Uno de los comics más irreverentes y trasgresores que se publican hoy en día es La Mazmorra de Sfar y Trondheim. Una serie que se disgrega entre diferentes sellos: Amanecer, Zenit y Crepúsculo (y de vez en cuando sale algún ejemplar de las series Monstruos y Festival).
¿Y de qué va la Mazmorra? Vaya por delante que el comic de Joann Sfar y Lewis Trondheim no es una historia de espada y brujería más, sino es el cómic contemporáneo de Espada y Brujería. En él se nos narra la historia de Terra Amata durante las diferentes épocas de esplendor. En Amanecer el argumento gira entorno a la creación de La Mazmorra, una fortaleza en donde se guardan los mayores tesoros de reino Amata y custodiada por monstruos desahuciados. A ella acude Jacinto de Cavallère, no el protagonista (en La Mazmorra incluso los secundarios acaban siendo protagonistas) pero sí el principal aliciente de la historia. Jacinto, un tanto fundamentalista y bastante inmaduro, llega a Antípolis para quedar bajo la tutela de su tío, un mafioso que mantiene la ciudad atemorizada. Ante semejante panorama, Jacinto decide convertirse en justiciero nocturno.
En Zenit, Jacinto es ahora el guardián de La Mazmorra y Herbert, un pato repudiado por cortarle el brazo a su padre y matar a uno de sus profesores, encuentra su lugar al amparo de Jacinto y de los monstruos que se cobijan en los pasadizos de la fortaleza. Junto a Marvin, el dragón rojo, tendrá que encontrar los Objetos del Destino.
Por último, en Crepúsculo, Herbert se ha convertido en el amo de la Mazmorra y ejerce su yugo sobre Terra Amata. Además, la tierra ha dejado de rotar alrededor del sol, así que en un lado del planeta reina la oscuridad y en el otro hallamos un desierto abrasador.
Sin duda, una serie superdivertida (y adictiva) que nadie debe perderse y que, de llegar al final, se convertirá en uno de los universos fantásticos más importantes del comic internacional.
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