¡¡Vamos con los libros de esta semana!! Y en esta ocasión, dos de ellos muy especiales. Justo los que van al final. Comenzamos con Terry Pratchett:
Los Pequeños Hombres Libres / The Wee Free Men
Aurtor: Terry Pratchett
Ed. Almuzara-Toro Mítico
Ed. Almuzara-Toro Mítico
Armada con tan solo una sartén y su sentido común, Tiffany Dolorido, una joven aspirante a bruja, es lo único que se interpone entre los monstruos del País de las Hadas y la cálida y verde tierra de la Caliza, su hogar. Obligada a entrar en los dominios feéricos para rescatar a su hermano secuestrado, Tiffany se une a los Nac Mac Feegle locales (también llamados pequeños hombres libres), un clan de hombrecillos azules de quince centímetros de altura que roban ovejas, blanden espadas y son tan feroces como divertidos. Juntos lucharán en un territorio espeluznante y siempre en movimiento, se enfrentarán a brutales hadas voladoras, seres tejedores de sueños y perros sombríos (unos canes negros con ojos de fuego y dientes como cuchillas), antes de llegar hasta la Reina de los Elfos, la soberana absoluta de un mundo en el que la realidad se mezcla con las pesadillas. En el momento decisivo, Tiffany tendrá que enfrentarse sola a su cruel poder...
Nadie mejor que las palabras de mi buen amigo gaditano para explicar lo que es «El anillo del agua»: Los personajes de este libro que (espero) han leído ustedes estos días pasados son reales: ni siquiera he recurrido al truco de cambiar sus nombres o alterar sus andanzas. Fueron gente muy importante durante un periodo muy importante para mí, amigos que me marcaron y a los que sin duda también marqué, y a quienes por desgracia ya no veo ni frecuento con la asiduidad de antes. Nos ha separado la vida. Creo que en El anillo en el agua pueden haber encontrado mi media docena de lectores muchas claves de mi forma de escribir, de mi manera de entender la literatura, y quizá a a partir de ahora puedan compartir mi desazón cuando, al calificarme, se me tilda de "escritor de ciencia ficción" o "escritor de fantástico", cuando mis raíces no vienen de ahí. O no vienen sólo de ahí, justo es considerarlo. Cuando el handicap que se achaca a lo que escribo es que está bien escrito (sí, en esas andamos), y cuando cualquier intento de hacer prosa sonora se resuelve con "tiene un estilo barroco", yo siempre me remito a la memoria de estos años. Aunque mis escarceos con la poesía siempre fueron escasos, justo es reconocer que aprendí mucho de mis amigos los poetas, esa cosa inefable llamada la música de las palabras.
Nos encontramos ante una de esas joyitas que habla de literatura, de tebeos (sí, de tebeos y no de cómics), del cine ese que ya no se hace y que tanto ama Rafa; nos encontramos ante un libro lleno de experiencias, vicisitudes y logros. Nos encontramos ante un libro de personas y personajes, ante una biografía que nos empuja a oler la vida con sonidos y pinceladas de otros tiempos más lentos, más coloridos, menos estresantes. Servidor tuvo la oportunidad de leer bastantes fragmentos de esta obra el verano pasado, cuando Rafa la colgó en su web, y os puedo asegurar que disfruté como un cosaco. «El anillo del agua» habla de un poeta incomprendido enamorado de cosas que jamás llegará a comprender el mundo, de un ser entrañable (lo sé, lo conozco) lleno de incertidumbres e inquietudes. «El anillo del agua» es el resumen de una vida digna de conocer y repleta de pasajes extraordinarios. No lo dejéis pasar. Si sentís una mínima afinidad por ese mundillo añejo y lleno de recursos creativos… este es vuestro libro.
¡¡Rafa, consígueme uno, que aquí no llega!!
En el siglo IV, Roma, el poderoso Imperio que había sojuzgado el mundo, sólo era una sombra de sí mismo. El último velo de los antiguos misterios estaba a punto de ser desgarrado por la furia de los hombres. En aquel tiempo de crisis, cuando el cristianismo y el mitraismo se enfrentaban por conseguir el poder en la tierra y en el cielo, surgió un joven idealista, un filósofo neoplatónico, un estadista, un guerrero, un soñador: Flavio Claudio Juliano, quien, como el mitológico Atlas, intentó levantar sobre sus hombros el mundo conocido y devolver a la Humanidad la perdida Edad de Oro. Quiso cambiar el signo de los tiempos y detener la Rueda de Cronos, la que arrastraba inexorablemente la civilización hacía el abismo de la Edad Media. En esta epopeya la historia se funde con el mito, y la magia y las ciencias perdidas cobran protagonismo. Seguiremos a las legiones romanas por las frondosas tierras de la Galia y las áridas extensiones de Persia. Nos adentraremos en los secretos que guardan en su interior las montañas de los Pirineos, y nuestros sentidos descubrirán la luz y la oscuridad que envolvían a las ciudades de Pérgamo y Alejandría. El alma de cada uno de nosotros podrá vislumbrar el perfume de lo que fue, y el sueño de lo que será, evocando la constante batalla del Hombre contra el Destino, vislumbrando El Ocaso del Sol Invicto y, quizá, su resurgimiento.
Hay libros que, aunque no los has escrito, perfectamente podrían ser tuyos (y que no se me enfaden los autores, por favor). ¿Por qué? Porque los amas desde el mismo momento en que has oído hablar de ellos. Este libro ha llevado una vida digna de ser relatada en otra novela. Ha pasado por varias manos y no se ha publicado antes simple y llanamente por alternar historia con fantasía. Puedo aseguraros que ha recibido buenos elogios de grandes editoriales, me consta de buena tinta. Quedó finalista del Premio Planeta y nos hizo sufrir mucho. Todavía recuerdo la tarde de la edición anterior del Planeta, cuando mi madre me dijo que Tele 5 estaba dando la noticia de que entre los finalistas había una novela sobre Juliano y que si ese no era el libro de mis amigos. Que subidón (aquí, aquí y aquí). Al final, «El ocaso del Sol Invicto» título original de la obra (que todavía no entiendo muy bien por qué ha sido alterado ya que era un título grandioso) no se llevó el gato al agua y se produjo la negociación con diversas editoriales.
¡Cuántas veces he hablado de este libro con mi amigo José Miguel Cuesta ante la mesa de un chino! ¡Cuántas anécdotas me ha contado sobre Juliano y la lucha que mantuvo contra el cristianismo! Os aseguro que si la mitad de esas anécdotas figuran en este libro, vale mucho la pena. Pues sí, no lo voy a ocultar, tengo muchísimo cariño por esta novela y, desde el mismo momento en que la recibí en casa, pasó a formar parte de un lugar destacado y especial de mi biblioteca, como todas las obras de estos dos geniales autores. Ahora espero que vosotros lo recibáis con el mismo cariño que un servidor. Dadle la oportunidad, creo que no os defraudará.
El anillo en el agua
Autor: Rafael Marín
Editado por el Servicio de Publicaciones de la Diputación de Cádiz
Autor: Rafael Marín
Editado por el Servicio de Publicaciones de la Diputación de Cádiz
Nadie mejor que las palabras de mi buen amigo gaditano para explicar lo que es «El anillo del agua»: Los personajes de este libro que (espero) han leído ustedes estos días pasados son reales: ni siquiera he recurrido al truco de cambiar sus nombres o alterar sus andanzas. Fueron gente muy importante durante un periodo muy importante para mí, amigos que me marcaron y a los que sin duda también marqué, y a quienes por desgracia ya no veo ni frecuento con la asiduidad de antes. Nos ha separado la vida. Creo que en El anillo en el agua pueden haber encontrado mi media docena de lectores muchas claves de mi forma de escribir, de mi manera de entender la literatura, y quizá a a partir de ahora puedan compartir mi desazón cuando, al calificarme, se me tilda de "escritor de ciencia ficción" o "escritor de fantástico", cuando mis raíces no vienen de ahí. O no vienen sólo de ahí, justo es considerarlo. Cuando el handicap que se achaca a lo que escribo es que está bien escrito (sí, en esas andamos), y cuando cualquier intento de hacer prosa sonora se resuelve con "tiene un estilo barroco", yo siempre me remito a la memoria de estos años. Aunque mis escarceos con la poesía siempre fueron escasos, justo es reconocer que aprendí mucho de mis amigos los poetas, esa cosa inefable llamada la música de las palabras.
Nos encontramos ante una de esas joyitas que habla de literatura, de tebeos (sí, de tebeos y no de cómics), del cine ese que ya no se hace y que tanto ama Rafa; nos encontramos ante un libro lleno de experiencias, vicisitudes y logros. Nos encontramos ante un libro de personas y personajes, ante una biografía que nos empuja a oler la vida con sonidos y pinceladas de otros tiempos más lentos, más coloridos, menos estresantes. Servidor tuvo la oportunidad de leer bastantes fragmentos de esta obra el verano pasado, cuando Rafa la colgó en su web, y os puedo asegurar que disfruté como un cosaco. «El anillo del agua» habla de un poeta incomprendido enamorado de cosas que jamás llegará a comprender el mundo, de un ser entrañable (lo sé, lo conozco) lleno de incertidumbres e inquietudes. «El anillo del agua» es el resumen de una vida digna de conocer y repleta de pasajes extraordinarios. No lo dejéis pasar. Si sentís una mínima afinidad por ese mundillo añejo y lleno de recursos creativos… este es vuestro libro.
¡¡Rafa, consígueme uno, que aquí no llega!!
En el siglo IV, Roma, el poderoso Imperio que había sojuzgado el mundo, sólo era una sombra de sí mismo. El último velo de los antiguos misterios estaba a punto de ser desgarrado por la furia de los hombres. En aquel tiempo de crisis, cuando el cristianismo y el mitraismo se enfrentaban por conseguir el poder en la tierra y en el cielo, surgió un joven idealista, un filósofo neoplatónico, un estadista, un guerrero, un soñador: Flavio Claudio Juliano, quien, como el mitológico Atlas, intentó levantar sobre sus hombros el mundo conocido y devolver a la Humanidad la perdida Edad de Oro. Quiso cambiar el signo de los tiempos y detener la Rueda de Cronos, la que arrastraba inexorablemente la civilización hacía el abismo de la Edad Media. En esta epopeya la historia se funde con el mito, y la magia y las ciencias perdidas cobran protagonismo. Seguiremos a las legiones romanas por las frondosas tierras de la Galia y las áridas extensiones de Persia. Nos adentraremos en los secretos que guardan en su interior las montañas de los Pirineos, y nuestros sentidos descubrirán la luz y la oscuridad que envolvían a las ciudades de Pérgamo y Alejandría. El alma de cada uno de nosotros podrá vislumbrar el perfume de lo que fue, y el sueño de lo que será, evocando la constante batalla del Hombre contra el Destino, vislumbrando El Ocaso del Sol Invicto y, quizá, su resurgimiento.
Hay libros que, aunque no los has escrito, perfectamente podrían ser tuyos (y que no se me enfaden los autores, por favor). ¿Por qué? Porque los amas desde el mismo momento en que has oído hablar de ellos. Este libro ha llevado una vida digna de ser relatada en otra novela. Ha pasado por varias manos y no se ha publicado antes simple y llanamente por alternar historia con fantasía. Puedo aseguraros que ha recibido buenos elogios de grandes editoriales, me consta de buena tinta. Quedó finalista del Premio Planeta y nos hizo sufrir mucho. Todavía recuerdo la tarde de la edición anterior del Planeta, cuando mi madre me dijo que Tele 5 estaba dando la noticia de que entre los finalistas había una novela sobre Juliano y que si ese no era el libro de mis amigos. Que subidón (aquí, aquí y aquí). Al final, «El ocaso del Sol Invicto» título original de la obra (que todavía no entiendo muy bien por qué ha sido alterado ya que era un título grandioso) no se llevó el gato al agua y se produjo la negociación con diversas editoriales.
¡Cuántas veces he hablado de este libro con mi amigo José Miguel Cuesta ante la mesa de un chino! ¡Cuántas anécdotas me ha contado sobre Juliano y la lucha que mantuvo contra el cristianismo! Os aseguro que si la mitad de esas anécdotas figuran en este libro, vale mucho la pena. Pues sí, no lo voy a ocultar, tengo muchísimo cariño por esta novela y, desde el mismo momento en que la recibí en casa, pasó a formar parte de un lugar destacado y especial de mi biblioteca, como todas las obras de estos dos geniales autores. Ahora espero que vosotros lo recibáis con el mismo cariño que un servidor. Dadle la oportunidad, creo que no os defraudará.
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