Después de un mes conviviendo con el Papyre 6.1 creo que ya tengo un veredicto para los libros electrónicos: sobresaliente. La lectura es agradable, hasta el punto que de vez en cuando la mano busca la siguiente página, puedes leer horas y horas sin que se te canse la vista y el sistema es cómodo de manipular. A estas alturas creo que la persona que reniega del libro electrónico es porque no lo conoce o simplemente se aferra al romanticismo del papel. Yo, lector empedernido, me la sopla ese romanticismo. Lo digo muy en serio. Suelo comprarme un par de libros a la semana y sufro serios problemas logísticos a la hora de colocarlos en las estanterías (qué le vamos a hacer, no todos tenemos una biblioteca a nuestra disposición). Tampoco soy de los que abren el libro y aspira el olor de las páginas recién impresas. Que sí, que vale, que soy pragmático y poco dado a las sensiblerías. Si queréis que os diga la verdad: paso mucho de los olores y prefiero regodearme en el atractivo de las palabras. Para mí el libro es un simple formato —más o menos atractivo—, pero lo que más me importa es la historia en sí, el relato que se esconde entre las líneas, la historia que se desvela ante mis ojos y la posibilidad de leerla y releerla siempre que me venga en gana. Y todas esas posibilidades me las ofrece tanto el libro de toda la vida como el libro electrónico. Pues bienvenidos sean entonces los nuevos formatos que hacen más cómoda la vida.
Teniendo en cuenta todo esto, llega el momento de decir las cosas realmente claras, para eso basta echar un vistazo a la foto:
Por un lado podéis ver mi ejemplar de ‘Los hombres que no amaban a las mujeres’ comprado recientemente en Abacus y a su lado el ejemplar electrónico obtenido del emule. El precio de la primera versión es de 22,50 euros. El precio de la segunda es cero. Teniendo en cuenta que vivimos en un país en el que la piratería electrónica está a la altura de países subdesarrollados, que estamos inmersos en una crisis económica galopante y que nadie lee, ¿por qué opción se decantará nuestra sociedad en cuanto se establezca el sistema de lectura electrónica?
Para abordar el precio justo del libro electrónico tendremos que hacerlo desde una postura realista y acorde a los tiempos en que vivimos. Y como parece que el ministro de industria no va a hacerle mucho caso a corto plazo a la nueva ministra de cultura y todo indica que todavía faltan algunos añitos para normalizar las descargas de Internet, seamos claros, ¿cuál es el futuro real de la industria del libro?
Durante los últimos años, los consumidores nos hemos estado quejando de que los libros son caros. Como en España la industria del libro es un monopolio intocable y hay ciertos sectores intermediarios que han hecho el agosto a costa de editores, escritores, libreros y lectores, el precio del libro no ha hecho más que encarecerse una y otra vez. Así que las quejas de los consumidores han caído siempre en saco roto.
Nosotros ostentamos el poder sobre el mercado y si quieres lo coges, y si no lo dejas.
Pues bien, a la vuelta de la esquina está el libro electrónico y ahora sí que sí el «si quieres lo coges y si no lo dejas» no vale. Es decir, la industria del libro se va a enfrentar, por primera vez, a una competencia atroz e injusta en el precio de los libros, que son los programas de descarga gratuita. Y, repito, si desde Gobierno Central no se regula la situación de manera inminente, al mundo del libro le va a pasar lo mismo que a la industria audiovisual.
Ahora podéis explicarme a mí que la descarga gratuita es amoral y nociva para la industria, y yo os diré que sí, que tenéis más razón que un santo y que yo seguiré adquiriendo los dos o tres libros a la semana que me compro ahora y que, además, adquiriré libros electrónicos. Pero no es a mí a quién tenéis que convencer. Yo ya estoy convencido. A quien tenéis que convencer es al españolito medio que vive ahogado por una nómina, que está en el paro, que es estudiante, o que no le llega el sueldo a final de mes y que, en breve, podrá descargar libros por Internet y leerlos en su periférico igual que ahora escucha música o ve películas. Y a esos españolitos les va a importar un rábano la industria y la economía de la industria, porque a ellos lo único que le importa es su economía.
Para solucionar esta situación sólo hay una vía: precios ultraeconómicos y venta masiva. Que el libro valga un euro (o como mucho un euro y medio) y tratar de vender muchos libros. Pensemos que los costes de crear un libro electrónico son mínimos, así que habrá que invertir en publicidad y en dar a conocer ese título entre el público. Ahí es donde debería estar la verdadera madre de las batallas. Potenciar la venta masiva a base de publicidad y no a base de pilas en centros comerciales.
Y si alguien cree que la masa de consumidores va a responder al reclamo de cuatro o cinco euros por un archivo electrónico, lo va a llevar bastante claro. Estaremos empujando al libro a un abismo incierto en el que sería muy fácil caer.
A ver si nos enteramos de una vez que a partir de mañana ya no vamos a enfrentarnos a las quejas de los consumidores, sino a la voracidad de unos recursos domésticos que facilitan la adquisición de un producto de manera completamente gratuita. Y que la mentalidad de la gente es: «¿Por qué tengo que pagar cuando me puede salir gratis?». Y, por supuesto, que nadie me venga acusando de que hago apología cuando, en realidad, lo único que estoy haciendo es ser tremendamente realista.
Que tengan muy claro el mundo de la edición que mañana, cuando alguien se queje de que los libros son caros, no va a ser una simple pataleta sin respuesta. La amenaza está ahí. El emule convive en nuestros hogares y la tecnología avanza rápidamente. Ya lo dije en una ocasión y hoy lo vuelvo a repetir más claramente: todos los que estamos en la industria del libro tenemos una gran responsabilidad, y esa gran responsabilidad hay que asumirla sin perder de vista el futuro y siendo terriblemente realistas. En caso contrario, nosotros mismos nos pondremos la soga al cuello.
Teniendo en cuenta todo esto, llega el momento de decir las cosas realmente claras, para eso basta echar un vistazo a la foto:
Por un lado podéis ver mi ejemplar de ‘Los hombres que no amaban a las mujeres’ comprado recientemente en Abacus y a su lado el ejemplar electrónico obtenido del emule. El precio de la primera versión es de 22,50 euros. El precio de la segunda es cero. Teniendo en cuenta que vivimos en un país en el que la piratería electrónica está a la altura de países subdesarrollados, que estamos inmersos en una crisis económica galopante y que nadie lee, ¿por qué opción se decantará nuestra sociedad en cuanto se establezca el sistema de lectura electrónica?
Para abordar el precio justo del libro electrónico tendremos que hacerlo desde una postura realista y acorde a los tiempos en que vivimos. Y como parece que el ministro de industria no va a hacerle mucho caso a corto plazo a la nueva ministra de cultura y todo indica que todavía faltan algunos añitos para normalizar las descargas de Internet, seamos claros, ¿cuál es el futuro real de la industria del libro?
Durante los últimos años, los consumidores nos hemos estado quejando de que los libros son caros. Como en España la industria del libro es un monopolio intocable y hay ciertos sectores intermediarios que han hecho el agosto a costa de editores, escritores, libreros y lectores, el precio del libro no ha hecho más que encarecerse una y otra vez. Así que las quejas de los consumidores han caído siempre en saco roto.
Nosotros ostentamos el poder sobre el mercado y si quieres lo coges, y si no lo dejas.
Pues bien, a la vuelta de la esquina está el libro electrónico y ahora sí que sí el «si quieres lo coges y si no lo dejas» no vale. Es decir, la industria del libro se va a enfrentar, por primera vez, a una competencia atroz e injusta en el precio de los libros, que son los programas de descarga gratuita. Y, repito, si desde Gobierno Central no se regula la situación de manera inminente, al mundo del libro le va a pasar lo mismo que a la industria audiovisual.
Ahora podéis explicarme a mí que la descarga gratuita es amoral y nociva para la industria, y yo os diré que sí, que tenéis más razón que un santo y que yo seguiré adquiriendo los dos o tres libros a la semana que me compro ahora y que, además, adquiriré libros electrónicos. Pero no es a mí a quién tenéis que convencer. Yo ya estoy convencido. A quien tenéis que convencer es al españolito medio que vive ahogado por una nómina, que está en el paro, que es estudiante, o que no le llega el sueldo a final de mes y que, en breve, podrá descargar libros por Internet y leerlos en su periférico igual que ahora escucha música o ve películas. Y a esos españolitos les va a importar un rábano la industria y la economía de la industria, porque a ellos lo único que le importa es su economía.
Para solucionar esta situación sólo hay una vía: precios ultraeconómicos y venta masiva. Que el libro valga un euro (o como mucho un euro y medio) y tratar de vender muchos libros. Pensemos que los costes de crear un libro electrónico son mínimos, así que habrá que invertir en publicidad y en dar a conocer ese título entre el público. Ahí es donde debería estar la verdadera madre de las batallas. Potenciar la venta masiva a base de publicidad y no a base de pilas en centros comerciales.
Y si alguien cree que la masa de consumidores va a responder al reclamo de cuatro o cinco euros por un archivo electrónico, lo va a llevar bastante claro. Estaremos empujando al libro a un abismo incierto en el que sería muy fácil caer.
A ver si nos enteramos de una vez que a partir de mañana ya no vamos a enfrentarnos a las quejas de los consumidores, sino a la voracidad de unos recursos domésticos que facilitan la adquisición de un producto de manera completamente gratuita. Y que la mentalidad de la gente es: «¿Por qué tengo que pagar cuando me puede salir gratis?». Y, por supuesto, que nadie me venga acusando de que hago apología cuando, en realidad, lo único que estoy haciendo es ser tremendamente realista.
Que tengan muy claro el mundo de la edición que mañana, cuando alguien se queje de que los libros son caros, no va a ser una simple pataleta sin respuesta. La amenaza está ahí. El emule convive en nuestros hogares y la tecnología avanza rápidamente. Ya lo dije en una ocasión y hoy lo vuelvo a repetir más claramente: todos los que estamos en la industria del libro tenemos una gran responsabilidad, y esa gran responsabilidad hay que asumirla sin perder de vista el futuro y siendo terriblemente realistas. En caso contrario, nosotros mismos nos pondremos la soga al cuello.
30 comentarios:
Sería la solución ideal, pero me da a mí que los señores que hacen industria de esto desde un despacho van a continuar con su política de precios, beneficios, y criminalización y persecucción de los P2P. No confío mucho en ellos ni en su visión de "cultura para todos a precios populares"
De todas maneras, un libro electrónico descargado y leído por medio millón de usuarios es evidente que trae algún beneficio, para el autor o para la editorial, eso es evidente, aunque sea una descarga gratuita.
Yo llevo un año con mi papyre (de hecho, creo que te lo enseñé en Valdeavellano el año pasado), y puedo garantizarte que no es una moda pasajera ni un juguete del que acabes cansándote.
Como tú, sigo comprando libros en la librería. Pero leo mucho, muchísimo, en mi e-book. Más de una vez, una vez comprado el libro físico, me he descargado el electrónico porque, joder, es mucho más cómodo. El otro día me compré "Déjame entrar" y no veas lo que me jode lo grande y pesado que es (lo mismo me pasa con el tochazo -por páginas- de Félix J. Palma).
Posiblemente, la mejor solución sea la de Amazon con su Kindle: conexión 3G gratuita con la tienda estés donde estés. Te conectas, ves el catálogo de libros, compras el que te interesa y a los dos segundos ya lo puedes leer en tu ebook. Pero, claro, de momento sólo funciona en USA.
A ver qué pasa, pero está claro que van a jugar un papel en el futuro. Quizá no lleguen a reemplazar del todo los libros físicos, pero van a pegar un mordisco cada vez más grande de la tarta editorial. Ya verás CEDRO...
Bonito cacharro, amigo Grumm, aunque pésimo el mantel a cuadros.
C.
Bueno, me he quedado de una pieza. Llevaba unos dias esperando que te pronunciaras sobre el lector digital, sin tener una idea clara de qué nos contarías. Pues la verdad es que ha hablado muy clarito, zí zeñó. Irremediablemente el libro bajará al precio de 1 euro, si no es gratis del todo. ¿Pero no te entra el tembleque como escritor que quiere vender? ¿Qué pasará con tus ingresos como autor? Al margen de que los distribuidores, librerias, etc vayan al pairo. Es un tema muy serio, tío, que no va a compensar meter 500 horas en escribir un libro por el que vas a obtener: 0.5 euros por ejemplar descargado * 20'000 descargas = 10'000 Euros. Y ahora eres joven, pero cuando tengas niños y te compres una casa... no sé. No sé.
A veeer, 500 horas son 62 jornadas de 8 horas escribiendo, ponle los fines de semana y alguna revisión, vete a 3 meses de curro. ¿Y te pagan 10.000 euros? Yo me apunto ya. Lástima que no sea nada así.
¿Y realmente no cansa más la vista? Eso era lo único que me escamaba hasta hora.
No osbtante, debo admitir que yo soy de los románticos. ¿Qué le vamos a hacer? De todo debe haber en la viña del señor. Soy de los que sigue comprando vinilos y de los que, me temo, tendrá que seguir buscando huecos libres en el suelo para apilar libros.
Pero se agradece el detallado análisis. Porque, después de todo, también tengo lector de MP3, jejeje...
Alfredo, o sea que no se gana ni 10'000 euros por libro? Cuanto se gana, pues?
No puedo estar más de acuerdo.
Con las descargas P2P de música pierden las compañías, y los artistas muy poco en realidad, porque sus grandes ingresos vienen de los conciertos en directo.
Con los libros la cosa cambia, ya que no hay lecturas en dirento de novelas. Al peo con los intermediarios, con los distribuidores y con los grandes almacenes. Arriba con editoriales medianas y pequeñas que negociarán con el autor directamente su parte de los beneficios. ¿Un euro? Un precio perfecto, ¿quién no se compraría cuatro o cinco libros de una tacada? A ese precio, no al de ahora...
10.000 leuros por libro... jeje ojalá ¿no?
"Cuanto se gana, pues?"
Un adelanto, en España y en nuestro género, suele estar entre los 2500 y los 3500 euros. Y el 99% de las veces eso es todo lo que vas a ver.
En Francia los adelantos suelen ser el doble, pero tampoco es como para tirar cohetes.
El problema del libro electrónico es ¿y donde está la manteca? Tened presente que los costes de un libro antes de llegar a imprenta (quitale distribución impresión y tal) son de un 30% del PVP... Y aun euro como que no cuadra?
De todas maneras, todo esto es muy interesante. ¿No podrías dar un ABC del e-book?... Donde cargas contenidos, etc... Yo estoy interesado en uno pero
- A- puedo subrayar?
- B- puedo descargar pdf?(librerias virutales y tal)
Por rollos, en general lo que yo leo es pura y dura biblioarqueología, sólo disponible en pdf y me vendría de puta madre un lector de estos...
Dos cosas: la madre del cordero (para la subsistencia de la profesión de escritor, digo) no es que el libro valga 4 euros o 1,5 euros, sino cuál será el porcentaje que el autor se llevará de ahí. Entiendo que el 50% es más o menos lo que propones, y ahí estoy totalmente de acuerdo.
Y otra cosa: el españolito medio piensa que los libros son indecentemente caros pero paga 40 euros mensuales a telefónica sin pestañear por el acceso a internet. Mi conclusión es cara: es a las telefónicas a quienes hay que exigirles un canon de derechos por las descargas. ¿Que suben las tarifas? Da igual, el españolito las pagará, porque internet es imprescindible. Los autores necesitamos una SGAE para gestionar nuestros derechos de internet. CEDRO no sé muy bien a qué se dedica, la verdad (¿reproqué?)
Acabo de entrar y veo que los comentarios fluyen como un río entre rocas, saltan de un lado a otro, salpican, mojan y se hacen más cristalinas.
Mi postura es de sobra conocida, pero esta forma de conversar es lenta y nos dispersamos.
Así que don David/Tobías, te emplazo y a todos los coelgas a vernos en Valencia cuando presente su libro Vilar. Unas cervezas nos aclararán las ideas.
Yo estoy con Ismael, pero no en plan SGAE o Cedro. Que sea Hacienda la que recauda...
Una cosa está clara y es impepinable: Si todos los libros actualmente disponibles en el mercado de ciencia ficción, terror y fantasía pueden " e- obtenerse" legalmente, en " E-ediciones" " chulas", a un coste de, no sé, 60 euros en total ( pensad en todas las novedades, clásicos etc que ¡, a día de hoy, ofrece el mercado/en lugar de lo que está pasando " ahí fuera": por 60 euros dos, tres, con suerte cuatro volúmenes de toda la oferta disponible e interesante,la cual será absolutamente borrada del mapa del mercado en un plazo máximo de 6 meses -con la cantidad de libros interesantes que se queda uno sin " catar" por cuestiones puramente económicas) ...está clarísimo que es el final de un modo de hacer negocios, y que el que no lo vea está ciego. Si las editoriales que están " operativas" gozan de la visión suficiente como para " liderar" la transformación que va a producirse, sinceramente, cuesta creer que no ganaremos todos... Por dios, si hasta puedes irte " descargando" legalmente la traducción de obras de interés a medida que se produce, y por un precio justo... En fin las posibilidades son enormes. Explosivas, de hacho. Es más, las obras literarias ( y los autores) serán más vitales y abiertos que nunca... Y, además, creo que convivirán con el libro tal como lo hemos conocido ( al menos mientras " realidad virtual" no sea un sinonimo absoluto de realidad). Por que una cosa es que, por comodidad, me sirva de un lector electrónico y otra muy distinta que resista la tentación de " ver, tocar y oler y convivir" con mi obra u obras favoritas ( no olvidemos que detrás de la adqusición de libros hay un importantísimo componente fetichista , o más bien, de " ideología vital" - de hecho, gracias a las bibliotecas públicas, todos los libros están teoricamente disponibles, y sin embargo, esto lo que ha conseguido es multiplicar la venta de libros). En fin, lo cierto es que pensemos lo que pensemos se avecinan cambios. Y me da que van a ser brutales. Un abrazo de Victorderqui
Yo ya sé que seguramente nadie pensará como yo y alguno incluso creerá que me he vuelto (más) majara o estoy tirando piedras contra mi tejado pero... ¿por qué empeñarse que en el futuro tendría que existir una industria del libro? Es como tratar por todos los medios que en el futuro exista una industria del recorte de uñas artístico. Puede que sí y puede que no.
Ojo, hablo de ganar dinero con la escritura, no con que exista o no la escritura. Estoy convencido de que se gane dinero o no seguirá habiendo escritores. Es una necesidad humana de muchas personas. No puedes dejar de hacerlo aunque quieras: naciste así.
Es más, si ahora ningún autor -prácticamente- se gana la vida escribiendo; si los más grandes escritores de todos los tiempos vivieron en la ruina,... ¿por qué habría que subvencionar con impuestos la actividad en el siglo XXI -ya que obviamente, como bien dice David, con la llegada del libro electrónico, los beneficios se van al carajo: o subvencionas o nada gana un euro-? ¿El motivo sería porque es cultura? ¿Todos los libros son cultura? ¿Todos? ¿Y si no son todos, cuáles son? ¿Quién lo decidiría? O sea, crearíamos un funcionariado del libro, ¿no?
Y otro apunte para rematar la faena: descargar libros gratis de la mula (o de cualquier otro sitio) no es delito. Puedes considerarlo ético o no según tu propia ética, pero no es delito. Quizás es que la industria debería tratar de inventarse algo para sobrevivir, adaptarse a los tiempos, y no tratar de convertirse en un funcionariado como le está pasando a la musical.
El verdadero escritor siempre terminará escribiendo, gane dinero con ello o no. Es el gusanillo que dicen.
Nada de subvenciones públicas. Lo justo sería que pagase los derechos quien saca provecho económico de las descargas, osea los proveedores de internet. Pero entiendo que sería difícil técnicamente saber qué libros/discos se piratean más o menos para hacer un reparto justo...
De todas formas, el modelo iTunes no tendría por qué no funcionar con los libros. Hay un público considerable (y considerado) dispuesto a pagar precios razonables en lugar de descargárselo. Se paga 9'99 euros por un disco: ¿por qué tenemos que empezar nosotros ofreciendo nuestros libros por 1'5 euros? Estamos en el momento crítico de crear los estándares, vamos a intentar apuntar un poco más alto, chicos. Ya habrá tiempo de rebajas.
totalmente de acuerdo contigo David, tengo un papyre desde hace dos años y estoy encantado. pero he notado dos cosas:
1.- No dejo de comprar libros. Obviamente no todo está en internet disponible (no me refiero solo a novela, sino ensayo, crítica, etc...). Es decir, que no gasto menos en libros.
2.- Pese a que me bajo por puro vicio cantidad ingente de libros, me he dado cuenta que por muy lector compulsivo que sea, y la vida diaria es un freno, no me lo puedo leer todo. Ni aunque quisiera. Así que me puse a calcular el numero de libros que podía leerme en una vida normal (echa que me quedan, no se, 40 tacos más), y ya los tengo, pero son inabarcables. Así que sigo bajándolos pero por vicio puro y duro. De hecho se me jodió un disco duro y perdí muchísimo material, y aq a priori me mosqueó, luego me di cuenta que era como una enfermedad el atesorarlos porque no me los puedo leer todos ni de coña.
Y añado: no tengo problemas en adquirir libros por medio electrónico, como tu, por razones de espacio lo prefiero.
El caso es que me da la impresión que las editoriales viven al margen del tema, no quieren verlo. En la ultima reunion de editores de españa asistí, y tenían una mesa dedicada al tema electrónico con un sabio que vino de inglaterra, pero se quedaron en la tecnología y apenas tocaron el impacto que tendría en el mercado. No quieren verlo. No se sabe cómo tratarlo.
Mazarbul
Ufff... madre mía, ni loco esperaba una reacción semejante al post (y lo peor es que he salido a currar esta mañana a las ocho y vuelvo ahora y veo, de golpe, todos vuestros mensajes super-razonados y muy sensatos). Mañana al mediodía entraré un poco más en la discursión (el curro manda, sorry), pero he visto un par de dudas respecto al periférico que me gustaría responder:
- A- puedo subrayar?
En el mío no, desde luego. Es simplemente un lector, que es lo que yo buscaba. Sí, soy de los 'extraños' que todavía reniegan de tooodas las funciones de un movil y buscan el aparato más simple para poder hablar.
- B- puedo descargar pdf?(librerias virutales y tal)
El pdf tiene un problema, que no está maquetado para el periférico. Cada sistema tiene su propia maquetación. Supongo que cuando el sistema se implante, comenzará a verse más variedad hasta que se quede solamente un tipo de lector. Algo así como pasó como el VHS y el VETA. Aunque yo tampoco soy la voz más autorizada para hablar de este tema.
Eso sí, cada vez escucho más voces dentro del mundo editorial que advierten que la llegada del libro electrónico está muy próxima.
Lo que sí que veo claro es que bajarán los precios de los libros de papel. Se editarán más rápido, y en mayor cantidad, libros de bolsillo a 4 Eur. Descuentos de 3 libros x 10 eur. Yo por ese precio sigo leyendo en papel.
Sin duda es el futuro. Aunque mientras siga el baile de formatos y no haya una oferta de títulos comparable al papel, un servidor no se gasta un céntimo en un lector de esos, que baratos, baratos, no son.
Ismael: si a las compañías que permiten descargarse cosas se les obliga a pagar a los artistas (canon o como quieras llamarlo), es una subvención (o impuesto, como quieras llamarlo). Es decir, no se le está pagando al que genera el valor como empresa, sino que se le obliga a otra empresa a que mantenga a esa persona. Algo un tanto difícil de entender.
Lo único que no sería subvención/impuesto sería que esas compañías de comunicaciones sacaran beneficio del hecho de permitir a sus usuarios copiar cosas (porque por ejemplo si no lo permitieran, no tuvieran usuarios). Si fuera así, entonces, estaríamos hablando de que las empresas de comunicaciones fagocitarían a los autores y los tomarían como parte de sus plantillas, y los autores trabajarían para ellas dándoles contenidos que todos pudieran copiar y cobrando de los beneficios de esas empresas por crear un valor que la gente quiere descargarse a través de esas empresas.
Es una opción. Mu rara. Pero es una opción... ¿y quién dice que el futuro se tiene que parecer en algo al ahora?
>>Es más, si ahora ningún autor -prácticamente- se gana la vida escribiendo; si los más grandes escritores de todos los tiempos vivieron en la ruina,...
La gente no se gana la vida escribiendo, pero los escritores de primer nivel (e incluso de segunda) sí que se sacan una buena tajada.
Yo no creo en la literatura gratuita, ni en el arte libre. Detrás de la literatura hay un negocio del que viven familias enteras. Yo mismo no vivo de la literatura, pero la literatura es un complemento magnífico para mi trabajo profesional.
Yo lo tengo muy claro: la literatura requiere dedicación y tiempo. Escribir un buen libro no es jauja, requiere esfuerzo, trabajo y tesón. Escribir un libro es divertido. Cuando has escrito cinco o seis o siete... requiere desgaste y sacrificio. Los mejores libros son aquellos que se cocinan con calma. Un trabajo de 40 horas semanales impide que el escritor madure y cuaje. Otra cosa es que seas funcionario y tengas horas libres que invertir.
Pero, a mi entender, un trabajo diario requiere tal cantidad de recursos que impide al escritor desarrollar al 100% sus capacidad literaria.
Ayer, en Moncofa, con mis alumnos, discutíamos sobre el mundillo literario y les comentaba que en el circuito de un libro el que cobra menos es el escritor. Eran niños de 10, 11 y 12 años y se llevaban las manos a la cabeza al vislumbrar la dura realidad. Entonces uno hizo la pregunta clave: David, ¿por qué en la industria del libro todo el mundo es profesional excepto el que pone la idea o la materia prima?
... ... ...
Grandes misterios de la vida.
¿Los autores no generamos valor? Hmm, yo creo que sí.
Si fuera técnicamente o legalmente posible impedir las descargas ilegales, no te quepa duda de que mucha gente perdería el interés por pagarse un ADSL. De manera que las telefónicas SÍ sacan tajada del trabajo ajeno.
De todas formas sé que no se pueden poner puertas al campo. Más vale que los escritores empecemos a aprender a bailar, o cantar, o salir en tertulias televisivas, porque de las ventas no va a vivir ni el tato. Efectivamente, no tenemos ni idea de cómo será el futuro.
Próximamente, en "Mira quién baila", David Mateo e Ismael Biurrun... jejeje... no he podido evitarlo :)
Interesantísima la entrada y, por supuesto, los comentarios bien razonados de quienes me preceden.
Personalmente, sí me considero un romántico, en el sentido de que me encantan los libros no solo por lo que narran (que sí, sobre todo por ello), sino también por lo que les rodea: el olor, la edición, su tipografía... y tantos otros aspectos de índole no literaria. Sin embargo, llevo años con la mirada fija en los libros electrónicos, esperando pacientemente a que aparezca un formato adecuado, de calidad, y a precio asequible. Lo primero está cerca, y en algunos aspectos ha llegado. Lo segundo, viene de camino. Por mi profesión (informático), uno de los aspectos que más valoraría de un libro electrónico sería poder leer libros técnicos en él. Son libros que da pereza comprar, que en castellano superan los 40 ó 50 euros el ejemplar, y en inglés tienes que pedirlos fuera, tardan en llegar y sabes que están irremisiblemente condenados a quedar obsoletos en un par de años. Así, el formato electrónico es ideal para ellos, pero los dispositivos aún cojean un poco (el aspecto de tomar notas, la navegación en hipertexto en la que flaquea hasta el mismísimo Kindle, etc).
Así las cosas, creo que compraré, llegado el momento, uno de estos dispositivos, pero que no dejaré de comprar libros en papel. Como bien apuntáis, posiblemente los precios bajen por la propia competencia con sus equivalentes electrónicos, o aparezcan antes las ediciones de bolsillo. Ahora bien, también creo que los libros electrónicos deben tener un precio asequible a la par que justo para los escritores (redactores y revisores, si los hubiera) y para compensar la distribución (publicidad, hosting, servicio de venta, impuestos...). No todos los libros son Cultura (así, con mayúsculas), pero sí creo que el trabajo del autor debe estar recompensado. Que le guste o no, es otra cosa. A mí me gusta mi trabajo, pero no por ello creo que tenga que trabajar gratis, ¿no creéis? Lo que sí es cierto es que, de no "ponerse las pilas", el mercado editorial se va a enfrentar en breve a los mismos problemas que el discográfico.
Aparte del tema de los libros, otro aspecto en el que veo positivos estos aparatejos es en la lectura de otros documentos: revistas, periódicos y algo que me parecería más que interesante: lector de RSS.
Saludos.
Por cierto, y perdón por la nueva entrada en escena. Se me olvidaba un uso interesantísimo que nos haría más libres de las editoriales: la total disponibilidad de títulos, y el NO rotundo a la descatalogación de obras por meros parámetros de venta y disponibidad de espacio en las baldas para dar cabida al bestseller de turno :)
Por cierto, y perdón por la nueva entrada en escena. Se me olvidaba un uso interesantísimo que nos haría más libres de las editoriales: la total disponibilidad de títulos, y el NO rotundo a la descatalogación de obras por meros parámetros de venta y disponibidad de espacio en las baldas para dar cabida al bestseller de turno :)
David: claro que escribir una novela se lleva horas (ya te digo, y meses también, y años ;P). Y los trovadores también le dedicaban sus horas y sus meses y sus años de vida en recuperar historias, dándoles forma, interpretándolas... Y no existen hoy en día como negocio que dé dinero (salvo que los identifiques con los actores de teatro, que no es lo mismo).
Estás diciendo, de hecho, lo mismo que yo: si necesitas tanto tiempo para crear algo que dé dinero (no sólo por gusto), o bien debe dar dinero por sí mismo (lo cual va a ser que no dentro de nada, incluso para esos pocos que ahora se ganan la vida con ello) o bien te conviertes en funcionario y realizas una función pública consistente en escribir libros (si el resto de ciudadanos aceptan, puesto que estamos en democracia, que se dediquen sus impuestos a eso, porque lo mismo te consideran un mal escritor -alguien tendrá que decidir quién accede a ese puesto-, o incluso no les interesan los libros en general). Los cánones tipo SGAE actuales van en ese sentido: convertir una actividad privada en una actividad funcionarial (pagada con dinero de todos).
La única otra opción que veo es la que he comentado más arriba de que te pongas a sueldo de una operadora telefónica como proveedor de contenidos (que se van a copiar una y otra vez a través de los cables de esa operadora).
Lo que digo, al fin, es que quizás el oficio de novelista en la forma actual como industria (es decir, como algo que dé dinero por sí mismo), no pueda seguir existiendo en el siglo XXI. Sí, estoy diciendo que la tecnología actual más el libre mercado puede suponer perder el arte de la novela tal como existe hoy. ¿Nos duele? A los que se quieren ganar la vida con ello de la misma manera que hoy en día, mucho; a los que quieren mejorar como escritores dedicándoles horas que no tienen, como hay que hacer hoy en día, mucho. Pero es que el libre mercado y la democracia no entienden de que te duela o no, qué le vamos a hacer.
David, yo también tengo un Papyre y básicamente estoy de acuerdo.
Pero el motivo de este comment es pedirte un favor como autor. Me he autopublicado un libro de cuentos y ofrezco la descarga gratuita del ebook corractamente maquetada para su lectura:
http://www.guiadeconcursos.com/Concursos/?page_id=1165
Lo pongo a tu disposición por si te apetece descargarlo y leerlo. En caso de que lo hagas agradecerái que hicieras algún comentario el respecto en el blog.
Un saludo
Javi de Ríos
Hola Javi, creo que me mandaste un email y se me pasó responderlo en el momento y ya se trasladó al cajón de los olvidos. Disculpa.
El caso es que ahora mismo ando con un par de proyectos encima de la mesa y, desgraciadamente, apenas tengo tiempo para leer otra cosa que no sean libros relacionados con ese tema. Si te parece, ahí queda tu referencia, que la gente se anime a descargar el libro y de aquí a unos meses, cuando vaya menos agobiado, le echo un ojo.
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