Treinta y cuatro grados golpeando a perpetuidad el lienzo de hormigón, jauría humana empapada en sudor hirviente, asfalto líquido que se adhiere a la suela de los zapatos, playas de arena y caldo, cerebros que desconectan sus funciones motoras a causa de la temperatura extrema, ventiladores que remueven el aire estancado, tuberías que hieden a cloaca, cucarachas que se adueñan de la ciudad y bailan un zapateado a partir de la medianoche, cláxones aporreados por becerros desquiciados por el paroxismo, autómatas que buscan las sombras como peonzas bajo el sol, festivales internacionales de chicharras, aceras semidesiertas que sintetizan la huída de la ciudad, huevos de mosquitos que originan falanges de camicaces sanguinarios, vacío crepuscular incendiario, bosques que huelen a ceniza, avenidas que huelen a cloro, semáforos averiados, extinción de la clase política, piel pegajosa, baños encharcados de espuma, piel negra sobre blanca, roja sobre negra, punzada en la garganta tras largas exposiciones al aire acondicionado… ¿se puede escribir en tales circunstancias?
Yo no, oigan, lo único que captan mis forsas nasales es un agrio olor a sudor que no se me quita de la garganta y mi cerebro amenaza con ponerse de huelga de un momento a otro. Odio el verano. No aguanto el calor. No puedo pensar. ¡¡Que venga ya el frío, por favor!!
¡¡¡Os recordamos que hoy toca actualización de Tajundra!!!
8 comentarios:
Joder, acabo de abrir el documento de word, miro el libro y lo único que catalizan mis neuronas cerebrales es un capítulo eterno y patibulario, que se define como una forma semilíquida, correosa y fangosa, en la que se hunden los pensamientos, se disuelven como grumos burbujeantes y desaparecen en una suerte de barro primigenio. Es como si la hoja en blanco fuera un lodazal apestoso en la que las ideas se funden hasta formar una especie de golem gonorreico. Arrrgghh... que ajjco.
Mi cerebro lleva desconectado toda la semana. No he sido capaz de escribir ni una sola linea, y el mes que viene, será peor.
¡ánimo!
Me voy a escribir al comedor, lejos del ordenador y con el aire acondicionado. Llevo desde las seis y media despierto y lo único que he hecho es tontear mirando páginas webs y leyendo blogs :((
El verano con este calor tan húmedo que hace en Valencia,me gusta más el invierno,me gusta el frío.
No se cómo hay gente que le guste el verano,si es por las vacaciones lo entiendo,pero por el calor...
En Valencia con esta humedad ambiental parece que estemos en un país tropical,luego vas a la playa y está abarrotada de gente dando el coñazo con las pelotitas y raquetitas y no se puede pasear tranquilamente por la orilla,luego los adolescentes haciendo el bestia que parece que se hayan tomao unas pilas alcalinas pa desayunar,yo paso de la playa de la Malvarrosa eso desde luego,yo me suelo aventurar por parajes menos conocidos de El Saler ,por ejemplo, donde la gente es más tranquila y menos abundante y solo va a tomar el sol sin hacer el gilipollas.
Hala ya me he desahogao jajaja
A todos nos ocurre lo mismo, hace unos días comencé a escribir por la noche (por eso del supuesto fresquito que hay a esas horas), pero nada cambió. El fresquito es inexistente, y con el portátil sobre mis rodillas me da tanto calor que no consigo más que escribir inútiles párrafos sin conexión visible. Por ello, ya que escribir coherentemente es imposible, he dejado de escribir, pero intentaré pensar en lo que escribiré, para comenzar con bien pie y buena marcha.
Chao.
Debo decir que me siento afortunado de vivir en América, por lo menos por estos lados el verano no es tan duro como en el viejo continente. Claro que las descripciones de David, me trajeron a colación los días que pasé en Cartagena de Indias hace poco. Un calor recalcitrante que te hace desear un largo paseo por el polo norte
ch3p3
Ahi,en Cartagena de Indias estuve yo el año pasado con una chica colombiana rubia de ojos verdes y ,si,menudo calor
Horrendo calor... diría yo. Salir al mediodía era impensable.
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