Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte, va a tener que tomar una decisión superdelicada en breve: la licencia fija que faculta a cuatro clubes de baloncesto españoles a militar de forma permanente en la nueva Euroliga que pretende promulgar el señor Jordi Bertomeu. Lo que está claro es que este buen señor, lejos de buscar un sistema de competición justo en el que prime el sentido deportivo, la capacidad de superación y la espectacularidad que conlleva la lucha por la clasificación en los primeros puestos, busca única y exclusivamente el beneficio económico de una competición cerrada y que incluiría a los cuatro clubes más poderosos de España: TAU, Real Madrid, Barça y Unicaja.
¿Alguien se imagina en el fútbol que el acceso a las competiciones europeas estuviera pactado antes del comienzo de la Liga? ¿Que por orden ministerial Real Madrid, Barça, Atlético de Madrid y Sevilla estuvieran clasificados para la Champion sin ganarse el puesto con el sudor de la frente? Suena descabellado, ¿verdad? Pues algo así pretende hacer el señor Bertomeu con su famoso Plan Bertomeu. Tal vez este sistema de franquicias y de circuitos cerrados en EEUU funcionen, pero en la vieja Europa no. Aquí priman las señas de identidad y el trabajo de superación. Los criterios deportivos deben ir por encima de los criterios económicos, y si los cuatro clubes rebeldes a la ACB mantienen su postura encontrada a la de los otros trece equipos, Eduardo Portela, presidente de la competición nacional, no debería permitir la participación de los desidentes. Así de claro.
De momento, las cosas pintan mal para los ‘anticompetitivos’. La ACB ya se ha pronunciado y el propio Eduardo Portela y Joseph Senespleda, director general de la federación, dicen NO al Plan Bertomeu y abogan porque el cuarteto de la Euroliga surja del campeón de la ACB, del ganador de la fase regular y de dos equipos con plaza fija durante tres años determinado por los puntos conseguidos a lo largo del trienio (15 para el campeón, 8 para el subcampeón y 3 para los dos finalistas). Es decir, un sistema competitivo y no una clasificación determinada por la cantidad de millones que un presidente de club es capaz de meter en el bolsillo del señor Bertomeu.
Ahora la cosa queda en manos del Secretario de Estado para el Deporte, que tendrá que rechazar o no el sistema de la nueva Euroliga, y en caso de que el señor Lissavetzky haga la de Pilatos, lavarse las manos, será el Tribunal Europeo de la Competencia el que decidirá si esta nueva y adulterada Euroliga es válida o no.
De momento, José Luis Llorente, presidente de la Asociación de Baloncestistas Profesionales, apuesta por un sistema de Euroliga completamente abierto. Es decir, los deportistas dicen sí a una competición sin adulterar. La ACB dice sí a una competición sin adulterar. Trece de los diecisiete clubes españoles dicen sí a una competición sin adulterar. Y Pamesa Valencia, con Juan Roig a la cabeza, dice sí a una competición sin adulterar y al deporte limpio y honrado. De momento, la marcha del ínclito presidente del Pamesa al Valencia CF deja al club azulejero con las vergüenzas al aire. Pero si algo caracteriza a Juan Roig es de tenerlos muy bien puestos y de no achicarse ante nadie. El Pamesa va a seguir dando caña al Plan Bertomeu. Y si por alguna de aquellas sale adelante el nuevo proyecto de Euroliga cerrada, señor Roig, lo tiene muy fácil: replegamos trastos y a otra cosa mariposa, que con tramposos no vale la pena jugar.
¿Alguien se imagina en el fútbol que el acceso a las competiciones europeas estuviera pactado antes del comienzo de la Liga? ¿Que por orden ministerial Real Madrid, Barça, Atlético de Madrid y Sevilla estuvieran clasificados para la Champion sin ganarse el puesto con el sudor de la frente? Suena descabellado, ¿verdad? Pues algo así pretende hacer el señor Bertomeu con su famoso Plan Bertomeu. Tal vez este sistema de franquicias y de circuitos cerrados en EEUU funcionen, pero en la vieja Europa no. Aquí priman las señas de identidad y el trabajo de superación. Los criterios deportivos deben ir por encima de los criterios económicos, y si los cuatro clubes rebeldes a la ACB mantienen su postura encontrada a la de los otros trece equipos, Eduardo Portela, presidente de la competición nacional, no debería permitir la participación de los desidentes. Así de claro.
De momento, las cosas pintan mal para los ‘anticompetitivos’. La ACB ya se ha pronunciado y el propio Eduardo Portela y Joseph Senespleda, director general de la federación, dicen NO al Plan Bertomeu y abogan porque el cuarteto de la Euroliga surja del campeón de la ACB, del ganador de la fase regular y de dos equipos con plaza fija durante tres años determinado por los puntos conseguidos a lo largo del trienio (15 para el campeón, 8 para el subcampeón y 3 para los dos finalistas). Es decir, un sistema competitivo y no una clasificación determinada por la cantidad de millones que un presidente de club es capaz de meter en el bolsillo del señor Bertomeu.
Ahora la cosa queda en manos del Secretario de Estado para el Deporte, que tendrá que rechazar o no el sistema de la nueva Euroliga, y en caso de que el señor Lissavetzky haga la de Pilatos, lavarse las manos, será el Tribunal Europeo de la Competencia el que decidirá si esta nueva y adulterada Euroliga es válida o no.
De momento, José Luis Llorente, presidente de la Asociación de Baloncestistas Profesionales, apuesta por un sistema de Euroliga completamente abierto. Es decir, los deportistas dicen sí a una competición sin adulterar. La ACB dice sí a una competición sin adulterar. Trece de los diecisiete clubes españoles dicen sí a una competición sin adulterar. Y Pamesa Valencia, con Juan Roig a la cabeza, dice sí a una competición sin adulterar y al deporte limpio y honrado. De momento, la marcha del ínclito presidente del Pamesa al Valencia CF deja al club azulejero con las vergüenzas al aire. Pero si algo caracteriza a Juan Roig es de tenerlos muy bien puestos y de no achicarse ante nadie. El Pamesa va a seguir dando caña al Plan Bertomeu. Y si por alguna de aquellas sale adelante el nuevo proyecto de Euroliga cerrada, señor Roig, lo tiene muy fácil: replegamos trastos y a otra cosa mariposa, que con tramposos no vale la pena jugar.
IMPORTANTE: Hoy en Tele 7, en el programa 'Joc fora', conducido y dirigido por Toni Hernández, presentamos el 'Valencia CF, xe que bo', por si a alguien le apetece verme el careto y conocer de primera mano cómo nació este estupendo libro.
0 comentarios:
Publicar un comentario