Recuerdo que hace seis o siete años, cuando tomé la firme decisión de que quería ponerme a escribir y publicar, la percepción general de mi entorno era la de: «¡¡Estás loco, si sólo logran publicar cuatro afortunados en esta vida!!». Ese era el tufillo que se respiraba en Internet, cuando publicar no estaba de moda, y todo el mundo sabía que ponerse a llamar de puerta en puerta y de editorial en editorial era un sacrificio brutal.
Entonces las cosas eran mucho más sencillas; de género fantástico había cinco editoriales, tres o cuatro inaccesibles y las otras dos saturadas de libros. No había más. Todas estas pequeñas editoriales que hoy florecen en Internet y que nadie sabe de dónde vienen o a dónde van, no existían. Era sota, caballo y rey… y ya está. No había riesgo de equívoco: o no publicabas, que era lo más normal, o se producía el milagro de Lourdes y el editor de turno te hacía caso… y entonces ya podías dar gracias a todos los santos por haber conseguido un milagro.
Así me sentí yo con «Nicho de reyes» y Jorge de Equipo Sirius. Y aún hoy me sigo sintiendo un privilegiado cuando una pequeña o gran editorial me llama para decirme que les interesa mi trabajo. Porque soy un hijo del «Nuestro plan editorial está completo, pruebe el año que viene», porque he escuchado los terribles sacrificios que asumían escritores más veteranos, porque soy descendiente del NO y el SÍ era esa amante voluptuosa que siempre te daba la espalda.
Ahora los tiempos, gracias a Dios, han cambiado. Los autores españoles no están tan mal vistos, existen muchas editoriales pequeñas (incluso se las recompensa) y parece que el discurso de que los escritores españoles de género somos inmaduros se queda relegado a pequeños reductos con sabor a rancio. Pero permítanme ponerme el disfraz de abuelo cebolleta y recordarles algo que ningún autor debería olvidar: «Publicar es un privilegio.» Con ese pensamiento en la cabeza, seremos realistas y, sobre todo, lógicos a la hora de encarar una oferta de publicación. Cuando tengamos un contrato delante, pensemos mucho en la distribución, en la tirada lógica para abastecer un mercado, en los beneficios adecuados para un trabajo tan colosal como escribir un libro.
Vivimos en una época materialista y engañosa, en donde clonar un libro profesional es sumamente fácil… pero luego encontrar los canales de distribución adecuados ya es otro cantar. Hemos pasado del «Publicar es difícil» al «Publicar es fácil», Internet nos inunda con empresas profesionales falsas y mensajes cuyo único objetivo es atraer al incauto. Por favor, pensad en lo mucho que os ha costado escribir ese libro que tanto amáis y, una vez tengáis las cosas claras, afrontad el mundo editorial con la cabeza bien asentada. No permitáis que nadie os venda la burra, que no os ciegue el ansia de publicar. Huid de cláusulas leoninas que apenas os aportan nada. Que la ilusión de ver el primer libro publicado no os ponga una venda en los ojos. Las tiradas minimalistas, los beneficios exangües, ni permiten llegar a editoriales más grandes, ni compensan vuestras horas de trabajo y, con el tiempo, ni siquiera satisfacerán vuestro ego. Al contrario, puede que traigan más lágrimas que sonrisas. Con todo esto no quiero desalentaros, ni mucho menos, ya sabéis que el mensaje que se lanza continuamente desde este blog es apoyo y aliento para los nuevos escritores, pero tratad de superar la bisoñez, que una comadreja con pocas ínfulas no os tome por pardillos, no os dejéis arrastrar por el consumismo fácil. Publicar profesionalmente sigue siendo un privilegio. El «Publicar es fácil» es una gran mentira. Sólo existe el «El publicar es difícil». Si atendéis a esta norma, esquivaréis muchas trampas y llegaréis a buen puerto, tardéis más o tardéis menos, pero llegaréis. El tiempo nos hace a todos escritores y nos espabila el alma.
Recordad, la literatura comercial es una amante caprichosa que pide mucho y da poco. Pero no araña, ni muerde, ni clava sus colmillos hasta desangrarte. Es amante, no gata celosa. Ni hiere, ni es dolosa, ni provoca lágrimas en sus inicios. Es una amante seria y formal que si le correspondes adecuadamente, siempre estará ahí para volver a abrirse de piernas. Y puede ser más guapa o más fea, fiel o promiscua, pero en ciertos aspectos siempre es honrada y, aunque te pida sacrificio cuando empiezas, siempre te da más a cambio, sino no habría escritores.
Entonces las cosas eran mucho más sencillas; de género fantástico había cinco editoriales, tres o cuatro inaccesibles y las otras dos saturadas de libros. No había más. Todas estas pequeñas editoriales que hoy florecen en Internet y que nadie sabe de dónde vienen o a dónde van, no existían. Era sota, caballo y rey… y ya está. No había riesgo de equívoco: o no publicabas, que era lo más normal, o se producía el milagro de Lourdes y el editor de turno te hacía caso… y entonces ya podías dar gracias a todos los santos por haber conseguido un milagro.
Así me sentí yo con «Nicho de reyes» y Jorge de Equipo Sirius. Y aún hoy me sigo sintiendo un privilegiado cuando una pequeña o gran editorial me llama para decirme que les interesa mi trabajo. Porque soy un hijo del «Nuestro plan editorial está completo, pruebe el año que viene», porque he escuchado los terribles sacrificios que asumían escritores más veteranos, porque soy descendiente del NO y el SÍ era esa amante voluptuosa que siempre te daba la espalda.
Ahora los tiempos, gracias a Dios, han cambiado. Los autores españoles no están tan mal vistos, existen muchas editoriales pequeñas (incluso se las recompensa) y parece que el discurso de que los escritores españoles de género somos inmaduros se queda relegado a pequeños reductos con sabor a rancio. Pero permítanme ponerme el disfraz de abuelo cebolleta y recordarles algo que ningún autor debería olvidar: «Publicar es un privilegio.» Con ese pensamiento en la cabeza, seremos realistas y, sobre todo, lógicos a la hora de encarar una oferta de publicación. Cuando tengamos un contrato delante, pensemos mucho en la distribución, en la tirada lógica para abastecer un mercado, en los beneficios adecuados para un trabajo tan colosal como escribir un libro.
Vivimos en una época materialista y engañosa, en donde clonar un libro profesional es sumamente fácil… pero luego encontrar los canales de distribución adecuados ya es otro cantar. Hemos pasado del «Publicar es difícil» al «Publicar es fácil», Internet nos inunda con empresas profesionales falsas y mensajes cuyo único objetivo es atraer al incauto. Por favor, pensad en lo mucho que os ha costado escribir ese libro que tanto amáis y, una vez tengáis las cosas claras, afrontad el mundo editorial con la cabeza bien asentada. No permitáis que nadie os venda la burra, que no os ciegue el ansia de publicar. Huid de cláusulas leoninas que apenas os aportan nada. Que la ilusión de ver el primer libro publicado no os ponga una venda en los ojos. Las tiradas minimalistas, los beneficios exangües, ni permiten llegar a editoriales más grandes, ni compensan vuestras horas de trabajo y, con el tiempo, ni siquiera satisfacerán vuestro ego. Al contrario, puede que traigan más lágrimas que sonrisas. Con todo esto no quiero desalentaros, ni mucho menos, ya sabéis que el mensaje que se lanza continuamente desde este blog es apoyo y aliento para los nuevos escritores, pero tratad de superar la bisoñez, que una comadreja con pocas ínfulas no os tome por pardillos, no os dejéis arrastrar por el consumismo fácil. Publicar profesionalmente sigue siendo un privilegio. El «Publicar es fácil» es una gran mentira. Sólo existe el «El publicar es difícil». Si atendéis a esta norma, esquivaréis muchas trampas y llegaréis a buen puerto, tardéis más o tardéis menos, pero llegaréis. El tiempo nos hace a todos escritores y nos espabila el alma.
Recordad, la literatura comercial es una amante caprichosa que pide mucho y da poco. Pero no araña, ni muerde, ni clava sus colmillos hasta desangrarte. Es amante, no gata celosa. Ni hiere, ni es dolosa, ni provoca lágrimas en sus inicios. Es una amante seria y formal que si le correspondes adecuadamente, siempre estará ahí para volver a abrirse de piernas. Y puede ser más guapa o más fea, fiel o promiscua, pero en ciertos aspectos siempre es honrada y, aunque te pida sacrificio cuando empiezas, siempre te da más a cambio, sino no habría escritores.
4 comentarios:
Muy sensual tu metáfora. Lo pones a huevo para rematar con eso de "encima de puta, no voy a pagar la cama". Un escritor JAMAS debería pagar la cama, léase la edición de su trabajo. El 10% de los beneficios (que no del PVP) ya es bastante leonino como para aceptar cosas inferiores.
Estoy contigo, David. Publicar consiste en que alguien quiera publicarte, no en que tú quieras que alguien te publique a toda costa. Por eso es tan difícil.
Lo otro es... pagar la cama.
Por cierto, Ismael, enhorabuena. Ya voy por la mitad de "Rojo alma, negro sombra" y estoy descubriendo matices intimistas supersugerentes y una historia que se hilvana y se hilvana hasta formar una compleja madeja.
El hilo de la madre y el hijo me encanta.
Gracias, compañero. A ver cuándo se le puede hincar el diente a tu "Noches de sal", tengo la intuición de que me va a gustar, por lo que has apuntado aquí.
Se está cociendo, se está cociendo... a ver si sale un guiso de habichuelas o un cocido con sustancia.
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