martes, septiembre 4

Los Navegantes, de José Miguel Vilar

Akkan fue mercenario, ladrón, fugitivo y guardia de seguridad en un puticlub, en pleno universo de fantasía. Con dos cojones. Ese es uno de los muchos planteamientos que José Miguel Vilar presenta en los Navegantes, novela publicada por la editorial AJEC. ¿Y qué quieren que les diga? Que me ha encantado.

JM despliega una colección de sandeces, baladronadas y posturas insolentes que convierten la novela en un escenario irreverente de actores predestinados a caer en un agujero de decadencia absoluta. Pero hay algo en la prosa de Vilar que salva la trama del esperpento y le otorga profundidad; metáforas que van más allá del sutil filo de la ironía y construyen la personalidad de cada uno de los personajes de la novela. En la contraportada del libro se compara Los navegantes con una novela río de George Martin, yo no me atrevería a tanto. La trama tiene sus limitaciones, pero es que los personajes son tan grandes, las situaciones tan enrevesadas, los sentimientos afloran con tanta facilidad (JM es un mercader macabro de los sentimientos) que estos acaban escapando del libro y embargan al lector con mucha facilidad.

Para mí ha sido el descubrimiento del verano (junto a La dama número trece de Somoza, aunque este último ya no es tanto descubrimiento), amén de una grata sorpresa. Sin lugar a dudas, uno de los mejores libros de fantasía que he leído (no, que he disfrutado) en mucho tiempo.

¿La trama? ¿De verdad importa? El asedio y la conquista de Arialcanda por parte de los trinisantos es una excusa barata que desentierra una auténtica sinfonía de hachazos por la espalda, zancadillas, suturas al corazón y situaciones desternillantes (y eróticas… éste chico es un pervertido), que se desarrollan en una sucesión sin fin. Vilar construye con Arialcanda una de esas hermosas civilizaciones perdidas en la literatura romántica… y la destruye sin ningún escrúpulo, y la vuelve construir, y la vuelve a destruir para construirla una vez más, así hasta el infinito. Pero lo que verdaderamente importa, donde esta el petróleo en esta historia, es en los personajes. Un servidor, tétrico él, se queda con la locura de Veritám, la fortaleza de Yi Na y la épica de Amin, el desparpajo Boléii y la tragedia constante que envuelve la vida de los Yenenaii. Pero hay más, mucho más, historias que se solapan y se entrecruzan, como la de Aireii y la del Capitán Tanguy, carreteras pobladas por bufonescos personajes secundarios que aguardan el momento de entrar en escena, aunque sea en un papel corto y fugaz. Porque Arialcanda es un teatro de vanidades y excesos donde todo está permitido, hasta un cocodrilo violinista que divaga sobre las cualidades del Dios Escritor y ejércitos de ratas que velan por la seguridad de las damas defenestradas.

Es de agradecer que, día tras día, aparezcan nuevos escritores que agranden la escala de autores dedicados a la fantasía, pero con José Miguel Vilar ha aparecido uno de esos pequeños astros que, con una opera prima, dejan entrever el estremecedor potencial que tienen. Desde luego, un servidor ya está deseando hincarle el diente a su siguiente novela.

Reseña publicada en Scifiworld.

By David Mateo with 2 comments

2 comentarios:

¿Qué puedo decir a esto? Nada. Una crítica como esta no es remunerable en birras ;-)
Nada, David, que aquí estamos para meterle caña al género y que se entere todo el mundo de que la fantasía está que se sale.

La verdad es que no hace falta que digas nada, tío. Lo hice por gusto (y porque me he propuesto actualizar el blog más amenudo), así que yo encantado de la vida después de leer un libro tan bueno.

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