto, puestos a elegir me quedo con los superpoderes de Richard Alpert antes que con los de Jacob— o «Across the Sea» cuando se deja entrever que todo forma parte de los delirios de un grupo de supervivientes? ¿Y para qué nos han contado una parte fugaz de la mitología de la isla en la que los protagonistas no son los supervivientes si al final todo recae en ellos? Más preguntas inconexas a las que los guionistas jamás responderán.
Seamos claros, de este final no me molesta que no se explique la existencia de osos polares en una isla tropical, ni la aparición casi inexplicable de un tiburón con la marca de Dharma en una de las aletas, ni que se hayan saltado a la torera la explicación de por qué los Otros tenían tanto interés en Walt y en el resto de los niños… si uno le echa un poco de imaginación comprende que la iniciativa Dharma era una comuna de hippies que llegó a la isla por casualidad y comenzaron a explotar sus extrañas energías o que la explosión de la bomba de hidrógeno Jughead provocó la infertilidad de las mujeres y fue necesaria la intervención de Juliet para salvar la situación —otro por cierto, ¿por qué Juliet, que no es una superviviente del Oceanic 815, está en la iglesia y Ben no entra? Lo mismo podría decirse de Desmond y Penny—. Lo que más me molesta es que los guionistas se hayan atrevido a insinuar siquiera que todo esto sea falso o forme parte de la imaginería de un Jack agonizante.
Una pena que al pobre Walt y a su papá les hayan negado la posibilidad de despedirse de sus compis en el panteón sacrosanto de los losties. Se ve que como se largaron al final de la segunda temporada, no tenían derecho a atravesar los pórticos.
Y como ya hemos despotricado bastante, vamos con lo bueno del capítulo, que también hay mucho. La aparición de Christian Shepard y las palabras que le dirige a su hijo, en cierta forma, nos traen algo de paz. Lo que ocurrió, ocurrió y no forma parte de un delirio. Es decir, que por mucho que nos cueste encajar las piezas, han existido dos dimensiones paralelas y la real es la de la isla y la irreal la de los losties reuniéndose y despidiéndose unos de otros. ¡¡Biennnn!! Al menos, los cinco años de Lost no han sido una paja mental de un moribundo que soñaba con dioses imposibles y almas que buscaban la redención. Teniendo eso en cuenta, el reencuentro de los losties ha sido bastante emotivo y los flashes que nos traían imágenes de las primeras temporadas nos han puesto la piel de gallifante en bastantes momentos. «The end» ha sido más un capítulo de despedidas que un capítulo de respuestas, así que los guionistas han puesto en marcha la maquinaria lacrimógena y nos han dejado con la boca abierta.
Lo mejor de Lost la isla en sí, un lugar real, un lugar de tránsito, un lugar entre dos mundos o entre un millar de dimensiones, llamémoslo cómo queramos. Si algo tiene de especial la serie es, precisamente, la isla. Ni Jack, ni los guionistas, ni los escépticos más pragmáticos pueden arrebatarnos el sueño de Locke: «He visto el corazón de la isla y es algo maravilloso». Y sí, esa isla en la que los muertos resucitan, en la que conviven salvajes y comunas hippies, en la que dos semidioses juegan al backgamon y en la que hay monstruos y espíritus; esa isla que viaja a través del tiempo y del espacio, esa isla que se mueve entre las leyes de la física y la fe… es y debe seguir siendo real.
Hugo se queda de capo y el gran Ben de su segundo. Y junto a ellos también se queda Desmond, aunque en el último momento a Hugo parece que se le ocurre alguna idea para devolverlo a casa… pero todo queda en aguas de borrajas y nunca sabremos en qué consiste esa idea. Por cierto, que alguna vez leí por ahí que si Lost continuaba, Hugo iba a ser el guía espiritual de la isla, algo que confrontaba con los últimos instantes de «What They Died For» y que, visto lo visto, puede convertirse en una realidad nada descabellada. Pero los guionistas ya han dejado claro que la aventura acaba aquí y que ellos se bajan del carro, así que a esperar que la Disney, de aquí a unos cuantos añitos, decida poner en marcha las franquicias… porque Lost continúa seguro. Demasiada pasta para meterla en el congelador.
La batalla entre Jack y el humo negro brutal. El momento en que nuestro médico favorito se lanza contra Locke desde las alturas, machete en mano y haciendo frente a los elementos, impresionante. Casi casi me recordó al instante en que Ethan y Jack se partían los morros en el fango en la primera temporada. Y los instantes en los que el 316 se elevaba mientras toda la isla se venía abajo, también emocionantísimo. Lástima, una vez más, que la realidad de la isla haya quedado tan solapada tras la realidad alternativa, porque la isla merecía ocupar un rol preponderante por encima de los supervivientes.
En resumidas cuentas, el último capítulo de Lost ha sido más de lo mismo: incógnitas sin respuestas, una provocación en toda regla para que los frikazos como yo sigamos debatiendo durante semanas y semanas los cabos sin resolver y, en definitiva, un espectáculo sin precedentes que lo odias o lo amas. No hay término medio o respuestas definitivas. No hay explicaciones lógicas. Los guionistas han jugado a tapar el vacío con las manos y los huecos que quedan entre los dedos ya los taparán los fans con suposiciones… si es que pueden taparse. Lost es un gran truco de prestidigitación con momentos inolvidables y momentos ridículos.
Si pensáis que tras las duras críticas que he hecho, voy a renunciar a la serie, estáis muy equivocados. Como Jacob y el antijacob, acepté las reglas desde el principio. Sabía que no había una solución lógica para lo ilógico, que Lost iba a ser una mezcolanza de ciencia y de fe, de física y de magia, y no me importó, porque creía que la isla era tan maravillosa que me iba a dejar embargar por ella. Y así lo hice hasta este final que te deja un sabor agridulce en el paladar. Probablemente, ahora volveré a repasar la historia desde el principio, sin preocuparme de los enigmas, sonriendo cada vez que atisbe un camino que jamás llegará a ningún sitio porque los guionistas fueron incapaces de culminarlo, dejándome llevar por los romances, por las peripecias, por las persecuciones y los viajes infinitos, teorizando sobre enigmas que con toda probabilidad no tengan una solución lógica. Pero ese es el juego de Lost, era el juego que te proponía desde el primer momento, y sólo tenías dos posibilidades: aceptarlo o renunciar a él. Puede que me hayan engañado, tomado el pelo o contado un montón de milongas, pero ¡¡¡Dios mío!!! que bien me han engañado los cabrones.
¿Y ahora qué haremos sin Lost?

By David Mateo with 158 comments

sábado, mayo 22

La guerra por el norte

Vamos con uno de esos libros que recomendamos con mucho cariño en La Sombra de Grumm: La guerra por el norte, publicada por Grupo AJEC en su colección Excalibur, de un habitual de la casa, Guillem López. Un libro que leí hace unos meses para realizar la siguiente entradilla y que me dejó muy buen sabor de boca:

Una enorme novela río que encandilará a todos los amantes del género. Guíllem López nos guía con una prosa poderosa por una historia profética que difícilmente olvidarán todos sus lectores. Los seguidores de Scott Bakker ya tienen una nueva referencia.
David Mateo, autor de “Nicho de Reyes”.


SINOPSIS: Han nacido entre los hombres y abierto un camino espinoso y retorcido. A pesar de las persecuciones y matanzas, los marcados están entre ellos, por todas partes. Nadie ha podido detener el nacimiento de estos nuevos humanos porque ese es el destino de la especie. ¿O quizá sí se puede luchar contra el destino?
Desde los Montes de Bruma a los suburbios de Rondeinn, druidas, monjes y nobles se enfrentarán en una gran aventura épica con un único objetivo: comprender y controlar el poder que dominará el mundo. Mientras, tras las montañas, alguien llega a Oriente. Un siniestro pariente que la extraña raza de los Kudaw esperaba desde hacía mil años.
Comienza la leyenda de una era.

Aquí podéis leer un avance de la novela de casi ¡¡¡¡200 páginas!!!! Que ustedes la degusten bien.

By David Mateo with 4 comments

viernes, mayo 21

Perdidos: The End… ¿cómo lo veo?

La opción más cómoda y que implica madrugar menos es Cuatro. Fox lo emite a las 6:00 de la mañana del domingo al lunes, simultáneamente con la emisión americana… ¡¡pero sin subtítulos!! Así que no hay más remedio que olvidarse de FOX y pasarse a Cuatro.
Si todavía no has visto el 16 «What they died for», como le ocurre a mi amiguete José Miguel Cuesta, no pasa nada, porque Cuatro lo emite a las 5:45 de la mañana (¡a madrugar un poquito más!) subtitulado en castellano. Y si no has visto los últimos capítulos de la temporada, tampoco pasa nada, porque Cuatro los emite antes del 6x16. A partir de las tres de la madrugada, se verán «Todo el mundo quiere a Hugo» (episodio 12), «El último adepto» (ep. 13), «El candidato» (ep. 14) y el magistral «Al otro lado del mar» (ep. 15).
Vale, llegamos a la hora culminante. A las 6 y media de la mañana, del domingo al lunes, ya estamos todos al día con LOST y sólo nos queda ver el 17 «The end», que como en todas las finales, se divide en dos partes. Pues continuamos en CUATRO y vemos los dos capítulos, que se emitirán seguidos, media hora después de su emisión en USA y con subtítulos insertados. La única pausa publicitaria será entre una parte y otra y CUATRO promete que no serán más de dos minutos, así que habrá ración intensiva de LOST/PERDIDOS.
Servidor, por supuesto, estará ante la tele como un reloj. La temporada 6 arrastra muchas rémoras, eso es indiscutible, y deja algunos cabos sueltos, pero PERDIDOS es una serie especial que merece un final especial. La mejor manera de rendir tributo a Perdidos es unirse a la fiesta que va a disfrutar medio mundo.
Servidor quedó conmocionado cuando hace seis años, un grupo de supervivientes acabó perdido en una isla aparentemente deshabitada en la que había mil enigmas por resolver. En todo este tiempo, hemos visto el pasado de esos personajes, nos hemos enamorado de ellos, hemos asistido a sus triunfos y a sus miserias y los hemos visto avanzar y retroceder en el tiempo. LOST es única y nada, absolutamente nada, podrá sustituirla. Así que, el domingo le ponemos el THE END a Perdidos y un servidor no se va a perder la fiesta.


By David Mateo with 13 comments

Kick Ass, la película

He leído bastantes obras de Mark Millar, entre ellos aquel comic en el que se nos contaba que Peter Parker era el hijo de una descocada tía May y que al final quedó fuera de continuidad —«Trouble» se llamaba—, el arranque del Marvel Knight Spiderman, con una aventura trepidante que poco a poco se iba desinflando pero que en su conjunto resultaba la mar de divertida —aysss… los viejos tiempos de Spiderman, ¡cuánto se echan de menos! Quesada pírate— y, por supuesto, «Los ultimates», obra magna donde las haya.
La novela gráfica de «Wanted» no la he llegado a leer, tan sólo he visto la película y me pareció divertida, aunque un pelín infravalorada. Lo mismo sucede con «Kick ass», no he leído el cómic, pero ya he visto la película. Ante todo hay que decir que, visto lo visto, «Kick ass» no es ni de lejos los «Watchmen» de Allan Moore del nuevo siglo, como he leído por ahí, o al menos no lo es si la película es fiel al cómic, cosa que en el caso de «Wanted» no pasó. Por lo que me han contado y he leído, aunque con ciertas diferencias, en este caso el «Kick ass» de Matthew Vaughn sí que se parece bastante al «Kick ass» de Mark Millar, así que para empezar con buen pie, vamos a quitarnos de la cabeza que es una obra de arte, un prodigio del comic o una historia capital que quedará inscrita en los anales del noveno arte. «Kick ass» es una gamberrada, pero una gamberrada con muchísima más gracia que «Wanted», y si entras en el juego que te propone Matthew Vaughn puedes pasártelo pipa mientras asistes a las desventuras de Dave Lizewski en su papel de desafortunado justiciero o de Mindy Macready haciendo de una implacable Hit Girl que arrasa con todo lo que encuentra en su camino. Y si me apuran, hasta Nicolas ‘Muecas’ Cage hace una actuación moderada que no molesta demasiado… bueno, en realidad sí que molesta, pero como en cada escena que aparece, Chloe Moretz está a su lado, el señor Cage acaba quedando en un discreto segundo plano.
Aaron Johnson haciendo de friki compulsivo que adora los superhéroes y es considerado gay por la chica de sus sueños, está muy bien, pero es que la pequeña Chloe Moretz simple y llanamente se sale. Esa mezcla de inocencia, ingenuidad y candor, contrapuesta a una psicopatía enfermiza, a una violencia que ralla lo esperpéntico, convierte a Hit Girl en un personaje icónico que cada vez que se pone el antifaz acapara toda la atención y la mayor parte de las carcajadas. «Kick Ass» está llena de guiños al comic de los últimos tiempos y, sobre todo, al cine. Dave Lizewski es un Peter Parker extremo que no sabes muy bien si se mueve por impulsos superheróicos o por pura inercia esquizofrénica. Su contrapartida, Chris D'Amico, hijo del Kingpin de turno interpretado por el magnífico Mark Strong, acaba convirtiéndose en el Harry Osborn maquiavélico que pone a prueba las aptitudes de Kick Ass como héroe.
Hay escenas que resultan espeluznantes y a la vez muy emotivas, como el momento de la tortura de Kick Ass y de Big Daddy; pero me quedo con el explosivo final, con una escena brutal en la biblioteca en la que Hit Girl reparte a diestro y siniestro y todo acaba con el estallido de un bazooka. Simplemente genial.
Cuando vayan a ver Kick Ass dejen los complejos en casa, entiendan que van a ver una película extrema en todos los sentidos: en la violencia, en la moralidad de los personajes, en el desarrollo de la acción… de ese modo, podrán disfrutarla y lanzarán más de una carcajada ante el sadismo de una inocente niña que ni siquiera parpadea cuando su padre le mete un balazo en mitad del pecho.


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miércoles, mayo 19

Un millón de chinos se ganan la vida escribiendo novelas en Internet

Para que luego digáis que uno no se puede ganar la vida escribiendo. La noticia de los amigos de La vanguardia:

Estos autores son contratados para escribir al día un determinado número de palabras, y suelen emplear entre seis y diez horas diarias en este trabajo

La literatura a través de Internet se está convirtiendo en un próspero negocio en China, donde alrededor de un millón de internautas se ganan la vida publicando novelas y relatos que son cada día más demandados, informó hoy el diario oficial "China Daily".

Webs especializadas en la publicación de estas obras cobran a los lectores que quieren acceder a ellas, aunque los precios son hasta diez veces más bajos que los de las ediciones en papel, y después entregan entre un 50 y un 70 por ciento de lo recolectado a los escritores.

Estos autores son contratados para escribir al día un determinado número de palabras, y suelen emplear entre seis y diez horas diarias en este trabajo, relató al diario uno de estos nuevos escritores en línea, que firma con el sinónimo de "Sparkle" ("Destello").

Los lectores suelen pagar entre 4 y 5 yuanes por acceder a estas obras literarias (60-75 centavos de dólar, 50-60 céntimos de euro), mientras que los ingresos de los novelistas varían mucho en función de su fama, y en algunos casos alcanzan los 140.000 dólares anuales (110.000 euros).

No todo es un camino de rosas para los escritores cibernéticos chinos, ya que se enfrentan a las limitaciones de la censura ("China Daily" señala, por ejemplo, que se les prohíbe escribir pornografía) y también al riesgo de que sus obras sean copiadas, algo que, según las empresas del sector, ocurre muy a menudo.

China tiene la comunidad de internautas más grande del mundo, más de 400 millones de usuarios, pese a las amplias limitaciones al acceso de contenidos que impone la censura gubernamental.

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martes, mayo 18

La cúpula de Stephen King

La semana pasada, Plaza y Janés tuvo la cortesía de remitirme el último trabajo de Stephen King: «La cúpula». Me declaro hooligan incondicional de King; leí por primera vez una de sus novelas cuando tenía trece o catorce años y ahora que tengo treinta y tantos —y tres baldas de estanterías llenas de sus libros—, sigo considerándome fervientemente admirador suyo, aunque lo cierto es que desde «Un saco de huesos» no me he sentido plenamente identificado con el veterano escritor de Maine.
El caso es que desde el momento en que vi «La cúpula» en la mesa de novedades de la Fnac me enamoré de él. Desde su encuadernación a su cuidada maquetación, todo hace presagiar una lectura gratificante. Y ojito que todas estas alabanzas no son gratuitas, porque también debo decir que «La historia de Lisey» y «Duma Key» me decepcionaron profundamente, pero también tengo el presentimiento de que esto no sucederá con «La cúpula».
Creo que el viejo King ha vuelto. Uno ve el volumen de mil y pico páginas, lo sostiene en la mano e inevitablemente piensa en «It» o «Apocalipsis», esas obras maestras que consagraron al maestro y que, ojalá Dios, nos lo devuelva este último libro.
Me niego a poner la biografía de uno de los últimos maestros de la literatura de terror contemporánea, lo que sí que voy a añadir a continuación es el argumento de «La cúpula» que promete muchísimo:

Es una soleada mañana de otoño en la pequeña ciudad de Chester's Mill. Claudette Sanders disfruta de su clase de vuelo y Dale Barbara, Barbie para los amigos, hace autostop en las afueras. Ninguno de los dos llegará a su destino. De repente, una barrera invisible ha caído sobre la ciudad como una burbuja cristalina e inquebrantable. Al descender, ha cortado por la mitad a una marmota y ha amputado la mano a un jardinero. El avión que pilotaba Claudette ha chocado contra la cúpula y se ha precipitado al suelo envuelto en llamas. Dale Barbara, veterano de la guerra de Irak, ha de regresar a Chester's Mill, el lugar que tanto deseaba abandonar. El ejército pone a Barbie al cargo de la situación pero Big Jim Rennie, el hombre que tiene un pie en todos los negocios sucios de la ciudad, no está de acuerdo: la cúpula podría ser la respuesta a sus plegarias. A medida que la comida, la electricidad y el agua escasean, los niños comienzan a tener premoniciones escalofriantes. El tiempo se acaba para aquellos que viven bajo la cúpula. ¿Podrán averiguar qué ha creado tan terrorífica prisión antes de que sea demasiado tarde? Una historia apocalíptica e hipnótica. Totalmente fascinante. Lo mejor de Stephen King.

Stephen King: «Intenté escribir esta novela hace tiempo, cuando era mucho más joven, pero sus dimensiones me superaban. Sin embargo, la idea era tan buena que nunca me abandonó del todo y de vez en cuando regresaba para decirme “escríbeme”. Al final lo hice. Costó más de veinticinco años escribir este libro, pero cada uno de los segundos de espera mereció la pena.»

Primer capítulo de «La cúpula», aquí mismo.

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lunes, mayo 17

Robin Hood de Ridley Scott

«¿Qué demonios hace Ridley Scott dirigiendo la enésima versión de Robin Hood?», me pregunté la primera vez que los medios de comunicación anunciaron a bombo y platillo la nueva película del director inglés. ¿Es que no ha habido ya suficientes Robins con «Las aventuras de Robin de los bosques» de Errol Flynn, los animalitos de Wolfgang Reitherman para la Disney, el «Robin y Marian» de Richard Lester, «El príncipe de los ladrones» de Kevin Reynold, el «Robin Hood» de John Irwin o «Las locas locas locas aventuras de Robin Hood» de Mel Brooks? Siempre he pensado que este personaje está más quemado que Chiquito de la Calzada y que difícilmente nadie podría hacer algo bueno con él.
Pero claro, Ridley Scott es mucho Ridley Scott y su versión decadente, austera y sucia de la Edad Media nos traslada a un siglo XII en el que los ingleses de Ricardo Corazón de León están muy pasados de vueltas tras la Tercera Cruzada en Jerusalén (¡¡agüita con la primera toma del castillo francés… IM-PRE-SIO-NAN-TE!!), su hermano Juan es un burgués amanerado que se pasa el tiempo retozando entre las sábanas con Isabella de Angoulême (que guapa está Léa Seydoux) y el monarca francés Felipe ansía desembarcar con su ejército en las costas británicas para iniciar la conquista de la Madre Patria.
A partir de aquí, olvídense de todo lo que hemos visto hasta ahora y que atañe a este personaje de leyenda. La película de Ridley Scott bebe más de la propia historia que de las fuentes románticas que todos los directores nos han mostrado hasta ahora. Russell Crowe encarna un Robin Hood lacónico, inteligente y parco en palabras, siguiendo la línea del Máximo Meridio de Gladiador, que sólo alcanza el título de noble a causa de una sucesión de coincidencias que le llevan a heredar el apellido Loxley e integrarse en el seno de la familia de Sir Walter Loxley y entablar una interesante y divertida relación con una Marian muy real que interpreta con muchísimo tino Cate Blanchett.
Por supuesto, Nottingham pasa de ser una aldea de ensueño a transformarse en una encrucijada de caminos embarrados, con chozas que apenas se tienen de pie y campos de cultivo impracticables. El papel del sheriff (Matthew Macfadyen) es casi testimonial y acaba siendo el traidor sir Godfrey (¡sí, otra vez Mark Strong, que grande es este tío!) el que encarna la némesis de Robin Hood y, apoyado por los saqueadores franceses, se dedica a arrasar las tierras del indolente Rey Juan.
Mención aparte merecen Eileen Atkins en el pellejo de Eleanor de Aquitania y William Hurt como William Marshal, o la tropa de bandoleros que siguen a Robin desde las cruzadas y acaban convirtiéndose en compañeros inseparables. Eso sí, que nadie aguarde ver la tropa de Robin emboscando a los acaudalados siervos del Rey Juan en los senderos del bosque de Sherwood y repartiendo el botín entre los pobres, pues en esta película no hay nada de eso. Estamos ante una precuela del Robin que todos conocemos. Aquí los bandidos que más tarde acogerán al proscrito son los huérfanos de los caídos en la Cuarta Cruzada, una pandilla de niños sin identidad que atacan a aldeanos y soldados. Por tanto, el Robin Hood de Ridley Scott relata con soberbia fluidez el ‘antes’ de la leyenda y añade ingredientes interesantísimos como la igualdad entre clases sociales, la firma de la Carta Magna y la constante lucha por preservar la dignidad del ser humano.
Lo mejor que se puede decir de esta película es que dura dos horas y pasa en un periquete. Es un díptico interesantísimo que entronca con «El reino de los cielos» y lleva el sello de calidad de Ridley Scott en cada fotograma. Si, como a mí me sucedía, piensas que la figura de Robin Hood está muerta y enterrada, aguarda a ver el Robin de Ridley Scott y comprobarás que todavía queda mucho que contar.

By David Mateo with 5 comments

viernes, mayo 14

El ‘Xe que bo’ recomendado por la Generalitat Valenciana

La revista valenciana ‘Lletres valencianes’, publicada por la Consellería de Cultura de la Generalitat Valenciana, ha recomendado el libro ‘Valencia C.F. Xé que bo’ en su última publicación. El artículo es de Agustí Hernàndez Dolz y os lo copio a continuación:


Estem davant d’una obra que ens acosta a la història del València C.F. a través d’un còmic. Replega vora mig centenar d’escenes de la vida del club que van des de la seua fundació fins al moment actual. Un treball adreçat als més joves, però que també pot ser per a uns altres públics.
Valencia C.F. Xe Que Bo és un còmic que servirà a l’aficionat d’a peu per a conéixer més i millor l’ahir i el hui del seu club. Unes pàgines on es detallen els principals fets de la trajectòria de l’entitat, especialment els més positius. Tot i que el títol no és ortogràficamente correcte, el contingut s’adapta a ell. El títol o està en castellà, o en valencià, i per tant s’hauria d’accentuar o no, a més que cal un signe d’exclamació final.
L’obra relata, fins i tot en to èpic en alguns moments, les principals gestes del club en els seus primers 90 anys d’existència, des que el 18 de març de 1919 s’aprovaren els estatuts del Valencia Foot-ball Club, en vespra de Sant Josep. El primer partit va ser en maig d’eixe mateix any.
El títol d’alguns dels capítols ens il•lustra sobre el contingut: «El primer partido del Valencia», «Algirós», «Algo más que un club», «Manos arriba, esto es un atraco», «La primera final de Copa», «El Valencia más internacional», «El final de la década eléctrica» o «La liga de la riada», entre d’altres.
La lectura es fa agradable, sobretot si t’agrada el futbol. Veure la diferent indumentaria que tenien els jugadors al principi, que les copes eren donades per l’ajuntament, la ubicació del primer estadi, els fitxatxes que es dugueren a terme, i tota l’evolució politicosocial de la part gestora del club pot inclús acostarnos a un temps molt diferent a hui. El llibre-còmic és de format gran, concretament 27 per 22,5 centímetres, quasi quadrat, i la coberta i totes les pàgines són amb fons de color negre.
Consta de tapa dura i noranta-tres pàgines. Pel que fa al text, és en lletra blanca, de cos un poc massa menut. Les il•lustracions, per la seua banda, ocupen la majoria de l’espai de cada doble pàgina, aproximadament el huitanta per cent, de forma que el text és molt
poc significatiu respecte a la il•lustració. Estem parlant, per tant, d’un llibre que s’ha concebut fonamentalment per a ser vist. I concebut com un còmic, el seu públic potencial és un públic jove. En la part final, i després dels capítols de glòria més recents del València C.F., hi ha una bibliografia bàsica formada únicament per tres obres, a les quals es pot remetre aquell interessat en la història del club que vulga aprofundir en qualsevol dels aspectes que ací es describen breument.
El treball acosta la història del club, i fins i tot pot servir com una lectura de classe. Al capdavall, és una publicació oficial del València C.F. que no aporta gran cosa, però que intenta cobrir un buit important: crear una línia oficial de llibres dedicats al club, i adreçat a un públic determinat. També naix d’una necessitat: continuar omplint espai als mitjans de comunicació. Allò que en 1919 no ocupava a penes espai en els diaris, el València C.F., hui ja ha superat de bon tros les corregudes de bous com a competidor.


Fragmentos traducidos:

La obra relata, incluso en un tono épico, las gestas principales del club en sus primeros 90 años de existencia.

La lectura se hace agradable, sobre todo si te gusta el fútbol.

El trabajo acerca la historia del club, incluso puede servir de lectura en clase.

¡¡Pues nada, ya sabéis, el ‘Xé que bo’ es uno de esos libros que si te gusta el buen fútbol y, sobre todo, el Valencia C.F. debe de estar en la estantería de tu casa, para que lo disfruten los más jóvenes y los mayores!! ¡¡No lo dejes pasar porque es una recomendación de la Generalitat Valenciana!!

Para comprar el 'Xe que bo', pincha aquí.

By David Mateo with 4 comments

miércoles, mayo 12

Conversando con Javier Negrete

(Esta entrada fue publicada en Scifiworld hace un par de meses)

En columnas anteriores ya hemos tenido la oportunidad de hablar y disertar sobre la obra de Javier Negrete. Ahora, ante la inminente publicación de su nueva novela, Atlántida, editada por Espasa, vamos a conversar con el autor madrileño y contemplar su visión sobre esa milenaria leyenda llamada Atlántida.

Tu Atlántida está en Santorini, un archipiélago en el centro del Egeo. ¿Crees que estaba allí?
El autor que primero escribió sobre la Atlántida fue Platón. Puede ser que a él le llegara una tradición sobre la catástrofe que acabó con un poderoso imperio centrado en una isla, pero no sería imposible que hubiera inventado el relato —aunque él mismo dice que es «completamente verídico»—. Incluso en este segundo caso, su ficción habría tenido un modelo, y el más cercano en el espacio y el tiempo fue la pavorosa erupción que hace unos tres mil quinientos años hundió bajo las aguas más de la mitad de Santorini, arrasó las costas de Creta con un tsunami, esparció cenizas en un radio de miles de kilómetros y probablemente hizo bajar las temperaturas en toda la Tierra.

¿En qué época transcurre tu novela?
En un futuro tan cercano que podríamos llamarlo «pasado mañana». Ya ha pasado 2012 y, cuando todo el mundo resopla de alivio, nos encontramos con una catástrofe que amenaza con destruir la mayor parte de la vida terrestre. Un solo supervolcán como el de Toba, hace 75.000 años, estuvo a punto de extinguir a la especie humana. En mi novela empiezan a entrar en erupción Long Valley, los Campi Flegri, Yellowstone, el Krakatoa…, y, por supuesto, Santorini. La humanidad no sobrevivirá a una combinación como ésa, a no ser que los protagonistas lo remedien.
Pero gracias a las vivencias de algunos personajes también asistimos a la erupción que hundió la Atlántida hace 3.500 años. Una escena así no podía hurtarla a los lectores, tenía que mostrarla prácticamente en directo.

Algunos lectores han hablado de novela con efectos especiales…
Algo tan espectacular como una erupción debe entrar por los ojos, los oídos, la nariz, debe sentirse la aspereza de la ceniza en los pulmones. Hay dos grandes escenas de erupciones en la novela, la de Long Valley en California y la del hundimiento de la Atlántida. En ellas he tratado de utilizar los recursos que aprendí en novelas como Salamina o El espíritu del mago al narrar batallas. Catástrofes y batallas tienen en común que son escenas de dimensiones épicas y que hay que contarlas de una forma cinematográfica para que sean convincentes.

Aparte de los supervolcanes, ¿hay más elementos de anticipación en Atlántida?
Sí. Al crear una trama que relaciona el hundimiento de la Atlántida con una catástrofe en el siglo XXI, casi sin querer me vi explorando territorios en los límites de la ciencia (muchos de los cuales me los sugirió el escritor Juan Miguel Aguilera, por lo que le doy las gracias desde aquí). Por ejemplo, en Atlántida se habla de la busca de la inmortalidad, de la posibilidad de que la vida provenga del espacio —la llamada «panspermia»—, de sistemas complejos y de la consciencia como una propiedad emergente —una vuelta de tuerca a la hipótesis Gaia—.
Una combinación que creo que resultará atractiva para los lectores de Scifiworld, a los que aprovecho para mandar un abrazo.

No lo olvidéis: Atlántida, una historia de catástrofes, de aventuras, de emoción que no tenéis que dejar de leer y que se encuentra ya a vuestro alcance en la librería más cercana. Recomendación 100% Scifiworld.

By David Mateo with 4 comments

martes, mayo 11

Crítica de Atlántida de Javier Negrete

Vivimos tiempos inusuales que han convertido parte de nuestro planeta en algo parecido a Mordor en el momento más siniestro del Señor de los Anillos. Una gran nube de ceniza que sobrepasa España desde los Pirineos al Cabo de Gata, que impide subir a los aviones y vuelve loco el tránsito aéreo. El volcán islandés Eyjafjalla no deja de escupir mierda sobre el mundo y los informativos se hacen eco de grandes catástrofes que nos recuerdan que la fecha límite del 2012 ya está a la vuelta de la esquina.
Javier Negrete nos remite a los supervolcanes como fuerza demoledora capaz de poner fin a nuestra especie. En ‘Atlántida’ no hay pedrusco espacial que explotar, ni amenaza cósmica que combatir. Los protagonistas de la última novela del autor madrileño se enfrentan a un mal endémico que procede de las mismas entrañas del planeta y que pone en jaque el equilibrio natural de nuestro mundo. Lleva al extremo la amenaza del Eyjafjalla y la extiende a Krakatoa, Long Valley, los Campi Flegri o Yellowstone. Hablamos de una corriente inestable que recorre de parte a parte nuestro planeta y puede hacer despertar los supervolcanes que ocupan hectáreas y hectáreas de terreno y que, activos todos a la vez, pueden destruir hasta la última partícula viva de nuestro planeta.
A ese peligro deben enfrentarse los protagonistas de la historia, con un Gabriel Espada que recuerda remotamente al vividor y castizo David Millar de la novela corta «Estado crepuscular» y una geóloga Iris Gudrundóttir que ve venir desde lejos las graves consecuencias que vaticina la erupción de Long Valley.
Pero las cosas no acaban ahí y, una vez más, Javier Negrete pone en juego toda su sapiencia sobre el mundo antiguo y retoma la mitología y la historia que ya nos mostró en el ensayo «La gran aventura de los griegos» y la retuerce hasta crear un mundo fantástico en el que la Atlántida se convierte en el eje central de la Edad Minoica. Todos aquellos que hemos tenido el placer de leer el ensayo citado anteriormente, nos damos cuenta de que Javier lucha contra su lado más escéptico y más objetivo para recrear una Atlántida basada en los Diálogos de Platón. Su Atlántida es la Atlántida de Timeo y Critias, basada en los restos arqueológicos de Santorini hallados al norte de Creta antes de que el volcán de Thera estallase y borrara del mapa a toda la civilización minoica.
‘Atlántida’ conjuga a la perfección historia y leyenda, mitología y ciencia, configurando un futuro no muy lejano —gracias a Dios hemos superado el 2012— en el que existen seres potencialmente aventajados que manipulan y controlan a los humanos a su antojo.
«Atlántida» es la primera novela lejos de los géneros históricos y fantásticos que Javier ha cultivado a lo largo de estos últimos años. Es una novela referencial dentro de su carrera, más próxima a los relatos que conforman «Buscador de sombras/La luna quieta» que a otras obras como «Señores del Olimpo» o «Salamina». Eso sí, cuando ahondas en el argumento, precisamente en esos pequeños lapsos en los que Javi nos traslada a la Atlántida a través de los ojos de la exótica Kiru, atisbamos la grandeza de su estilo y la capacidad que tiene este autor de recrear mundos remotos y perdidos en el tiempo.
Una novela fresca, con personajes inolvidables y un pulso narrativo como sólo puede imprimir Javier Negrete. «Atlántida» es un nuevo camino emprendido en la carrera de este autor que tan pronto nos sorprende con un ensayo sobre civilizaciones antiguas como una epopeya desesperada por salvar al mundo de los supervolcanes.
Grande Negrete.

By David Mateo with 9 comments

lunes, mayo 10

¿Te apetece leer el primer capítulo de El cebo?

El cebo, de José Carlos Somoza, está al caer, concretamente el 14 de mayo. Mientras tanto puedes ir degustando el primer capítulo. Libro imprescindible para todos los amantes de la buena literatura.

El cebo - Primer capítulo.

By David Mateo with 8 comments

sábado, mayo 8

Tajundrerías


Pincha sobre la foto para ver entera la tira. Más Tajundra, aquí.


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viernes, mayo 7

Los últimos siux

De todas las frases pronunciadas por los autores invitados en la pasada Feria del Libro de Moncofa, me quedo con la siguiente: «Hoy me siento como el último sioux que campa pacíficamente por la pradera, consciente de que mi tiempo está expirando y muy pronto una vía de hierro atravesará los campos y extinguirá mi forma de vida». Esta frase la pronunció Fernando Marías durante la inauguración. El futuro electrónico va a cambiar un modelo de mercado, una forma de editar, un modo de hacer negocio. Y a estas alturas, mucho me temo, que las editoriales tocan una música, los lectores otra y la piratería una bien diferente. Ni mucho menos los lectores debemos imponer el precio del libro, pero tampoco vamos a dejar que nos lleven por senderos que no deseamos tomar. No a los precios abusivos en los libros electrónicos. Un archivo de ordenador no cuesta lo mismo que un libro de bolsillo o de rústica. Y si las editoriales quieren buscar intermediarios que encarezcan el producto por el mero capricho de obtener un mejor posicionamiento, allá ellas, pagarán las consecuencias a la larga cuando compitan con la piratería. No a los contratos leoninos producto de la desesperación y de las prisas, sobre todo ahora que vemos cómo el futuro electrónico se nos precipita y necesitamos «nombres» para no extinguirnos. Ha habido una eternidad para pensar, para planificar, para ajustar costes, para llegar a acuerdos, para tender la mano a la parte más débil de la ecuación, que es el autor, para modelar una forma de negocio que ya debería discernirse.
El escritor profesional es una especie en vías de extinción que ve peligrar su hábitat ante la amenaza de la piratería. Pero la verdadera amenaza no es la piratería… no, señor. La verdadera amenaza es una industria viciada que ha llegado tarde y en vez de pensar en beneficios futuros, sólo piensa en beneficios inmediatos. Se quiere estrujar los bolsillos de los amantes de la literatura con precios que para nada son acordes al producto ofertado. Se quiere estrujar los bolsillos de los ya estrujadísimos escritores con contratos que buscan el beneficio rápido sin importar demasiado el mañana. Ese no es el camino del libro electrónico. Vamos a superar una crisis económica solo para caer en otra más grave: una crisis del modelo de negocio.
No obstante, durante mucho tiempo, bastantes escritores hemos luchado para colocar nuestro nombre en la red. Y si el modelo de negocio se enturbia, se degrada, se corrompe o se vuelve abusivo, llegará el momento de decir basta y buscar otro camino. Creo, sinceramente, que todavía es temprano para establecer un contacto directo entre autor y lector. No creo en la autoedición y nunca he creído en ese modelo. Es más, me gustaría que el negocio siguiera por este mismo cauce profesional que ahora mismo existe. Pero si la baraja se rompe, si la industria se vuelve loca o si los escritores percibimos que al lector se le está tomando el pelo con precios abusivos de nuestros libros, muchos nos bajaremos del carro. Yo el primero. Consciente de la cantidad de lectores que cada día acuden a este blog, no me importaría, llegado el momento, convertir este humilde espacio en un escaparate de venta directa de mis libros. El futuro impondrá las reglas y los autores tenemos que preservar nuestros intereses.
Por cierto, parece que la industria del comic se está dando más aire que la del libro.


By David Mateo with 16 comments

martes, mayo 4

De ‘Marchitas por dentro’ a ‘Carne muerta’

El fenómeno zombi sigue más vivo que nunca. Por un lado, la editorial Dolmen continúa con su política revolucionaria de ‘solo zombis’ y a los éxitos de Carlos Sisi o la antología Z se unen nuevos títulos como ‘Diario de un zombi’ de Sergi Llauger o ‘La muerte negra’ de Hazael G. Timunmas, por su parte, anuncia ‘Diario de una invasión zombie’ de J.L. Bourn para el mes de junio. Es decir, que esto no para, sino todo lo contrario, la mecha sigue encendida y se prevee que no estallará hasta que el fenómeno zombi se revitalice con la adaptación para TV de ‘Los muertos vivientes’ de Kirkman o el estreno de ‘Guerra Mundial Z’ en los cines.
Todos aquellos que ya hayáis leído ‘Marchitas por dentro’ en la ‘Antología Z’ sabréis cuál es la premisa de ‘Carne muerta’, la novela que ando escribiendo ahora mismo y que si las cosas no se tuercen saldrá con el sello Dolmen. Es una historia inspirada en la obra de Vaughan ‘Y el último hombre’, aunque con una notoria diferencia, el elemento de riesgo es mayor, pues los hombres no mueren, sino que se zombifican. Estamos ante una historia de supervivencia, pero no de un grupo de personajes, sino de la propia raza humana. La lucha de una sociedad tullida y desahuciada por prevalecer en un entorno hostil y por encontrar un orden social que va contra natura.
En este caso los zombis, o involucionados, son un escollo más a la evolución elemental de las supervivientes. ‘Carne muerta’ es una historia apocalíptica que trata sobre la soledad, la maldad, la degeneración, la fe, la marginación, la ciencia, el progreso, el estancamiento y la guerra. Es una historia que arranca en Valencia —¡¡cómo no!!— y se expande como un virus por León, Madrid, Portugal e Israel. Los protagonistas son seres trastornados que por culpa del holocausto han visto como una parte indispensable de su sociedad, de su propia entidad como raza, se ha extinguido de repente y las aboca a una lenta extinción. En ese entorno, crece y se desarrolla ‘Carne muerta’, con tribus urbanas anarquistas, con un régimen político basado en el ejército que amenaza con instaurar una dictadura, con psicópatas que recrean genocidios estancados en nuestro pasado, con sectas apocalípticas que imponen nuevas religiones y con un grupo de mujeres que luchan desesperadamente contra semejantes y zombis por averiguar por qué los hombres se extinguieron de la faz del planeta.
Si os ha gustado ‘Marchitas por dentro’, ‘Carne muerta’ será vuestro libro.

By David Mateo with 15 comments

lunes, mayo 3

Iron Man 2

Decir que Iron Man ha sido un personaje popular en España, más allá de su intervención en Vengadores, no acaba de ser del todo cierto. Al contrario que la Patrulla X, Spiderman y los propios Vengadores, Iron Man nunca ha tenido una colección regular en el quiosco. La serie del Hombre de Hierro ha aparecido y desaparecido de las estanterías de las librerías especializadas como los ojos del Guadiana, mientras en los USA sí ha tenido una regularidad constante. No ha sido hasta el estreno en el cine de la primera parte, cuando la Marvel de Quesadilla –el aún maleditor jefe de la Casa de las Ideas- ha querido sacarle rendimiento al personaje en detrimento de otros superhéroes como Spiderman, cuya licencia cinematográfica no obra en manos de la editorial. Así, tras la primera de Iron Man y su rotundo éxito, el personaje ha experimentado una especie de segunda edad dorada –nunca mejor dicho- que pasa por la Civil War, la Iniciativa de Tony Stark, su fugaz liderazgo de SHIELD, la invasión secreta, el Reinado Oscuro, etc etc…
Tras esta segunda parte de la franquicia, a uno le queda la sensación de que cada vez que la Marvel estrena una película de este personaje, saca a pasear por las salas de cine el Ferrari molón que guarda todo el año en el garaje. Iron Man fue un espectáculo visual de carrocerías brillantes, capós tuneados y armas supersofisticadas. E Iron Man 2 es exactamente lo mismo, pero al cuadrado. Eso sí, con muchísima menos acción. Si la película dura exactamente dos horas, el metraje de las peleas entre robotejos y armaduras no llega ni a un cuarto de hora. El resto del film lo sostiene Robert Downey Jr., que sigue pareciéndome un excelente Tony Stark, poniendo caretos frente a una inmensa pantalla virtual, Robert Downey Jr. bailando con la armadura, Robert Downey Jr. pillando la recurrente depre de todas las películas, Robert Downey Jr. saliendo de la recurrente depre de todas las películas, Robert Downey Jr. haciéndole la hostia a la Gwyneth Paltrow, Robert Downey Jr. dando discursos grandilocuentes y molones, y Robert Downey Jr. relacionándose con cualquier tipo de hembra americana con escote voluptuoso. Menos mal que el tipo me cae bien, porque si no pondría a parir el film.
En fin, que las películas basadas en comics no tienen porque ser todo mamporros y explosiones, pero Iron Man 2 no es Watchmen, y un poquito más de acción no le habría venido mal.


Por otro lado, sigue pareciéndome estúpido el no integrar ya al Mandarín en la franquicia. La elección de Látigo Negro como villano resulta cuanto menos decepcionante (algo así como meter al Conmocionador como el malo malísimo en una película de Spiderman) y más teniendo en cuenta que el tal Ivan Vanko es un científico ruso encarnado por Mickey Rourke, que cuando se sienta delante de un ordenador y empieza a manipular un teclado, pone el careto de ‘qué cojones es esto, ¿una lavadora portátil?’. Por otro lado, Justin Hammer es todo menos Justin Hammer, así que al final todo confabula para que el argumento se convierta, una vez más, en una batallita entre robotejos y tíos con armaduras, alejándose del concepto original de héroe contra villano.
La inclusión de Máquina de Guerra queda un poco forzada, en cambio, el personaje de Natasha Romanoff alias la ‘Viuda Negra’, encarnado por una guapísima Scarlett Johansson, resulta sutil y controlado, lo cual le da un toque distinguido que no me acabó de desagradar.
No me convence nada Samuel L. Jackson haciendo de Nick Furia, pero nada de nada, por mucho que Mark Millar lo pillara como modelo para los Ultimates. Y menos me convence la evaluación que la Viuda Negra hace sobre Tony Stark: «Queremos a Iron Man en los Vengadores, pero a otro bajo la armadura. Usted se quedará en la reserva como consultor.» Me suena a que el caché del Downey Jr. será demasiado alto para protagonizar los Vengadores y la cosa se quedará en un par de apariciones especiales. Miedo me da.


En resumidas cuentas, que me gustó la primera y ésta me ha parecido entretenida. Que Downey Jr. tiene con la Marvel un chollo, porque con cada película de Iron Man se da un baño de publicidad que ya quisiera para sí Christiano Ronaldo en una final de la Champion League. Que hay ganas de ver los Vengadores y sobre todo Thor, y más teniendo en cuenta que, visto lo visto en Iron Man 2, el punto de partida del superhéroe asgardiano podrían ser los comics del ese grandísimo guionista llamado Extrañinsqui (jódete Quesadilla). A ver cómo evoluciona la franquicia.

By David Mateo with 7 comments

Las sendas púrpuras de Angel Torres Quesada

Tras haber pasado su infancia en Wuffan, uno de los planetas condenados al aislamiento por el Purpurado -la oligarquía que rige los destinos del Ámbito desde su inexpugnable recinto de la Cúpula- Giselle es rescatada por su padre, Yolden Abasi, y llevada a un nuevo mundo donde disfruta una década de la vida pletórica que el Ámbito concede a sus ciudadanos.

Pero tras la misteriosa desaparición de su padre comienza a sospechar que éste en realidad formaba parte de una conspiración contra el Purpurado que no llegó a culminar; decidida a investigarla hasta las últimas consecuencias, contará con la ayuda de un espíritu de la Fuente, Hesperis, filósofo fallecido más de mil años atrás, y de Lhotar un joven fugitivo venido más allá del Ámbito; pero también con la oposición de Saldrach, una de las purpuradas destinadas a regir las riendas del Ámbito.

Tras ser sorprendida en sus sueños con visiones que para ella carecen de sentido, episodios supuestamente históricos ocurridos en el legendario planeta conocido como la Tierra, Giselle, instruida por su padre en el arte de la guerra, emprende la primera y gran aventura de su vida, que la llevará a conocer los horrores de la guerra y a recorrer las Sendas Púrpuras en pos de una respuesta.

Esta novela resultó finalista del Premio Minotauro y ahora publica Grupo AJEC.

By David Mateo with 4 comments

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