Película de polis talluditos, que van de sobrados por la vida, se follan a las tías más buenas y no dudan ni dos segundos a la hora de apretar el gatillo, lo cual conlleva el inevitable desgaste de escrúpulos. Robert De Niro hace del Turco, un poli bastante básico, inexpresivo y burrote. Al Pacino de Rooster, su contrapartida, más extrovertido y sociable, aunque a mí, personalmente, me da la sensación de que sobreactúa, algo que ya me pasó en «88 minutos» (película que también es del director Jon Avnet, el de «Íntimo y personal», «La guerra» y «Tomates verdes fritos»).
Carla Gugino, que está igual de potente que en «Rise» o «Sin City» (¡¡al loro, Juanmi!!), se pasea por el film haciendo de forense y poniéndole la entrepierna a De Niro para que descargue ansiedad. Luego se dejan caer un par de actores más, pero acaban eclipsados por Robert y Al. La verdad es que es una película hecha para ambos: dos polis al final de su carrera y dos actores que peinan canas y muestran más de una arruga. Personalmente, me quedo con De Niro (y porque su personaje parece bordado para él), pero lejos están ya los tiempos de «Heat» en los que se explotaba la química interpretativa que existía entre ambos.
La película se deja ver, pero no nos engañemos, es predecible de cojones, más que nada porque salen los dos protagonistas, la Gugino y el resto son secundarios o víctimas que ni de coña van a ser los asesinos. La historia comienza con el Turco declarándose inocente de una serie de asesinatos en los que las víctimas son maleantes y la basura de la ciudad y, acto seguido, se produce el consabido flashback y nos damos cuenta de que el pasado de De Niro tiene ciertos momentos oscuros, sobre todo cuando deposita pruebas incriminatorias en la casa de un asesino y violador de niños para que acabe entre rejas. Por supuesto, Rooster, su compañero de toda la vida, está presente durante la jugada y lo cubre ante sus superiores.
Meses más tarde comenzará una batida de criminales por toda la ciudad, la mayoría de ellos relacionados con los casos del Turco y Rooster. Las cosas se complican un poco más cuando Turco pierde los nervios durante una redada antidroga y le propina una paliza a un camello de barrio. La peli se me hizo un pelín larga, sobre todo porque al final acabé un poco cansado de los ademanes excesivos de Pacino. Pero pese a todo, «Asesinato justo» mejora «88 minutos» y gracias a los dos buenos actores que ceden sus rostros a los protagonistas, llega a convertirse en entretenidilla. Probablemente, si Pacino y De Niro no hubieran estado ahí, hubiese sido bastante mediocre.
En resumidas cuentas, peli para pasar la tarde de domingo en el cine (si eres aficionado a ir al cine) y poco más. La semana que viene la de los Cohen.
Carla Gugino, que está igual de potente que en «Rise» o «Sin City» (¡¡al loro, Juanmi!!), se pasea por el film haciendo de forense y poniéndole la entrepierna a De Niro para que descargue ansiedad. Luego se dejan caer un par de actores más, pero acaban eclipsados por Robert y Al. La verdad es que es una película hecha para ambos: dos polis al final de su carrera y dos actores que peinan canas y muestran más de una arruga. Personalmente, me quedo con De Niro (y porque su personaje parece bordado para él), pero lejos están ya los tiempos de «Heat» en los que se explotaba la química interpretativa que existía entre ambos.
La película se deja ver, pero no nos engañemos, es predecible de cojones, más que nada porque salen los dos protagonistas, la Gugino y el resto son secundarios o víctimas que ni de coña van a ser los asesinos. La historia comienza con el Turco declarándose inocente de una serie de asesinatos en los que las víctimas son maleantes y la basura de la ciudad y, acto seguido, se produce el consabido flashback y nos damos cuenta de que el pasado de De Niro tiene ciertos momentos oscuros, sobre todo cuando deposita pruebas incriminatorias en la casa de un asesino y violador de niños para que acabe entre rejas. Por supuesto, Rooster, su compañero de toda la vida, está presente durante la jugada y lo cubre ante sus superiores.
Meses más tarde comenzará una batida de criminales por toda la ciudad, la mayoría de ellos relacionados con los casos del Turco y Rooster. Las cosas se complican un poco más cuando Turco pierde los nervios durante una redada antidroga y le propina una paliza a un camello de barrio. La peli se me hizo un pelín larga, sobre todo porque al final acabé un poco cansado de los ademanes excesivos de Pacino. Pero pese a todo, «Asesinato justo» mejora «88 minutos» y gracias a los dos buenos actores que ceden sus rostros a los protagonistas, llega a convertirse en entretenidilla. Probablemente, si Pacino y De Niro no hubieran estado ahí, hubiese sido bastante mediocre.
En resumidas cuentas, peli para pasar la tarde de domingo en el cine (si eres aficionado a ir al cine) y poco más. La semana que viene la de los Cohen.
¡¡Que tiempos aquellos de Sin City en los que la Guguino enseñaba cacho!!
En Asesinato justo folla mucho, pero muestra poco. Una pena.
En Asesinato justo folla mucho, pero muestra poco. Una pena.
2 comentarios:
Probablemente 88 minutos sea la película más necia e irrespetuosa con la inteligencia del espectador que he visto en muchos años. Así que si esta sigue por los mismos derroteros...
JM
Ufff... no la veas, JM. La peli se sostiene por los dos actores principales, incluso resulta entretenida. Eso sí, a los diez minutos ya sabes quién es el malo o la mala.
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