Tengo un amigo que se llama Casto. El muy bribón, en la última noche de farra por las discotecas de Valencia, le entró a dos pivones con éxito: la Jessi y la Marimar. La primera atiende al prototipo de modelo despampanante: rubia, ojos azules, labios de tulipán, cintura de avispa y un busto de bandera que pondría firme al mariscal más peripuesto de la armada española. Marimar, en cambio, no posee las beldades de Jessi, pero un amigo común que la conoce ya nos ha advertido que es un primor de persona: responsable, afable, cariñosa, atenta… Vamos, que se le da muy bien eso de ser de sus amigos.
¿Adivináis con quién probó suerte Casto?
El resto... ya lo sabéis: aquí.
1 comentarios:
Y a mí que me da, por los comentarios que me llegan, que muchos no han pillado la "verdadera" crítica de esta metáfora...
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