lunes, septiembre 20

Penitencia en el Bibliocafé

¿Qué les voy a decir a ustedes? ¡Que le estamos cogiendo gustillo a esto del bibliocafé! Ya van dos presentaciones seguidas y, hasta donde sé, el viernes por la tarde, a eso de las 20 horas, se presentan dos libros más: ‘El precio del barquero’ y ‘La mirada del Pegaso’ de Sergio Mars. Pero nos dejamos esta nueva presentación para otra entrada y nos centramos en Penitencia, el nuevo trabajo de J.E.Álamo.



Si echamos la memoria un poquito atrás, El enviado, comentado en su día en este blog, recordaremos que era un libro desarrollado en varios niveles. Una estructura de cuentos entrelazados que formaban una historia compleja en donde un ser denominado el enviado iba controlando la vida de los distintos individuos que convivían en la historia. Joe es un albañil de personajes. Un cirujano de mentes complejas imbuidas por todo tipo de sentimientos sórdidos: el pederasta, el jugador, el psicópata, el maltratador, etc etc… Ahora, con Penitencia, nos aguarda un poco más de lo mismo, pero todo llevado al plano del género negro mezclado con el terror.


De todas las cosas que más me llamaron la atención de la charla, fue el método creativo empleado por el propio Joe. Recordarán que hay dos formas de escribir: brújula y mapa. El escritor de mapa es el que no se mete en el libro hasta no tener todo perfectamente detallado en sus apuntes. El escritor de brújula es el que se pone delante del ordenador y dice: ‘que salga lo que Dios quiera’. Como escritor de mapa, siempre que me encuentro con un autor de textos complejos que me dice que él emplea la brújula, me quedo bastante sorprendido. Ese es el ejemplo de Joe. Como hemos dicho antes, El enviado era un libro denso, lleno de personajes que se entrecruzaban, con pasados comunes, que en un momento u otro de la novela iban interactuando entre sí. Estructurar una obra tan enmarañada sin un guión que gobierne el barco, puede llegar a ser peligroso. En el caso de Joe no hay guión, no hay escaleta, no hay apuntes, no hay nada. Hay simple oficio. El escritor y el procesador de texto. El vínculo más viejo que Dios ha creado.



Como siempre, muchas caras conocidas en el Bibliocafé: Juande, Sergio, Juanjo, Ana, Verónica, etc, etc, etc… Y José Luís, propietario del local, superagradable y muy atento a los invitados.
Sin duda, una gran tarde de libros, buen café, refrescos y amigos. Y lo mejor es que se prometen más veladas en el bibliocafé y la Hispacon de Burjassot está a la vuelta de la esquina.


Por cierto, convendrán conmigo que las fotos que acompañan al texto se expresan en un lenguaje particular: bello y dinámico. Casi da la sensación de que los personajes de este cuento visual hablen. En este caso, la escritora es Verónica Leonetti. Sin ella, estas entradas no lucirían tanto.


By David Mateo with 5 comments

5 comentarios:

Espero que enseguida lo tendré. Por cierto, Joe, el bigote te queda muy bien.

como puede verse, parece que Joe no habló en ningún momento ;)

No, que bah, en absoluto. Hizo una maravillosa disertación. Da gusto oir hablar a este hombre: mesurado, coherente y con un buen discurso literario.

Que buena entrada, David. La mía publicada ahora mismo, no es tan chula. Y sí, David habló pero que muy bien de mí y yo también hablé. De hecho se formó una tertulia agradable y muy literaria con algún comentario cinematográfico.
¿Bigote? joder, es una perilla mosquetera en toda regla... claro que con las canas solo destacan los cuatro pelillos negros que tengo en el mostacho ;-)

Deseando estoy que me llegue el ejemplar para leerlo.

Anda y Juande se ha adaptado bien a Valencia, jejeje

Fer

    • Popular
    • Categories
    • Archives