Este fin de semana, aprovechando que mi novia andaba de viaje, me he acomodado en mi cama, he enchufado el DVD a la tele y me he puesto a devorar una serie que tenía muchas ganas de ver desde hacía tiempo y que hasta hoy no había tenido la oportunidad. ¿Que de qué serie estoy hablando? ¡El séquito, de la HBO! Por supuesto, la serie no me ha defraudado en absoluto. Irreverente, provocativa, disparatada, freak… en fín, que posee todas las cualidades que suelen tener las series de la HBO (miento, el otro día me bajé True Blood y a los dos minutos se me cerraban los ojos). El caso es que esa serie tiene un personaje secundario estrella: Ari Gold, interpretado por Jeremy Piven, un importante agente cinematográfico que tiene a su cargo a Vincent Chase, el nuevo Leonardo DiCaprio del cine norteamericano.
Ari es un tiburón sin escrúpulos que devora ayudantes, se carga a quién le toca demasiado las pelotas, se tira a toda mujer que se pone por delante y no le importa dejar a su esposa plantada ante un asesor matrimonial si le suena el móvil en mitad de la sesión. Además, su carácter es disparatado e histriónico, y en cuanto aparece en pantalla, estás poniendo una sonrisita ante la perspectiva de una nueva situación disparatada.
Bueno… el caso es que leyendo El País.com este fin de semana me he topado con este titular: El Chacal de los libros se confiesa - Andrew Wylie, el agente literario más poderoso del mundo, sostiene que, por falta de ética, es «más fácil y serio hacer negocios en el Congo que en España». En cuanto he leído eso del Chacal de los libros, he tenido un momento deja vú que me ha traído a Ari Gold a la cabeza.
La industria literaria es complicada. Nosotros, pobres cucarachas que correteamos por los pantanos del inframundo, levantamos la vista y atisbamos las grandes torres donde viven atrincherados los poderosos señores de la literatura y no podemos evitar un ataque de vértigo. El caso es que, de vez en cuando, mola leer a esa gente que maneja los hilos y que convierte las palabras en euros, o en dólares, o en libras esterlinas… ¡qué más da!
Creo que vale la pena poner todo el artículo de Guillermo Altares y Carles Geli, porque es buenísimo y traza un perfil aproximado de lo que es un cazatalentos literario:
Una de las mejores entrevistas que he leído en toda mi vida y que nos sitúa ante el verdadero panorama editorial que se respira en las altas esferas.
Ahora mismo, mientras pienso en los manuscritos que he movido por aquí y por allí, me viene a la cabeza esa escena de El séquito en la que, durante la fiesta de cumpleaños del hijo de Ari, el payaso que se encarga de la animación se acerca al representante y le da una cinta con todas sus funciones grabadas. Ari está hablando por teléfono con el manager de Vincent y coge la cinta del payaso para usarla de posavasos. Tras leer la entrevista a Andrew Wylie uno no puede dejar de sentirse como el eterno tirititero que se dedica a repartir posavasos en forma de manuscritos.
Ari es un tiburón sin escrúpulos que devora ayudantes, se carga a quién le toca demasiado las pelotas, se tira a toda mujer que se pone por delante y no le importa dejar a su esposa plantada ante un asesor matrimonial si le suena el móvil en mitad de la sesión. Además, su carácter es disparatado e histriónico, y en cuanto aparece en pantalla, estás poniendo una sonrisita ante la perspectiva de una nueva situación disparatada.
Bueno… el caso es que leyendo El País.com este fin de semana me he topado con este titular: El Chacal de los libros se confiesa - Andrew Wylie, el agente literario más poderoso del mundo, sostiene que, por falta de ética, es «más fácil y serio hacer negocios en el Congo que en España». En cuanto he leído eso del Chacal de los libros, he tenido un momento deja vú que me ha traído a Ari Gold a la cabeza.
La industria literaria es complicada. Nosotros, pobres cucarachas que correteamos por los pantanos del inframundo, levantamos la vista y atisbamos las grandes torres donde viven atrincherados los poderosos señores de la literatura y no podemos evitar un ataque de vértigo. El caso es que, de vez en cuando, mola leer a esa gente que maneja los hilos y que convierte las palabras en euros, o en dólares, o en libras esterlinas… ¡qué más da!
Creo que vale la pena poner todo el artículo de Guillermo Altares y Carles Geli, porque es buenísimo y traza un perfil aproximado de lo que es un cazatalentos literario:
Es de tez tan blanca y cabello tan claro que quizá por eso sus ojos azules inyectados de sangre le dan un aspecto ya inquietante; pero será luego, durante la conversación, cuando con un gesto contundente y de pocos amigos, una sonrisa apenas esbozada o un comentario del tipo "y a ése no le pude llevar a los tribunales en Inglaterra, pero me vengué hundiéndole sus negocios", refiriéndose a un editor británico que no cumplió su palabra, lo que da la medida exacta de sus apodos: el Chacal, el Perro Rabioso o, el más respetuoso, Carro de Basura.
En cualquier caso, Andrew Wylie es, a sus casi 61 años, quizá el agente literario más importante del mundo, con un catálogo de autores lo más parecido a un listín teléfonico, eso sí, del barrio alto del Parnaso: de Saul Bellow a John Cheever, de Shakespeare a Art Spiegelman. La próxima inclusión en ese listado, a partir del 5 de noviembre, del chileno Roberto Bolaño (hasta ahora en manos de la no menos potente Carme Balcells) y los constante rumores de su aterrizaje en España le convierten en un personaje temible en el universo editorial patrio.
"Ni me voy a instalar en España ni voy a comprar la Agencia Carmen Balcells", lanza a las primeras de cambio sentado ante una de las mesas azules de su stand en la Feria del Libro de Francfort en la tarde de ayer. Wylie va a tumba abierta. "Tenemos casi 700 autores y sé que cuando voy a España causo pánico, pero no vengo simplemente a pescar autores, me interesa saber mucho de la cultura editorial española. Pero digamos que nuestra posición es hoy de investigación de ese mercado". Y da su versión de cómo le llegó el manuscrito y el contacto con la viuda de Bolaño: "Carolina me dijo que quería hablar conmigo y nos vimos; lo volveremos a hacer a finales de noviembre; los derechos de Bolaño caducan en Balcells el día 4; será fantástico: es mi cumpleaños y ya habrá ganado Obama".
Insiste Wylie en que no quiere abrir oficina en la Península: "No tengo mucho tiempo, no hablo español y mi familia está instalada en Nueva York", apunta. Pero sí admite que su agencia trabaja de forma distinta a las otras: "Me acuerdo que cuando negocié los derechos de Borges los ofrecí a Planeta y Alfaguara en cuatro formatos, tapa dura, rústica, bolsillo y quiosco, y me tacharon de loco, que eso en España no se hacía así... Recuerdo cuando Carmen Balcells ofrecía en EEUU a García Márquez e iba sólo con derechos limitados".
En lo que él llama "diferentes perspectivas" de su agencia en relación a las demás está la de crear un catálogo lo más fuerte posible -"una agente con sólo uno o dos autores fuertes no tiene fuerza"- y una estructura con prioridades diáfanas: "Nosotros tenemos claro quién es el jefe, y ése es el autor, ante el que no puedo cometer errores como llevarle a una editorial que no es la suya y que fracase; para mí, el editor no es nada, nada", repite áspero y con un gesto cortante de su mano parecido al de un karateka.
El extenso catálogo de su agencia sólo incluye hasta ahora tres autores en español: Borges, Cabrera Infante y Muñoz Molina, y en breve, Bolaño. Calidad sí, pero demasiado pocos para el mercado hispano. "Es evidente que es una lista muy reducida; estamos mirando posibilidades, claro, y la ampliaremos". Se habla de nombres consagrados, pero desafía al periodista a soltarlos: ¿Javier Marías, Mario Vargas Llosa, García Márquez? "Hay agencias en España que están pasando por un mal momento y eso nos abre oportunidades: la eficacia de algunas agencias en ese país deja mucho que desear; nosotros damos respuestas en 20 segundos. Pero hay un problema: es más fácil y serio hacer negocios literarios en el Congo que en España. Hay prácticas que no quiero llamar corruptas pero que serían poco éticas en Nueva York". Y se extiende: "Las relaciones de amistad que hay entre editores y agentes es más importante que el autor, y para mí eso es corrupto, por no entrar en que cuando uno estrecha la mano con otro cierra un acuerdo sin necesidad de papeles, que llegan más tarde. En España das la mano y en realidad te dicen un sí que después es un no o un quizá".
Se defiende también de una acusación histórica: es más pescador que creador y cultivador de autores. "En parte es cierto y en parte, no: he ido quedándome con escritores más o menos hechos, pero también he ayudado a construir autores como Philip Roth. Él mismo ha dicho que su vida profesional cambió radicalmente conmigo. O Pamuk: cuando llegó sólo tenía tres libros y le dije: “Sigue así que acabarás viendo el Nobel, yo me encargo del resto'' y así fue... Soy un buen sirviente, el jardinero que cuida de su jardín. Y eso en España... Nunca traicionaré a uno de mis autores, y nunca le haré un favor a una editorial. Esta ética es bastante necesaria en este negocio. Pero España es, en ese sentido, un lugar bastante corrupto. No digo que seamos más listos, pero trabajamos limpio. En algunos países, tras muchos años de estar juntos y hasta durmiendo juntos, la gente, editores y agentes, se acomodan... Nosotros venimos, abrimos la luz y decimos: ¿pero qué pasa aquí?".
La próxima batalla de Wylie son los derechos electrónicos: "No podemos, legalmente, obligar a que un libro cueste 24 euros. Lo que debemos hacer es fijar como royalties una cantidad fija, no un porcentaje, de manera que si Amazon lo quiere vender barato, pierda dinero". El Chacal vuelve a morder, y ahora a la Red. Nadie lo diría viéndole ahí, en su stand, reponiendo y ajustando al milímetro los libros expuestos, como si fuera el último de los 40 de sus trabajadores.
Una de las mejores entrevistas que he leído en toda mi vida y que nos sitúa ante el verdadero panorama editorial que se respira en las altas esferas.
Ahora mismo, mientras pienso en los manuscritos que he movido por aquí y por allí, me viene a la cabeza esa escena de El séquito en la que, durante la fiesta de cumpleaños del hijo de Ari, el payaso que se encarga de la animación se acerca al representante y le da una cinta con todas sus funciones grabadas. Ari está hablando por teléfono con el manager de Vincent y coge la cinta del payaso para usarla de posavasos. Tras leer la entrevista a Andrew Wylie uno no puede dejar de sentirse como el eterno tirititero que se dedica a repartir posavasos en forma de manuscritos.
12 comentarios:
Pues leyendo la entrevista, más que de chacal, da la impresión de ser un profesional como la copa de un pino y bastante íntegro, por cierto. Aunque está claro que esto, en el país de Mortadelo y Filemón, puede resultar una peligrosa amenaza para los corralitos de muchos chanchulleros.
Un material, como de costumbre, muy interesante, David.
Yo creo que este hombre, más que chacal, será tiburón voraz. Pero si en tu negocio quieres ser bueno, ten pocos escrúpulos y mucha visión de juego. Es decir, sé inteligente. Pero no creo que sea algo que tenga que estar intrínsicamente ligado a la literatura, sino que es un axioma universal que se aplica en todos los ámbitos profesionales. Existe la máxima del que no corre vuela, y me da la sensación de que este hombre vuelta muy alto, de ahí que pueda ejercer el poder a su antojo.
Yo todavía no tengo claro si los agentes son ángeles de la guarda o vampiros de los autores, pero me ha encantado el comentario de Wylie sobre que los agentes y los editores en algunos países (léase España) llevan demasiado tiempo encamados. En España funciona mucho eso de la fidelidad hacia "la casa" y todos los escritores estamos locos por que nos fiche una editorial grande para entregarle nuestra alma bien empaquetadita y con lazo.
Pero claro, es muy fácil ser independiente y crítico con el sistema cuando uno está por encima de él. Mientras tanto...
Sí, pero tengamos otra cosa en cuenta. El concepto de autor de la casa solo existe cuando tienes unas ventas mínimas. Es decir, que te fiche una editorial grande no significa que hayas entrado en la familia. Significa que te han dado una oportunidad. No vale sólo vender el alma, hay que encontrar adeptos que estén dispuestos a enamorarse de tu obra y arrastrarlos libro a libro. Y conseguir eso es complicado, sobre todo cuando eres el llanero solitario en una estepa muy grande y arisca. Es ahí donde el agente (o los mecanismos de la editorial si de verdad apuestan por la obra) se ponen en marcha y consiguen entrevistas, mandan libros de promoción, logran dar vistosidad a su autor, etc etc etc...
Es decir, ponen en marcha una buena campaña publicitaria.
Que gran personaje es Ari Gold. Y mejora de temporada en temporada.
Grande, muy grande. Cojonuda la relación que mantiene con la secretaria de James Cameron.
De todas maneras, cuidadín. De los cien autores más ricos NI UNO es de lengua castellana. Y eso que somos la segunda industria editorial del mundo. Hay que saber donde estamos. Lo de los ingleses es la hostia de grande. Nosotros somos la marina italia y ellos la US NAVY+la flota rusa. Los problemas para el autor bisoño son parecidos. Atención a esto, tiempo de duración media de una novedad en una libreria inglesa:
DOS SEMANAS!!!!
Por otro lado, consulte la guia de agentes ingleses, hay varios de "solo SciFi&Fantasy", unos 10 vaya..
Es un mercado mucho más maduro.
No conozco de nada a este señor, pero que le llamen Chacal, Perro rabioso o carro de basura... no se yo si son notas a favor.
Entre ser bueno en mi trabajo con o sin escrúpulos me quedo con lo primero, la verdad.
Hoy por hoy, una novela que en dos semanas no consiga números interesantes también desaparece de la mesa de novedades en España. O al menos no se le da bola. Es algo que la industria tiene asumido.
Y, por supuesto, que a nadie se le ocurra mandarle una novela al gachó éste porque ni la leerá. Supongo que ni siquiera aceptará manuscritos.
Interesante la entrevista, sin embargo a mi me ha llamado más la atención los últimos párrafos.
Ni él ni amazon se instalan en España por el tema del precio único. Y ese es el meollo de la cuestión. Si este desaparece (que lo hará) adiós autores, editores y libreros independientes.
Bien, quizás sea ese el próximo futuro que nos espera; entonces, ¡¡moveros, moveros, estúpidos!!
http://laviejaraza.blogspot.com/2008/08/tres-comedias-1-entourage.html
Volviendo sobre Entourage, el gran personaje que es Ari Gold, el actor lleva dos Emmys seguidos, pero, ¿qué me decís de Johnny Drama?
Y le nueva temporada sigue dando caña. Una gran serie.
La verdad es que son todos geniales: Johnny Drama, Tortuga... y luego la cantidad de actores invitados que salen.
Es una serie estupenda. De lo mejorcito que hacen en TV.
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