Ya de sólo ver el cartel pensé: Diosss, que larga debe de ser esta película. Pero las opciones eran ver a Will Smith haciendo milagritos o a Lobezno cazando canguros, así que nos decantamos por la segunda. Al fin y al cabo, la posibilidad de ver a Hugh Jackman pegándose de hostias con los japos es bastante sugerente.
La sensación que saqué después de ver la película es que no es larga, es larguíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisima. Y no es que la peli esté mal, que se deja ver, pero es que estamos ante el típico film en el que se unen varios productores y deciden hacer, por lo civil o por lo criminal, un «Lo que el viento se llevó», es decir: romance imposible, una tierra exótica, varias pelis en una, tramas a cascoporro y, por supuesto, una guerra que en un momento determinado va a interrumpir las plácidas vidas de los protagonistas.
Voy a intentar diseccionar esta peli por momentos y por sensaciones. Quizás esta guía de primeros auxilios para ver Australia hubiera venido mejor semanas antes, porque ahora ya la habrá visto casi todo el mundo y estará sufriendo los inevitables traumas post-Australia. Lo siento. Lamento no haber reaccionado antes y haber postergado tanto el visionado de esta peli. Pero si queda algún rezagado, que lea este pequeño decálogo por si le sirve de algo.
1º Como siempre que vamos al cine, atracamos la tienda de chuches. En un rincón especial, junto a la nevera de los refrescos, había un cartelón que ponía: «Elemento indispensable para ver Australia». Cuando nos acercamos reparamos en que se trataban de varios balones de oxígeno. El cine tenía la delicadeza de alquilarlos por si sufres un shock allá por el minuto 459.
2º No sé si he dejado claro que es una película larguíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisima. Así que antes de entrar en la sala: mea mucho, bebe mucho, aliméntate para no sufrir ataques de desnutrición, llama a toda tu familia, despídete de ella por un tiempo, piensa que quizás a la salida del cine el mundo haya cambiado y ya no sea como lo conoces, contempla por última vez el cielo, respira hondo y tiéndele la entrada al acomodador. Alea jacta est, que diría César. Ya no hay vuelta atrás.
3º Sí, el niño que vas a ver a los dos minutos de película y que tiene los ojos como el gato con botas de Shrek 2 lo vas a tener que aguantar hasta el final. Sí, sé que dan ganas de que venga el malo y le vuele los sesos con un rifle de matar vacas. Sí, es una rémora demasiado desagradable. Sí, comienzas a replantearte a los dos minutos si no hubiese sido preferible ver a Will Smith en vez de a Lobezno matando japos.
4º Esta es la típica peli que empieza con buen rollito. Es decir, Nicole Kidman haciendo de inglesita estirada que llega a una tierra de paletos. Jackman interpretando a un Cocodrilo Dundee que arregla las cosas a puñetazo limpio. Secundarios estrafalarios. Situaciones cachondonas. En fin, festival del humor con todos los personajes que salen en la primera media hora de la película. Consecuencia que te hueles: aquí muere hasta el apuntador.
Efectivamente, transcurren las cuatro primeras horas y empieza a morir gente. Es algo así como Hancock (peli cómica que se convierte en tragedia), pero que se ve venir desde lejos.
5º A la media hora se advierten varias subtramas:
-La del niño mestizo que va a parar sí o sí a un campo de refugiados.
-La del romance de los protas.
-La del malo 1 – El ganadero rico.
-La del malo 2 – El que sirve al ganadero rico y que asesina al marido de Nicole Kidman.
Y, por supuesto, eres muy consciente de que en cualquier momento van a llegar los japos y lo van a poner todo patas arriba.
6º El traslado de las vacas desde la Ponderosa que hereda Nicole Kidman hasta la ciudad dura, atención, ¡¡¡¡¡¡dos horas y media!!!!!! (y si no dura eso, lo parece). Es una película completa. Es más, cuando los protas y las vacas por fin llegan al puerto comienzas a pensar: ahora irrumpirán los aviones japos, lo destruirán todo y comenzará la segunda parte de la peli. Pues no. Meten a todas las vacas en el barco, el barco se pira, Nicole y Hugh vuelven a la Ponderosa y ni rastro de los japoneses. Y, encima, las subtramas de los dos malos y del niño mestizo siguen igual que al principio.
Ahí es el momento que miras la salida del cine con cierta inquietud y piensas: ¿El director de esta peli es consciente de que yo el lunes tengo que ir a trabajar?
7º Tras el traslado de vacas, llega el típico e inevitable baile en el palacio del gobernador, en el que ves desde lejos que el paleto de Jackman tiene que aparecer en el último momento vestido de pimpollo y rescatar a su dulce dama de las garras de la diplomacia elitista. Efectivamente, el pimpollo aparece, se convierte en un bailarín consumado (por cierto, en esta peli todo el mundo aprende a hacer las cosas con una facilidad pasmosa, porque el niño insufrible aprende a tocar la armónica en cuestión de minutos) y la pareja acaba consumándose. ¡Ahora sí!, piensas, ahora vendrán los japos, harán una masacre y comenzará la segunda película. Pues no. Es más, todas las subtramas que he mencionado antes siguen sin resolverse, llevas lo menos diez horas y media de película, un sudor frío te recorre la espalda y dices: ¡¡Dios, pero esto qué es!!
8º Durante la siguiente hora y media (no es tiempo real, es tiempo virtual) comienza la parte «política» y «melodramática». Ahí, por suerte, muere uno de los malos y se resuelve una subtrama. Pero es en ese momento cuando te das cuentas de que todavía falta TODO por contar, llevas doce horas de película y lo único que has visto son vacas paseando arriba y abajo y a la Kidman ponerse cachonda con el torso desnudo de Lobezno. ¡¡Dios mío!! ¡¡Socorro!! ¿Hay un médico en la sala?
9º Por fin cogen al niño insufrible. ¡Que lo maten! ¡Que lo torturen! ¡Que lo descuarticen en la Isla a donde se lo llevan prisionero! Por supuesto, no cae esa breva. Por cierto, los guiones lacrimógenos se repiten más que el ajo aceite. La canción del Mago de Oz no es que la canten una vez, es que al final, de tanto cantarla los protagonistas, se convierte en la BSO. La frasecita de: «Cantaré para ti, cantaré para que tú vengas. No, espera, cuando cantes, estaré buscándote. Canta, canta, amapola, canta lindo brote de juventud…» también se repite hasta tal punto que cualquier valor dramático de los diálogos desaparece. Al final, lo único que tienes ganas de decir es: pero queréis callaros ya, cansinos.
10º A las veinticuatro horas de película, cuando ya han muerto todos los que salían al principio, los que salían a mitad andan moribundos y aparecen otros personajes nuevos que no sabes muy bien de donde han salido, irrumpen los aviones japos (¡¡yupiiiiiiiiiiiiii, matanza!!). Entonces las bombas lo destruyen todo, se cargan a los pocos que quedaban vivos del principio, a los salen en la segunda mitad y a los que salen en la última parte de la peli. ¿Os acordáis de que en un momento dado de esta crítica he dicho: comedieta al principio, cementerio al final? Pues ala… aquí lo tenéis. Todo el mundo muerto… menos el niño con los ojos del gato con botas.
11º Después de la carrera de vacas, el baile en el palacio del gobernador, la diplomacia, el romance, las vicisitudes del niño mestizo y del Rey Jorge, el ataque de los japos, etc etc… alguien pensará: ¿se acaba ya la película? ¡¡Pues no!! Porque entonces, cuando media Australia está destruida y no quedan más que escombros, recuerdas que aún falta el malo principal por morir. ¡¡Dios mío!! ¿¿Cuatro horas más de película?? Pues no, tranquilos, que eso se soluciona rápido.
FIN.
Entonces las luces se encienden, recuerdas que sigues en un país llamado España, que «Somewhere over the Rainbow» no es la banda sonora del mundo, que existe vida más allá de la pantalla, que has entrado en el cine a las tres del mediodía y que son las tres de la madrugada, que hay algo más que vacas y canguros a tu alrededor y que tienes una familia y varios hijos aguardándote en casa y que has descuidado por ir a ver una película titulada Australia.
Con películas como ésta paladeas lo que es la sensación de libertad. Aprecias el verdadero olor de la vida. Llegas a sentir el oxígeno bien fresquito en los pulmones. También viene a darse el caso de que si estás a punto de dar a luz, mejor ten al niño antes de entrar en la sala, porque en caso contrario puede darse la circunstancia de que alumbres, el niño se te vaya a hacer la comunión, se te case, y cuando salgas del cine ya seas abuela de múltiples nietos.
Y ya, para acabar, la frikada de la película: Cada vez que salía Iván en la taberna tenía la sensación de que la siguiente frase que iba a decir era: ¿Alquiler?
PD. Lobezno no mata un sólo japo.
La sensación que saqué después de ver la película es que no es larga, es larguíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisima. Y no es que la peli esté mal, que se deja ver, pero es que estamos ante el típico film en el que se unen varios productores y deciden hacer, por lo civil o por lo criminal, un «Lo que el viento se llevó», es decir: romance imposible, una tierra exótica, varias pelis en una, tramas a cascoporro y, por supuesto, una guerra que en un momento determinado va a interrumpir las plácidas vidas de los protagonistas.
Voy a intentar diseccionar esta peli por momentos y por sensaciones. Quizás esta guía de primeros auxilios para ver Australia hubiera venido mejor semanas antes, porque ahora ya la habrá visto casi todo el mundo y estará sufriendo los inevitables traumas post-Australia. Lo siento. Lamento no haber reaccionado antes y haber postergado tanto el visionado de esta peli. Pero si queda algún rezagado, que lea este pequeño decálogo por si le sirve de algo.
1º Como siempre que vamos al cine, atracamos la tienda de chuches. En un rincón especial, junto a la nevera de los refrescos, había un cartelón que ponía: «Elemento indispensable para ver Australia». Cuando nos acercamos reparamos en que se trataban de varios balones de oxígeno. El cine tenía la delicadeza de alquilarlos por si sufres un shock allá por el minuto 459.
2º No sé si he dejado claro que es una película larguíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisima. Así que antes de entrar en la sala: mea mucho, bebe mucho, aliméntate para no sufrir ataques de desnutrición, llama a toda tu familia, despídete de ella por un tiempo, piensa que quizás a la salida del cine el mundo haya cambiado y ya no sea como lo conoces, contempla por última vez el cielo, respira hondo y tiéndele la entrada al acomodador. Alea jacta est, que diría César. Ya no hay vuelta atrás.
3º Sí, el niño que vas a ver a los dos minutos de película y que tiene los ojos como el gato con botas de Shrek 2 lo vas a tener que aguantar hasta el final. Sí, sé que dan ganas de que venga el malo y le vuele los sesos con un rifle de matar vacas. Sí, es una rémora demasiado desagradable. Sí, comienzas a replantearte a los dos minutos si no hubiese sido preferible ver a Will Smith en vez de a Lobezno matando japos.
4º Esta es la típica peli que empieza con buen rollito. Es decir, Nicole Kidman haciendo de inglesita estirada que llega a una tierra de paletos. Jackman interpretando a un Cocodrilo Dundee que arregla las cosas a puñetazo limpio. Secundarios estrafalarios. Situaciones cachondonas. En fin, festival del humor con todos los personajes que salen en la primera media hora de la película. Consecuencia que te hueles: aquí muere hasta el apuntador.
Efectivamente, transcurren las cuatro primeras horas y empieza a morir gente. Es algo así como Hancock (peli cómica que se convierte en tragedia), pero que se ve venir desde lejos.
5º A la media hora se advierten varias subtramas:
-La del niño mestizo que va a parar sí o sí a un campo de refugiados.
-La del romance de los protas.
-La del malo 1 – El ganadero rico.
-La del malo 2 – El que sirve al ganadero rico y que asesina al marido de Nicole Kidman.
Y, por supuesto, eres muy consciente de que en cualquier momento van a llegar los japos y lo van a poner todo patas arriba.
6º El traslado de las vacas desde la Ponderosa que hereda Nicole Kidman hasta la ciudad dura, atención, ¡¡¡¡¡¡dos horas y media!!!!!! (y si no dura eso, lo parece). Es una película completa. Es más, cuando los protas y las vacas por fin llegan al puerto comienzas a pensar: ahora irrumpirán los aviones japos, lo destruirán todo y comenzará la segunda parte de la peli. Pues no. Meten a todas las vacas en el barco, el barco se pira, Nicole y Hugh vuelven a la Ponderosa y ni rastro de los japoneses. Y, encima, las subtramas de los dos malos y del niño mestizo siguen igual que al principio.
Ahí es el momento que miras la salida del cine con cierta inquietud y piensas: ¿El director de esta peli es consciente de que yo el lunes tengo que ir a trabajar?
7º Tras el traslado de vacas, llega el típico e inevitable baile en el palacio del gobernador, en el que ves desde lejos que el paleto de Jackman tiene que aparecer en el último momento vestido de pimpollo y rescatar a su dulce dama de las garras de la diplomacia elitista. Efectivamente, el pimpollo aparece, se convierte en un bailarín consumado (por cierto, en esta peli todo el mundo aprende a hacer las cosas con una facilidad pasmosa, porque el niño insufrible aprende a tocar la armónica en cuestión de minutos) y la pareja acaba consumándose. ¡Ahora sí!, piensas, ahora vendrán los japos, harán una masacre y comenzará la segunda película. Pues no. Es más, todas las subtramas que he mencionado antes siguen sin resolverse, llevas lo menos diez horas y media de película, un sudor frío te recorre la espalda y dices: ¡¡Dios, pero esto qué es!!
8º Durante la siguiente hora y media (no es tiempo real, es tiempo virtual) comienza la parte «política» y «melodramática». Ahí, por suerte, muere uno de los malos y se resuelve una subtrama. Pero es en ese momento cuando te das cuentas de que todavía falta TODO por contar, llevas doce horas de película y lo único que has visto son vacas paseando arriba y abajo y a la Kidman ponerse cachonda con el torso desnudo de Lobezno. ¡¡Dios mío!! ¡¡Socorro!! ¿Hay un médico en la sala?
9º Por fin cogen al niño insufrible. ¡Que lo maten! ¡Que lo torturen! ¡Que lo descuarticen en la Isla a donde se lo llevan prisionero! Por supuesto, no cae esa breva. Por cierto, los guiones lacrimógenos se repiten más que el ajo aceite. La canción del Mago de Oz no es que la canten una vez, es que al final, de tanto cantarla los protagonistas, se convierte en la BSO. La frasecita de: «Cantaré para ti, cantaré para que tú vengas. No, espera, cuando cantes, estaré buscándote. Canta, canta, amapola, canta lindo brote de juventud…» también se repite hasta tal punto que cualquier valor dramático de los diálogos desaparece. Al final, lo único que tienes ganas de decir es: pero queréis callaros ya, cansinos.
10º A las veinticuatro horas de película, cuando ya han muerto todos los que salían al principio, los que salían a mitad andan moribundos y aparecen otros personajes nuevos que no sabes muy bien de donde han salido, irrumpen los aviones japos (¡¡yupiiiiiiiiiiiiii, matanza!!). Entonces las bombas lo destruyen todo, se cargan a los pocos que quedaban vivos del principio, a los salen en la segunda mitad y a los que salen en la última parte de la peli. ¿Os acordáis de que en un momento dado de esta crítica he dicho: comedieta al principio, cementerio al final? Pues ala… aquí lo tenéis. Todo el mundo muerto… menos el niño con los ojos del gato con botas.
11º Después de la carrera de vacas, el baile en el palacio del gobernador, la diplomacia, el romance, las vicisitudes del niño mestizo y del Rey Jorge, el ataque de los japos, etc etc… alguien pensará: ¿se acaba ya la película? ¡¡Pues no!! Porque entonces, cuando media Australia está destruida y no quedan más que escombros, recuerdas que aún falta el malo principal por morir. ¡¡Dios mío!! ¿¿Cuatro horas más de película?? Pues no, tranquilos, que eso se soluciona rápido.
FIN.
Entonces las luces se encienden, recuerdas que sigues en un país llamado España, que «Somewhere over the Rainbow» no es la banda sonora del mundo, que existe vida más allá de la pantalla, que has entrado en el cine a las tres del mediodía y que son las tres de la madrugada, que hay algo más que vacas y canguros a tu alrededor y que tienes una familia y varios hijos aguardándote en casa y que has descuidado por ir a ver una película titulada Australia.
Con películas como ésta paladeas lo que es la sensación de libertad. Aprecias el verdadero olor de la vida. Llegas a sentir el oxígeno bien fresquito en los pulmones. También viene a darse el caso de que si estás a punto de dar a luz, mejor ten al niño antes de entrar en la sala, porque en caso contrario puede darse la circunstancia de que alumbres, el niño se te vaya a hacer la comunión, se te case, y cuando salgas del cine ya seas abuela de múltiples nietos.
Y ya, para acabar, la frikada de la película: Cada vez que salía Iván en la taberna tenía la sensación de que la siguiente frase que iba a decir era: ¿Alquiler?
PD. Lobezno no mata un sólo japo.
13 comentarios:
Lo que más mola de tus críticas son los hachazos que les metes a los argumentos.
Juassss... Tronchante...
Bienvenido a casa, David Lucas ¿o era Mateo?.... Ha pasado tannnnnnnnnnnntttttoooooo tiempo....
PD- ¿En serio, no mata un japo?
¿Hachazos? Hachazo es el que tiene el niño con los ojos del gato con botas en todo el getal.
Sim, no es que no mate a un japo... es que, ahora que recuerdo, no mata a nadie.
Andaba yo pensando que Quesada, si fuera un poco inteligente (que no lo es), podría comprar esta película y rebautizarla como Lobezno Orígenes. Al fin y al cabo, Lobezno tiene muchos nombres y ha estado en muchos países. Luego hay apariciones especiales de algunos personajes de los X-Men: sale Pórtico (el Rey Jorge), el niño podría ser Tormenta antes de salir del armario y hacerse un cambio de sexo y Malo 2 podría ser Dientes de sable antes de darle proteínas. Además, también sale descaradamente el casero de Peter Parker en Spiderman 2 haciendo de tabernero.
Sin duda alguna, tarde o temprano la Marvel hará una secuela de Australia en la que Malo 2 mate a Nicole Kidman y el misterioso Drover cambie de nick y se transforme en Lobezno. Y, por fin, empiece a matar japos.
Es lo que dice en el blog de Joe: la peli es demasiado de manual. Algo así como "manual argumental para 'grandes' dramas". No es que sea una puta mierda, pero uff!
Errata: No lo que "dice", sino lo que "dije", porque Joe hizo una buena valoración de la peli.
Exacto. De tan larga, cansina. Lo bueno se pierde en lo malo.
Juas. Suena interesante. Creo que iré a verla cuando quiera suicidarme...
Pues yo creo que paso de encerrarme durante 14 años en un cine para ver australia, la alquilaré ucnado salga en DVD y pasaré el resto de mi vida viendola en casa pudiendo comer, dormir y mear en los entreactos.
Estoy deseosa de poder ver las vacas y el torso desnudo de Jackman.
El torso desnudo de Jackman tiene una escena descarada que hará las delicias de las admiradoras. A la Kidman no se le ven nada las cachas (snifff...), la verdad es que sólo se le ve una piernecita y está muy blancucha y raquítica.
Seguiremos disfrutando de "Calma total" y de ese revolcón sudoroso con Billy Zane, antes de convertirse en el malo malísimo de Titanic.
Gracias a dios que me advertiste a tiempo, ante de cometer el error de poner un pie en el teatro.
Jua jua jua. Yo tuve que sufrirla hace un par de semanas y comparto por completo todo-todito-todo lo que has escrito.
Sólo un comentario a favor de Will Smith... No es una película de "milagros". Es un dramón, una tragedia, un peliculón. Tan real y dramático como un suicidio o un trasplante de corazón. La vi bajada de Internet, con subtítulos, y me impresionó. Y he hido al cine a volverla a ver, porque se lo merece. No he visto Australia, pero seguro que le da cien patadas...
Vaya, pues yo escuché en la Claqueta de Radio Marca que era bastante mala. Si es que es lo que suelo decir yo: a los críticos ni agua.
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