Si pensaban que Memento era la paja mental más complicada que Nolan podía sacarse de la manga, agárrense los machos porque Origen no se queda atrás. Aunque, eso sí, una vez más no es tan fiero el león como lo pintan. Christopher Nolan es, hoy por hoy, el mejor director de la escena cinematográfica —seguido muy de cerca por Clint Eastwood o el ya abuelito Sidney Lumet—; sus películas cuentan con buenos diálogos, buenos personajes y, sobre todo, una profundidad de guión que difícilmente pueden encontrarse en otros productos que nos llegan de más allá del charco. Convirtió una película como «El caballero Oscuro» en un producto de referencia que pulveriza los registros de historias de superhéroes y la sitúa como clásico indiscutible. Supo sacar el jugo a una notabilísima novela como ‘El truco final’ e ‘Insomnio’ es uno de los últimos films donde Al Pacino brilla con luz propia en un duelo interpretativo bajo la nieve con Robin Williams. ¿Y qué decir de Memento que no se haya dicho ya? Si no han visto cualquiera de estas películas… consíganlas ya.
En Origen, Nolan hace una excusión a través de los sueños de los protagonistas y crea un universo tan poderoso como el de Matrix. Dominick "Dom" Cobb (Leo) es un segurata de los sueños, un guardián del subconsciente que se ha pasado al otro bando y que se dedica a negociar con los datos que roba a sus presas mientras duermen. Sin embargo, Cobb encuentra la horma de su zapato en la figura de Mal, su difunta mujer, que se manifiesta una y otra vez en cada escenario que el grupo de Cobb prepara para su clientela. Marion Cotillard interpreta a una mujer fatal de tomo y lomo. Una mente perturbada que da verdadero miedo en cada una de sus manifestaciones. Por supuesto, la vida de Cobb se complicará hasta límites insospechados cuando Saito, un gran empresario, lo contrata para una misión muy especial: introducir una idea ajena –origen- en el subconsciente del hijo de un filántropo moribundo.
Y hasta aquí se puede contar, porque el gran acierto de esta película es que ha llegado virgencita hasta nuestras pantallas y se ha protegido al público de cualquier tipo de filtración. El argumento no resulta tan complejo como nos venden desde algunos medios de comunicación. La complejidad de Origen radica en la puesta en escena de la recreación del sueño, donde intervienen una serie de profesionales (el constructor, el químico, el forjador de identidades, etc etc…) que dan veracidad al proceso de incursión en la fase del subconsciente y refuerzan la trama. Lo cierto es que Nolan se ha tirado un porrón de años para llevar esta película a las salas de cine, y eso se nota conforme ves la película y entran en escena todos los elementos que hacen creíble la tecnología de la recreación del sueño. Vuelvo a añadir que desde Matrix no nos encontrábamos con un universo ficticio tan poderoso como el de Origen.
Si hay que ponerle algun pero a la película es su duración. Dos horas y media de Nolan en estado puro. Eso quiere decir que las escenas de acción y los tiroteos no son elementos esenciales en el argumento y que Nolan los sabe dosificar a lo largo del film. Origen nos cuenta la historia como nos la debe contar: con su metraje de diálogos, con someras descripciones de la vertiente más hard de la historia y, por supuesto, con muchísimos elementos visuales que te dejan clavado a la butaca. Sin embargo, todo eso conlleva que el metraje se dispare hasta las dos horas y media y provoque la incomodidad de los menos pacientes. Otro punto flaco de la película es el final, un pelín descafeinado, como ya pasó en El caballero oscuro (recuerden las intensas escenas en los rascacielos de Gotham con Batman intentando detener al Joker, para pasar a un enfrentamiento mucho más light con Dos Caras en el almacén donde muere Rachel Dawes); no obstante, Nolan compensa la falta de intensidad con una carga de dramatismo semejante al de Dark Knight.
Huelga decir que si quieren encontrar el típico blockbuster del verano, es decir, tiroteos, efectos especiales y chistes ocurrentes, huyan de esta película. Si quieren exprimir el verano, calentarse un poco los cascos y disfrutar con una película de factura excelente y con un guión notable, no lo duden, adéntrense en Origen y comprueben con sus propios ojos qué profundo puede llegar a ser un sueño.
En Origen, Nolan hace una excusión a través de los sueños de los protagonistas y crea un universo tan poderoso como el de Matrix. Dominick "Dom" Cobb (Leo) es un segurata de los sueños, un guardián del subconsciente que se ha pasado al otro bando y que se dedica a negociar con los datos que roba a sus presas mientras duermen. Sin embargo, Cobb encuentra la horma de su zapato en la figura de Mal, su difunta mujer, que se manifiesta una y otra vez en cada escenario que el grupo de Cobb prepara para su clientela. Marion Cotillard interpreta a una mujer fatal de tomo y lomo. Una mente perturbada que da verdadero miedo en cada una de sus manifestaciones. Por supuesto, la vida de Cobb se complicará hasta límites insospechados cuando Saito, un gran empresario, lo contrata para una misión muy especial: introducir una idea ajena –origen- en el subconsciente del hijo de un filántropo moribundo.
Y hasta aquí se puede contar, porque el gran acierto de esta película es que ha llegado virgencita hasta nuestras pantallas y se ha protegido al público de cualquier tipo de filtración. El argumento no resulta tan complejo como nos venden desde algunos medios de comunicación. La complejidad de Origen radica en la puesta en escena de la recreación del sueño, donde intervienen una serie de profesionales (el constructor, el químico, el forjador de identidades, etc etc…) que dan veracidad al proceso de incursión en la fase del subconsciente y refuerzan la trama. Lo cierto es que Nolan se ha tirado un porrón de años para llevar esta película a las salas de cine, y eso se nota conforme ves la película y entran en escena todos los elementos que hacen creíble la tecnología de la recreación del sueño. Vuelvo a añadir que desde Matrix no nos encontrábamos con un universo ficticio tan poderoso como el de Origen.
Si hay que ponerle algun pero a la película es su duración. Dos horas y media de Nolan en estado puro. Eso quiere decir que las escenas de acción y los tiroteos no son elementos esenciales en el argumento y que Nolan los sabe dosificar a lo largo del film. Origen nos cuenta la historia como nos la debe contar: con su metraje de diálogos, con someras descripciones de la vertiente más hard de la historia y, por supuesto, con muchísimos elementos visuales que te dejan clavado a la butaca. Sin embargo, todo eso conlleva que el metraje se dispare hasta las dos horas y media y provoque la incomodidad de los menos pacientes. Otro punto flaco de la película es el final, un pelín descafeinado, como ya pasó en El caballero oscuro (recuerden las intensas escenas en los rascacielos de Gotham con Batman intentando detener al Joker, para pasar a un enfrentamiento mucho más light con Dos Caras en el almacén donde muere Rachel Dawes); no obstante, Nolan compensa la falta de intensidad con una carga de dramatismo semejante al de Dark Knight.
Huelga decir que si quieren encontrar el típico blockbuster del verano, es decir, tiroteos, efectos especiales y chistes ocurrentes, huyan de esta película. Si quieren exprimir el verano, calentarse un poco los cascos y disfrutar con una película de factura excelente y con un guión notable, no lo duden, adéntrense en Origen y comprueben con sus propios ojos qué profundo puede llegar a ser un sueño.
5 comentarios:
Perdón, llegué por accidente, estaba hablando con mi amiga cuando un mosquito se ha detenido en la pantalla de mi teléfono móvil, echaré un vistazo a tu blog, [el mosquito ha muerto, lo he chafao]
Espero que el teléfono no sea tactil, porque sino te lo habrás cargado.
La sombra de Grumm es el blog preferido de los mosquitos.
Cuando vea la película ya comentaremos. De momento es increíble la expectación que ha levantado sin saberse mucho de ella, aunque sólo con poner la nueva película de Nolan ya crea su expectación.
Mira que me lo pasé bien viendo la peli. Le perdono los pequeños fallos y me rindo a la arquitectura de un guión que no te deja un respiro. Además, me gustó, mal que le pese a muchos otros, la sutil manera en que se paseaba por la lógica de la trama. ¿Qué es ese aparatito al que se conectan? ¿Se inyectan un sedante? ¿No tienen pinchazo porque es un sueño? ¿Es el subconsciente del prota el que hace lógico un funcionamiento de lo ilógico? ¿Por qué se unen en un sueño común? Todos esos pequeños huecos que requieren más fe que ciencia me han conquistado :-)
Una película que traerá ríos de controversia...
Vaya peliculón (eso sí, con algunos fallitos muy perdonables).
Lo pasé genial y el final "a cuatro bandas" es una pasada. Cine con mayúsculas, sí señor.
Junto con Shutter Island, las dos pelis que más me han gustado este año.
Un abrazote
Miguel Ángel
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