Hoy es un día muy especial para mí, voy a poner en marcha el primer taller permanente para chavales, es decir, trabajar con un grupo específico de chicos y chicas de entre 11 y 12 años que les gustas leer y escribir. Mi intención es asimilar sus capacidades como materia prima y manipularla como caldo de cultivo de una generación de futuros lectores y escritores. Pulir sus técnicas, fomentar la capacidad cognitiva de asimilación de textos, desarrollar su habilidad interpretativa, potenciar su afición lectora… ¡¡la verdad es que es una tarea complicada pero apasionante a la vez!! Supongo que la mayor parte serán rostros conocidos, que se apuntan al taller porque se lo pasaron bien en el Colegio Avelí Corma, de Moncofa. Lo cual hará aún más agradable la interacción entre alumnos y animador. Aun así, estoy algo nervioso porque me siento como un cirujano que está a punto de intervenir sobre la columna vertebral de un paciente. Es decir, manipular los engranajes motores que ponen en funcionamiento la curiosidad, la capacidad de comprensión o el desarrollo lingüístico personal de un individuo sólo puede compararse a la capacidad de un alquimista a la hora de manipular la materia, siendo el intelecto humano un don aún más bello y poderoso que la esencia de cualquier metal. De ahí que me sienta como el cirujano jefe de cualquier hospital a punto de iniciar la intervención más importante de su vida.
En fín, que tengo muchas ideas rondando por la cabeza, ya que mi visión del mundo de la literatura y la capacidad de explorar nuevas formas de expresión y aprendizaje siempre se han destilado a partir del juego y de la diversión con los alumnos.
Va a ser un año largo y vertiginoso en el que los límites de lo que es trabajo, placer y diversión se van a confundir gratamente. Espero que ellos estén tan emocionados como yo. Al fin y al cabo no soy más que un modesto escritor a punto de imbuirse en el gratificante oficio de explicar lo que es ser escritor a otros escritores en ciernes, y eso creo que es la faena más gratificante que un narrador puede hacer en su vida.
Estoy seguro que entre los chavales que hoy acudan al taller habrá alguno con una capacidad potencial superior a la mía. Si algún día, por casualidad, llegara a constatar que uno de mis alumnos ha conseguido un galardón literario, me sentiría plenamente satisfecho y las sensaciones que pasarían por mi cabeza serían las equivalentes a las de un padre por su hijo.
En fín, que os iré contando como van las cosas (por si a alguien tiene curiosidad por seguir esta apasionante experiencia)… ¡¡deseadme suerte con las fieras!!
Y mientras transcurren los días junto a los talleres, la nueva novela toma forma en mi mente y los personajes se vuelven más reales y poderosos. Así las páginas se suceden en mi procesador de texto y eso conlleva que nuevas canciones se aupen a los escalafones que antaño estuvieron ocupados por los personajes de Noches de sal. Sitges, la noche, una playa y una guitarra que rasga el silencio de las estrellas con un sonido amargo y legendario...
En fín, que tengo muchas ideas rondando por la cabeza, ya que mi visión del mundo de la literatura y la capacidad de explorar nuevas formas de expresión y aprendizaje siempre se han destilado a partir del juego y de la diversión con los alumnos.
Va a ser un año largo y vertiginoso en el que los límites de lo que es trabajo, placer y diversión se van a confundir gratamente. Espero que ellos estén tan emocionados como yo. Al fin y al cabo no soy más que un modesto escritor a punto de imbuirse en el gratificante oficio de explicar lo que es ser escritor a otros escritores en ciernes, y eso creo que es la faena más gratificante que un narrador puede hacer en su vida.
Estoy seguro que entre los chavales que hoy acudan al taller habrá alguno con una capacidad potencial superior a la mía. Si algún día, por casualidad, llegara a constatar que uno de mis alumnos ha conseguido un galardón literario, me sentiría plenamente satisfecho y las sensaciones que pasarían por mi cabeza serían las equivalentes a las de un padre por su hijo.
En fín, que os iré contando como van las cosas (por si a alguien tiene curiosidad por seguir esta apasionante experiencia)… ¡¡deseadme suerte con las fieras!!
Y mientras transcurren los días junto a los talleres, la nueva novela toma forma en mi mente y los personajes se vuelven más reales y poderosos. Así las páginas se suceden en mi procesador de texto y eso conlleva que nuevas canciones se aupen a los escalafones que antaño estuvieron ocupados por los personajes de Noches de sal. Sitges, la noche, una playa y una guitarra que rasga el silencio de las estrellas con un sonido amargo y legendario...
5 comentarios:
Si les gusta leer y escribir es que no son fieras, en todo caso cachorrillos juguetones :))
Mucha mierda, David, que la envidia me corroe.
Ánimo, David, y felicidades por esta oportunidad de poder motivar, inspirar, disfrutar con los peques.
Hace tiempo que no hablamos y tengo ganas de hacer realidad de una vez ese prometido intercambio de libros dedicados. Deberíamos ponernos de acuerdo. En unos días tendré en mis manos mi nuevo libro, que, precisamente, está muy relacionado con el mundo en el que estás inmerso ahora, según este artículo.
Un fuerte abrazo.
La verdad es que hay momentos en los que uno se siente un privilegiado por escribir y ganarse la vida con la literatura. Seré un pequeño y modesto autor, pero hoy por hoy puedo decir que gran parte de mi vida depende del mundo de los libros. Y, más allá del estipendio económico, prevalece la plenitud de ser escritor que da una parte de sí a unos chavales que tienen ganas de crear. A ver si en breve puedo redactar una entrada del taller permanente, porque ha habido un par de anécdotas chulas.
Por cierto, José Angel, me interesa ese libro juvenil, por supuesto, y más estado en el meollo de los talleres literarios.
Sembrando para el futuro, creo que no hay labor más grata y edificante.
Ya sabes que el trabajar es salud, por eso se le recomienda hacerlo a los que padecen alguna enfermedad...
Publicar un comentario