Ayer, el germá Juanmi me pasó el siguiente enlace del blog de Hernán Casciari que reproduzco a continuación. Creo que resume perfectamente las sensaciones que una serie como ‘Lost’ ha despertado en todos nosotros. Ojo porque tiene ciertos espoilers, así que si todavía no has visto la quinta, mejor abstente.
Lo más interesante de todo esto es que estamos hablando de una serie que ni siquiera vemos en español. La fiebre de Perdidos, quién la tiene —debemos de ser muchos— procede de una serie que vemos a través de una web o nos la bajamos vía emule con subtítulos. Ese es el milagro de ‘Lost’. Que ha traspasado muchas fronteras y ha creado una necesidad en los espectadores. La gente pasa olímpicamente de ‘Perdidos’ en los canales españoles, porque ya la ha visto. Es una serie que si te engancha la tienes que ver ‘online’. No puedes aguardar a que el canal de turno español le de por traducirla —al cabo de los meses— y nos la meta entre millares de anuncios y en horarios imposibles.
Ahora sí. Ya ha pasado un tiempo prudencial, ya los fanáticos del detalle y del fotograma han escrito en sus webs todo lo que había que decir sobre la quinta temporada de Lost. Sobre las incógnitas nuevas, sobre las viejas respuestas. Ahora, más tranquilo, me gustaría retomar la idea del placer por las historias.
En mi caso, sólo la literatura adolescente había logrado transportarme de un modo absoluto al misterio de la ficción. Twain, Conan Doyle, Verne y, por supuesto, Stevenson. Después uno crece y se convierte en experto. Deformación profesional, quizás madurez. Se ven los hilos de las historias; se disfruta, sí, pero menos. Lost me devolvió, de un golpe, la ingenuidad de no saber nada. La emoción de estar en blanco.
Desde 2004 (y con la única excepción de los mundiales de fútbol) hubo únicamente dos momentos cada año en los que me senté frente al televisor como si fuera un chico de doce que lee por primera vez literatura. Ocurrió cada vez que hubo una season finale de Lost, y también ocurrió las noches en que comenzaba una nueva temporada. Se puede decir, entonces, que ese milagro ha ocurrido la semana pasada por penúltima vez.
La quinta temporada, con sus altibajos, ha sido la mejor. No tiene que ver con las respuestas, sino con la certeza de un final. Ocurrirá con más fuerza dentro de ocho meses, cuando comencemos a ver las últimas diecisiete horas de la serie. Se acaba, y lo sabemos. Habrán sido seis años intensos en donde una cuestión es segura: la tele ha cambiado para siempre. Y nosotros con ella.
La forma de ver la tele, quiero decir. Empezamos a entender la importancia de la pausa y el debate en mitad de un diálogo, por ejemplo. La tele congelada, los espectadores hablando entre sí. La excelente costumbre de disfrutar una historia entre amigos, y no a solas. Lost inaugura una cultura nueva, la de ver series en los bares, con cien, con trescientas personas pegando gritos.
Quién lo iba a decir: la muerte del cine reinventa y mejora al cine. El cine es soledad, esto en cambio es “vivir juntos”, no es “morir solos”. Salir disparado a los foros después de un episodio, para reformular teorías. Hacer revisionismo. Buscar una escena de la tercera temporada para entender mejor un guiño de la quinta. Y compartirlo. Avisarle a los otros: a los amigos, a la novia, a los compañeros de piso o de trabajo. Y otra vez poner pausa. Alguien pone pausa y pregunta: “A ver, espera, ¿en qué año estamos?”.
Eso es Lost. El comienzo de la ficción monumental, de la saga memorable. De la tele llena de gente.
No. En este artículo de Espoiler no pienso hablar de Jacob, ni del antiJacob, ni tampoco haré teorías sobre el escenario de la sexta. ¡A mí que me importa todo eso, si de todos modos voy a disfrutar como un chancho! Me quedo con las miradas silenciosas de Jack, de Kate y de Sawyer cuando el primero deja caer una bomba (toda la historia de sus vidas) a un pozo sin fondo.
Lost son esos doce segundos en que nos quedamos sin respirar y esperamos una detonación que no ocurre. Toda la serie es eso: la casa en silencio, los chicos dormidos, nosotros con café o con ron, o con restos de pizza en los platos, volviendo con placer a la ingenuidad de la vieja literatura que creíamos perdida.
Eso es Lost. Esas miradas de terror y fascinación, de suspenso en estado puro. Mientras la bomba cae y cae y cae, mientras esperamos a ver qué pasa, sentimos la misma tristeza de Kate, de Jack y de Sawyer. ¿Y si todo esto que hemos vivido se acaba, si nunca ha ocurrido? ¿Y si no hubiéramos visto la serie cada semana, desde hace ya cinco años, si no nos hubiéramos enamorado de cada personaje? ¿Si fuéramos adultos y sólo mirásemos el informativo y las caídas de la bolsa, si sólo habláramos de política y del petróleo? ¿Y si no hubiéramos tenido tiempo, o ganas, de volver a creer en la ficción?
La bomba cae al pozo, cae lentamente; esperamos la detonación. No ocurre nada.
Antes Juliet había dicho: “Prefiero no haberte conocido nunca, antes que perderte”.
Y antes todavía, Miles había dicho: “¿Y si Jack estuviera en realidad causando aquello que intenta evitar?”.
Y antes todavía, hace cinco años, mi primo Guillermo llegó a casa y dijo: “Che, empezó una serie nueva, de unos tipos en una isla rara, les traje los tres primeros capítulos”.
Pausa.
Quiero poner pausa en esa última escena, y quedarme mirando el pasado un momento. Qué bueno fue que haya ocurrido. Cuántos jueves maravillosos llegaron después; qué pocos jueves nos quedan.
Vamos a echar de menos Lost, en 2011, como pocas otras cosas en la vida.
Hernán Casciari.
Lo más interesante de todo esto es que estamos hablando de una serie que ni siquiera vemos en español. La fiebre de Perdidos, quién la tiene —debemos de ser muchos— procede de una serie que vemos a través de una web o nos la bajamos vía emule con subtítulos. Ese es el milagro de ‘Lost’. Que ha traspasado muchas fronteras y ha creado una necesidad en los espectadores. La gente pasa olímpicamente de ‘Perdidos’ en los canales españoles, porque ya la ha visto. Es una serie que si te engancha la tienes que ver ‘online’. No puedes aguardar a que el canal de turno español le de por traducirla —al cabo de los meses— y nos la meta entre millares de anuncios y en horarios imposibles.
8 comentarios:
Madre mía. Lo que he aprendido yo con esta serie. Quién me lo iba a decir. La echaremos de menos, aunque ya me han comentado que vienen novedades que pintan muy bien....
Un saludo.
Impresionante lo de esta serie,la mejor.
Vaya con los guionistas,qué craks jeje,vamos igualitos que como los de las series españolas.
Una vez te acostumbras a las voces originales no hay vuelta atrás.
Por cierto, y sin querer sacarle taras a la que sigo considerando hoy por hoy: LA SERIE. ¿Es cosa mía o toda la inclusión de Jacob y su némesis parece metida con calzador, poco hilada con el resto de la serie, especialmente con las primeras temporadas? Sin ir más lejos recuerdo que al final de la primera la ABC lanzó un juego online cuyo premio era un video que explicaba el significado de los números de la escotilla y la motivación de los experimentos de la Dharma, muy ligados con la imposibilidad de parir en la isla, video que se colgó en youtube. De todo aquello apenas queda nada en los últimos capítulos, al contrario, parece que los guionistas decidieran salir por la tangente ante la imposibilidad de cerrar todos los hilos abiertos, justificando el quiebro con un simple pie de estatua. Hasta la resolución del misterio de la cabaña resulta tramposillo.
A Casciari hay que leerle de vez en cuando, porque muy de seguido, cansa. Pero conoce muy bien el formato serie.
Y lamentaría que el final de la serie, más esas trampas que comentaba Enric, se reducieran a una lucha entre el bien y el mal.
Mi teoría es que la última temporada de la serie se va a centrar en los 'perdidos'. A Jacob y al antijacob los han sacado buscando chicha para una futura saga de películas. Abrams está consiguiendo convertirse en un nuevo rey Midas cinematográfico y su Star Trek debe de estar funcionando muy bien. Imaginaros una gran producción dedicada a Perdidos, con mucha pasta por el medio, explicando los orígenes de la isla, los orígenes de esa civilización perdida que se insinua constantemente y la lucha entre esas dos entidades que nos han mostrado a última hora. Sería un puntazo. Es más, las películas podrían funcionar sin tener que haber visto toooda la serie ya que estaríamos ante un spin off.
En fin, que creo que acabo de formular más un deseo que una realidad.
Pues Star Trek va la segunda en recaudación con 161 millones de Usadólares, superada solo por Monstruos contra Alienígenas y por delante de Lobezno.
Yo no creo tanto como tú que hagan spin-off en forma de película, mi teoría es estreno mundial en cine del último capítulo(doble) de la serie.
Puede ser, aunque la Disney, a priori, no dice eso:
http://noticias.ya.com/cultura/12/05/2009/perdidos-disney-abc.html
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