Lo tenía todo para convertirse en la mejor serie de la temporada: guión, personajes, trama, conflicto… y, desgraciadamente, no lo han sabido aprovechar.
El arranque fue más que prometedor: un primer capítulo demoledor en todos los aspectos que seguía a pies juntillas los primeros pasos de Rick Grimes (perfectamente interpretado por Andrew Lincoln) a través de un mundo apocalíptico en el que los muertos han resucitado. Basta ver la siniestra plaga de zombis que toma las calles de Atlanta para darse cuenta de que ese es el escenario infecto y despiadado que Robert Kirkman describe en sus aventuras.
La aparición de Glenn y del grupo de supervivientes hace presagiar que las cosas van a ponerse tibias y que la serie puede depararnos algún giro inesperado, sobre todo con la inclusión de personajes de producción propia como el neonazi Merle Dixon y su hermano Daryl.
¿El problema? Que en cuanto los guionistas se separan del guión del comic, la serie pierde frescura y el argumento se vuelve inverosímil, hasta el punto de presentarnos a un grupo de guerrilleros sudamericanos luchando por defender a una comuna de ancianos en una ciudad en la que conseguir víveres resulta harto complicado, tal como comprueba Glenn en sus propias carnes.
«The walking dead» tiene un serio problema y es que arrastra hasta el exceso las situaciones y a los personajes. Shane Walsh es un cabrón sin escrúpulos que hace cualquier cosa por quedarse con Lori. En el comic, la relación entre Shane y Rick resulta catártica precisamente por la contundencia de su desarrollo. Todos los aficionados al comic de Kirkman teníamos en la cabeza un final perfecto y demoledor para la primera temporada (¡¡señores guionistas: el primer comic de Planeta era la primera temporada!!), sin embargo, siguiendo los cánones del peor cine norteamericano, los guionistas se dedican a lavar la imagen de Shane y a dar vidilla a un personaje que en el contexto global de la serie cumple una función muy concreta.
Desde el momento en que Rick entra en contacto con los supervivientes, la serie se vuelve aburrida y desquiciante. Y no porque no salgan zombis (si alguien piensa que «Los muertos vivientes» mola por ser un comic en donde salen muertos vivientes, que se olvide de esta serie y se ponga a ver Dead Set: en los últimos comics de Planeta, los zombis son elementos casi testimoniales), sino porque la acción se ralentiza hasta volverse molesta, porque los diálogos son pesados y la serie se vuelve aburrida.
El final de la temporada, con los supervivientes refugiándose en el edificio del Centro de Control de Enfermedades resulta decepcionante. Kirkman, en todo momento, huye de las respuestas a la expansión zombi. En el argumento global del comic, no importa demasiado y los personajes se mueven por las repercusiones de sus actos. En cambio, en la serie, se palpa un desmesurado interés por saber el origen de la pandemia, hasta el punto, que los guionistas plantean un final engañoso que solo puede deparar algo de interés a los espectadores que no han leído el comic, porque para el resto de los cristianos no es más que relleno. Relleno decepcionante y casposo.
Creo que la fórmula de seis episodios por temporada sirve para fidelizar la historia televisiva a la historia del comic. En una temporada apenas hemos avanzado cinco o seis episodios de la serie regular. ¡¡Una serie que ya cuenta con casi 80 comics en su haber!! El último publicado en USA es el 79. Así que echen cuentas e imagínense a este paso en qué siglo descubriremos a personajes como Tyresse, Michonne o el gobernador.
En fin, que de momento, la gran serie de la temporada se convierte en una pequeña decepción y sigue por debajo de otras producciones interesantes como el Sherlock de Steven Moffat o la última temporada de True Blood. Supongo que «Juego de tronos» no caerá en el error de «Los muertos vivientes» y nos ofrecerá una versión más fiel a los libros de Martin.
El arranque fue más que prometedor: un primer capítulo demoledor en todos los aspectos que seguía a pies juntillas los primeros pasos de Rick Grimes (perfectamente interpretado por Andrew Lincoln) a través de un mundo apocalíptico en el que los muertos han resucitado. Basta ver la siniestra plaga de zombis que toma las calles de Atlanta para darse cuenta de que ese es el escenario infecto y despiadado que Robert Kirkman describe en sus aventuras.
La aparición de Glenn y del grupo de supervivientes hace presagiar que las cosas van a ponerse tibias y que la serie puede depararnos algún giro inesperado, sobre todo con la inclusión de personajes de producción propia como el neonazi Merle Dixon y su hermano Daryl.
¿El problema? Que en cuanto los guionistas se separan del guión del comic, la serie pierde frescura y el argumento se vuelve inverosímil, hasta el punto de presentarnos a un grupo de guerrilleros sudamericanos luchando por defender a una comuna de ancianos en una ciudad en la que conseguir víveres resulta harto complicado, tal como comprueba Glenn en sus propias carnes.
«The walking dead» tiene un serio problema y es que arrastra hasta el exceso las situaciones y a los personajes. Shane Walsh es un cabrón sin escrúpulos que hace cualquier cosa por quedarse con Lori. En el comic, la relación entre Shane y Rick resulta catártica precisamente por la contundencia de su desarrollo. Todos los aficionados al comic de Kirkman teníamos en la cabeza un final perfecto y demoledor para la primera temporada (¡¡señores guionistas: el primer comic de Planeta era la primera temporada!!), sin embargo, siguiendo los cánones del peor cine norteamericano, los guionistas se dedican a lavar la imagen de Shane y a dar vidilla a un personaje que en el contexto global de la serie cumple una función muy concreta.
Desde el momento en que Rick entra en contacto con los supervivientes, la serie se vuelve aburrida y desquiciante. Y no porque no salgan zombis (si alguien piensa que «Los muertos vivientes» mola por ser un comic en donde salen muertos vivientes, que se olvide de esta serie y se ponga a ver Dead Set: en los últimos comics de Planeta, los zombis son elementos casi testimoniales), sino porque la acción se ralentiza hasta volverse molesta, porque los diálogos son pesados y la serie se vuelve aburrida.
El final de la temporada, con los supervivientes refugiándose en el edificio del Centro de Control de Enfermedades resulta decepcionante. Kirkman, en todo momento, huye de las respuestas a la expansión zombi. En el argumento global del comic, no importa demasiado y los personajes se mueven por las repercusiones de sus actos. En cambio, en la serie, se palpa un desmesurado interés por saber el origen de la pandemia, hasta el punto, que los guionistas plantean un final engañoso que solo puede deparar algo de interés a los espectadores que no han leído el comic, porque para el resto de los cristianos no es más que relleno. Relleno decepcionante y casposo.
Creo que la fórmula de seis episodios por temporada sirve para fidelizar la historia televisiva a la historia del comic. En una temporada apenas hemos avanzado cinco o seis episodios de la serie regular. ¡¡Una serie que ya cuenta con casi 80 comics en su haber!! El último publicado en USA es el 79. Así que echen cuentas e imagínense a este paso en qué siglo descubriremos a personajes como Tyresse, Michonne o el gobernador.
En fin, que de momento, la gran serie de la temporada se convierte en una pequeña decepción y sigue por debajo de otras producciones interesantes como el Sherlock de Steven Moffat o la última temporada de True Blood. Supongo que «Juego de tronos» no caerá en el error de «Los muertos vivientes» y nos ofrecerá una versión más fiel a los libros de Martin.
10 comentarios:
Completamente de acuerdo. Se salvan los dos primeros capítulos. El resto basura televisiva. Relleno, relleno y relleno que no aclara nada y no lleva a ninguna parte. El final de temporada no ha podido ser más decepcionante. Como sigan así, paso de este rollo.
Hombre, a mí basura no me pareció. Pero sí que es una serie decepcionante con demasiado relleno aburrido.
No me parece mal que incluyan personajes nuevos y alguna situación que se distancia a la del comic, pero que lleve a algun sitio.
Todavía no he visto el último de la temporada, pero a medida que avanzaba la trama iba pensando: coño esto no me suena, ni esto, ni esto... Lo achacaba al tiempo que ha pasado ya desde que leí los primeros números, pero ya veo que no. En este contexto, que se haya decidido cambiar el equipo de guionistas para la segunda temporada me parece una buena noticia.
Así es, Enric. Creo que tenían en la mano la posibilidad de hacer algo muy grande y se han dispersado tanto que no han cerrado bien la temporada. Por eso han ido todos a la calle.
Si todo hubiera continuado como en el episodio piloto, habríamos tenido la mejor serie de zombis de la historia.
Hombre, a mi me ha entretenido la serie, pero la verdad es que, desde el segundo o tercer capítulo me dije: " Bien, me voy a hacer a la idea de que esto no es Walking Dead, sino una serie de zombis..." con lo que me da menos coraje jajaaj.
Es que encima que cambian las cosas, cambian lo que funciona... David, tu frase de: "Si todo hubiera continuado como en el episodio piloto..." no podría ser más certera!!
Saludos!
¡Vaya! Pensaba que sólo era cosa mía... pero veo que no. Entretenida es, pero la expectación que tenía por verla se diluyó demasiado rápido.
David no hagas malas críticas! que yo aún no he empezado a verla
Vale, pues para ti es buena, hasta que la veas que volverá a ser mala.
Pues a mí, que soy lector de los comics, sí que me ha gustado. Y pese a que hay algunas cosas que no me acaban de convencer no desmerecen al resto.
Personalmente hubiera preferido una adaptación más fiel al cómic, pero el propio Kirkman ya se encargó de decir que no iba a ser así.
Lo de los chicanos de la residencia creo que sobraba y ese es un capítulo de evidente relleno. Sin embargo en todos los capítulos nos han dejado vislumbrar algo que en el cómic se veía más claro, que es la evolución de los personajes y como van cambiando gradualmente.
Lo del CDC sí que me sobraba totalmente. La explicación que dan de que comop el CDC está en Atlanta les pareció una buena idea incluirlo no me convence.
Me da miedo de que el buscar una solución al virus se convierta en un elemento fundamental dentro del argumento de la serie y aún me acojona más que puedan hasta encontrarla y tener un final feliz.
En fin, por mi parte seguiré con los cómics, que es lo que más me interesa, y esperaremos a octubre del año que viene ya que, al margen de desviaciones del cómic o cosas que no me gusten, pienso que la serie está muy bien hecha y hay un gran trabajo detrás desde los actores,efectos, música, etc
pues en EEUU ha arrasado en terminos de audiencia y parece que es la serie de mas exito entre el publico de 18 a 49 años en la historia de la tv por cable, creo que en terminos de audiencia se ha impuesto claramente sobre Boardwalk empire
Francisco
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