Este mundo de la literatura fantástica es un mundo en el que todos tenemos razón. Los aficionados tenemos la razón, los autores tenemos la razón, los editores tienen la razón, los críticos tienen la razón, las distribuidoras tienen la razón… bueno, esas siempre tienen la razón. En un mundo así, es fácil perderse y meter la pata, y un servidor es consciente de que la ha metido hasta el corvejón.
Hay veces que por alzar más la voz no tienes más razón. Lo importante no son las formas, sino el fondo. Con este mensaje quería rectificar las formas en que me he dirigido a un colega escritor, porque eso me ha quitado parte de la razón que llevaba en un principio; a pesar de que algunos desaprobéis esta marcha atrás, la conciencia me dicta que debo hacerlo. En un mensaje anterior, hablé de un escritor inculto, frivolicé con el manga y el shojo (cuando un servidor consume habitualmente comics americanos y admite que vio dos veces seguidas Spiderman 3), mencioné que este autor publicaba con una editorial sospechosa que se dedica a la autoedición. Pues bien, tengo que dejar claro que este autor se está labrando una carrera literaria con muchísimo esfuerzo y que para nada es un inculto (ningún editor publicaría un libro a un inculto), que el arte es libre en todas sus vertientes culturales y que de entre muchos de los individuos sospechosos que pueblan esa empresa dedicada a la autoedición, este autor es de los pocos que, en cada aparición pública, ha mantenido una línea respetuosa e íntegra. En más de una ocasión, este autor me ha dicho que sus libros no son autoeditados y siempre he aceptado su palabra porque nacimos a la par como escritores y hemos mantenido siempre una comunicación y una confianza. Lamento haber dicho que sus libros eran autoeditados en un momento de ofuscación, pues sigo confiando en su palabra porque siempre me ha demostrado que la tiene.
Me dejé llevar por el daño que se le había hecho a un amigo personal, pero tampoco puedo desdeñar que mis palabras también resultaron dañinas hacia la obra de otro amigo y colega. Con todo ello no quiero exculpar al segundo. Lo ha hecho y punto. Soy de los que piensan que entre escritores debe existir un código ético no escrito de respeto y los autores debemos ser fieles a ese código. Sigo sin compartir las opiniones vertidas por dicho escritor en su foro, pero no puedo dejar que mi soberbia me ciegue y en ningún momento deseo fastidiar la carrera de este escritor. Como puedes ver tus palabras no cayeron en saco roto y hoy desmiento todas las chorradas que dije el sábado pasado y las que haya podido escribir desde entonces. Me equivoqué y no usé los modos adecuados. Pero no olvides que el escritor lucha contra muchos factores y lo que no puede hacer es actuar como crítico y como fan. Desgraciadamente, eso un servidor lo está aprendido a fuerza de golpes.
Creo que hoy es uno de esos días en los que te vas a la cama con algo en qué pensar.
12 comentarios:
Rectificar es de sabios y te honra. Ahora bien. Si de la editorial que estamos hablando es de Entrelíneas Editores, a día de hoy, todavía estoy esperando una prueba fehaciente de que no se dedican a la autoedición, más allá del pacto de silencio que sus autores mantienen por la parte que les toca. Vaya, como si yo andara diciendo que Lulu me ha pagado para que colgara mi novela allí... ¡Venga hombre! La primera regla para que te tomen en serio es tomarse en serio a uno mismo.
Al autor al que haces mención ya le he leído al menos un par de intervenciones frívolas, sin argumento alguno y desafortundas, contra la obra de otro colega en foros públicos y sin ningún atisbo de preocupación por las consecuencias que sus palabras puedan tener sobre quien lo lea.
Queda fuera de toda duda que el tratamiento despectivo de las aficiones de una tercera persona son gratuitas, incluyo las mías, pero no acepto que sólo seamos unos los que nos apliquemos el tamiz de la cordura a la hora de hablar de la obra de otros. El respeto se gana practicándolo y no pisoteando el del prójimo. Y a diferencia de lo que ha hecho ese autor en más de una ocasión y en foros con veinte veces más visitantes que este blog, tú no has mencionado ni su nombre ni el de sus libros. ¿Cómo se hubiera sentido ese autor si hubieras escrito en un foro poblado por admiradores de tus libros y por extensión de tu criterio: Me estaba leyendo el libro X de X (por el nombre del autor en cuestión y su último libro), que por cierto está recibiendo críticas malas (aunque resulta que no es verdad) y lo he dejado antes de llegar a la mitad porque no me gusta nada. (supongo que pretender una explicación sobre el porqué ya es pedirle peras al olmo)
Eso, querido amigo, es muchísimo más grave que mofarse de la infantilidad de ciertas aficiones y es precisamente lo que ha hecho él. Y aunque repito, tu mea culpa es encomiable, a mi juicio carece de todo sentido si no viene precedido por una rectificación del aludido.
El problema de que el aludido rectifique a estas alturas es que la rectificación llegaría tarde porque su comentario ha estado subido durante semanas en su foro. Cambiar el sentido de una crítica sonaría falso. El autor que dio la bofetada, creo que ha sufrido en sus carnes lo que se siente cuando parte de una comunidad de autores reacciona ante unas palabras provocativas hacia la obra de un compañero. Creo que fue una reacción lógica por parte vuestra y no expresasteis más que un sentir, pero ayer tuve la oportunidad de hablar con él y creo que actuó desde el conocimiento y guiado por la inocencia (me vienen a la cabeza los comentarios de Alfredo). Una bofetada como ésta a todos nos hace reaccionar y ver la vida de forma diferente, ahora el que debe sopesar sus acciones y su modo de actuar es él (y no yo). En absoluto me arrepiento de haber denunciado el fondo, aunque sí las formas, que en absoluto eran las adecuadas e incluso llegaron a ser muy dolorosas para él. Cuando uno tiene un blog tiene también una responsabilidad y, a estas alturas, debe ser precavido en sus juicios.
¿De verdad piensas, Enric, que el aludido debe rectificar? ¿Para qué? ¿Para decir que la crítica ya no es negativa, sino positiva? Se puede rectificar una opinión objetiva, pero no subjetiva. Lo que debería hacer, bajo mi criterio, a partir de ahora es aplicarse el cuento. Pero no voy a pecar yo ahora de papista y que cada cual tome sus decisiones.
Respecto a lo de Entrelíneas, a saber... Algunos de sus autores se justifican hablando de contratos de coedición. Normalmente el tema de los contratos suele ser privado, pero por aquí hay unos cuantos autores que han sido tentados por esta editorial y siempre se les ha presentado un contrato de autoedición (tú también lo sabes, amigo mío). ¿Que con este autor se ha hecho una excepción? Puede ser. Viniendo de su boca me lo creo más que en boca de muchos escritores que pueblan la red.
Lo de rectificar no venía, obviamente por cambiar una crítica, eso no tiene ningún sentido, lo que sí puede hacerse es argumentarla o al menos aclararla.
Si yo digo: este libro no me gusta, he sido incapaz de terminarlo, alguien que cree en mi criterio y lo comparte pensará: no lo leo ni de coña.
Por el contrario si yo digo: este libro no me ha gustado pues su nivel de violencia me resulta excesivo y sus descripciones son demasiado descarnadas, aquellos que lo lean y que sí gusten de la violencia lo comprarán encantados a pesar de conocer mi opinión. Una crítica literaria debe ayudar al lector potencial a saber a qué se enfrenta, en ningún caso debe imponerle nuestro propio criterio.
Rectificar hubiera sido algo tan fácil como dejar en los foros aludidos un mensaje matizando lo dicho. Y sobretodo aclarando que NO ES CIERTO que el libro haya recibido malas críticas. Igual que has reflexionado tú y has suavizado tus palabras, el autor en cuestión debería matizar las suyas. A mí eso de justicia pero no por mi casa no me sirve.
El tema de Entrelíneas no merece ni ser tratado. Cualquiera que se moleste en buscar vía Google descubrirá decenas de casos de gente que ha descubierto que se le ofrecía una autoedición después de echarse una panzada de kilómetros hasta Madrid. Curiosamente sólo le ha ofrecido ese misterioso contrato de coedición a quienes al final han terminado publicando con ellos. Pero, ¿cómo es posible que ni uno solo de los que no han publicado diga: es cierto a mí me ofrecieron una coedición pero no me interesó? Sólo defienden la susodicha editorial aquellos que han publicado con ellos (pagando claro está). Y el resto sólo conoce de un contrato de autoedición. Cierto que ya he leído a varios de sus autores diciendo que ellos no han pagado por publicar, pero seamos serios, todos sabemos quiénes son, la credibilidad que merecen y sobretodo, cómo escriben. Lo diré alto y claro: ENTRELÍNEAS SE DEDICA A LA AUOTEDICIÓN. Y quien quiera cerrarme la boca que me enseñe ese contrato que demuestra lo contrario.
Bueno, bueno... yo he de decir... que lo que a mi me ofrecieron se parece más a la coeedición que a la autoedición. No acepté, porque no me pareció en aquel momento una opción válidad, pero, de ninguna manera tenía yo que pagar para publicar. Me enseñaron el contrato y... bueno, tal vez habría que definir el concepto de autoedición.
El caso es que, Entrelíneas no es una editorial clásica, pero a mí, al menos no me engañaron en ningún momento. Intentaron venderme la moto, pero quién no lo hace hoy día.
Hombre... ¿quién no lo hace hoy día? Las editoriales serias, Srider. No se puede meter en el bote a todas las editoriales.
Uno de los grandes problemas de Entrelíneas es que te venden la moto para que te desplaces desde tu ciudad a Madrid con los gastos que eso supone para que, al final, te presenten un contrato de autoedición o coedición. Eso, en una sociedad en la que el email y el fax funcionan a la mil maravillas, suena casi prehistórico.
En un municipio pequeño, la coedición no es descabellada, pero en grandes metrópolis como Barcelona, Valencia o Madrid vas con un contrato de coedición a Cultura y se te ríen en la cara. Y más en Valencia, donde sólo se avala la cultura derivada de la dolçaina y el tabalet.
Entrelíneas son autoedición o como se quiera llamarlo, lo sé por un caso muy cercano. Quedas con ellos, te halagan la obra con un informe de lectura y te dicen la pasta que tienes que invertir para que la tirada sea rentable, el precio por unidad del libro, eso sí de la publicidad ya se encargan ellos. Si poner pasta de tu bolsillo para publicar tu libro no es autoedición, apaga y vamónos.
Estoy de acuerdo con Tobías en lo de que las Editoriales serias no hacen eso.
Pero, aunque no me gusta la forma de trabajar de Entrelíneas, en ningún momento me pidieron dinero. Las cosas como son.
Pues te propondrían una coedición porque verían factible el publicar en consenso con el ayuntamiento o pondrían ellos la pasta para distribuir el libro, Srider. Es que más opciones no hay.
Vale, ahora piensa que en vez de ir un tío de Bollullos de Arriba, va alguien de Zaragoza, o de Sevilla, o de Valencia. ¿También le proponen coedición?
Pues si no te pidieron dinero entonces no entiendo porque comentabas que te habían propuesto una coedición. Si no te pidieron dinero te estaban ofreciendo un contrato de edición normal y corriente.
Yo soy el caso cercano de Alex. Lo que me ofrecieron en Entrelíneas fue una autoedición pura y dura. Y sí, hasta Madrid fui para quedarme con cara de tonto.
Y opino que, si no hay nada bueno que decir, lo mejor es callarse. Yo ya me he callado un par de veces.
Un saludo.
Vamos a ver... por eso decía lo de definir el concepto de autoedición. No me pidieron el dinero en el sentido de que yo no tenía que pagarles en el acto como hice con nuevos escritores -50% al principio y el resto a la entrega-. Entrelíneas me descontaba los gastos de la edición de las primeros 150 volúmenes vendidos.
Por eso digo, no me pidieron dinero, pero tampoco obraron como una editorial al uso.
Con todo esto, no intento defenderlos, sólamente cuento lo que me ofrecieron.
De todos modos, estoy de acuerdo con lo que se dice aquí: el viaje en valde, el informe de lectura "adulador" y la autoedición o coedición con autores de pueblos pequeños.
Pues eso. :D
Es que para un autor de pueblo pequeño puede ser muy goloso editarse, sea del modo que sea.
En las pequeñas ciudades solo tienes que enseñar una maqueta para autodenominarte GRAN MÚSICO. Y lo mismo pasa con los escritores. Esto puede que les abran puertas en su lugar de origen, pero en cuanto salen de las fronteras, todos vemos de que pie cojea.
Ojo, puede que esos señores que se autoeditan conscientemente sean buenos escritores, no digo yo que no, pero la experiencia me dicta que en la mayoría de los casos son más bien mediocres.
Así pues, el que quiera autoeditarse, que conozca de antemano los riesgos que tiene, las partes favorables de hacerlo y las negativas.
De la ética de las editoriales que se dedican a ello mejor hablamos otro día.
C.
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