Anoche, mientras Benedetti nos decía adiós en Montevideo, miles de personas pateaban Barcelona durante la noche abierta de los museos. Aseguran los que lo vieron que la cultura le ganó al fútbol y que hubo más gente en las salas de los museos que en las ramblas celebrando el título de liga.
Algo parecido hace Madrid cada año durante su noche blanca, cuando el centro de la ciudad se viste de gala y miles de madrileños recorren las calles disfrutando de eventos culturales y visitando museos.
¿Y Valencia qué?
Sí, también tuvimos nuestra noche de los museos, pero fue fría y huraña, y sin apenas repercusión mediática. Recuerdo hace un par de años, cuando Camps quería promocionar la Copa América, puso en marcha una noche alternativa. Espectáculos culturales en cada plaza de la ciudad, desde Viveros al Barrio del Carmen, con los museos abiertos para todo el público y las salas de exposiciones con animaciones y teatro en vivo. Lecturas del Tirant en lugares emblemáticos de Valencia, conciertos y actuaciones folclóricas. Todo reunido en el centro neurálgico de la ciudad. ¿Y el resultado fue? Miles y miles de valencianos abarrotando y pateando Valencia.
Pasó la Copa América y el señor Camps no ha tenido la más mínima intención de repetir. Ni la Generalitat ni el Ayuntamiento de Valencia nos ha concedido el gusto de disfrutar a aquellos que nos gusta la cultura de una noche blanca. Parece ser que el pueblo llano no merece esa clase de dispendios. En Valencia, si no eres parte de la clase alta o tienes la cartera llena, no puedes disfrutar de esos macroespectáculos que en otras ciudades sí hacen.
Y mientras tanto, los restaurantes de lujo que se construyeron en el puerto para aprovechar el tirón de la Fórmula 1 y de la Copa América, poco a poco van echando la persiana porque no hay Dios que acuda en pleno invierno a costear el precio de sus menús. Y los edificios monumentales que constituyen la Ciudad de las Ciencias, en vez de abrir sus puertas los domingos para aprovechar el tirón de los turistas, permanecen cerrados al público. La gente no quiere, ni puede, ocio de lujo. El valenciano de a pie quiere algo que a la Generalitat Valenciana le cuesta soltar porque no es rentable mediáticamente. El valenciano de a pie quiere ocio alternativo. Quiere ir al Palacio Reina Sofía o al Oceanográfico y que no le sangren los bolsillos por una entrada. Quiere difusión de la cultura a bajo coste. Quiere su noche blanca, su noche de espectáculo y ocio. Quiere sentir suya la ciudad mientras los edificios más emblemáticos brillan bajo la luna de Valencia, que por ahí dicen que es la más bonita del mundo.
Camps, imagínate que vuelves a repetir, muchos valencianos te estaríamos agradecidos. Da un paso al frente. Que se note que apuestas por nosotros, los que tenemos una cuenta corriente llena de telarañas pero queremos disfrutar igualmente de las noches de Valencia. Seguro que te echarías algún voto más al bolsillo.
Algo parecido hace Madrid cada año durante su noche blanca, cuando el centro de la ciudad se viste de gala y miles de madrileños recorren las calles disfrutando de eventos culturales y visitando museos.
¿Y Valencia qué?
Sí, también tuvimos nuestra noche de los museos, pero fue fría y huraña, y sin apenas repercusión mediática. Recuerdo hace un par de años, cuando Camps quería promocionar la Copa América, puso en marcha una noche alternativa. Espectáculos culturales en cada plaza de la ciudad, desde Viveros al Barrio del Carmen, con los museos abiertos para todo el público y las salas de exposiciones con animaciones y teatro en vivo. Lecturas del Tirant en lugares emblemáticos de Valencia, conciertos y actuaciones folclóricas. Todo reunido en el centro neurálgico de la ciudad. ¿Y el resultado fue? Miles y miles de valencianos abarrotando y pateando Valencia.
Pasó la Copa América y el señor Camps no ha tenido la más mínima intención de repetir. Ni la Generalitat ni el Ayuntamiento de Valencia nos ha concedido el gusto de disfrutar a aquellos que nos gusta la cultura de una noche blanca. Parece ser que el pueblo llano no merece esa clase de dispendios. En Valencia, si no eres parte de la clase alta o tienes la cartera llena, no puedes disfrutar de esos macroespectáculos que en otras ciudades sí hacen.
Y mientras tanto, los restaurantes de lujo que se construyeron en el puerto para aprovechar el tirón de la Fórmula 1 y de la Copa América, poco a poco van echando la persiana porque no hay Dios que acuda en pleno invierno a costear el precio de sus menús. Y los edificios monumentales que constituyen la Ciudad de las Ciencias, en vez de abrir sus puertas los domingos para aprovechar el tirón de los turistas, permanecen cerrados al público. La gente no quiere, ni puede, ocio de lujo. El valenciano de a pie quiere algo que a la Generalitat Valenciana le cuesta soltar porque no es rentable mediáticamente. El valenciano de a pie quiere ocio alternativo. Quiere ir al Palacio Reina Sofía o al Oceanográfico y que no le sangren los bolsillos por una entrada. Quiere difusión de la cultura a bajo coste. Quiere su noche blanca, su noche de espectáculo y ocio. Quiere sentir suya la ciudad mientras los edificios más emblemáticos brillan bajo la luna de Valencia, que por ahí dicen que es la más bonita del mundo.
Camps, imagínate que vuelves a repetir, muchos valencianos te estaríamos agradecidos. Da un paso al frente. Que se note que apuestas por nosotros, los que tenemos una cuenta corriente llena de telarañas pero queremos disfrutar igualmente de las noches de Valencia. Seguro que te echarías algún voto más al bolsillo.
4 comentarios:
Yo creo que Camps está pensando en otros asuntillos ahora mismo...
Pobret meu.
Desde Valencia...ciertamente yo ni me he enterado del tema de la noche abierta. Aunque si he visto en las noticias las de otras ciudades.
No hace falta que sea algo alternativo, simplemente con que sea "normal" y al alcance de todos, me basta.
Para el gobierno actual y la alcaldía del "Cap i Casal", la cultura en Valencia viene representada en un 95% por las Fallas y todo lo que le rodea. Ojalá que la cosa cambie.
Un saludo.
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