Estoy escribiendo un libro. Qué gran novedad, ¿no? Y mientras relleno líneas y líneas, luchando contra el plazo de entrega que me puso el editor, tengo la sensación de estar escribiendo una historia de ciencia ficción. En él, hablo de una sociedad que se cimentó hace tiempo, mucho tiempo. Una sociedad que nació merced a la buena voluntad de unos hombres desinteresados en cuyas mentes sólo había un objetivo: convertir aquella sociedad en la entidad más grande que ha existido sobre la Tierra.
En cierto modo, no puedo evitar sonreírme ante la ingenuidad de aquellas personas, pues a lo largo y ancho del planeta surgieron otros miles de hombres con un deseo semejante y con un potencial económico mayor. Por lo tanto, el plan de aquellas gentes podía considerarse arriesgado e incluso disparatado. ¡Pero bendita locura! ¿Acaso la evolución de los proyectos más extravagantes no son los que, a la larga, pueden llegar a ofrecer los más dulces frutos?
Durante mucho tiempo así fue. La sociedad que crearon aquellos hombres evolucionó, pero siempre controlada por los deseos altruistas de sus fundadores. Y mientras existió buena voluntad y mentes perspicaces al frente de aquella sociedad, no hubo gesta ni batalla que aquella sociedad de individuos privilegiados no lograra afrontar. No puedo negar que hubo más de una ocasión en la que Goliat derrotó a David. Pero dotado de un desparpajo irreverente, en más de una ocasión David se sacó la honda de debajo de la manga y despanzurró al gigante con una buena pedrada entre los ojos.
Hubo momentos muy bajos, como en toda sociedad, pero cuando eso sucedía, muchos hombres de buena voluntad acudían a los órganos de gobierno y luchaban para que los intereses que bullían por las venas de aquella institución lo hicieran con una energía enconada y los problemas acabaran anegados bajo el poder de una voluntad superior capaz de contrarrestar todo mal.
No hace demasiado tiempo, la sociedad cambió. Se volvió excesivamente mercantilista, hombres con ideales menos altruistas se adueñaron de ella, y todo lo que en otro tiempo fue bueno, se convirtió en malo. Yo, mero cronista de hechos y circunstancias, redacto los primeros pasos de aquella sociedad y siento pena, muchísima pena. Porque hoy, todo lo que antaño eran sinergias positivas y empellones voluntariosos, se ha convertido en un remedo de oscuras intenciones y nebulosos pensamientos que no sé muy bien hacia dónde van a llevar a la sociedad. La crisis está hundiendo cada órgano de gobierno. La crisis arrastra a todos aquellos que ampara la sociedad y mutila los sentimientos de las pequeñas hormiguitas que deambulan por sus calles.
Y yo, inmerso en otros tiempos gloriosos, contemplo lo que queda hoy de esa sociedad y no puedo impedir que una lágrima resbale por mi mejilla.
Tengo la impresión de estar escribiendo una novela de ciencia ficción, y lo que más temo es que me aguarda un final apocalíptico.
En cierto modo, no puedo evitar sonreírme ante la ingenuidad de aquellas personas, pues a lo largo y ancho del planeta surgieron otros miles de hombres con un deseo semejante y con un potencial económico mayor. Por lo tanto, el plan de aquellas gentes podía considerarse arriesgado e incluso disparatado. ¡Pero bendita locura! ¿Acaso la evolución de los proyectos más extravagantes no son los que, a la larga, pueden llegar a ofrecer los más dulces frutos?
Durante mucho tiempo así fue. La sociedad que crearon aquellos hombres evolucionó, pero siempre controlada por los deseos altruistas de sus fundadores. Y mientras existió buena voluntad y mentes perspicaces al frente de aquella sociedad, no hubo gesta ni batalla que aquella sociedad de individuos privilegiados no lograra afrontar. No puedo negar que hubo más de una ocasión en la que Goliat derrotó a David. Pero dotado de un desparpajo irreverente, en más de una ocasión David se sacó la honda de debajo de la manga y despanzurró al gigante con una buena pedrada entre los ojos.
Hubo momentos muy bajos, como en toda sociedad, pero cuando eso sucedía, muchos hombres de buena voluntad acudían a los órganos de gobierno y luchaban para que los intereses que bullían por las venas de aquella institución lo hicieran con una energía enconada y los problemas acabaran anegados bajo el poder de una voluntad superior capaz de contrarrestar todo mal.
No hace demasiado tiempo, la sociedad cambió. Se volvió excesivamente mercantilista, hombres con ideales menos altruistas se adueñaron de ella, y todo lo que en otro tiempo fue bueno, se convirtió en malo. Yo, mero cronista de hechos y circunstancias, redacto los primeros pasos de aquella sociedad y siento pena, muchísima pena. Porque hoy, todo lo que antaño eran sinergias positivas y empellones voluntariosos, se ha convertido en un remedo de oscuras intenciones y nebulosos pensamientos que no sé muy bien hacia dónde van a llevar a la sociedad. La crisis está hundiendo cada órgano de gobierno. La crisis arrastra a todos aquellos que ampara la sociedad y mutila los sentimientos de las pequeñas hormiguitas que deambulan por sus calles.
Y yo, inmerso en otros tiempos gloriosos, contemplo lo que queda hoy de esa sociedad y no puedo impedir que una lágrima resbale por mi mejilla.
Tengo la impresión de estar escribiendo una novela de ciencia ficción, y lo que más temo es que me aguarda un final apocalíptico.
9 comentarios:
Excelente proyecto.
Gracias, wapa :-)
Y no es una novela de zombis... de momento.
Da alguna pista, compañero. No nos dejes con la curiosidad. ¿Hard? ¿Especulativa? ¿Viajes en el tiempo?
Yo la definiría como una crónica hiperrealista de una psicosis apocalíptica en masa.
¿David y para cuando el prometido libro sobre la tierra del dragon que dijistes que se publicaria este año? o aun mejor aun ¿para cuando el siguiente tomo de la tierra del dragon? me muero de ganas por continuar devorando las aventuras de Galendor
Seguro que no es de zombis? Alguno se colará por ahí... por lo menos entrelíneas. jeje.
Buena suerte con tu novela, yo he acabado una hace poco titulada LA PIEDRA HABBAASSI, en ella se funden conocimientos de culturas milenarias con avances científicos sobre el cerebro, presentando unas interesantes propuestas sobre hasta donde podríamos llegar con nuestras capaciades mentales.
El único inconveniente de este tipo de literatura es que pocas editoriales apuestan por ella, prefieren ir a lo seguro, autores consagrados o de la edad de oro de la ciencia ficción.
De nuevo, buenas suerte con tu novela
Te felicito! No hay escritor si no está de nuevo en el teclado. ;)
Ve a mi blog. Te di dos premios. :)
Darkbeat, paciencia... llegará... llegará.
Guillem, en realidad también puede haber algun zombi, pero de los que no corren :D:D
Autor, lo único que te puedo decir es que adelante con tu novela y que tengas suerte al colocarla. Ya nos contarás.
Laura, muchas gracias por esos premios. Eres un primor.
Publicar un comentario