Hace mucho prometí sustituir el dictamen "este libro no me gusta porque es malo" por otro igual de concluyente pero más exacto: "no me gusta porque no es para mí". No siempre me atengo a este principio, claro (ni a casi ninguno del resto de cuantos profeso), pero en mis accesos de lucidez veo segura su conveniencia. Ahorra explicaciones y lamentos. Por supuesto, también impide ejercer la así llamada crítica literaria, pero esa renuncia es un lujo que me puedo ya permitir. De modo que procuro hablar sólo de mis placeres, nuevos o antiguos, y no de lo que mi dieta o mi paladar excluyen.
Vayamos un paso más allá: una y otra vez descubro o reencuentro lecturas que me convienen, pero además hay géneros por los que siento adicción. Estos vicios son poco confesables, porque tropiezan con la intransigencia casi inquisitorial o la mera rechifla de quienes no los comparten. Lo cual, por cierto, aumenta perversamente el placer que me proporcionan. De modo que hoy me regodearé dándoles cuenta de uno entre tantos: los relatos truculentos y fantásticos del pulp americano entre los años veinte y treinta del pasado siglo. Ah, seguro que ya me conocían esta querencia...
El pulp (llamado así porque las revistas populares que publicaban esos relatos se imprimían en papel barato y no porque en ellos salieran muchos pulpos gigantes, como creía yo en mi mocedad) duró apenas una década, atiborrada de civilizaciones sumergidas o subterráneas, batallas ciclópeas entre guerreros exóticos, sangre a raudales, monstruos babeantes, zarpazos en la tiniebla y alaridos de bellas "sin chales en los pechos y flojo el cinturón", como requería Espronceda. Quizá el emperador sin trono de ese reino anárquico fue Robert Erwin Howard, que se carteó con Lovecraft y creó a Conan el cimerio, así como muchos otros héroes fuertes y sombríos, obsesionados por la muerte y asediados por las hordas de la espada y la brujería, a los que él dio carta de naturaleza literaria. Si ante el trono del Altísimo alguien puede ser reconocido como el narrador más puro, vigoroso y eficaz de la aventura física, ése es Robert E. Howard: autor de una obra inmensa, desigual pero inolvidable, antes de suicidarse a los 29 años para no ver morir a su madre.
No sólo Conan, Solomon Kane o el rey Kull (todos tienen ya sus películas correspondientes): hay otros héroes del pulp a quienes debemos eterna gratitud los adictos. Están desde luego los editores que hoy se arriesgan a rescatar piezas de ese género ayer popular y hoy minoritario, como la Biblioteca del Laberinto (tienen en su valeroso catálogo, además de mucho Howard, a Abraham Merritt, Edgar Rice Burroughs, D. H. Keller, etcétera) y Valdemar (aún reciente su antología Los hombres topo quieren tus ojos, preparada por Jesús Palacios). Pero sobre todo los investigadores eruditos y apasionados que rastrean para nosotros, con tanto amor como frecuente humor, las joyas perdidas de Opar: Javier Martín Lalanda, autor de Cuando cantan las espadas (ed. Biblioteca del Laberinto), la obra definitiva sobre Robert R. Howard, y el incansable Paco Arellano, quien a lo largo de muchos años tantas maravillas ha encontrado y traducido para deleitar a sus frikis, entre los que me cuento desde la primera campanada.
Turbio es el día y rara la noche, pródiga en susurros inquietantes: nos sentamos en la butaca con el libro de furia y temblor en una mano, mientras con la otra acariciamos la cabeza peluda del perro a nuestro lado... hasta que de pronto recordamos que no tenemos perro. Feliz 2010.
16 comentarios:
Ademá añadiría el pulp policiaco, con autores tan destacados como Jim Thompson, herederos de los que nombra Savater, sin duda los pioneros del género.
Bueno, para pioneros del género, la colección "Galería fúnebre de espectros ensangrentados", de Agustín Pérez Zaragoza. Eran Doce tomos de puro iber-gore (patilludos violando zagalas y matándolas luego de la peor manera, suplicios en el garrote, etc...) publicados en 1831. Allá por los 80 Luis Alberto Cuenca reedito enterita la colección. En España (en la hispanoesfera, por mejor decir), la tradición pulp o narrativa popular barata de folletos de centavo, es tremenda. De hecho, era de los escasos estratos de la escritura máximamente profesionalizados.
Ayyy Dios, perdonad la paliza pero no puedo por menos que sacar una cita que a Claudio, al menos, estremecerá de inquietud. leo en la wiki que El citado Pérez escribió Dompareli Bocanegra y La princesa de Lipno o El retrete del placer criminal, ésta última incluida en el tomo I de la Antología de cuentos de terror, a cargo de Rafael Llopis.
Ya te dije que tenías que pillarte el libro: "Misterio, emoción y riesgo", de Fernando Sabater. Es una recopilación de sus artículos en la que analiza la esencia misma de la novela de aventuras. Desde Julio Verne hasta Michael Crichton Y sin complejos, al contrario que muchos gafapastas "de dentro". Una auténtica gozada de libro.
Juanmi
La verdad es que es un tipo con un juicio muy preclaro. Como vamos a ir a la Fnac el viernes, lo buscaré.
Sim, ¿se puede conseguir actualmente la reedición de Luís Alberto de Cuenca?
ISBN: 978-84-276-0406-3
Información y pedidos en editoranacionalrd@hotmail.com . Creo que si se puede conseguir con cierta facilidad. Se editó en 77 por Editora Nacional (ministerio de Cultura), y debe estar en las bibliotecas de enjundia, pues tal editora sirve básicamente a tal fin. De hecho, yo lo descubrí en la biblioteca donde hacía la mili (la Academia de Artillería de Talarn, Lérida, que no se diga que mi mili no sirvió de nada). Y si no recuerdo mal eran, al menos, dos tomos de los gordos. Para hacerse una idea, por google he encontradoun bloguero que extracta uno de los relatos:
http://aura-archangemaudit.blogspot.com/2009/01/agustn-prez-zaragoza-galera-fnebre-de.html
Tremendismo del bueno, con una pobre marquesita en manos de una tropa de bandoleros que ríete del Bardem en No es país para viejos. Para muestra un botón.
"Clarisa, desmelenada, desatinada y sofocada por su dolor, había enlazado sus brazos a la cintura de su tierna madre, y con los ojos elevados al cielo no le pedía más que el favor de morir antes que esta madre adorada…"
Duro, duro. ¿Nos lo compramos a medias, amigo Grumm?
Cuando cobre ;)
Ufff, pues a mí el señor "es-Conan-no-puede-llorar-yo-lloro-por-él" me da urticaria. Son personajes como estos, los que transmiten el mensaje de que los hombres más machos son los que tienen más músculo, la espada más larga (aquí que cada cual entienda lo que quiera), y por supuesto los que no lloran ni muestran ningún sentimiento aparte de la ira berseker, los que han hecho que millones de chavales hayan crecido con la idea de que el romanticismo es de nenazas y llorar es de maricas. Y no hablemos de las mujeres de estas historias, casi todas o malas o paviñoñas, y todas ligeritas de ropa, babeando ante el héroe.
Prefiero mil veces los héroes humanos, con sentimientos y emociones humanas, y sin miedo alguno de mostrarlas... por muchos dragones que maten y muchos reinos que salven. Será tal vez, como dice Savater, que "esos libros no son para mí".
Estelwen, esa misma lectura se puede hacer a la inversa ¿y si es al revés? ¿y si Conan no llora porque eso es lo que se supone que un hombre no debe hacer?
Partes de la idea de que el mito configura el estereotipo humano y más me da que es al revés... Que el hombre medio ve en el supehéroe el supermacho que quisiera ser.
Es muy tentador pensar en el machismo como algo de arriba-abajo, como un ideario inducido. Lo cierto (e inquietante) es que es más de abajo a arriba.
Lo que es indudable, Sim, y en su comentario Estelwen tiene su parte de razón, es que Howard era bastante racista y un pelín machista. Creo que el mismo León Arsenal en su prólogo para Solomon Kane también lo resalta de pasada.
Pero Howard y sus personajes son hijos de su época y cuando haces una lectura de su obra principalmente Weird Tales tienes que aceptar que estas leyendo pulp de los años 30, un tipo de revista consumida por el público masculino.
Sin ir más lejos, Tolkien escribió ESDLA entre 1937 y 1949 y tampoco se para a darle a la mujer un rol destacado. Y eso que su obra es posterior a la del pobre Howard.
Sea como sea, Estelwen, te aconsejaría que te leyeras Conan (sobre todo a ti que te gusta la fantasía heroica) y lo hicieras contextualizando el momento social del mundo en el que se movía el autor. Si te olvidas de esos detalles, disfrutarás de aventuras apasionantes en todos los sentidos.
Es verdad, la obra de howard,si representara algo, ante todo, sería el Mito y el sentido de la Aventura. Sí, es cierto, sus heroes son la esencia de una forma de ser de la masculinidad,pero esa misma forma de ser es la que los arroja en brazos de una vida trepidante y fatal, regida por el Destino...el comportamiento de sus heroes ( más bien antiheroes) entra de lleno, con frecuencia, en los dominios de la tragedia, del nihilismo más exacerbado, y menos ejemplar, sin duda ... Es por eso que su obra, leída despacito, es profundamente turbadora ( más allá de las " inofensivas" aventuras de capa y espada que mucha gente, no muy bien enterada me parece, ve en Conan y en otros heroes howardianos). Y para mí, sin duda, es esa turbación lo que convierte sus textos en Literatura con mayuscula. Quizá porque captura una Verdad incomoda... sobre nosotros, los " machos", sobre los mitos que configuraron, historica social y psicológicamente,la idea de Virilidad, sobre el oscuro callejón sin salida a que conduce esa idea, y sobre los demonios que arroja sobre nuestra psique y sobre la sociedad ( que vemos, por desgracia, demasiados días en los telediarios)... Siempre he pensado que Howard era un escritor atormentado y " torturado" por la llegada de una idea del hombre, del macho, nueva y destructora de sus esquemas psicológicos heredados y aprendidos... En fin, no lo sé. Lo que sí tengo claro es que es uno de los grandes del Fantástico del siglo XX. Y que quién no lo lee, se pierde muchas sorpresas. Como ejemplo de lo que digo, sugeriría la lectura de " el Valle de lo Perdido" ( cuyo final, a la luz de la terrible historia de Bob Howard, le pone a uno los pelos de punta), la terrible " El hombre Oscuro", la serie de " Kull"" ( que muestra como nada a un escritor atormentado, paranoide, obsesivo, enfermizamente solitario...).En fin no os aburro más. Solo recomendar otra vez su obra. Un abrazo a todos de Victorderqui.
Excelente aportación!!
Hombre, Tolkien por lo menos tiene a Eowyn, a Galadriel y a Lúthien (esta sobre todo, que es capaz de vencer a Sauron en combate mágico y hechizar y engañar a Morgoth ella solita).
De Conan vi la película y leí un par de comics, que son de mi novio, así que he hablado con conocimiento de causa. Y tienes toda la razón en que ese tipo de historias en la época eran normales. También es ciero que las aventuras, si nos centramos en lo épico y en la acción puta y dura, son muy chulas. Pero eso no quita que el personaje de Conan me caiga fatal y que me deje con mal sabor de boca la ideología que destila, y el hecho de que es indudable que historias como esas siempre contribuyen a perpetuar los roles tipo "macho ibérico", aunque no sean ellas quienes los crean.
Un saludo:
Estelwen Ancálimë
Será "macho cimerio".
Estelwen, Howard también creó a mujeres brillantes e independientes, y muy adelantadas a lo que se estilaba en su época ( que casi prefigurarían el ideal feminista de muchas mujeres de hoy mismo): Belit la negra ( asesina, pirata y lider de una banda de guerreros, que se encapricha de Conan y se " lo tira" la primera noche...), Sonja la Roja, la deliciosa Agnes de Chastillon, en guerra ( literal) con el mundo, los hombres, y el papel que la sociedad le tenía reservado como tal mujer; Valeria, tan mortifera como el mismo Conan, pero sin dejar de ser una arrebatadora mujer.... En fin,como te digo, plix, olvídate de los comics, vete a las fuentes ( los magníficos relatos de Howard) y puede que su extrema sensibilidad, su sentido épico, su magnífica poesía, te hagan cambiar de opinión. Y, ah, Conan no representa ( como ningún heroe de howard), creo yo, una ideología... aunque sí un código de conducta propio que no compromete nunca ( o casi nunca): El individualismo a ultranza, la sensación de estar desplazados del mundo que les ha tocado y la nostalgia de un mundo más puro ( que quizás nunca existió) es lo que, en mi opinión, define a los heroes mejor trazados por Mr. Bob. Un abrazo de victorderqui.
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