martes, julio 15

El país de las maravillas


Ochenta y cinco mil lecturas acaparó Neil Gaiman durante el tiempo limitado en que American Gods estuvo disponible en su blog personal. Con un total de 3.800.000 páginas leídas del libro y un tiempo medio de lectura de 15 minutos. Las ventas de su libro se incrementaron en un 40%, añadiéndose a la compra de American Gods, otros títulos de su obra.

Parece que el experimento le ha sido provechoso al señor Gaiman. Para un autor reconocido, la exhibición de su obra puede ser un buen trampolín para vender unos cuantos miles de ejemplares más, pero… ¿y para el resto de los mortales? ¿Conseguiríamos llamar la atención? Permítanme que lo dude. Y no me señalen con el dedo, acusándome de conservador, ni poco abierto a las nuevas tendencias. Simple y llanamente creo que vende quién existe en el panorama literario. El que no existe, el que ve como sus libros van desapareciendo paulatinamente de las estanterías de las librerías y no son repuestos, por mucho esfuerzo que haga en la promoción personal de sus libros, se queda en eso: un exangüe intento de llamar la atención.

Podemos mostrar con impudicia nuestras obras, podemos rascarnos el bolsillo para ir aquí y allá para presentarlos, podemos recorrer mil foros para «vender» el último título que ha sacado la editorial de turno, pero tengamos una cosa bien clara: somos carne de cañón. Sin una promoción adecuada, nuestros libros jamás van a vender.

Y puede venir quien quiera a decirme que la exhibición de la totalidad de un libro es provechosa para el autor, que les digo desde ya que servidor no traga. Puede ser provechosa en una proporción ridícula, porque la respuesta positiva a ese fragmento exhibido no va a superar la de los veinte o treinta lectores, y de esos lectores no más del cinco por cien se dedicará a la búsqueda del arca perdida… perdón, del libro perdido.

¿Que son palabras crípticas? Sí… ¿y qué? A estas alturas, quien quiera creer que vive en el País de las Maravillas, allá él. Las estadísticas en el mundo de la literatura fantástica son las que son. Todo se resume a un círculo descendente en el que la inercia te lleva a dar dos pasitos hacia delante y otros tres para atrás. Y progresar no supone dar un paso más al frente. No, en absoluto. Progresar en este difícil mundillo es procurar no dejar de dar esos dos pasos al frente e intentar que los pasos hacia atrás se reduzcan de tres a uno.

Volviendo al señor Gaiman, es fácil promocionar lo que ya de por sí tiene un valor intrínseco. Todas las jugadas que se invente la editorial de Gaiman van a ser lucrativas, ya que este señor es un valor rentable y en alza. El gran problema es que el sesenta por cien de las editoriales españolas no se toman en serio a sus propios autores y éstos acaban convirtiéndose en una pieza más de la industria. Cuando el escritor es, en sí mismo, la pieza relevante que debe mover la maquinaria y se le debe tratar y remunerar como tal.

By David Mateo with 5 comments

5 comentarios:

Estimado David:
Esta es una reflexión que tenemos todos aquellos que escribimos, y la he sentido muy mía. Subscribo cada coma, cada impulso para escribir, cada teclado.
¡Pero es tan bonito creer en el País de las Maravillas!

El día en que un escritor deja de verse a sí mismo en el País de las Maravillas, deja de ser escritor. Porque el golpe contra el País de las Realidades es tan brutal, que es muy fácil desencantarse.

No puedo evitar que me invada cierta melancolía al leer esta opinión, sobre todo porque aún mantengo esa "ilusión" de muchos de ver aquello que escribo publicado, aunque en el fondo sé que tienes toda la razón.

Sé a ciencia cierta cual es la realidad, pero bueno, supongo que es intrínseco en el ser humano soñar y viajar al "País de las Maravillas" aunque luego vengan los Gaiman de turno y vendan por ser quienes son y no por lo que hacen (sin quitarles mérito eso sí)

En fin... es lo que hay.

Esta discusión es muy oportuna porque hace unos días John Scalzi publicó un comentario en su blog que tuvo bastante difusión.

Por lo visto, después de liberar el primer libro de una serie, las ventas subieron un 20% para ese libro y un 30% para el siguiente de la saga. Sin embargo, Scalzi ya dice que eso hay que tomarlo con cautela y que el aumento de ventas puede deberse a otros motivos.

A partir de ese comentario, las discusiones se dispararon en otros blogs y entre las conclusiones que recuerdo haber leído había:

* Que ese método parece funcionar cuando se libera el primer ejemplar de una serie.

* Que nadie conocía ningún caso en el que esa estrategia hubiese catapultado a un autor desconocido.

* Que la mayor parte de esas iniciativas han sido "de las editoriales" dentro de una estrategia comercial, y no strictu sensu de los autores. De hecho, la mayor parte de los autores que promueven la cultura libre tienen los derechos de publicación electrónica de sus libros vendidos a sus editoriales.

* Que la imagen de esa estrategia es positiva entre los lectores que suelen manifestar su opinión.

* Que los que tienen lectores de ebooks preferirían obtener los siguientes libros también en formato ebook, aunque sea de pago.

* Algunos lectores sugerían que el modelo cambiase de "pagar por la última obra" a "pagar por la próxima obra".

Yo, de momento, estoy empezando a publicar en www.franontanaya.com los relatos con Creative Commons no derivativa, no comercial. En cuanto a libros enteros, me gustaría esperar a que la situación actual madure. Todavía no tengo claro si estas estrategias no están apoyándose en "excedentes de recursos" ni qué dinámica habrá a largo plazo o qué mercados surgirán con los lectores de tinta electrónica.

Me quedo con el segundo punto que propones, Fran:

* Que nadie conocía ningún caso en el que esa estrategia hubiese catapultado a un autor desconocido.

Creo que ya lo he expuesto alguna vez, pero hoy en día, para que un libro triunfe de verdad debe existir un apoyo incondicional de la editorial y desembolso publicitario que haga destacar la obra por encima de las demás. Creo que cuando se produzca la explosión electrónica sucederá lo mismo. El dinero, la publicidad, la proyección mediática... harán que la novela destaque del resto. Si no existe ese apoyo mediático, el libro se hundirá en los densos pastos editoriales.

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