El sendero hacia la alquimia

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Toda historia tiene una simiente. Hace cosa de tres o cuatro años me dio por escribir un relato épico ambientado en el Siglo XV con Blanca de Navarra y una hija putativa del diablo llamada Nieves. En realidad era una adaptación del cuento de Blancanieves en el que la madrastra era la buena y la cándida princesita la mala. En el relato aparecían todos los ingredientes de una novela épica: brujería, un ejército trasgo (llamado las Siete Coronas, por aquello de los siete enanos) asaltando los Pirineos, una espada mágica que pertenecía a Martín I de Sicilia… Al final, todo se resolvía con una magna batalla que incluía una manzana envenenada y un beso que despertaba a una reina hechizada y unía de por vida los reinos de Navarra y Aragón.
La verdad es que el resultado final de ‘El regalo de boda’ me gustó tanto que comencé a darle vueltas a la idea de ampliarlo. Pero la historia no daba para mucho, así que lo dejé tal como estaba. Por entonces estaba trabajando en un segundo cuento: Gloria del padre, ambientado en la Alejandría de Cleopatra, Marco Antonio y Octavio. Había sunus por el medio y mucha providencia divina. Ese batiburrillo me gustó, aunque el argumento del cuento seguía un poco más "las reglas de la realidad".
Fue entonces cuando comencé a preguntarme: ¿cómo sería el pasado de ‘El regalo de boda’? Un mundo semejante al nuestro, paralelo a nuestra propia realidad, en el que existieron otras razas, otras entidades mayores y toda esa magia perduró hasta la Edad Media.
Empecé a darle más y más vueltas y creé un campo de batalla original para la historia, retomando la maestría de los sunus egipcios, llevando al límite la ferocidad de los sumerios y recogiendo la semilla pseudo-mitológica-religiosa que empapaba ‘El regalo de boda’. Pero me faltaba la guinda del pastel, un escenario interesante para llevar a cabo la novela, el punto álgido donde conducir aquella pugna imaginaria de civilizaciones. Entonces di con este maravilloso mapa:


La Pentápolis, las cinco ciudades ‘malditas’ del Mar Muerto. Si Dios denostó Sodoma y Gomorra… ¿por qué no iba yo a agenciármelas para hacer una novela? Al fin y al cabo, lo que le sobra a Dios puede ser de mucha utilidad a los hombres. Continué dándole vueltas y más vueltas a la posibilidad de utilizar ese escenario y los resortes de la historia cuadraron más. La Pentápolis debió de ser una zona poderosa en su tiempo, con innumerables reservas de asfalto y sal que les proporcionaba el Mar Muerto. Un pequeño imperio enclavado entre el desierto y las colinas de Judá y la llanura filistea.
A partir de ese momento comencé a recrear un mundo antiguo con referencias reales del nuestro, pero completamente original. Un mundo de ninfas, con descendientes de nephilims, con los sumerios convertidos en un poderoso ejército a las órdenes de un heredero de Gigamesh, con mucha alquimia y, sobre todo, con un largo viaje que poco a poco ahondara en la mitología que había desencadenado que ese mundo fuera tan diferente al que nosotros conocemos, pese a que ambos habían partido de una pauta original.
Pues nada, más o menos esa fue la simiente que originó una historia larga, larga, larga. Una historia de fantasía épica, de las que a mí me encanta escribir y que el año que viene publicará Equipo Sirius – Transversal.
Pues sí, estoy muy contento, esa es la gran noticia que tenía que daros. Jorge me la transmitió en su visita a Valencia y yo os la transmito hoy. «Heredero de la alquimia» en el 2010. Mi nueva novela de fantasía épica. Ya estoy deseando que podáis leerla porque creo que es una de las mejores historias que he escrito.

Os dejo con el pequeño adelanto que se distribuirá en los folletos que Transversal llevará a la Hispacon de Huesca:

HEREDERO DE LA ALQUIMIA
de David Mateo


Elohím creó los moldes primigenios de las razas que pueblan la Tierra en los remotos tiempos de Pangea. Muchos años después, extrañas criaturas asaltan las playas del Valle del Siddim y propagan la muerte entre los recolectores de betún que pueblan el Mar de la Sal. La maestra sunu Neferet y su fiel discípulo Akbeth se embarcan en una cruzada que les llevará desde las fastuosas urbes de Sodoma y Gomorra hasta lo más profundo de Mesopotamia en busca de una verdad que sacudirá los cimientos del mundo que habitan.

By David Mateo with 37 comments