Luego les dices, leeros «La historia interminable», leeros «El pequeño vampiro» y pasan de ti olímpicamente. O te responden que eso es un rollazo y casi mejor que se lo lea mi abuela. A los chavales hay que ponerlos a prueba continuamente. El año que viene estoy por decirles: «Ni se os ocurra leeros Momo que es asqueroso.» Seguro que a la semana siguiente el ochenta por cien viene con la faena aprendida.
Los chavales encarnan el espíritu de la contradicción. Lo malo es que sabiendo las escenitas que incluye Perversa en algunos cuentos… cualquiera les mira a la cara. Pero bueno, supongo que a estas edades ya están curados de espantos y si leen algo de casquería (y no casquería) tampoco les va a afectar demasiado la imaginación. Algunos ya la tienen suficientemente desarrollada.
Eso sí, «El susurro del bosque» que es inocente hasta decir basta no lo tocarán. Y eso que fue uno de los libros regalados en el taller. Si ejjj que es pa’matarlos.
7 comentarios:
Diossss, David, ¡QUÉ HAS HECHO!
¿No ves que cuando lleguen a la pubertad se van a liar a mordiscos?
Psicología inversa, colega, psicología inversa.
Lo malo es que ya se muerden entre ellos :-S
Pues no está mal que lean cosas como "Perversa", esta generación de chavales parece más curtida en ciertas cosas que otras anteriores y al menos así se aficionarán a la lectura.
Diles que King es malo hasta decir basta y verás cómo se ponen a leer "Salem lot", "Cell" y demás buenas novelas del maestro.
tú sí que los "perviertes"...
tengo que hacerme con uno de ésos.
Eso, eso, leña al fuego. Inocente de mí. El día que os enfrentéis a una marabunta de chavales, comprobaréis lo que es ser arrasado por una avalancha.
Los chavales es un tema complicado a tratar. Y lo digo, porque tengo uno en casa y es difícil averiguar qué es lo que piensan y por donde te saldrán. Normalmente suelen sorprenderte porque aunque tú pienses que eres diferente y que tienes un don privilegiado que te permite comprenderlos, siempre terminan escabulléndose por el lugar más inesperado e incomprensible para nosotros.
Tal y cómo dice David... Para los chicos la palabra NO, es todo un desafío. Tan sólo escucharla, están listos para hacer todo lo contrario.
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