lunes, septiembre 27

El gran Vázquez

Tras un anodino verano en el que Toy Story 3 y Origen han sido los únicos films verdaderamente reseñables de la cartelera, llega, por fin, una película que despierta mi interés: El gran Vázquez. Como biopic, la historia de Óscar Aibar, funciona muy bien. Santiago Segura se ajusta los hábitos que mejor le vienen, es decir, los de vividor, timador y sinvergüenza, y se convierte en una leyenda del comic español. Dicen los que conocieron a Manuel Vázquez y han dado su testimonio a través de la radio estos días, que el actor ha estado incluso comedido por miedo a que el publico lo encasillara en el registro de Torrente, pero que Vázquez, en la vida real, llegó a ser un personaje tan esperpéntico como el protagonista de la saga de Segura.
Lo mejor de la película es el modo de vida que llevó Vázquez en una época tan complicada y llena de restricciones como el franquismo. La picaresca, la triquiñuela, el desfalco y el ambiente cutre llenan la existencia de este dibujante de comics que supo vivir a cuerpo de rey a base de estafas. La película se centra en tres facetas de la vida de Vázquez: su relación con Rosa, una de sus mujeres (hay que recordar que este señor practicó la bigamia con total desprendimiento), la relación con su padre y, la más interesante de todas, los trapicheos que se llevaba con la extinta editorial Bruguera.
Cada fotograma parece extraído de una viñeta de comic y lo cierto es que la ambientación está tan lograda, que te sumerge de lleno en la Barcelona de los años sesenta. Cada personaje que aparece en pantalla (el conserje del hotel, el sastre, el policía, la dependienta de los grandes almacenes…) ha sido seleccionado de manera tan escrupulosa que parece un personaje de tebeo. Por supuesto, su relación con Rosa supone el contrapunto dramático perfecto para todo ese entramado pícaro que Segura pone en escena a lo largo de la historia. Y aun así, Óscar Aibar retrata la relación de una manera tan caricaturesca y desprendida, que incluso el drama no llega a empalagar y continúa haciéndote soltar una carcajada de vez en cuando. Y eso que la pobre Rosa las pasa canutas…

Pero vayamos a lo más interesante de la película: la editorial Bruguera. Conociendo el cariño que Santiago Segura le tiene al mundo del comic y a poco que el director tuviera sentimientos recíprocos, el Gran Vázquez no iba a convertirse en un mero biopic existencial y Bruguera y todos sus dibujantes iban a convertirse en un personaje más de la historia. Y así es. Los mejores momentos del film se bordan en los estudios de la editorial catalana, donde dibujantes como Escobar, Ibáñez, Cifré o el propio Vázquez perdieron la autoría de sus personajes a cambio de unos emolumentos que les permitían vivir de la historieta. Bruguera es retratada como un lugar donde la tiranía convivía con cierto carácter entrañable por parte de González, su director, encarnado por Enrique Villén, y por Peláez, el contable, personificado por un excelente Ángel Angulo. La mano de hierro que Peláez ejerce sobre sus dibujantes se deja ver constantemente, sobre todo en las escenas donde pasea entre las mesas de sus empleados demandando más viveza en los fondos o ejerciendo la censura en los insultos o en las viñetas más subiditas de tono. Las situaciones que se viven en el despacho de González y las firmas de ejemplares de Vázquez en las Ramblas son tan surrealistas que al final resultan descacharrantes.
Mención aparte merece Manolo Solo en el papel de Francisco Ibáñez, ese chico gris que se cuela de rondón en la redacción, que representa al empleado modelo de la editorial y que rápidamente se convierte en el sustituto de Vázquez gracias a su Mortadelo y Filemón, acaparando la atención de grandes y pequeños. Pero el momento cumbre de la película llega al final, en donde Ibáñez expresa su admiración por Vázquez en una de las escenas más entrañables y divertidas del film.
En resumidas cuentas, que «El gran Vázquez» merece mejor suerte de la que tendrá, y ojalá me equivoque. Es un retrato sagaz de una época. Un divertido biopic de uno de nuestros mejores dibujantes de tebeos que luchó hasta los últimos días de su vida por recobrar la autoría de sus personajes. Es la historia de un timador, de un sinvergüenza, de un vividor que siempre tenía un as bajo la manga para seguir siendo libre en un mundo lleno de restricciones y que incluso en las situaciones más amargas, era capaz de ganarse el cariño de todos cuanto le rodeaban. Un notable muy alto para Óscar Aibar.

Si te interesa saber más sobre la vida de Vázquez, visita este blog.

Entrevistas a Vázquez en TVE

By David Mateo with 11 comments

11 comentarios:

A ver si reeditan su obra,que ya va tocando...

¿No reeditaron algo hace poco en una colección de clásicos de Bruguera? ¿¿??
A ver si Rafa Marín, que es una enciclopedia viviente de este tema, se paso y nos lo dice.

Anacleto, en la colección RBA, que por cierto este año también la han puesto a la venta. Yo echo de menos una gamberrada que tenía llamada Tito Vázquez, donde un alter ego del dibujante se pasaba las viñetas timando a la peña.

Sí, en la película una puta es la que le da la idea de retratarse a sí mismo y contar sus timos en la ficción. Es en uno de esos momentos en los que a Vazquez le da el bajón. Cuando pierde su independencia y tiene que trasladarse a Bruguera.

Hace nada, ha aparecdio un libro con sus historietas más irreverentes, hacia el final de su producción. Se titula "Lo peor de Vazquez"
Y en el coleccionable magos del Humor (que se reedita ahora mismo otra vez desde el nº uno, aparecieron recopialciones de sus personajes principales de Bruguera: Anacleto, las Hermanas gilda, Angelito, etc, etc.

Lo peor de Vazquez:

http://www.sddistribuciones.com/novedades/LO-PEOR-DE-VAZQUEZ-COMIC_GLEPEORVAZQ.html

Clásicos del Humor (Que no magos, como dije antes, ups)

http://www.rbacoleccionables.com/clasicosdelhumor/presentacion/

Gracias por la aclaración, Ramón!!

Pues esta misma tarde voy.
En Serio David... estás tardando en poner el Follow the Leader... Juegas con fuego, muchachooo.

Hay que aguantar un poquito más, Luis, un poquito más...

Olee... Eso es valor...
Con el tren a un punto... Y tú de rodillas mirando al tendido... ¡Torero!

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