Primera novela de Javi en la que se adentra en un entorno histórico tan impactante como el mundo de Alejandro Magno, aunque hay que recordar que en El mito de Er ya especulaba con la posibilidad de que el gran héroe macedonio hubiera sobrevivido al envenenamiento de Babilonia. Javier plantea una ucronía en la que el Rey de Macedonia sobrevive al intento de asesinato por parte de su mujer Roxana y de su general Perdicas y se lleva sus tropas desde el desierto de Arabia hasta el sur de Roma. Desde allí comienza una cruzada para apoderarse de una península que comienza a dar sus primeros pasos hacia el esplendor.
Creo que en más de una ocasión he resaltado mi admiración incondicional hacia el trabajo de Javi. En Alejandro y las águilas de Roma vuelve a salirse por todos los lados. La historia comienza siendo un pelín farragosa. Apabulla con el vasto conocimiento que Javi tiene respecto al mundo griego y romano clásico, pero pasadas las cien primeras páginas, la historia coge fuerza y te atrapa hasta el final. Una vez más el eje argumental tiene tintes eróticos y descarnados, las confrontaciones bélicas son salvajes, apabullantes, vibrantes. Cada vez que se produce una, el narrador se convierte en un hábil mariscal que mueve las fichas sabiamente por el tablero de juego.
Sin embargo, donde esta obra demuestra que es una novela negretera (permítanme este adjetivo) es en los personajes. Ya en El espíritu del mago y en Señores del Olimpo, Javi había sabido manejar magistralmente gran cantidad de secundarios, pero en Alejandro y las águilas de Roma se las apaña con reyes, sirvientes, soldados, médicos, mirmidones misteriosos (¿Aquiles sobrevivió a Troya?), princesas, falanges enteras de soldados, femme fatales, etc etc… Y cada cual sabe encontrar su grado de protagonismo dentro de la novela. Un par de pinceladas aquí y allá le bastan a Javier para diseñar perfectamente a sus secundarios y dotarles de vida.
La conquista de Roma comienza de forma prometedora para los macedonios, que por aquel entonces eran dueños de medio mundo; pero un inesperado naufragio rompe todos sus planes y les deja bien claro que los romanos no van a ser un plato fácil de servir. A partir de ese momento, la conquista de Roma degenera en una encarnizada lucha, con un final predestinado por los astros: un meteorito se dirige hacia la tierra y amenaza con provocar un nuevo armagedón que aniquile toda vida de la faz del mundo.
Posiblemente estemos ante una de las obras más ambiciosas de Javier Negrete. El paso definitivo que le lleve a dar el salto a la novela histórica, sin embargo, eso no quita para que la emoción siga impresa en el argumento. El espíritu de la lucha, de la aventura, del enfrentamiento entre civilizaciones, incluso de la magia, sigue presente en cada página. Es una novela vibrante de principio a fin en el que caben las intrigas y las cuchilladas por la espalda. Una obra colosal que bien merece una continuación.
Un servidor ya está ansioso por hincarle el diente al próximo trabajo de Javier. La fiebre negretera no ha disminuido con este libro, sino que no ha hecho más que aumentar. Enhorabuena, Javi.
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