Anika entre libros

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Conozco a Anika Lillo desde que prácticamente comencé a escribir. Cuando entré por primera vez en su página, hará casi ocho años, tuve la sensación de que introducir mi libro en ella iba a ser una misión imposible. En aquellos tiempos —y en estos— Anika entre libros era el portal de LITERATURA con mayúsculas. Nada de pensamientos enrevesados y pseudofilosóficos para definir el argumento de una novela. Anika estaba rodeada de un equipo de gente: periodistas, filólogos, etc etc… que orquestaban un portal enorme en donde el lector aficionado leía a los colaboradores y podía participar activamente en los foros.
Anika entre libros podría decirse que es la madre de un montón de blogs y de otras webs literarias que, siguiendo el mismo patrón, han ido surgiendo en los últimos años. Pues bien, ante semejante coloso, cuando quise promocionar «Nicho de reyes», casi tuve miedo de la respuesta que podría obtener. Pero no, detrás de Anika entre libros late un corazón de oro, un pulmón entusiasta e incansable que abre sus brazos a todo aquel que se deja caer por allí. Ni una hora tardó en responderme la propia Anika con un correo electrónico la mar de agradable que me abría las puertas de su web de par en par. Y es que Anika Lillo es así con los escritores: todo corazón, todo generosidad… Anika entre libros es el remanso donde sabes que siempre serás bien recibido y donde una amiga/colaboradora/profesional va a hacer todo lo posible para que tu pequeña novela llegue al gran público.
Anika es una de las grandes señoras de la literatura contemporánea. Su web ha sido recomendada en diversas ocasiones por TVE, y ahí constan sus intervenciones en Página 2, en RTVV o en diversas cadenas de radio de ámbito nacional. Anika Lillo ha colaborado y asesorado a los principales medios de comunicación de este país, pues su acervo literario es infinito. El 80 o 90% de la producción literaria pasa por sus manos –o por la de sus colaboradores- y aparece reseñada en su web. En pocas palabras, es una tía tan estupenda y espontánea que despierta una ríada de buenos sentimientos.
Pues bien, desde que conocí a Anika siempre ha tenido que lidiar con un inconveniente muy difícil de superar: la falta de financiación. Pese a todos sus esfuerzos, pese a lo valorada que es su gestión literaria y su apuesta por promocionar a editoriales grandes y pequeñas, Anika entre libros sigue sin dar de comer –o cuanto menos proporcionar algunas ganancias- a su patrona. Resulta paradójico, y a la vez ilustrativo de lo miserable que es el mundo editorial en nuestro país, que una de las principales fuentes de publicidad de editoriales y autores no cuente con una remuneración mínima que, cuanto menos, financie un modo de vida que late y respira por y para la literatura. Anika entre libros define perfectamente el estilo de vida de Anika Lillo. Pocas veces verás a Anika sin un libro en la mano; su casa es una biblioteca enorme y las cajas repletas de libros se amontonan en los pasillos en un caos literario que resulta sorprendente y divertido a la vez.
La buena de Anika Lillo sigue sin encontrar financiación para su web y cada vez que lanza una nueva actualización o decide ampliar su página, no le queda más remedio que rascarse los bolsillos. Cuando le preguntas como es posible que no reciba una remuneración por parte de las editoriales simplemente por el desgaste de la promoción, su respuesta es muy simple: «¿Por qué van a poner pasta cuando ya les estoy haciendo la publicidad gratis?» Voy a definir el comportamiento de estas empresas: MEZQUINO. Es un comportamiento MEZQUINO. Porque todos estamos encantados de que Anika entre libros reseñe nuestro libro, llegue a mil o dos mil lectores potenciales y rasquemos ventas mínimas que sustenten nuestro producto, ¿pero qué pasará cuando a Anika se le hinchen los ovarios y decida cerrar el grifo? ¿O cuando Anika entre libros, dios quiera que no, se quede sin líquido y no tenga más remedio que apagar el servidor? Voy a decirles lo que pensará el empresario de turno en ese momento: «No pasa nada, ya llegará otro primo que siga haciéndolo gratis». Así de mezquino es este país. No se valora el trabajo del prójimo. No se valora el esfuerzo altruista de una persona trabajadora y generosa que se deja la piel cada día en una web que sólo genera números rojos. ¿Por qué todas esas grandes editoriales que han ganado miles y miles de euros, esas editoriales que se limitan a mandar libros y luego se lavan las manos, no ayudan a que webs como Anika entre libros funcionen como Dios manda y sigan dando guerra por los siglos de los siglos? Les vuelvo a decir la razón: publicidad gratis, publicidad gratis, PUBLICIDAD GRATIS…
Si fuera yo les iban a dar mucho por saco; que luego lloren porque la gente no compra sus libros. Me parece terrible que en un país donde la producción literaria es ingente y donde solo se conoce a los grandes autores, las editoriales no apoyen a personas como Anika Lillo y proyectos como Anika entre libros que se desviven para que las voces individuales, las voces más pequeñas y modestas, lleguen a un gran colectivo.
Ojala este mensaje sirva para que a alguien se le remueva un poco la conciencia, se de cuenta de lo mucho que necesitamos en la literatura a personajes como Anika Lillo y de un paso al frente a la hora de soltar unos cuantos euros para apoyar este tipo de proyectos. Lo dudo mucho, pero ahí queda este pensamiento.

By David Mateo with 16 comments