domingo, diciembre 16

Sesión doble de domingo: La brújula dorada y REC

La brújula dorada

Tras Stardust y Beowulf, queda por comentar el tercer estreno basado en un libro de fantasía: «La brújula dorada», de Chris Weitz. Basada, a su vez, en la novela de Philip Pullman «Las luces del norte», que es como se ha conocido el libro en España durante toda la vida de Dios.

Por cierto, una vez más la maquinaria mediática se ha puesto en marcha y ha hecho desaparecer de las librerías la edición de bolsillo y ahora sólo podemos encontrar ese monstruoso volumen que sobrepasa los veinte euros o la trilogía que, probablemente, rondará los cincuenta o sesenta euros. Pero nada, nada, hay que hacer negocio con el señor Pullman.

Debo decir que ya en su día, «Las luces del norte» me dejó bastante indiferente. Si queréis que os sea sincero, lo dejé a mitad. Durante las doscientas primeras páginas, la historia acababa convirtiéndose en una monótona historia que trataba sobre las vicisitudes de Lyra Belacqua en el colegio y más tarde en manos de la señora Coulter. La extensión del libro se me atragantó y justo cuando Lyra cae en manos de los gitanos (¿por qué en la película no los llaman gitanos cuando se ve a la legua que sí lo son?) desistí de seguir con él. Cierto, vaaale, ahora después de ver la película queda claro que lo dejé cuando llegaba lo mejor. Aun así, creo que la película compensa la lentitud del libro y, en cambio, falla estrepitosamente en el personaje principal: la pequeña Lyra. Es decir, si algo tenía de bueno la novela de Pullman era el desparpajo de la niña, su capacidad de sublevarse y de pasar olímpicamente de los consejos del daimonion. Ese espíritu no acaba de concretarse en la película. Sí, Dakota Blue no lo hace mal, pero no acabo de ver ese impulso divertido y valiente que tenía la Lyra original.

Una vez más, creo que la campaña de marketing ha hecho más mal que bien (y ya pasó en «Un puente hacia Terabithia» y su absurda comparación con las «Crónicas de Narnia»). A estas alturas, las cabezas cuadradas de Hollywood no se han dado cuenta de que comparar cualquier obra de fantasía con El señor de los anillos sólo puede desmerecer el producto en cuestión y provocar lo que ayer encontramos en el cine: salas vacías y caras de insatisfacción al final de la película. Y es que el film no está mal. No estamos ante una obra maestra, pero «La brújula dorada» entretiene (por favor, no le pidamos más) y avasalla con su grandiosa puesta en escena, pero ya está. Tratar de establecer una comparación entre «La materia oscura» y «El señor de los anillos» es condenar a la primera al desastre, pues ni el destinatario es el mismo («La brújula dorada» es una película para toda la familia mientras que «El señor de los anillos» es una obra magna), ni creo que los autores puedan compararse.

Cuando entré en el cine, sabía perfectamente lo que me iba a encontrar. Es más, después del resultado de leer un libro anodino, salí incluso moderadamente satisfecho. Siempre da gusto ver el glamour que desprende Nicole Kidman, las puesta en escena de New Line Cinema es maravillosa y hay momentos bastante divertidos: como la batalla entre los osos acorazados. Hay otros momentos bastantes absurdos: si me convierte en rey de los osos, ¿por qué no me los llevo a la guerra? Pero bueno, todo son detalles nimios que no afectan a una película entretenidilla para ir a verla al cine con toda la familia.

Un último detalle muy importante, ¿qué pinta Christopher Lee en esta película? Sus apariciones últimamente en las grandes producciones son acojonantes. En «El retorno del rey» (la versión cinematográfica) su no inclusión es vergonzosa cuando era uno de los protagonistas en los primeros impases de la película. En «La venganza de los Sith» es el sparring de Hayden Christensen durante los cuatro primeros minutos del film y en «La brújula dorada» dice una puñetera frase y desaparece. Francamente, para aportaciones tan ridículas… ¿de verdad es necesaria su inclusión?


REC

Me lo he pasado pipa viendo esta película. Es la producción nacional de terror de este invierno, junto al Orfanato. Desde el primer momento, esa cámara al hombro y la guapísima Manuela Velasco como maestra de ceremonias, te meten en la dinámica de la película y te encadenan a la trama (bueno, en realidad no hay trama… ¡¡pero qué más da!! ¿Acaso en las pelis de zombies hay un argumento definido?).

La fórmula no es innovadora, ya se puso en marcha con «La bruja de Blair» y en «Perdidas», pero en la producción de Jaume Balagueró y Paco Plaza se le da una vuelta de tuerca y nos muestra la historia a modo de documental. Cualquier ángulo es bueno para captar una escena del edificio donde se desarrolla la acción: un pasillo angosto, una ventana entreabierta, el hueco de una trampilla… El acertado uso de la cámara depara imágenes estremecedoras y claustrofóbicas que te mantienen pegado al asiento del cine.

La historia es sencilla a más no poder. Dos reporteros, que siguen a una patrulla de bomberos, se meten en un edificio durante el rodaje de un programa de televisión y en seguida se dan cuenta de que algo extraño sucede a su alrededor. Pronto los vecinos y todos los involucrados en el asunto se ven forzados por las autoridades a permanecer dentro del inmueble por una extraña enfermedad que parece derivar de una de las viviendas. A partir de ese momento, REC se transforma en una película claustrofóbica a más no poder y bebe de los argumentos más caspsos de las pelis de muertos vivientes: viejas zombificadas, enfermedades raras, científicos locos, niñas mordedoras y, sobre todo, ambientes crispados entre los protagonistas. Y, seamos sinceros, ¿acaso no hay escenario más adecuado para una peli de miedo que tu propia escalera y los adorables vecinos de tu comunidad? La película recoge esas reacciones chabacanas de los habitantes del bloque ante un terror indómito y sobrenatural. Algunos momentos te hacen soltar una buena carcajada para, al instante siguiente, sobrecogerte a causa de un susto inesperado. Además, la mayoría de los secundarios dan el pego porque se comportan con naturalidad castrense, lo cual ahonda en el enfoque de documental que quiere transmitir la película.

Mención aparte merece Manuela Velasco haciendo de Ángela, esa reportera pragmática que tan pronto se preocupa de la imagen que ofrece ante la cámara o mantiene una lucha tenaz contra las autoridades para que su asistente siga grabando en los opresivos pasillos de las viviendas. Manuela Velasco es todo un descubrimiento que espero siga prodigándose por la gran pantalla.

En definitiva, buena película de sustos que consolida la proliferación de este género en las producciones nacionales. ¡¡Y encima película de zombíes!! Romero, estás acabado. Que siga la racha.

By David Mateo with 11 comments

11 comentarios:

Pues a mi REC terminó aburriéndome. El arranque perfecto, y el primer tramo también, la escena con la anciana me pareció escalofriante, pero llegó un momento, por saturación, en el que cada nuevo contagiado ensangrentado que aparecía gritando "aaargggh" me daba más risa que otra cosa.
A mi juicio el guión termina haciendo aguas por todos sitios y ello, inevitablemente elimina la suspensión de la credulidad y ese hiperrealismo que busca transmitir la cinta.
Ojito spoilers, ¿cómo es posible que el bombero se infecte y devenga una bestia parda en minutos, el tiempo que tardan en buscar las llaves de la trampilla del sótano, cuando en el resto de casos pasan horas?. Por otro lado ¿para qué explicar tanto? En ese afán, al final terminan por estropearlo todo todavía más. Primero por la casualidad casualidosa de que justo cuando cámara y reportera entran en el ático se tenga que abrir la trampilla superior sin motivo alguno y, segundo, si esa anciana decrépita, o adulta desnutrida, es la niña enferma de la que hablan las grabaciones, ¿cómo narices ha sobrevivido todo este tiempo? ¿Comiendo moscas? Sin olvidar que la infección del perro, sin posibilidad de que la enferma pueda morderle o llegar su saliva hasta él, no queda nada clara.
A mí juicio la cinta va perdiendo intensidad hasta terminar en nada.

Bueno, el inspector de sanidad viene a decir que a cada persona el virus le ataca de una manera diferente. Por ejemplo, la niña aguanta un día entero sin transformarse, en cambio, en el caso del bombero, del inspector de sanidad o de la madre el cambio es inmediato.
Tienes razón cuando te quejas de esa necesidad extrema del director de explicarlo todo. Sin embargo, a mi no me desagradó. El final es chabacano sin duda, pero eso es precisamente lo que me gusta de la película. La inclusión de ritos, experimentos y ensayos con la niña. La explicación no está justificada, ni siquiera es necesaria, pero ahonda en esa mitología ramplona que tienen algunas pelis de terror malillas. Si quieres que te sea sincero, dejé de pensar en REC como una película seria en cuanto la reportera empieza a hacer las diferentes entrevistas a los vecinos de la comunidad. Creo que tiene una parte de humor castizo y grosero que le da una distinción especial. El final es un correcalles, pero recuerda a esas películas de serie B que, inevitablemente, tenían que dar una explicación descabellada a todo, aunque sonara surrealista e increíble.
Como dije al principio, me lo pasé pipa viéndola, pero no porque fuera una película de terror seria, sino porque transmitía esa sensación de miedo casposo que tienen algunas buenas películas de terror malo.
Por otro lado, Balagueró no es uno de mis directores preferidos. Frágiles me defraudó y Darknes ni fu ni fa. Demasiado explícito para mi gusto.

Por cierto, la escena de la anciana me recordó, por lo grotesco, a Amanecer de los muertos (Dawn of the dead) de Zack Snyder.

Los detalles a lo trece rue del percebe, versión gore, de la película son de lo mejorcito del film. El final, a mi juicio, lo peor.
De momento la única de Balagueró que me ha convencido ha sido "Los sin nombre", vale que contaba con una materia prima pata negra, Ramsey Campbell nada menos, pero creo que hizo un buen trabajo.
En Darkness la historia me pareció confusa y al igual que en REC, daba la impresión que quería explicar demasiado, como justificándose. Frágiles me parece hasta el momento la más floja, sin pizca de originalidad alguna.

Vaya, no recordaba Los sin nombre. Esa sí que me gustó a mi también. A ver si con La dama número trece logra un buen resultado. Porque ahí si tiene una historia cojonuda.

A mí también me gustó bastante la peli. Respecto al final, no está tan mal. A ver, la niña a sobrevivido tanto tiempo ahí porque se supone que está endemoniada, de ahí su aspecto. Admitiremos por ello que la trampilla se abre al entrar la reportera por "mano del diablo". Las dos grandes dudas son: 1) si la sala está cerrada, ¿cómo ha entrado el perro? 2) Si la niña es un demonio, ¿por qué los infectados se convierten en zombies rabiosos?
Pero esto es hilar ya muy fino. Creo que la película funciona estupendamente como entretenimiento. Yo me lo pasé como un crío chico, hasta me reía del miedo que pasaba junto a mi hermano (a él también le pierde el cine de terror) como cuando éramos pequeño. Si en España se prodigará más cine tan efectivo y entretenido, ya verían los que tanto se quejan cómo espectadores no recelaban tanto del cine español. Y es que no sólo de dramas y reflexiones egoncéntricas vive el hombre...

Totalmente de acuerdo en esa última apreciación, Javier. Menos historias sociales y más cine de esparcimiento. Es lo que necesitamos los aficionados.

Pues será que no me enteré de la misa la media. Porque lo que yo pillé es que lo que se había tomado por posesión, como dan a entender los recortes de periódico, era en realidad el virús y que el cura que vivía con la niña en el ático y según se deriva de las grabaciones, intenta curar, menciona algo de aislar la enzima, o similar.
Cuando es consciente de que no lo logrará, decide dejar a la niña encerrada -vale que es un cura pero hostias, estando en juego el destino de la raza humana, ¿tanto cuesta liquidarla y quemar el cuerpo?.
Vale, seré tiquismiquis, pero no puedo con las historias que son incapaces de mantener la coherencia interna y cubren los huecos apelando a la benevolencia del espectador.
Si uno va al cine a que le peguen cuatro sustos, pues de coña, si espera encontrar una historia de terror bien urdida, pues a mi juicio, mejor se busca otra.
En cuanto al cine español, tampoco es necesario, cada vez que se critica una película que funciona bien en taquilla, recurrir al argumento de mejor esto que otra paja mental intelectualoide. Digo yo que habrá un punto medio en el que se pueden contar historias interesantes con un guión coherente. Amenábar es buena prueba de ello.

Ya, pero la lista es bien corta. Es decir, si el cine español fuera como el francés, en el que salen adelante directores muy visuales, pues todo el mundo encantado de la vida. Tendríamos un buen mosaico donde elegir. Pero quitando a Amenábar, Alex de la Iglesia o Guillermo del Toro... la lista es bien corta.
Tampoco es cuestión de elogiar todo lo que se sale de la norma. Ahí está el fiasco de Agustín Díaz Yanes, al que se le ha endosado un buen rapapolvo por su Alatriste (que triste es vender épica cuando vas a ofrecer más de lo mismo). Pero REC, sin grandes alaracas, es una película que mantiene el tipo hasta los compases finales en donde se descontrola y al director se le va la pinza.

Quizás mi problema fue que tenía muchas expectativas puestas en la película. Y las cumplió a medias, tirando a poco, algo parecido a lo que me pasó con el orfanato, y de hecho, también a lo que me pasó con Alatriste. Curiosamente, en las tres, lo que me falla es el guión. Será que es en lo que me fijo más...

El problema es que nos estamos acostumbrando a ver películas sin guión y esperar muy poco de ellas. Ese es el verdadero problema.

    • Popular
    • Categories
    • Archives