El fin de semana pasado tocó ver «Mimzy, más allá de la imaginación», una peli de ciencia ficción con sus toquecillos hard que no estuvo nada mal comparada con las castañas que hay en la cartelera. En esta ocasión no voy a hablar de la película y voy a centrarme en el show que se forma al otro lado de la pantalla, es decir, en la platea de los espectadores.
Es alucinante la incultura general que hay en las salas de cine. ¿Es que la gente no comprende que se debe guardar silencio durante la proyección? El cine cada vez es más caro (no sé en otras ciudades, pero en Valencia ya van por los seis euros y pico) y eso ni siquiera te asegura un visionado tranquilo de la película. Y como ésta sea mínimamente juvenil… ¡¡sálvense quién pueda!!
Recuerdo que hace unos años eran los críos los que se revolucionaban como una moto a mitad de la película. Comentarios como: «Papá, ¿cuándo sale el monstruo?» «Mamá, ¿por qué lo ha estampado contra la pared?» «Papá, ¿por qué ese señor se tumba encima de esa señora?», estaban a la orden del día. Incluso en un momento dado la llamada de la selva: «Tengo pipi» se extendía como un eco contagioso por toda la sala. En cambio, hoy en día, pasa lo contrario. Es decir, los comentarios se transforman en: «Ya verás, hijo, ahora mismo sale el Duende Verde y va a por Spiderman.» «¿Has visto? No te pierdas lo que va a pasar ahora.» «Uy… vaya puñetazo le ha pegado.» «¿De verdad que no te meas, hijo?» y en el peor de los casos está el papá intérprete (ya podéis cambiaros de sitio si os toca uno de esos) que es el que se dedica a contarle de principio a fin el argumento a su hijito de tres años que acaba de sacarlo de la cuna para que experimente la sensación de ver una película en THX.
Pero lo peor de todo son los diferentes Prototipos de Seres Humanos Cinéfilos (PSHC) que, a su vez, los podemos subdividir en diferentes categorías.
PSHC A y B: Es decir, la parejita que normalmente van a la discoteca y, fíjate, esa noche se les ocurre hacer algo distinto e inusual y se meten en una sala de cine. Normalmente comienzan a sentirse a gusto cuando se apagan las luces y se enciende la pantalla, están como en casa. Es más, no les importa el sonido porque están habituados a hablar a golpe de música disco. Son insufribles.
PSHC C: ¡¡Este es terrible!! El gañán que sale del fútbol y se va con la mujer, la vecina, la cuñada y la suegra al cine. Se les conoce porque echan tufo a bocata de morcilla con cebolla que echa de espaldas y no se han tomado la molestia de quitarse la bufanda de su equipo. Su voz natural —sin forzar mucho— supera los decibelios de cualquier sala. No hablan excesivamente, pero cuando murmuran algo los escuchan en las veinte o treinta salas colindantes.
PSHC D: El intérprete. Este caso se está llevando a la máxima potencia últimamente. En la película de Mimzy fue exasperante. Voy a poner un ejemplo muy claro que os prometo fue real.
Escena en la que aparece el niño protagonista encerrado en un cuarto y la voz de su hermanita se escucha en su mente.
PSCH D (superemocionado): ¡¡Mira, mira, mira, si le está hablando a la mente!!
Hermanita a la mente del hermanito: No temas. Te estoy hablando telepáticamente.
PSCH D: ¡Mira, le está hablando telepáticamente! ¡Sin verlo!
Hermanita a la mente del hermanito: Si yo puedo hacerlo tú también.
Hermanito a la mente de la hermanita: Es cierto, puedo hacerlo.
PSCH D: ¡¡Mira, mira, mira, si él también puede hablar con la mente!!
Pues así toda la película. Suele ser gente que vive en un shock permanente y cada escena que ocurre, les impacta de tal manera que tienen que expresarla en voz alta entre signos de admiración.
PSCH E: El que se ha visto la peli y acompaña al amigo, novia o compañero del curro a verla como favor personal, pero a medida que va transcurriendo, para hacerse el listo, se la va contando a su colega bien alto para que se enteren todos los de alrededor. «¿Ves? Aquí es cuando se da la primera pista de que Bruce Willis es un fantasma».
PSCH F: El fan. Estos suelen darse en macroproducciones de superhéroes, adaptaciones de libros superconocidos y películas de ralea friki. Es decir: «… pues Gwen Stacy tenía el lunar en la parte izquierda de la cara porque en el Amazing Spiderman 44, Romita Sr. lo dibujó expresamente para que Norman Osborn se fijara en él y años más tarde Strazinsky pudiera…»
PSCH G: El tío que en vez de ir al cine a ver la película, monta el guateque de los domingos. Este comenta indiscriminadamente todas las películas con la boca llena, no para de comer, le roba a la mujer sus palomitas y, encima, cuando le llaman la atención se pone chulo. Es como llevar el salón de tu casa a la sala de cine.
PSCH H, I, J, K, L, LL, M, N, Ñ… y de vez en cuando hasta O, P, Q, R, S… : Son las peores de todas las razas, cuando las veas entrar reza para que se vayan al fondo, para que se vayan al otro extremo de la sala y, si tienes la desgracia que se te ponen delante, al lado o detrás, ya puedes ir a la taquilla y que te devuelvan la entrada o te cambien de sala. Son las Maripilis. Niñas entre 14 y 17 años que se mueven en manada. Se las oye llegar incluso por el pasillo, por lo que te da tiempo a reaccionar. Suelen ocupar cuatro o cinco filas y son peores que la marabunta. Si no fueran menores las decapitarías una por una, pero no puedes porque la ley las ampara. Gritan, chillan, se tiran las palomitas, se parten la caja cuando ven un culo, en los diálogos trascendentales de las películas empiezan a contarse por qué las ha abandonado el novio, mientras hay una persecución se pasan unas a otras los apuntes de álgebra… ¡¡son terribles!! Les llamas la atención, pero a los dos minutos se han olvidado y siguen hablando. Si caes al lado de un grupo semejante, adiós película.
Para no extenderme mucho más, hay otras razas de Prototipos de Seres Humanos Cinéfilos: los bulleros (juro por Dios que en la película de Los Simpsons dos tíos estuvieron a punto de darse), los Rappeles, los risa floja, los moscones que hablan en susurro y ponen
Y digo yo, con lo caro que está el cine, ¿por qué no ponen un acomodador por sala para que vele por el orden?
14 comentarios:
A algunos hay que adiestrarlos.
O domesticarlos... ajústese el sinónimo más adecuado :D
Ah... mi querido David, esto parece ser una epidemia mundial. En ningún rincón del globo estas a salvo de estos personajillos.
Yo una vez estuve a punto de darme ocn un crío. Se metieron varios ñacos de 17-18 años a dar por culo, corriendo por las escaleras, gritando, jugando al futbol con un vaso de palomitas, dando volteretas en el espacio que queda entre la pantalla y la primera fila... y se me hincharon los cojones. Una amenaza de muerte después, los crios se sentaron y bajaron las revoluciones y, antes de encenderse las luces, ya se habían largado. Lo que más me jode en estos casos es que NADIE les llamaba la atención. ¿Qué pasa, que hasta que no les riño yo nadie se da cuenta o qué? En fin, donde esté un buen divx...
también está el típico que no para de toser en toda la película,sobretodo en los diálogos importantes.EL que se ríe de las gracias sin gracia de la película a carcajadas y otros se rien de oir sus risas y los que aplauden cuando el bueno impone orden a base de escopetazos,etc ,da asco ir al cine por eso yo me monté un home cinema en casa jeje
Ains... la verdad es que a veces la gente da asquito... menos mal que yo suelo ir entre semana y no hay mucha gente. Fíjate, que hasta vi la de silver surfer el dia del estreno y estabamos 4 personas en toda la sala... encima como éramos pocos había espacio de sobra para que nadie molestase a nadie xD
Todo tiene arreglo: Por alguna razon que la antropologia no ha descubierto, los cines de las afueras son mas silenciosos que los del centro. Asi, ya que hablamos de Valencia, en el Lis o el ABC Park ni de conya puedes ver una peli tranquilo. Pero si vas al ABC el Saler el silencio esta asegurado. Por que? No tengo ni puta idea. Lo cierto es que vi El orfanato en un cine del centro y una pareja me llamo la atencion por llamarles la atencion. En fin, es el puto mundo al reves. Los flipaos me reclamaron su derecho a hablar en voz alta porque habian pagado y les falto tildarme de nazi o de antiecologista. Perdon por los tacos pero es que soy especialmente sensible al tema.
Por no hablar del cachondeito que se lleva el personal con los teléfonos móviles.
>>jugando al futbol con un vaso de palomitas<<
Joooder, como se las gasta los yeclanos.
Yo creo que el problema de sonoridad en los cines de Valencia (y supongo que en el resto de las ciudades de España) es que los chavales más jóvenes pueden acceder a ellos gracias al transporte público. En cambio, cuando el cine está a las afueras, ya se tienen que desplazar con vehículos propios ya que la mayoría están muy mal situados. Aunque, esos mismos chavales, para ir a la Gurú (la disco de moda de Valencia que está junto a los Kinépolis) no necesitan nada. Se las pintan solos para llenarla por las tardes.
Uf esto del cine esta cada vez peor, yo sufri en avp 2 con una marabunta de niñas que aunque las ampare la ley yo las fusilaba. Y casi toda la fauna que mencionas estaba, los de discoteca, los chulitos, etc.
Es impresionante la verdad, por mi parte un consejo: evitar los fines de semana que es cuando suelen ir esta gentuza y ir entre semana a horarios de tarde (obviamente en los multicines que es donde va esta fauna insufrible)
Ai, que roina es la vellea, senyoooor :D
Cuidado si alguna vez fusilais a una maripili, porque mi sobrina de 16 años es de esas...
¿Y el que no se entera?
¿Por qué dice eso? ¿Por qué hace lo otro? ¡Ahí va! ¿Ese no era bueno?
No es la primera vez que cuento hasta mil en hebreo (idioma que no domino en absoluto) procurando controlar mis ganas de mandar al tipo o tipa en cuestión a ver Heidi. De los demás casos, he vivido casi todos aunque tengo que decir que desde que voy a Kinépolis (¡Peazo pantalla!) no he tenido problemas.
Exacto, Kinépolis fue la salvación para muchos amantes del buen cine. Aunque desde que han puesto la Gurú...
Publicar un comentario