Últimamente tengo la sensación de que la buena literatura de género la encuentro en las pequeñas editoriales. Que las editoriales importantes se dedican más a pensar en periodistas y mediáticos que puedan vender muchos libros y se están olvidando de que una historia entretenida puede surgir perfectamente de un pequeño autor ajeno a la vanguardia literaria que tanto nos atufa de un tiempo a esta parte.
El libro que hoy tenemos en nuestras manos es un buen ejemplo de ello. Finalista en un montón de concursos, ha pasado por muchas editoriales importantes y la excusa siempre ha sido la misma: es que hay demasiados ingredientes fantásticos para ser una novela histórica. Yo creo, por contra, que es una obra notable cuya única deuda es que sus dos creadores son anónimos (o semianónimos) para el gran público.
Pero dejemos de lado estos aspectos, que tampoco vienen mucho a cuento y centrémonos en la novela (una novela que ha gustado a gran parte de la gente que la ha leído; sin ir más lejos es la recomendación estrella de Scifiworld de este mes). «Sol de Misterio» supone una nueva vuelta de tuerca al mundo que están creando José Miguel Cuesta y José Rubio. Una cosmogonía cuyos orígenes se centran en el mito de la Atlántida y las entidades que en ella habitaron. Ojo, que no estamos en absoluto ante una secuela de «La ciudad de las puertas de oro», pero como diría Hannibal Smith: estos chicos tienen un plan y lo están desarrollando magistralmente. Repito. «Sol de misterio» es una novela que se sostiene por sí misma, que nos está contando la historia de Juliano el Apóstata —y su lucha por restaurar el paganismo contra la creciente ola de cristianismo que se está extendiendo por toda Europa—, pero a su vez es una pieza más en el complejo esquema de juego que ambos están trazando sobre un tapiz mucho más ambicioso. Es una idea sugerente, ¿verdad? Crear una mitología sobre una historia que ya existe. Reconstruir, cacho a cacho, el sendero que dejaron los atlantes en nuestro mundo y los misterios que olvidaron junto a sus huellas.
Tengo entendido que «El durmiente» y «El loto tras el muro» (ambas publicadas por Edebé) también se inspiran en ese macrouniverso de Cuesta y Rubio, pero todavía no les he metido mano.
Volvamos a Juliano. ¿Vale la pena resumir la novela? Creo que no. «Sol de misterio» es la recreación de la vida de Juliano, siguiendo un patrón fidedigno aunque combinándolo con las parábolas y narraciones que nos dejaron los filósofos de la antigüedad, algunos de ellos tan fantásticos como los pasajes más sorprendentes de esta novela. No es un libro histórico, pero sí que es una recreación con un importante trasfondo real. Rubio y Cuesta (véase que he cambiado el orden de los apellidos para que no se me enfaden los autores) nos hablan de una Roma poderosa, pero siempre desde una perspectiva romántica. La Roma que añora Juliano. Esa Roma esplendorosa que llegó después de la primera república, con el alzamiento de los grandes césares y de los poderosos emperadores. Una Roma que no tenía fronteras y cuyos dioses absorbían las creencias de pueblos y ciudades bárbaras. Esa es la Roma que quiere reconstruir Juliano y la que quiere arrebatar a los cristianos.
Leer «Sol de misterio» es como ver una de esas películas históricas de finales de los cincuenta y principios de los sesenta. Películas con gran calado dramático, en las que los guiones lo eran todo y los héroes emprendían búsquedas emocionales que se alzaban sobre la épica.
Quizás, la recreación de batallas y luchas intempestivas no sea el punto fuerte de la novela (aunque sí que hay unas cuantas escaramuzas); sin embargo, la tensión de la historia va en aumento conforme el joven Juliano se transforma en el heredero de esa Roma dominada por Constancio y todo el lirismo que conlleva la mitología se convierte en el principal motor del manuscrito. Otro matiz importante a resaltar es el uso de la filosofía en el discurso y en la interpretación de las teorías de los antiguos eruditos. El mensaje que Juliano transmite está perfectamente fundamentado en los textos que los dos autores han extraído de un exhaustivo trabajo de documentación previo y del que queda constancia en la novela. Como ya he dicho antes, al leer «Sol de misterio» da la sensación de sumergirse en una vieja película de romanos de las de antes, con grandes diálogos y con escenas en las que el drama, la exaltación y el romanticismo son lo más importante de la obra.
Por cierto, me guardo para el final el capítulo de la cueva en los Pirineos, que en ciertos momentos me recordaba a «Las montañas de la locura». Lovecraft vive en los textos de estos dos autores. Que lo sé yo. Está ahí, escondidito, fundiéndose con esa teología que habla de la antigua Atlántida y de las esplendorosas leyendas que de ella derivaron y que, aún hoy, se ocultan en nuestro mundo.
Servidor ya espera con muchas ganas el próximo libro de Cuesta y Rubio y recomienda, encarecidamente, a todos los que hayan disfrutado de «Sol de misterio» se hagan ya con «La ciudad de las puertas de oro».
El libro que hoy tenemos en nuestras manos es un buen ejemplo de ello. Finalista en un montón de concursos, ha pasado por muchas editoriales importantes y la excusa siempre ha sido la misma: es que hay demasiados ingredientes fantásticos para ser una novela histórica. Yo creo, por contra, que es una obra notable cuya única deuda es que sus dos creadores son anónimos (o semianónimos) para el gran público.
Pero dejemos de lado estos aspectos, que tampoco vienen mucho a cuento y centrémonos en la novela (una novela que ha gustado a gran parte de la gente que la ha leído; sin ir más lejos es la recomendación estrella de Scifiworld de este mes). «Sol de Misterio» supone una nueva vuelta de tuerca al mundo que están creando José Miguel Cuesta y José Rubio. Una cosmogonía cuyos orígenes se centran en el mito de la Atlántida y las entidades que en ella habitaron. Ojo, que no estamos en absoluto ante una secuela de «La ciudad de las puertas de oro», pero como diría Hannibal Smith: estos chicos tienen un plan y lo están desarrollando magistralmente. Repito. «Sol de misterio» es una novela que se sostiene por sí misma, que nos está contando la historia de Juliano el Apóstata —y su lucha por restaurar el paganismo contra la creciente ola de cristianismo que se está extendiendo por toda Europa—, pero a su vez es una pieza más en el complejo esquema de juego que ambos están trazando sobre un tapiz mucho más ambicioso. Es una idea sugerente, ¿verdad? Crear una mitología sobre una historia que ya existe. Reconstruir, cacho a cacho, el sendero que dejaron los atlantes en nuestro mundo y los misterios que olvidaron junto a sus huellas.
Tengo entendido que «El durmiente» y «El loto tras el muro» (ambas publicadas por Edebé) también se inspiran en ese macrouniverso de Cuesta y Rubio, pero todavía no les he metido mano.
Volvamos a Juliano. ¿Vale la pena resumir la novela? Creo que no. «Sol de misterio» es la recreación de la vida de Juliano, siguiendo un patrón fidedigno aunque combinándolo con las parábolas y narraciones que nos dejaron los filósofos de la antigüedad, algunos de ellos tan fantásticos como los pasajes más sorprendentes de esta novela. No es un libro histórico, pero sí que es una recreación con un importante trasfondo real. Rubio y Cuesta (véase que he cambiado el orden de los apellidos para que no se me enfaden los autores) nos hablan de una Roma poderosa, pero siempre desde una perspectiva romántica. La Roma que añora Juliano. Esa Roma esplendorosa que llegó después de la primera república, con el alzamiento de los grandes césares y de los poderosos emperadores. Una Roma que no tenía fronteras y cuyos dioses absorbían las creencias de pueblos y ciudades bárbaras. Esa es la Roma que quiere reconstruir Juliano y la que quiere arrebatar a los cristianos.
Leer «Sol de misterio» es como ver una de esas películas históricas de finales de los cincuenta y principios de los sesenta. Películas con gran calado dramático, en las que los guiones lo eran todo y los héroes emprendían búsquedas emocionales que se alzaban sobre la épica.
Quizás, la recreación de batallas y luchas intempestivas no sea el punto fuerte de la novela (aunque sí que hay unas cuantas escaramuzas); sin embargo, la tensión de la historia va en aumento conforme el joven Juliano se transforma en el heredero de esa Roma dominada por Constancio y todo el lirismo que conlleva la mitología se convierte en el principal motor del manuscrito. Otro matiz importante a resaltar es el uso de la filosofía en el discurso y en la interpretación de las teorías de los antiguos eruditos. El mensaje que Juliano transmite está perfectamente fundamentado en los textos que los dos autores han extraído de un exhaustivo trabajo de documentación previo y del que queda constancia en la novela. Como ya he dicho antes, al leer «Sol de misterio» da la sensación de sumergirse en una vieja película de romanos de las de antes, con grandes diálogos y con escenas en las que el drama, la exaltación y el romanticismo son lo más importante de la obra.
Por cierto, me guardo para el final el capítulo de la cueva en los Pirineos, que en ciertos momentos me recordaba a «Las montañas de la locura». Lovecraft vive en los textos de estos dos autores. Que lo sé yo. Está ahí, escondidito, fundiéndose con esa teología que habla de la antigua Atlántida y de las esplendorosas leyendas que de ella derivaron y que, aún hoy, se ocultan en nuestro mundo.
Servidor ya espera con muchas ganas el próximo libro de Cuesta y Rubio y recomienda, encarecidamente, a todos los que hayan disfrutado de «Sol de misterio» se hagan ya con «La ciudad de las puertas de oro».
15 comentarios:
Yo tengo La Ciudad de las Puertas de Oro en la pila.
Ah y lo de periodistas y mediáticos me imagino que no lo dices porque sí...
¿Lovecraft y romanos? ¿una cueva en los Pirineos? ¿el Durmiente? Qué bien suena. Igual un día escribo algo con ese material...
Es que hoy ves las novedades que aparecen en el mercado y casi todas estan firmadas por periodistas y mediáticos. Y tampoco es que apunte a nadie en concreto. Es algo que ya he comentado más de una vez en este blog.
La ciudad de las puertas de oro y El sol invicto son dos novelas diferentes. La primera es más épica, más narrativa fantástica pura y dura. Sol invicto es una novela histórica con matices fantásticos.
Personalmente, me ha gustado más Sol invicto que la ciudad de las puertas de oro.
Lo mejor, en ambos casos, es el universo que los dos autores están creando. Por cierto, se recomienda leer antes la novela de Timun que la de Sirius, pues hay matices que provienen de la primera y se disfrutan más en la segunda si los sabes.
Lo de Lovecraft es una intuición muy personal. Y el conflicto en los Pirineos ya salía en La ciudad de las puertas de oro. Supongo que se ha dado una de esas maravillosas coincidencias que de vez en cuando se dejan ver en dos novelas del mismo género.
Habrá que echarle un ojo a la de Ismael también, en Sirius, ¿no?
Sí, compartimos catálogo en Transversal. Por cierto, me pregunto si este género híbrido no merecería una etiqueta diferenciada de "novela histórica", que es inexacta y algo engañosa.
¿"Fantasía histórica"? ¿"Literatura de leyendas", como proponía E. Bueso?
O quizá lo más sabio sea eliminar todas las etiquetas y dejarlo en "ficción".
Hola david, aprovecho para recomendarte que le eches un vistazo a "Las caras del tigre", la última novela de Alfonso Mateo-Sagasta.
http://www.seix-barral.es/fichalibro.asp?libro=1098
La estaba esperando como agua de mayo y me acabo de enterar de que ha salido ya.
Mateo-Sagasta es uno de mis escritores favoritos, y su novela "Ladrones de tinta" una de las más divertidas que he leído en mi vida. Es muy interesante que ahora saque una novela cercana a la ciencia ficción, o al Tecno-thriller más bien.
A mí me encantó esta novela. Para mí va directa al panteón glorioso de la fantasía nacional.
Es curioso la parte de los Pirineos me recordó en su atmósfera a En la noche de los tiempos de ese chaval tan majo al que llamaban Lovecraft.
A Ismael. Ojo que te vigilamos...
El Anónimo soy yo: José Rubio, por lo de: "¿Lovecraft y romanos? ¿una cueva en los Pirineos? ¿el Durmiente? Qué bien suena. Igual un día escribo algo con ese material..."
Hola José. Tranquilo, estaba bromeando, porque YA escribí una novela con ese material, y la editó Jorge Ruiz. Me alegro de comprobar que no la conocíais, porque ya pensaba poner a trabajar a mi legión de picapleitos...
Por cierto, enhorabuena por lo del Planeta. Teniendo en cuenta cómo funciona, ser finalista es lo más parecido a ser el ganador legal del certamen.
Yo quiero el teléfono de vuestro agente.
Tengo para leer Ladrones de tinta, de Sagasta. La verdad es que tengo muchísima curiosidad por este libro. Me lo pillé de bolsillo. Tomo nota de "Las caras del tigre" para pillármelo.
¡Ah, y también hay muchas ganas de leer Infierno nevado! Después del último de Ismael, creo que sus novelas van a pasar asiduamente por mi mesita de noche.
Bueno, me voy a la cama, que hoy es uno de esos días que he lidiado con 60 niños.
Ismael. No sabía nada de tu libro. !Qué casualidad! Tendré que leerlo para saber hasta qué punto coincidimos. En cuanto a lo del Agente, simplemente no tenemos. Y lo de quedar finalista fue una pura casualidad que nos ha venido muy bien.
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