Desde que llegué al colegio de Moncofa, he tenido la suerte de conocer a muchos niños con particularidades muy especiales, pero en los últimos años le he cogido un cariño especial a una familia de rumanitos que han demostrado tener una sensibilidad especial para la literatura. Primero le di clase a Camy, luego a Dan, luego a Emma y ahora tengo a Robert. No puedo engañaros, no son Cervantes, ni mucho menos, pero cuando trabajas con ellos descubres un entusiasmo interior que de alguna manera acaba calándote y despierta un sentimiento de orgullo que jamás sentirías por otra persona. Son chicos con una infancia dura pero que en su inocencia luchan por sobreponerse a las adversidades.Robert me ha confesado que lo mismo toda su familia acaba trasladándose fuera de España, lo cual me apenaría muchísimo. Aunque para ser sinceros, tampoco es que deposite demasiada confianza en los vaticinios de Robert, es pequeño y lenguaraz, y supongo que al ser el más enano de la familia irá recogiendo información de aquí y de allá y se montará su propia película.
Robert es un chico voluntarioso, junto con Emma, el más hiperactivo de la familia. Compite en clase con niños y niñas muy inteligentes, pero es que su predisposición, entusiasmo y las ganas y el empeño que le pone a todo lo hacen muy especial. Ayer en clase jugamos a convertir el cuento de Cenicienta en una historia de terror o de ciencia ficción y Robert me escribió el cuento que voy a subir a continuación. Pido perdón de antemano ante la repetición de miembros, pero es que el cuento tenía que durar una página y Robert, consciente de ello, la rellenó a base de repetir partes de un cuerpo humano. Que la disfrutéis.
Érase una vez una vampira que se llamaba Cenicienta. Siempre, a las doce en punto, salía a matar a la gente y a beberse su sangre. Su compañera se llamaba Cecilia y era un fantasma monstruoso de color negro. Por la noche se va a comer a la gente negra* que como a ella no le gusta la luz, por eso siempre sale después de medianoche. Si ve la luz se derrite. También hay un chico llamado Javier, tiene cuatro ojos, es terrible. Es de color azul y tiene los ojos rojos como la sangre y tiene seis brazos y tres piernas. El padre de Cenicienta tiene nueve brazos y seis piernas y se llama Fernando. Además, tiene seis ojos y dos cabezas. Es un monstruo de color blanco, negro, azul, verde y rojo. Su madre es una monstrua gorda, tiene siete brazos y ocho piernas. Su madre murió y su padre también. Cenicienta sigue matando gente a las doce de la noche.
* Nota del traductor: No queda muy claro, pero creo que el autor en esta parte del texto se refiere a Cecilia (no a Cenicienta la vampira), que al final resulta que es un pelín racista, es decir, de la escuela de Claudio Cerdán. Supongo que el autor será consciente de que los negros, al igual que los blancos, también salen de día. Pensemos que en este fragmento, el autor ha sufrido un lapsus mental y se ha enredado un poquito con el cuento.
Familia de Cenicienta y miembros de los miembros de la familia de Cenicienta. No he sido tan osado de comprobar si los miembros de los miembros del dibujo coinciden con los miembros de los miembros de la narración. Si hay alguien tan osado entre los lectores del blog que se para a contarlos, que nos lo comunique a los demás en los comentarios.Como habréis podido comprobar, la versión de Robert es clavadita clavadita al espíritu original del cuento. Ha sabido captar las segundas lecturas de Cenicienta y trasladarlas con perspicacia al texto propuesto. Eso sí, lo hizo rápido. En diez minutos ya tenía la narración encima de la mesa. Un monstruo este niño.
Por cierto, parece que George R.R. Martin ya tiene claro como debe de sonar su versión televisiva de ‘Canción de hielo y fuego’. Estos tíos se llaman Corvus Corax y ya han sido contratados para aportar alguna canción original a la serie de la HBO. Escuchándolos suenan muy bien, pero no me queda muy claro que sean los Corvus Corax o una encarnación de Vargo Hoat la cabra y sus titiriteros sangrientos. Así sonará 'Juego de tronos'.
4 comentarios:
El cuento es buenísimo, con todos esos personajes multimiembros. La imaginación de los niños es total.
Me parto con el cuento del chaval.
Enhorabuena a Robert.
Eso sí, ya te digo yo que las tres piernas de Javier se han convertido en cuatro. No es muy fiel el dibujo.
¡El cuento es la monda!
Y la música es estimulante. Original.
Estoy deseando que podamos ver CdHF pronto.
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