Que no os quepa duda, estamos ante una de las mejores películas del año y, probablemente, de los últimos tiempos. Antes que nada, me niego a llamar a esta película «500 días juntos» y me quedo con el original: «500 days of summer», un título lleno alegorías y metáforas argumentales que se ajusta muchísimo más que la adaptación española.
La historia podría definirse como una comedia romántica, pero nos quedamos cortos. Cabalga entre lo comercial y lo independiente, con una pareja de actores Joseph Gordon-Levitt y Zooey Deschanel que, simplemente, se salen de lo bien que interpretan.
La premisa de la película no puede ser más sencilla: chico conoce chica, chica conoce chico, chico se enamora perdidamente de chica y… a partir de ahí todo se vuelve terriblemente real. Su director, Marc Webb, hace un uso magistral de los flashback y de los flashforward (que ahora están tan de moda) para llevarnos de un punto a otro de la historia de amor entre Tom Hansen, un joven arquitecto, timorato y romanticón que trabaja en una empresa de diseño de postales, y Summer Finn, una chica independiente que no cree en el amor y que prefiere vivir la vida sin compromisos. He dicho al principio que estamos ante una comedia romántica, pero definir una historia como ésta resulta bastante complicado. Es una película que retrata una relación entre dos jóvenes sentimentalmente opuestos, de una forma tan pasmosamente natural que en ciertos momentos acabas convirtiéndote en cómplice de su amor y en otros te ahogas en el desquiciante contexto de sus disputas.
La película está llena de detalles primorosos que narran de forma muy amena esa relación (¡cojonudo el guiño que hacen al graduado!), desde la visita al Ikea a las incursiones a la tienda de discos de música independiente. Además, siempre encontramos una voz en off, lejana e indefinida, que resalta los momentos más interesantes; pero el vigor de la película lo imponen los diálogos, unos diálogos entretejidos desde la más pura realidad cotidiana. Hay muy pocos secundarios, pero cada uno aparece en el momento adecuado y con una voz referencial que va guiando al pobre Tom Hansen en los momentos más desalentadores de la película, especial mención merecen tanto su jefe (la escena en la que le pide a Tom que deje de hacer postales románticas para hacer postales de condolencias es buenísima) como su hermana.
Sí que es cierto que en algunos instantes «500 days of summer» tiene sus ramalazos moñas —resulta inevitable, es una película de amor y el amor provoca que hagamos muchas tonterías—, pero es que el ocaso del film, que en ningún momento se esconde debido a esos flashforwards continuos, es tan angustioso y deprimente que acaba calcinando cualquier recuerdo romántico.
«500 days of summer» tan pronto te dibuja una sonrisa tonta en los labios, como te provoca un estremecimiento en el pecho y te lleva a la depresión. Hay escenas, sobre todo en la última parte de la película, que son tan estremecedoramente reales que te obligan a reflexionar, a mirar tu propio pasado y a pensar que, en cierto modo, el cine puede llegar a ser un perfecto retrato de las emociones humanas. Estamos ante una joya cinematográfica que nadie debería dejar de ver porque a nadie le resultará indiferente. Una película hecha con mucho coco, con mucho corazón y, sobre todo, con muchos riñones… porque al fin y al cabo la vida acaba convirtiéndose en un mosaico de sentimientos que se mecen entre el día y la noche.
Indispensable, no dejéis de verla.
La historia podría definirse como una comedia romántica, pero nos quedamos cortos. Cabalga entre lo comercial y lo independiente, con una pareja de actores Joseph Gordon-Levitt y Zooey Deschanel que, simplemente, se salen de lo bien que interpretan.
La premisa de la película no puede ser más sencilla: chico conoce chica, chica conoce chico, chico se enamora perdidamente de chica y… a partir de ahí todo se vuelve terriblemente real. Su director, Marc Webb, hace un uso magistral de los flashback y de los flashforward (que ahora están tan de moda) para llevarnos de un punto a otro de la historia de amor entre Tom Hansen, un joven arquitecto, timorato y romanticón que trabaja en una empresa de diseño de postales, y Summer Finn, una chica independiente que no cree en el amor y que prefiere vivir la vida sin compromisos. He dicho al principio que estamos ante una comedia romántica, pero definir una historia como ésta resulta bastante complicado. Es una película que retrata una relación entre dos jóvenes sentimentalmente opuestos, de una forma tan pasmosamente natural que en ciertos momentos acabas convirtiéndote en cómplice de su amor y en otros te ahogas en el desquiciante contexto de sus disputas.
La película está llena de detalles primorosos que narran de forma muy amena esa relación (¡cojonudo el guiño que hacen al graduado!), desde la visita al Ikea a las incursiones a la tienda de discos de música independiente. Además, siempre encontramos una voz en off, lejana e indefinida, que resalta los momentos más interesantes; pero el vigor de la película lo imponen los diálogos, unos diálogos entretejidos desde la más pura realidad cotidiana. Hay muy pocos secundarios, pero cada uno aparece en el momento adecuado y con una voz referencial que va guiando al pobre Tom Hansen en los momentos más desalentadores de la película, especial mención merecen tanto su jefe (la escena en la que le pide a Tom que deje de hacer postales románticas para hacer postales de condolencias es buenísima) como su hermana.
Sí que es cierto que en algunos instantes «500 days of summer» tiene sus ramalazos moñas —resulta inevitable, es una película de amor y el amor provoca que hagamos muchas tonterías—, pero es que el ocaso del film, que en ningún momento se esconde debido a esos flashforwards continuos, es tan angustioso y deprimente que acaba calcinando cualquier recuerdo romántico.
«500 days of summer» tan pronto te dibuja una sonrisa tonta en los labios, como te provoca un estremecimiento en el pecho y te lleva a la depresión. Hay escenas, sobre todo en la última parte de la película, que son tan estremecedoramente reales que te obligan a reflexionar, a mirar tu propio pasado y a pensar que, en cierto modo, el cine puede llegar a ser un perfecto retrato de las emociones humanas. Estamos ante una joya cinematográfica que nadie debería dejar de ver porque a nadie le resultará indiferente. Una película hecha con mucho coco, con mucho corazón y, sobre todo, con muchos riñones… porque al fin y al cabo la vida acaba convirtiéndose en un mosaico de sentimientos que se mecen entre el día y la noche.
Indispensable, no dejéis de verla.
8 comentarios:
a) Rafa Alonso, si mañana se acabara el mundo y hoy estuvieras en la calle con diez euros en el bolsillo, no lo dudes, métete en un cine y mira esta película. Al día siguiente podrás jactarte de morir viendo una obra de arte.
b) Pedro, esta es una gran película de amor y desamor, no 'Luna nueva'. Dile a esas tres personas que vayan a verla y verás como regresan echas polvo al trabajo.
Pero salen zombis o aquí qué coño pasa??
Claudio, cariño, en la vida real muy de vez en cuando las cosas se arreglan sin derramamiento de sangre. Como en esta película.
Tengo muchas ganas de verla, he oído habalr bien de ella y lo poco que he visto me ha parecido bastante sugerente. Tras leer tu comentario estoy aún más decidido. Veremos qué tal.
Por fin una película que reseñas que he visto. Estoy de acuerdo con cada una de tus palabras. Es una historia que te hechiza y se te atraganta a la vez. Desde Los amantes del círculo polar no había visto en el cine nada tan romántico. Es una película de sobresaliente sin ninguna duda. Que pena que haya pasado desapercibida entre tantos rolletes.
Ufff... a mí es que 'Los amantes del circulo polar' me pudo. Me parece mucho mejor '500 días juntos', más natural, más próxima, más íntima, más profunda, más sugerente. Menos abstracta y más llena de realidad y sentimientos. Más cercana.
Pero ya se sabe, para gustos colores.
Peliculón al estilo Cosas que nunca que dije o Todo es mentira. Haces bien comentándola pues mucha gente corre el riesgo de dejarla pasar confundiéndola con la comedia romántica tonta e insípida de turno.
Ok, tomo nota y aprovecho para recomendarte las dos pelis de "perejitas" dirigidas por Richard Linklater: "Antes del Amanecer" y su continuación madura, "Antes del anochecer".
Ya se que parece otra cosa, pero no tienen que ver con el cine de vampiros...
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