viernes, febrero 1

El infierno terrible


Ayer descubrí lo que es el infierno. A estas alturas los habituales de la página sabrán que meterme en una sala llena de niños y hablar con ellos sobre libros y literatura fantástica, no me asusta en absoluto. Pero cual fue mi osadía al proponer una clase extra fuera de horas lectivas: publicar en Internet y crear un blog personal. Como el cole no dispone ahora mismo de aula de informática, por aquello del traslado, no se me ocurrió otra cosa que llevármelos al Casal Jove. Obviamente, conté con los dos cursos de sexto: A y B. Al principio pensé que vendrían muy pocos. La mayoría son futboleros, van a repaso o, directamente, se van a sus casas para jugar a la consola. Pero acudieron el 80% de los chavales. Consecuencia: 40 niños y niñas, de entre 11 y 12 años, que por momentos parecían multiplicarse y llegar a los cien.

Pero eso no es todo. La sorpresa fue mayúscula cuando llegué al Casal Jove (la Casa de cultura, como las llaman en Castellón) y me encontré con sólo cinco ordenadores… glubs. Es más, el quinto se fue a tomar por culo en cuanto se sentó el primer niño frente a la pantalla y puso sus delicados deditos en el teclado. Es decir, cuatro ordenadores para cuarenta niños. Además, niños impacientes, que ya se habían organizado en clase por grupos, para asegurarse de estar con el amigo de turno y armar mayor escandalera. La verdad es que al final la clase funcionó (o hice que funcionara como pude), pero por momentos la mundial era una inocentada comparada con aquello. Los dividí en dos turnos por una lógica aplastante: los que estaban comiéndose el bocadillo de la merienda para el segundo turno, los que habían llegado antes y ya estaban con el Messenger encendido en el primero. ¿Sabéis lo difícil que es separar a un niño del Messenger? Los primeros cinco minutos fue una retahíla de amenazas para que desconectaran el dichoso programita. Pero lo fuerte es que estaban utilizándolo para hablarse entre ellos.

Lo primero que hicimos fue entrar en la página de Pequeños grandes escritores y… ejem… si vais a los comentarios del segundo cuento veréis que los topos han hecho estragos. No sé qué narices les ha dado a los niños de mi clase que ahora todo lo vinculan a la palabra topo o los topos. Son un poco monotemáticos, la verdad. El caso es que los de un grupo se dedicaron a machacar el cuento del otro grupo, hasta que al final (para gran alivio de un servidor) unos se enfadaron con otros y optaron por tomar las de Villadiego. Los futboleros comenzaron a quejarse de que tenían que entrar los del segundo turno porque tenían que irse al entrene, las maripilis del B que estaban con el almuerzo hicieron piña y comenzaron a meterse con las maripilis del A. Otros niños seguían comiéndose el bocata y pasaban de todo.

Al final, el primer grupo (más numeroso) acabó la clase y cedió su turno al segundo. Entonces la proporción se volvió más manejable: cuatro ordenadores para ocho niños (no me preguntéis donde fueron a parar los otros porque desaparecieron sin más, es lo que tienen los críos). Pues hala, a medrar otra vez con páginas de blogs que no se cargan, con chillidos histéricos de no mires mi contraseña, con disputas de «pongo mi cuenta de correo» «no, que ponemos la mía» o «es que Paula quiere poner la mía, pero yo digo que ponemos la suya», con validaciones de contraseñas diferentes, con «¡¡euh… es que a mi no me carga la página!!», etc etc…

Además, los niños son posesivos. Ya puedes estar explicándole alguna cosa a otro crío, que el interesado acaba pegándote un grito al oído y llevándote a estirones a su ordenador. Además, los futboleros se impacientaban cada vez más… menos mal que a uno se le ocurrió que hay un atajo en el pueblo y que corriendo entre la huerta llegaban antes. Encima se me ocurrió decirles que buscaran fotos para subirlas al blog y… nunca le digáis a una niña que busque una foto para subirla al blog… es terrible. Hasta que no ha pasado doscientas páginas de google viendo corazones y tíos descamisados, no se decide.

En fín, que el martes que viene toca segunda parte de esta clase especial. Pero ahora iré preparado de verdad. El Matarreyes una hermanita de la caridad comparado conmigo.


By David Mateo with 8 comments

8 comentarios:

Jajajaja, por unos segundos has conseguido que regresara a las clases de la academia de inglés, cuando nos daba por hacer actividades extra y nos plantabamos con un grupo de críos en el mercadona de al lado o en el parque de la ciudad para realizar alguna actividad.
Esos que sueltan la chorrada de que los profesores tienen demasiadas vacaciones obviamente nunca han batallado con una jauría de críos.

Viendo desde dentro el sistema educativo, tal como están las cosas, cada vez compadezco más a los pobres profesiones. En el cole donde yo doy clase, hay algunos resignados a lo que hay. Pero mola ver a los niños en jauría. Es divertido, al menos cuatro o cinco horas semanales.

Ah David te compadezco, me imagino que un ejército de orcos sedientos de sangre nada tiene que ver con estos críos. Y lo digo porque tengo tres diablillos, ejem... digo sobrinos, que tienen la capacidad de enloquecer a un momia en menos de diez minutos.
Espero que para la próxima sea todo más sencillo.

Oye, por que no presentas este relato al Paura?

Jeje :-s Demasiado terrorífico...

Hace poco estuve en un curso supertecnológico osea te lo juro de la muerte.... ¡¡un GPS para 30!!, no sabes cómo te entiendo... aunque ahora que lo pienso, yo estaba en el lugar de los niños no? xDDDDD
Besos,
Elena

Bueno, pues este panorama que pintas hoy si que tiene visos de terror cotidiano, si... Brrr.

Más que terror cotidiano es terror agónico...

    • Popular
    • Categories
    • Archives