El primer recuerdo que tengo del Doctor Who proviene de mi infancia, concretamente podría definirse como ‘aquella serie tan rara en blanco y negro de extraterrestres que echaban por la TV3 antes de Bola de drac’. Dado que no podía verla siempre, porque llegaba justito del cole, acababa muy frustrado pues los episodios se continuaban unos a otros y muchas veces no me enteraba de nada. Pero los argumentos insólitos de aquellas historias y las excentricidades del buen doctor y de sus ayudantes me tenían pegado como un imán a la televisión.
Ese es el primer recuerdo que tengo del doctor Who… el último surge del spin-off de la serie madre, concretamente de la tercera temporada de Torchwood.
Hace cosa de una semana, Rafa Marín me dio un ultimátum: o ves la tercera temporada de Torchwood o te retiro la palabra. Un par de días después, Juanmi Aguilera también catalogaba esa temporada como un ejemplo encomiable de lo que debería ser la ciencia ficción. Obviamente, con tales referencias, sólo quedaba una opción: descargarla con la mula. Vaya por delante que Torchwood, hasta entonces, era una serie que me gustaba, simplemente. Alternaba capítulos chulos, con otros que me echaban para atrás. La estética cutrelux de algunos monstruitos me daba repelús, pero los personajes estaban bien construidos y deparaban historias la mar de divertidas. Sea como sea, nunca me había preocupado de verla en versión original, sino que aguardaba pacientemente a la versión doblada.
Pues bien, Torchwood: Children of Earth es, sin lugar a dudas, una de las mejores series de ciencia ficción que he visto jamás.
La tercera temporada de Torchwood está compuesta por cinco capítulos de una horita cada uno. No son independientes, sino que forman una historia común. Se puede ver de una sola sentada, como una macropelícula, y ni siquiera es necesario haberte papeado las otras dos temporadas. Los cinco capis forman una unidad independiente. ¡¡Pero qué cinco capítulos!!
Torchwood cuenta la historia del capitán Jack Harkness y de su equipo, dedicados a la defensa de la Tierra contra alienígenas. En el momento en que comienza ‘Children of the Earth’, el equipo está compuesto por Gwen Cooper, una expolicía, e Ianto Jones, el cerebrito, que mantiene una relación romántica con el propio Harkness (sí, al capitán le va tanto la carne como el pescado). El doctor Who dijo de Jack Harkness que es un punto continuo situado en el tiempo y el espacio, es decir, que no puede morir y siempre ha mantenido el mismo aspecto. Por lo tanto, Harkness es uno de esos tipos impredecibles que ha visto ‘demasiadas cosas’.
El comienzo de ‘Children of Earth’ es demoledor. Todos los niños de la Tierra comienzan a sufrir extrañas parálisis y anuncian la llegada de una entidad alienígena. Inmediatamente, las autoridades del planeta se ponen alerta ante el extraño comportamiento de sus hijos y desde la cúpula del gobierno inglés —de forma inexplicable— se pide la cabeza de los miembros del equipo Torchwood, los únicos preparados para hacer frente a este tipo de contingencias.
Ese es el comienzo de la aventura más trepidante y aterradora a la que se ha enfrentado el capitán Harkness. Pero lo peor todavía está por llegar, pues como resulta obvio hay muchos secretos guardados bajo los escritorios de las autoridades inglesas y los alienígenas, para empeorar aún más las cosas, hacen una terrible proclama: La humanidad será destruida si no se entrega al diez por ciento de los niños de la Tierra.
El dilema moral que se mantiene a partir de ese momento se vuelve crucial y demoledor. Nos encontramos ante un Primer Ministro superado por las circunstancias y ante una serie de decisiones que harán tambalear el equilibrio emocional de todo el mundo. Y ojo, los problemas a los que nos enfrenta la serie y que derivan de las exigencias de los alienígenas no son resueltos con actos heroicos ni vamos a ver al Primer Ministro de Inglaterra subido en un avión y enfrentándose a la nave nodriza alienígena… ni mucho menos, cada una de las posturas que toman los personajes de la historia entrañan un dilema moral y un dramatismo angustioso. Hay acción, mucha acción a lo largo de la serie, pero Torchwood, al igual que los antiguos capítulos del Doctor Who, propone encrucijadas psicológicas que deben ser resueltas con sacrificios y dolor.
Por otro lado, la tercera temporada de Torchwood acaba convirtiéndose en una escuela de cómo tratar a los personajes, sean secundarios o protagonistas. Cada rostro que aparece en la serie tiene un propósito o lleva a cabo una función específica a lo largo de la historia, sea positiva o negativa. Los personajes no están por estar, sino que todo forma parte de un plan maestro que los guionistas perpetran con una minuciosidad deslumbrante. Por supuesto, los guiones cargados de clichés y las situaciones tópicas tan manidas en las películas norteamericanas, aquí no aparecen. Es una historia adulta para público adulto. Incluso los personajes principales de Torchwood, arrastrados por las dimensiones de la catástrofe, acaban aplastados por los acontecimientos y ceden el protagonismo a todos esos secundarios que poco a poco van ocupando su lugar preponderante en el escenario global de la serie.
La tercera temporada de Torchwood es terrorífica, sobrecogedora y, sobre todo, impactante. En Inglaterra se convirtió en un fenómeno social que arrastró a muchísimos aficionados. Yo, por supuesto, no he aguardado a ver la versión doblada y mi consejo es que vosotros tampoco lo hagáis. Torchwood: Children of Earth es una joya de la ciencia ficción y una de las ideas más brillantes pergeñadas en los últimos tiempos.
Ese es el primer recuerdo que tengo del doctor Who… el último surge del spin-off de la serie madre, concretamente de la tercera temporada de Torchwood.
Hace cosa de una semana, Rafa Marín me dio un ultimátum: o ves la tercera temporada de Torchwood o te retiro la palabra. Un par de días después, Juanmi Aguilera también catalogaba esa temporada como un ejemplo encomiable de lo que debería ser la ciencia ficción. Obviamente, con tales referencias, sólo quedaba una opción: descargarla con la mula. Vaya por delante que Torchwood, hasta entonces, era una serie que me gustaba, simplemente. Alternaba capítulos chulos, con otros que me echaban para atrás. La estética cutrelux de algunos monstruitos me daba repelús, pero los personajes estaban bien construidos y deparaban historias la mar de divertidas. Sea como sea, nunca me había preocupado de verla en versión original, sino que aguardaba pacientemente a la versión doblada.
Pues bien, Torchwood: Children of Earth es, sin lugar a dudas, una de las mejores series de ciencia ficción que he visto jamás.
La tercera temporada de Torchwood está compuesta por cinco capítulos de una horita cada uno. No son independientes, sino que forman una historia común. Se puede ver de una sola sentada, como una macropelícula, y ni siquiera es necesario haberte papeado las otras dos temporadas. Los cinco capis forman una unidad independiente. ¡¡Pero qué cinco capítulos!!
Torchwood cuenta la historia del capitán Jack Harkness y de su equipo, dedicados a la defensa de la Tierra contra alienígenas. En el momento en que comienza ‘Children of the Earth’, el equipo está compuesto por Gwen Cooper, una expolicía, e Ianto Jones, el cerebrito, que mantiene una relación romántica con el propio Harkness (sí, al capitán le va tanto la carne como el pescado). El doctor Who dijo de Jack Harkness que es un punto continuo situado en el tiempo y el espacio, es decir, que no puede morir y siempre ha mantenido el mismo aspecto. Por lo tanto, Harkness es uno de esos tipos impredecibles que ha visto ‘demasiadas cosas’.
El comienzo de ‘Children of Earth’ es demoledor. Todos los niños de la Tierra comienzan a sufrir extrañas parálisis y anuncian la llegada de una entidad alienígena. Inmediatamente, las autoridades del planeta se ponen alerta ante el extraño comportamiento de sus hijos y desde la cúpula del gobierno inglés —de forma inexplicable— se pide la cabeza de los miembros del equipo Torchwood, los únicos preparados para hacer frente a este tipo de contingencias.
Ese es el comienzo de la aventura más trepidante y aterradora a la que se ha enfrentado el capitán Harkness. Pero lo peor todavía está por llegar, pues como resulta obvio hay muchos secretos guardados bajo los escritorios de las autoridades inglesas y los alienígenas, para empeorar aún más las cosas, hacen una terrible proclama: La humanidad será destruida si no se entrega al diez por ciento de los niños de la Tierra.
El dilema moral que se mantiene a partir de ese momento se vuelve crucial y demoledor. Nos encontramos ante un Primer Ministro superado por las circunstancias y ante una serie de decisiones que harán tambalear el equilibrio emocional de todo el mundo. Y ojo, los problemas a los que nos enfrenta la serie y que derivan de las exigencias de los alienígenas no son resueltos con actos heroicos ni vamos a ver al Primer Ministro de Inglaterra subido en un avión y enfrentándose a la nave nodriza alienígena… ni mucho menos, cada una de las posturas que toman los personajes de la historia entrañan un dilema moral y un dramatismo angustioso. Hay acción, mucha acción a lo largo de la serie, pero Torchwood, al igual que los antiguos capítulos del Doctor Who, propone encrucijadas psicológicas que deben ser resueltas con sacrificios y dolor.
Por otro lado, la tercera temporada de Torchwood acaba convirtiéndose en una escuela de cómo tratar a los personajes, sean secundarios o protagonistas. Cada rostro que aparece en la serie tiene un propósito o lleva a cabo una función específica a lo largo de la historia, sea positiva o negativa. Los personajes no están por estar, sino que todo forma parte de un plan maestro que los guionistas perpetran con una minuciosidad deslumbrante. Por supuesto, los guiones cargados de clichés y las situaciones tópicas tan manidas en las películas norteamericanas, aquí no aparecen. Es una historia adulta para público adulto. Incluso los personajes principales de Torchwood, arrastrados por las dimensiones de la catástrofe, acaban aplastados por los acontecimientos y ceden el protagonismo a todos esos secundarios que poco a poco van ocupando su lugar preponderante en el escenario global de la serie.
La tercera temporada de Torchwood es terrorífica, sobrecogedora y, sobre todo, impactante. En Inglaterra se convirtió en un fenómeno social que arrastró a muchísimos aficionados. Yo, por supuesto, no he aguardado a ver la versión doblada y mi consejo es que vosotros tampoco lo hagáis. Torchwood: Children of Earth es una joya de la ciencia ficción y una de las ideas más brillantes pergeñadas en los últimos tiempos.
13 comentarios:
Gracias por la sugerencia, me lo apunto para buscar esa serie.
En cuanto a Dr. Who, ya que lo citas, he intentado engancharme varias veces, pero no lo he conseguido. Y me costó lo suyo ver las dos películas que dieron origen a todo, protagonizadas por Peter Cushing en los 60.
Ufff... es que las pelis son muy malas, tío. La serie era mucho mejor. Y la serie actual se sale. Personalmente me gusta más que Torchwood.
Eso sí, 'Children of Earth' está a un nivel superior.
Últimamente estas copando mi libreta de recomendaciones. La serie tiene muy buena pinta y yo también me la voy a bajar.
El trailer tiene una pinta estupenda y los niños dan mucho yuyu. Yo no he visto nunca Doctor Who, pero voy a probar con esta serie.
Gracias por la recomendación.
Pero ten cuidado con lo que escribes, la SGAE tiene más espías que la CIA, y eso del mulo...
Es que debido a la nefasta política que las cadenas de televisón realizan a la hora de emitir algunas series, no me queda más remedio que echar mano de la mula Fulgencia, atravesar la frontera y descargar unas cuantas series de algun centro comercial para poder verlas. Eso o, directamente, no las vemos.
Si la SGAE se preocupara un poquito más de los autores, velaría porque todas estas series se emitieran en horarios decentes y se doblaran en un plazo adecuado para poder disfrutarlas. Mientras tanto no me quedará más remedio que ir a la cuadra que tengo en el pueblo y seguir confiando en la pobre Fulgencia.
¿quieres series?; dime alguna a ver si la tengo; Doctor Who las 4 temporadas, desde 2005 hasta ahora y los especiales; las tres de Torchwood; Jekill (de Stephen Moffat, el que ahora se ha quedado a cargod e Dr. Who, y guionista de lagunos de los mejores episodios de temproadas anteriores)
Hombre... esas series están al alcance de todo el mundo. Ahora mismo me interesa más el Dr. Who a partir del 65, porque el del 63 de William Hartnell lo tengo y el del 64-65 también.
La serie de Jekill ya se comentó por aquí hace tiempo.
¡Sí, oh, sí!
Torchwood rules!
Reivindico esta serie, tan a
menudo tachada de cutre, que tan buenos momentos me ha hecho pasar.
Y menuda tercera temporada...
Un saludín
El Doctor Who nace en la tele y es para la tele. Las películas de Peter Cushing son remakes de algunos capítulos antiguos, y son muy muy malas.
La serie es la mejor serie de televisión de CF todos los tiempos, Harlan Ellison dixit.
Para engancharse, mejor desde los episodios de 2005. Luego, una vez whovian forever, podéis ir hacia atrás y disfrutar de los episodios de cartón piedra de los sesenta y setenta.
Pero es la caña, y David Tenant (el Doctor número 10) es un monstruo de la escena.
Siempre mejor en V.O., por supuesto.
Leyendoos dan ganas de bajársela ya. Ya le he hecho un rinconcito en mi disco duro.
Todos los parabienes que estás leyendo son merecidísimos. No te defraudará. Seguro.
Sin lugar a dudas una de las mejores series; y la tercera temporada es de lomejor.
Publicar un comentario