lunes, julio 26

Toy Story 3

¿Cuántas sagas cinematográficas han aguantado tres continuaciones? Teóricamente, un director/guionista lo tendría que tener más fácil que con una primera parte: los personajes ya están presentados, sus personalidades perfiladas y los espectadores entran con mayor facilidad en el juego que plantea el director. A partir de ahí, todo debería fluir como el agua. Solo hace falta un buen guión y la película debería ir sobre ruedas. El problema: que en la escena cinematográfica actual, los guiones y las buenas ideas suelen escasear. Shrek tuvo una primera película gloriosa, sus ecos llegaron hasta una segunda parte y la tercera… caguerá de bou, aunque debo admitir que la cuarta se deja ver. Los guionistas parecen más pendientes de hacer humor chorra durante el metraje y que el marketing produzca abundantes beneficios que en pergeñar un buen argumento que mantenga el nivel de calidad de la idea original.
Pues bien, Pixar rompe una vez más con este código de conducta e hilvana una historia tan coherente y divertida como las dos predecesoras de Toy Story. Da la sensación de que los chicos de Pixar tenían muy claro que iban a realizar una trilogía en la que los juguetes –nuestros juguetes de toda la vida- iban a ser los catalizadores de un sin fin de sentimientos que resumirían el tránsito entre la niñez/ilusión y la adolescencia/nostalgia.
Y es que Toy Story 3 es nostalgia pura metida en vena. En Wall-E y Up, Pixar supo tocarnos las fibras sensibles y en los primeros compases de ambas producciones, nos encontrábamos con momentos cinematográficos sublimes que quedaron registrados en las mentes de muchísimos espectadores.
En Toy Story 3, Pixar va más allá, y esa sensación dulce, trágica y emocionante se prolonga durante la hora y tres cuartos que dura la película, sin caer en ningún momento en la sensiblería mojigata de las producciones de Disney e introduciendo pasajes independientes que rozan el paroxismo cinematográfico (la historia de Lotso narrada por el payaso risitas se viste de una puesta en escena GENIAL). Pero es que además, Toy Story 3 tiene referencias chulísimas a películas carcelarias, a psicokillers espantosos (una chica que estaba sentada a mi lado no pudo evitar un ‘que yuyo da’ en el momento en el que el muñeco bebé esta sentado en el columpio observando la luna) y, por supuesto, a los últimos compases de ‘Indiana Jones en el templo maldito’ en los que Woody y Buzz Lightyear tienen que enfrentarse a un sinfín de trampas en las entrañas de una recicladora de basura.


Toy Story nos cuenta no una, sino varias historias paralelas –el romance entre Barbie y Ken es descacharrante-, y John Lasseter y Andrew Stanton hacen que encajen, se entremezclen o se superpongan con un sincronismo perfecto y natural que provoca, a su vez, que la historia pase en un pispas. Como hemos dicho antes, Toy Story es un torbellino de emociones, tan pronto sueltas una carcajada, se te pone un nudo en la garganta o sientes como un escalofrío te recorre la espalda (insisto, la guardería ‘Sunny Sideel’ es el peor Asilo Arkham jamás ideado por un guionista y le muñeco-bebé da muchísima grima); incluso por momentos te hace sentir culpable por haber metido tus juguetes de infancia en una caja y haberlos arrinconado en algún altillo perdido de la memoria. Toy Story resume el fin de una etapa vital. La decadencia de la infancia y el final de las ilusiones; y lo hace con tanta energía, que arrastra al plantel de personajes hasta el borde del precipicio.
Pixar lo ha logrado de nuevo. Se quita complejos de encima y como ya hizo con ‘Up’ nos dice claramente que el cine veraniego no tiene porque ser meramente palomitero o de evasión. Que las historias se entretejen con buenos personajes, con argumentos interesantes, con subtramas que componen historias más complejas y, sobre todo, con emoción… con mucha emoción y muchos sentimientos que hablan de nosotros mismos o de una parte de nuestra existencia que nunca regresará. No se la pierdan. Sin duda va a ser una de las películas del verano.

By David Mateo with 2 comments

2 comentarios:

La verdad es que tras ver la 2, me entró una llorera tremenda por remordimientos de conciencia para con mi Geyperman... ¿dónde estará?

Gran serie, en la dos, parece ser que estaba previsto cierto cachondeo entre Sr Patata y las barbis (o al menos más del que hay, soy una patata casada, soy una patata casada) pero la empresa de muñecas no quiso. Han cambiado de opinión, algo realmente histórico en el campo de la publicidad (jugar con la reputación de Barbie, es jugar con fuego)

Yo estoy deseando que vuelvan los crios de campamentos y demás para verme la IV.

Un saludo,

En esta, la Barbie da un juego tremendo y ofrece una imagen que mola mogollón. Los guionistas juegan muy bien con su 'inteligencia' y con el pijerío innato de la marca.
Hay un pase de modelos a mitad de película brutal. Y el baile sevillanesco del final entre el Buzz y la vaquera es cojonudo.
Por cierto, que gran verdad lo del agujerito que metiendo la punta de un clic 'teoricamente' reseteaba los juguetes mecánicos.
¡¡Y que grande la inclusión del Totoro!! Guiño de Pixar a Ghibli, los dos estudios más interesantes de animación del mundo.

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