Y siempre que hago un desplazamiento, regreso a casa con algún libro en el zurrón. Ayer tocó:
El Monje, de Matthew G. Lewis, libro terrible y una de las cimas de la novela gótica, vio la luz en marzo de 1796, y despertó inmediatamente el interés y el asombro de la crítica y el público. Hoy, doscientos años más tarde, el poder hipnótico de su prosa y el veneno moral que destilan sus páginas sigue despertando el asombro de las generaciones de lectores que gustan del terror clásico. Ya desde su aparición, la obra fue tachada y condenada por impía, libertina, atea y corrompida. H. P. Lovecraft, maestro de ceremonias de la literatura macabra, la considera «una obra maestra de verdadera pesadilla cuyos elementos generales de corte gótico están condimentados con un cúmulo de rasgos macabros».
La novela nos presenta a un monje español, llamado Ambrosio, quien de un estado profundamente virtuoso pasa a ser tentado por el demonio bajo la apariencia de la doncella Matilde. Finalmente, Ambrosio es condenado a morir en manos de la Inquisición.
Tras quince años de labor ininterrumpida en el inagotable campo de la literatura fantástica y de terror, la editorial Valdemar ha llegado a reunir en sus colecciones -especialmente Gótica y El Club Diógenes- cerca de mil relatos de terror cuyos autores han volcado su peculiar genio y buen hacer con el sano y loable objetivo de «meter miedo» (acelerar el pulso, suspender la respiración...) a sus asombrados y agradecidos lectores. Felices pesadillas pretende ser tan sólo, y nada menos, el crisol en el que se ha mezclado lo más granado de esta cosecha terrible: la quintaesencia del miedo. Reúne esta antología, más representativa que exhaustiva, cuarenta relatos de otros tantos autores, y el lector descubrirá en ella, pues así se ha pretendido, los temas clásicos de los cuentos de terror: la muerte, los fantasmas, el diablo, los vampiros, los sabios psicópatas, la venganza, la fatalidad... El aficionado a los cuentos de terror encontrará en este volumen una buena guía para sumergirse en las oscuras aguas del género, un atlas de una geografía fantástica que se parece mucho a nuestra propia mente, uno de los mejores candidatos a acompañar nuestras noches de insomnio o a poblar el vacío anaquel de un náufrago en una isla desierta.
Buena literatura gótica para empezar con estremecimientos el otoño.
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