La ciencia siempre me ha parecido necesaria, pero complicada de entender. Mientras que la historia habla de vidas, de logros, de límites terrenales que se alcanzan y se colonizan, la ciencia se resume, en parte, en números distantes y teorías enrevesadas que pocos alcanzan a entender. Por supuesto que creo que la ciencia es necesaria. El mundo sin evolución y sin aprendizaje sería un desierto yermo. Pero la parte más compleja de la ciencia pertenece a los científicos y para mí supone un escalón demasiado difícil de sortear.
Puede que por esa causa la ciencia ficción hard nunca me haya atraído especialmente y mis gustos de lectura se concentren en la novela fantástica, en la ficción o en la histórica. No obstante, la curiosidad del género humano siempre se ve atraída por la ciencia extrema, por la especulación futura y los caminos que se abren ante el desastre inminente. Cuando abordé por primera vez Spin, de Robert Charles Wilson, lo hice sin mucho entusiasmo. Hasta el punto en que lo dejé en la parte más baja de la pila con todos esos ejemplares de enrevesada ciencia ficción que pretendo abordar cuando mi mente desconecte de los avatares diarios. Hace poco lo recuperé y comencé a leerlo, y ha caído en menos de una semana. Spin demuestra mi teoría de que la ciencia ficción hard se hace más asequible con una buena dosis de vida cotidiana. La novela de Robert Charles Wilson se sitúa en nuestro presente cuando una barrera de origen desconocido envuelve nuestro planeta y borra las constelaciones y buena parte del contacto con la inmensidad del espacio. Comienzan a caer satélites, las comunicaciones con el resto del mundo desaparecen y el inevitable caos se mece sobre nuestra sociedad.
La situación se agrava cuando los científicos de la Tierra se dan cuenta de que el tiempo en la Tierra y el resto de la Galaxia ha sufrido una variación inesperada. Nuestro mundo continúa avanzando aparentemente normal, pero fuera del Spin los años y los siglos avanzan a una velocidad extrema. Alguien ha creado esa barrera artificial para ralentizar el tiempo en nuestro planeta.
Básicamente, esas son las bases que plantea Robert Charles Wilson para construir una historia que incluye un holocausto inminente y que a su vez plantea diferentes situaciones para salvar la papeleta a la humanidad y diferentes reacciones por parte de nuestra sociedad. Por supuesto, las sorpresas y los giros inesperados de la acción abundan a lo largo de toda la historia, pero lo que convierte este libro en entrañable —y lo aleja de la complejidad hard que desborda otras novelas, haciéndola recomendable para todo tipo de públicos— es la entrañable «complejidad» de sus personajes principales.
Spin no sólo narra la vida del Spin, sino que a su vez nos cuenta la existencia de tres personajes atrapados en una sociedad acomplejada por un problema de dimensiones universales. El prota, Tyler, tiene una existencia marcada por la proximidad de dos gemelos procedentes de noble cuna. Mientras Jason es un genio atenazado por la influencia casi dictatorial de su padre, Diane es un alma perdida en una familia en la que no tiene cabida, pues ella no cree en la ciencia, y acaba refugiándose en la espiritualidad que desata la aparición del Spin. A partir de ese momento, las vidas de Tyler y de Diane se ven abocadas a un pacto de amor silencioso e imposible que los va separando y volviendo a unir a lo largo de la historia. Por otro lado, Jason comienza una carrera desesperada para descifrar el enigma de la extraña barrera creada por los Hipotéticos mientras se ve amenazado por una enfermedad insalvable que le condenará el resto de su vida a una existencia de dolor.
Spin logra convertir cifras y teorías imposibles en párrafos digeribles por cualquier mortal. Es una novela de ciencia ficción hard disfrazada para el gran público y con grandes dosis de emoción y de filosofía. Además, su tratamiento realista la hace recomendable incluso para aquellos que reniegan de la ficción disparatada.
Puede que por esa causa la ciencia ficción hard nunca me haya atraído especialmente y mis gustos de lectura se concentren en la novela fantástica, en la ficción o en la histórica. No obstante, la curiosidad del género humano siempre se ve atraída por la ciencia extrema, por la especulación futura y los caminos que se abren ante el desastre inminente. Cuando abordé por primera vez Spin, de Robert Charles Wilson, lo hice sin mucho entusiasmo. Hasta el punto en que lo dejé en la parte más baja de la pila con todos esos ejemplares de enrevesada ciencia ficción que pretendo abordar cuando mi mente desconecte de los avatares diarios. Hace poco lo recuperé y comencé a leerlo, y ha caído en menos de una semana. Spin demuestra mi teoría de que la ciencia ficción hard se hace más asequible con una buena dosis de vida cotidiana. La novela de Robert Charles Wilson se sitúa en nuestro presente cuando una barrera de origen desconocido envuelve nuestro planeta y borra las constelaciones y buena parte del contacto con la inmensidad del espacio. Comienzan a caer satélites, las comunicaciones con el resto del mundo desaparecen y el inevitable caos se mece sobre nuestra sociedad.
La situación se agrava cuando los científicos de la Tierra se dan cuenta de que el tiempo en la Tierra y el resto de la Galaxia ha sufrido una variación inesperada. Nuestro mundo continúa avanzando aparentemente normal, pero fuera del Spin los años y los siglos avanzan a una velocidad extrema. Alguien ha creado esa barrera artificial para ralentizar el tiempo en nuestro planeta.
Básicamente, esas son las bases que plantea Robert Charles Wilson para construir una historia que incluye un holocausto inminente y que a su vez plantea diferentes situaciones para salvar la papeleta a la humanidad y diferentes reacciones por parte de nuestra sociedad. Por supuesto, las sorpresas y los giros inesperados de la acción abundan a lo largo de toda la historia, pero lo que convierte este libro en entrañable —y lo aleja de la complejidad hard que desborda otras novelas, haciéndola recomendable para todo tipo de públicos— es la entrañable «complejidad» de sus personajes principales.
Spin no sólo narra la vida del Spin, sino que a su vez nos cuenta la existencia de tres personajes atrapados en una sociedad acomplejada por un problema de dimensiones universales. El prota, Tyler, tiene una existencia marcada por la proximidad de dos gemelos procedentes de noble cuna. Mientras Jason es un genio atenazado por la influencia casi dictatorial de su padre, Diane es un alma perdida en una familia en la que no tiene cabida, pues ella no cree en la ciencia, y acaba refugiándose en la espiritualidad que desata la aparición del Spin. A partir de ese momento, las vidas de Tyler y de Diane se ven abocadas a un pacto de amor silencioso e imposible que los va separando y volviendo a unir a lo largo de la historia. Por otro lado, Jason comienza una carrera desesperada para descifrar el enigma de la extraña barrera creada por los Hipotéticos mientras se ve amenazado por una enfermedad insalvable que le condenará el resto de su vida a una existencia de dolor.
Spin logra convertir cifras y teorías imposibles en párrafos digeribles por cualquier mortal. Es una novela de ciencia ficción hard disfrazada para el gran público y con grandes dosis de emoción y de filosofía. Además, su tratamiento realista la hace recomendable incluso para aquellos que reniegan de la ficción disparatada.
6 comentarios:
Debo confesar que la tengo en mi pila también, muy en el fondo. Creo que después de haber leído tu opinión tal vez me anime a echarle un vistazo.
¡David, David! te lo tengo dicho, de vez en cuando una vuelta de tuerca (técnica) te hace más sensible (ciencia/neuronas)
Menos mal que no te refieres a la de Henry James :D
No sé si has tenido la oportunidad de leer este libro, Jorge, pero estoy seguro que te gustaría.
No lo conocía. Iremos a por él. La ci-fi hard (y entendible) me pirra.
Mazarbul
Yo que soy un adicto al género...
Te puede decir que SPIN es una gran novela... la ciencia ficción hard... es hard porque tiende a enrocarse con terminos cientificos con mucha o poco credibilidad pero esto no quita que ser un buen escritor y ponerlo en un plano entendible, humano y literario como SPIN sea tambien alcanzable y puede disfrutarse en sus dos facetas.
En mi caso prefiero la ci-fi que la fantasía que encuentra menos plausible i por tanto menos fiable sobretodo esta fantasía que nos rodea ultimamente monotema con elfos, magos, enanos varios.
Por cierto SPIN tiene continuación (AXIS)...aunque es suficientemente conclusa como para que puede obviarse.
Saludos.
Y después de Axis va Vortex, la conclusión de la saga, pero creo que todavía no se ha publicado en USA.
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