Que el mundo literario tiene una vena hipócrita es algo que a estas alturas no sorprende a nadie. La semana pasada vimos un claro ejemplo de ello. Los medios de comunicación centraron sus miras en Poe y le otorgaron el calificativo de gran maestro del terror, esencialmente en el género de narrativa breve. De la noche a la mañana, en los medios de comunicación aparecieron decenas de entendidos en género de terror y, concretamente, en la vida y milagros de Poe. Yo, que he leído a Poe, pero que no soy conocedor de su vida, alucinaba pepinos.
Hay quien se atrevió a decir que gracias a Poe, hoy el terror vive una época dorada. ¿El terror una época dorada? ¿Mande? Tampoco debemos escandalizarnos demasiado ante semejantes palabras, porque igual que de hipócritas está lleno el mundo, osados también hay unos cuantos. Lo que en realidad me da rabia es la doble moralidad de los medios de comunicación.
Recordemos que estamos ante enormes plataformas mediáticas que, además de tener sus propias cadenas de televisión, portales de internet y emisoras de radio, poseen sus líneas editoriales. Sí, esas mismas líneas editoriales que cuando mandas una novela de terror te responden con una carta sucinta y meridiana: «Hombre, su novela está muy bien, tiene una calidad literaria notable, en cualquier otro momento estaríamos interesados en publicarla, pero… desgraciadamente… lamentablemente… no publicamos ese tipo de género. No entra en nuestros planes editoriales.»
Es decir: no publicáis terror.
Así de simple, sencillo y triste. En ese caso: ¿De verdad Poe ha abierto una época dorada en la literatura de género?
Recuerdo que en una entrevista en la cadena Ser a un periodista especializado en Poe, la presentadora le preguntaba: «¿Usted cree que la obra de este escritor, en la actualidad, tendría alguna posibilidad de publicarse?». A lo que el periodista respondía cargado de razón: «Por supuesto. La obra de un genio como Poe es mítica e inmortal. Tendría cabida en cualquier momento histórico de nuestra cultura.»
¿Sabéis lo que respondo yo? Mentira. Si Poe hubiera nacido en nuestra época, lo primero que hubieran mirado las grandes editoriales es su estatus social, su profesión no literaria, hubieran realizado un balance de situación de su personalidad —en el debe su influencia mediática, en el haber su capacidad de venta—, y si los resultados no fuesen satisfactorios, le hubieran mandado una escueta carta diciendo: «Lo sentimos mucho, pero su obra no entra en nuestro plan editorial.»
Y si encima el manuscrito hubiera sido un compendio de cuentos, las narraciones extraordinarias de Poe servirían para equilibrar la pata coja de alguna silla de la editorial.
Poe, en nuestros tiempos, hubiera sido publicado por una editorial minoritaria, con una tirada de 500 a 800 ejemplares. Hubiera pasado desapercibido en las grandes librerías. Lo habrían comprado los veinte frikis que escarban en las estanterías como pequeños ratones de biblioteca (dicho con todo el cariño del mundo) y a los tres meses, el encargadillo de turno, habría embalado todas las novelas, le habría puesto a la caja una etiqueta de devolución a la distribuidora y adiós Poe.
Por supuesto, a Poe se le hubieran pagado los preceptivos quinientos o seiscientos euros de liquidación (pago justísimo por una obra magna) y, con algo de suerte, los mil euros por anticipo de una antología (y las orejas le hubieran dado palmas de alegría).
Así habría sido la vida de Poe en nuestro tiempo: carne de cañón.
Por eso me da rabia que los grandes medios de comunicación banalicen un género que muchos lectores amamos y queremos. Una cosa es que ustedes no lo quieran, pero por favor, no alcen enormes torres babilónicas con hipocresías y mentiras que ustedes mismos ni se creen.
Hay quien se atrevió a decir que gracias a Poe, hoy el terror vive una época dorada. ¿El terror una época dorada? ¿Mande? Tampoco debemos escandalizarnos demasiado ante semejantes palabras, porque igual que de hipócritas está lleno el mundo, osados también hay unos cuantos. Lo que en realidad me da rabia es la doble moralidad de los medios de comunicación.
Recordemos que estamos ante enormes plataformas mediáticas que, además de tener sus propias cadenas de televisión, portales de internet y emisoras de radio, poseen sus líneas editoriales. Sí, esas mismas líneas editoriales que cuando mandas una novela de terror te responden con una carta sucinta y meridiana: «Hombre, su novela está muy bien, tiene una calidad literaria notable, en cualquier otro momento estaríamos interesados en publicarla, pero… desgraciadamente… lamentablemente… no publicamos ese tipo de género. No entra en nuestros planes editoriales.»
Es decir: no publicáis terror.
Así de simple, sencillo y triste. En ese caso: ¿De verdad Poe ha abierto una época dorada en la literatura de género?
Recuerdo que en una entrevista en la cadena Ser a un periodista especializado en Poe, la presentadora le preguntaba: «¿Usted cree que la obra de este escritor, en la actualidad, tendría alguna posibilidad de publicarse?». A lo que el periodista respondía cargado de razón: «Por supuesto. La obra de un genio como Poe es mítica e inmortal. Tendría cabida en cualquier momento histórico de nuestra cultura.»
¿Sabéis lo que respondo yo? Mentira. Si Poe hubiera nacido en nuestra época, lo primero que hubieran mirado las grandes editoriales es su estatus social, su profesión no literaria, hubieran realizado un balance de situación de su personalidad —en el debe su influencia mediática, en el haber su capacidad de venta—, y si los resultados no fuesen satisfactorios, le hubieran mandado una escueta carta diciendo: «Lo sentimos mucho, pero su obra no entra en nuestro plan editorial.»
Y si encima el manuscrito hubiera sido un compendio de cuentos, las narraciones extraordinarias de Poe servirían para equilibrar la pata coja de alguna silla de la editorial.
Poe, en nuestros tiempos, hubiera sido publicado por una editorial minoritaria, con una tirada de 500 a 800 ejemplares. Hubiera pasado desapercibido en las grandes librerías. Lo habrían comprado los veinte frikis que escarban en las estanterías como pequeños ratones de biblioteca (dicho con todo el cariño del mundo) y a los tres meses, el encargadillo de turno, habría embalado todas las novelas, le habría puesto a la caja una etiqueta de devolución a la distribuidora y adiós Poe.
Por supuesto, a Poe se le hubieran pagado los preceptivos quinientos o seiscientos euros de liquidación (pago justísimo por una obra magna) y, con algo de suerte, los mil euros por anticipo de una antología (y las orejas le hubieran dado palmas de alegría).
Así habría sido la vida de Poe en nuestro tiempo: carne de cañón.
Por eso me da rabia que los grandes medios de comunicación banalicen un género que muchos lectores amamos y queremos. Una cosa es que ustedes no lo quieran, pero por favor, no alcen enormes torres babilónicas con hipocresías y mentiras que ustedes mismos ni se creen.
16 comentarios:
Completamente de acuerdo.
Hoy en día hay que tener algo más que talento para publicar y además hay que cruzar los dedos ya no sólo para publicar sino para que tu obra se distribuya medianamente bien.
Creo que Poe habría sido, hoy en día, un autor de público minoritario (y sigo pensando que lo es: muchos de los que dicen que lo conocen o que lo han leido, mienten, pero al parecer, como celebramos su aniversario, está bien decir que nos gusta Poe).
Yo descubrí muy tarde a Poe, al autor, a la persona, pero no su obra, de la cual soy seguidora desde hace muchísimos años pero no como lectora sino como amante de los clásicos del cine de terror. Fue más tarde cuando descubrí que todas aquellas historias que había amado de pequeña pertenecían a este genial escritor, y ha sido ahora, de adulta, cuando he leído su obra original.
No sé quién decía que si Borges hubiera escrito hoy no le hubieran publicado ni un libro de chistes.
Es que la distribución de la obra siempre va a ser proporcional al tipo de editorial que publica. Es decir, si la editorial es pequeña el libro se distribuirá de mal a regular y durará un telediario en el cuarto estante de la rinconera más apartada de la librería. Si la editorial es grande puede durar de cuatro a cinco telediarios (leyes de mercado), pero pasará por las mesas de novedades.
Y no nos olvidemos de que los derechos de Poe son públicos, de ahí que cualquiera pueda publicarlo. Por eso hay una diversidad tan grande de su obra. Aunque yo siempre me quedaré con la traducción de Cortazar para Alianza.
Hola, David,
Es la primera vez que comento en tu blog... No siempre estoy de acuerdo con lo que pones, pero la entrada de hoy la comparto al cien por cien. Amén.
Por eso enarcaría una ceja (si la madre naturaleza me hubiera dotado de tal capacidad) cada vez que oigo eso de que las editoriales sirven de filtro de la calidad de lo que se escribe... En fins.
Y quien dice Poe dice bastantes más, por cierto.
Se nota que tenías algo dentro pidiendo salir.
todo lo que has dicho es cierto.
Y muchos clasicos de antaño no verían la luz ni por asomo en nuestros días. ¿Qué sería de la obra de julio verne? o más aún´, ¿qué sería del quijote?
Pues sí, Francoix, tenía una pequeña espinita desde que escuché la entrevista la semana pasada. No lo puedo negar. Tenía que soltarlo o reventaba.
Bienvenido, Juan Antonio. La grandeza del ser humano reside en la disparidad de criterios, aunque (gracias a Dios) algunas batallas se evitaron porque ambos bandos encontraron puntos comunes en sus ideas :D:D
Dejando tontas metáforas a un lado, es lógico que mucha gente que estamos sufriendo el "castigo" de escribir terror, nos indignemos ante situaciones semejantes. Pero, al final, todo quedará en eso: el pataleo momentaneo y circunstancial. Pero ahí queda.
Yo también escuché esa entrevista que mencionas, y el hombre decía cosas sensatas en su mayoría, pero claro todo ajustado al panorama literario anglosajón.
Sí, el terror vive una edad de oro, para escritores extranjeros, si eres del terruño, parece que tu terror vale menos enteros o euros que el exportado.
Yo es que no estoy de acuerdo en que se publique tanto terror anglosajón.
Se publica a Stephen King y a su hijo. El resto llega con cuentagotas y, en algunos casos, en editoriales tan pequeñas que apenas tienen reflejo en el gran mercado editorial.
Yo no veo la edad de oro para el terror por ningún lado. Ni en el terruño ni fuera del terruño.
Existe la edad de oro de la novela histórica, de los pseudo códigos da vinci y... poco más.
Para que hubiera una edad de oro de verdad, debería publicarse a autores patrios (como se publica en la novela histórica), se sacarían grandes tiradas y las mesas de novedades bullirían de títulos. En resumen: tendría que haber una buena cantidad más de euros moviéndose en el mercado que ahora mismo no hay.
De Lovecraft ni hablamos...
Seamos comprensivos con el gremio periodista. Tienen que rellenar periódicos todos los días. Por eso todas las semanas es la edad dorada de algo, dependiendo del centenario que toque, o la película que se quiera promocionar.
Cuando Amenabar estrene Agora hablarán de la edad dorada del cine griego. Veréis.
Por otra parte, no desfallezcas, David. Aunque no existan las edades doradas, tampoco existe la muerte de los géneros. Todos tienen vida eterna.
Esta mañana más que nunca esperaba con curiosidad tu comentario, Ismael, y genial como siempre.
También andaba buscando una pregunta que me respondiste para la entrevista que saldrá en Anika entre libros y que viene como anillo al dedo para esta pequeña discusión que mantenemos hoy. Aquella del cine y la literatura. Pero no encuentro la entrevista entre la mogolloná de documentos que tengo en el disco duro. A ver si luego por la tarde la busco con un poco más de tiempo.
Uf, no recuerdo lo que dije, cualquier majadería.
Pero no puedo estar de acuerdo en que a Poe no le publicarían hoy día. Yo creo que la calidad (en este caso, fuera de lo común) termina por encontrar reconocimiento tarde o temprano. Si no creyera eso me dedicaría a otra cosa. Escribir cuesta demasiado esfuerzo para encima ser pesimista.
Por supuesto que publicaría, aunque sólo triunfaría después de muerto, cuando sus herederos pusieran los derechos en manos de cualquier poderoso agente literario que supiera como sacarle pasta al material en el mercado USA.
Bueno, no tengo nada más que añadir David, de acuerdo contigo punto por punto. Lamentablemente, la sociedad es tan hipócrita que sólamente se alaban a los "genios" después de muertos.
Asi que no os apuréis, igual dentro de 100 años seremos famosos. Eso sí... hoy, muertos de hambre.
Saludos desde las Hespérides
Bueno, por enrredar un poco. Poe tuvo una fama relativa. Logro malvivir pero que muy malamente de publicar relatos en el Messenger, con tiradas de 4.000 ejemplares (que era un montón) Dudo que realmente hubiera malvivido si no fuera porque procedía de familia solvente (aunque desheredado, el que tuvo, retuvo). La palmó y cayó en el olvido de los muertos hasta que Baudelaire, 40 o 50 años más tarde, lo tradujo al Francés. (no estoy seguro de esto último, ojo), de lo que si estoy seguro es que no fue ningún Stephen King, y que en todas partes cuecen habas. Y también estoy seguro que si escribiera hoy, pues lo mismo publicaría en algun sello minoritario y ganaría algún premiete de vez en cuando. A lo más. Más o menos como le pasó en vida.
Bueno, la verdad es que he de felicitarte por tu crudeza. Yo también andaba un poco mosqueado con todo el tema, máxime porque todos sabemos cómo están las cosas aquí en la Hispania.
Lo malo, David es que la cosa no va a cambiar ni por asomo. Ni de la noche a la mañana, ni paulatinamente, ni nada de nada. Merece la pena ser igual de crudo con esta aseveración, pues engrandece el trabajo de gente como tú y como muchos de los que pululáis por el mundillo.
Poe se parece a vosotros en un aspecto fundamental: Escribía por placer. Es cierto que puede sonar a consuelo de segunda mano, pero así eran las cosas hace más de un siglo, así son las cosas ahora mismo... ¿Dónde están los escritores de Best Sellers de hace cincuenta años?
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