Adiós Stargate SG-1

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Y a la décima… colorín colorado, este cuento se ha acabado. Se le agotaron las pilas al stargate (o más bien, se las quitaron) y el SG-1, después de diez años, se tendrá que tomar unas largas vacaciones para dedicarse a otros menesteres. Vale, lo sé, esta no es LA serie de ciencia ficción, pero sí que es MI serie de ciencia ficción. Al fin y al cabo comencé a verla con diez añitos y ahora que tengo pocos más de veinte me despido de ella (¿ha colado?).

Hará unas cuantas semanas salió el pack con la décima temporada de Stargate SG-1 a la venta, yo ayer tuve la oportunidad de visionar el último capítulo y no pude reprimir una lagrimilla al hacerme a la idea de que nunca más podré volver a disfrutar del SG-1 en acción. Se nota que los gerifaltes de la cadena le echaron el cerrojazo a la serie cuando los guionistas ni se lo esperaban (no en vano, durante el capítulo 6: «200», se hace un guiño al mundo que se mueve tras las cámaras y se anuncia, quizás con un exceso de euforia, la próxima realización de una película… justo cuando los rumores señalaban hacia ese sentido); la trama de la serie queda inconclusa, aunque se cierra con un emotivo final en el que al pobre Teal'c le salen unas cuantas canas. La invasión ori se expande por nuestro universo, la Alianza Lucian continúa llevando a cabo sus tejemanejes por toda la galaxia, el apoyo de los asgard ha terminado y los tiranos Adria y Baal (uno de los últimos Señores del Sistema) desaparecen, pero la amenaza de su retorno queda definitivamente en el aire. En resumidas cuentas, vía libre para las películas (The Ark of Truth y Continuum) que prometen dar continuidad al universo SG-1 año tras año, siempre y cuando las ventas en el mercado del DVD acompañen.

Mientras tanto, Stargate Atlantis sigue adelante y ya se anuncia la renovación por la quinta temporada. Amanda Tapping (la guapísima mayor Carter) se ha incorporado al plantel de personajes, en detrimento de la doctora Elizabeth Weir y como contrapunto al genial Rodney McKay (¡qué bueno es este personaje!). Poco se sabe de Stargate Universe, la serie que versará sobre el universo Stargate más allá de la visión de los tauri; de momento, todo hace indicar que el esfuerzo del equipo de producción está centrado en esas dos películas anunciadas anteriormente.

Sea como sea, Stargate SG-1 ha muerto después de diez años. Ya quedan muy lejos los tiempos en los que Teal’c era el primado de Apophis, en los que los Señores del Sistema se reproducían como las ratas, en los que los antiguos y los ascendidos eran una entelequia que el doctor Jackson no podía llegar ni a concebir (¡¡anda que no le han dado vueltas a este personaje!!), en los que el Stargate era el único sistema de transporte entre las estrellas (ahora hay enormes naves espaciales como el Prometeo que surcan el cosmos) y en los que el Trust o los replicantes eran amenazas insondables. Y aún más lejos quedan los tiempos de Stargate: Puerta a las Estrellas, la película de Dean Devlin y Roland Emmerich que daba comienzo a este loco y maravilloso universo.

¿Con qué me quedo después de todo este tiempo? Con muchas, muchas cosas. Obviamente con los miembros del SG-1, empezando por el coronel Jack O'Neill (al que le robé el nombre para el patrón de La Dama del Este), encarnado por el inolvidable Richard Dean Anderson, y siguiendo por una retahíla de personajes que han conformado uno de los universos más ricos y vivos de los últimos tiempos. ¿Recordáis a Harry Maybourne, a Oma Desala, a Thor, a Bra'tac, al NID, al senador Kinsey, a Jonas Queen, a Linea, a Martouf, a Skaara, a Rya'c, a Sha're…? Me dejo a muchos en el tintero, pero la lista podría aumentar hasta hacerse interminable. Creo que muy pronto volveré a visionar otra vez la serie y, aunque los primeros capítulos han perdido gran parte de la frescura original, será un auténtico placer reencontrarme con todos esos personajes que tantas horas de entretenimiento me han deparado durante la última década.

¡Chevron siete codificado!

By David Mateo with 4 comments