Con toda la buena voluntad del mundo, eso se le presupone, Sebastián Oliva Ruiz-Díaz, dueño de una empresa de limpieza de Quintanar de
la Orden (Toledo), vino ayer a
La Fe de Valencia para ofrecer trabajo y la preceptiva regularización legal al inmigrante rumano que la semana pasada se quemó a lo bonzo a las puertas de
la Subdelegación del Gobierno de Castellón.
Puede que Sebastián Oliva llevara un contrato de trabajo bajo el brazo, cosa que le honra, pero ¿de verdad era necesaria la difusión de la noticia por todos los medios de comunicación? Hace unos meses De Juana Chaos iniciaba una huelga de hambre para reivindicar el cumplimiento de su condena, a las pocos días saltó la noticia de que por todo territorio nacional se estaban declarando huelgas de hambre en instituciones penitenciarias. Hoy, quizás, la mano de alguien desesperado esté tentada a aproximarse un poco más al mechero.
2 comentarios:
a lo mejor aparecen más empresarios con contratos debajo del brazo, no te parece?
Sí, ójala, pero casi mejor que aparezcan antes de que cojan el mechero.
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