miércoles, octubre 1

Inspiración

Hay un brote que surge de lo más profundo del subconsciente. Un cuchillo que nace de la nada y rasga todas las funciones sinápticas del cerebro. Una cerrazón que ensombrece el resto del mundo… y te empapa, y te embelesa, y te arrastra y te zarandea, y te hace soñar despierto y te susurra palabras al oído. Irrumpe en el momento más inesperado, cuando divagas sobre el futuro y, por alguna esquizofrénica razón, no acabas de ver las cosas claras. En ese momento se borran las ansias de publicar, las ansias de dar con el enclave perfecto que te haga millonario, se borra la ansiedad escénica de poner un libro en manos de los editores y el temor de no haber estado a la altura de las circunstancias después de un duro año de trabajo. Todo eso no importa. ¿Sabéis por qué? Porque todo queda sepultado por la ansiedad de un nuevo amanecer. Porque el escritor, el buen escritor, siempre está sujeto a una máxima: la inspiración. Y cuando ésta toca a tu puerta, poco importa que seas bueno o malo, que seas el más grande de España o el anónimo que se va escondiendo debajo de las piedras. La inspiración es una cadena que te ata y te deja sin aliento, y no contenta con ello te arrastra y te hace olvidar el resto del mundo. La inspiración es el alimento primario del escritor, el impulso que te hace abrir diez ventanas en el Word y llenar la cama de folios en blanco en los que garabateas mil nombres y mil lugares, y mil escenas que jamás llegarán a formarse en la novela pero quedarán ahí, para ti, lo que el viento al final no se llevó.
La inspiración es una magia especial que sólo conocemos aquellos que creamos y que pende sobre nuestras cabezas día tras día. Maldita cuando nos da la espalda y gloriosa cuando cae como un pozal de agua y te empapa de la cabeza a los pies.
Mi cama, ahora, vuelve a estar llena de papeles, esquemas y nombres de personajes. Me siento vivo porque discierno escenas futuras que no veo el momento de escribir. Escucho diálogos que llegarán a plasmarse en el papel. Oigo besos que traerán nuevos amores y siento escalofríos al andar por oscuras vaguedades que ahora siembran mi cerebro. Y sé que todo ese tinglado de imágenes y diálogos algún día formará parte de un todo y ese es el impulso primario que me lleva a quemarme las pestañas delante de la pantalla.
Es inspiración, bendita inspiración que todo lo puede y cierra cualquier herida.
Hoy se extiende ante mí el sendero que pululará por nuevos valles y nuevas montañas. El viejo rey ha muerto, ya no tiene cabida en mi cabeza hasta que se le rinda el último y más bello homenaje, el de la publicación. Mientras tanto sólo hay cabida para el príncipe zozobrante que sube a un nuevo barco y se adentra en el horizonte, buscando una aurora inalcanzable, siguiendo el zumbido del viento y abriendo cada poro de su cuerpo a un asalto de sensaciones que le hacen sentir más vivo, más vigoroso que cualquier otro ser en el mundo.
Algo así debe ser la inspiración. A mí me asaltó el sábado, a traición y sin esperarla, y ya no puedo quitármela de encima. Sé que suena a locura, pero bendita locura aquella que sacude a los escritores hasta encumbrarlos a la cima del paroxismo. Y puede que el resto del mundo se vuelva un poco más insustancial, que el Universo se eclipse alrededor del hervidero que bulle en tu mente, pero… ¿qué más da? Es la hija de la inspiración, la semilla de un brote perezoso y maravilloso que creará un árbol tupido, es la idea, la imagen, el pensamiento, la fantasía, el sueño con tintes de realidad. Es tu nuevo libro, tu nueva esperanza, y una vez más hay que darle las gracias a la señora Inspiración por haberse molestado en llamar a la puerta.
¡¡Gracias!!

By David Mateo with 10 comments

10 comentarios:

Tienes Razón en lo de la inspiración soy diseñador grafico y hay veces que las cosas se te ocurren en los momentos menos esperados, necestias hacer una portada un dibujo lo que sea y hay veces qu etiras de oficio y siges los patrones y sacas algo, pero lo realmente bueno sale cuando menos te lo esperas.
En el tema de la escritura es igual, hay veces que escribes por escribir pero sin un camino claro y hay otras que te llega la historia de principio a fin sin ningun problema, esos momentos hay que aprovecharlos.

pues a mi no me viene a ver. Será porque siempre estoy trabajando y no precisamente en ella.

Es que la inspiración es una chica celosa y si flirteas con otras mujeruelas no va a ir a visitarte.
Dña. Inspiración reclama atención máxima.

y cuando más la buscas, menos la encuentras, es como una ley que siempre se cumple.

Hermosa reflexión. Debo confesar que yo también me he visto seducido por tan misteriosa dama.

Yo apenas he escrito algún relatillo corto o muy corto. Pero hubo una vez que esa dama me visito a las tres y media de la mañana, me obligó a levantarme de la cama, encender el ordenador y escribir un par de páginas en word. Su visita fue fugaz, y me abandonó precipitadamente. El relato quedó durmiendo el sueño de los justos.

Ah, pero al menos tuve el placer de vislumbrar entre sombras la atracción ineludible de la dama.

A mi la musa me visita poco (y casi mejor).
En general, las historias salen de historias cronificadas en el coco. Se van depurando con el paso de los lustros...
Ahora bien, una noche, tras darle al coco buscando como resolver un problema formal, dí con ello. Estuve toda la noche sin pegar ojo, sin poder dejar de pensar esto y aquello. Luego tres meses escribiendo a chorro para dar forma.

Es lo que tiene esta dama, que es tan bella y deseada como huidiza.
Hay que tratarla bien, amigo Alfredo :-)

Qué bien lo explicas... A mí la inspiración me arrastra a un mundo paralelo, donde se va formando una historia, a veces durante muuuucho tiempo. Es como una puente hacia otras vidas, que se va tejiendo a cada paso.

Bueno... en ese caso, la inspiración también tiene algo de liberación. Aunque yo siempre he tenido la percepción de que es una buena dosis de droga en vena, te deja alucinado durante unos minutos y, de golpe, a trabajar a destajo.

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